por Eduardo Martínez de la Fe
21 Mayo
2021
del Sitio Web
Tendencias21
Así se ve nuestro planeta
rodeado
de basura espacial.
ESA/ID y Sense / ONiRiXEL
Casi 130 millones de escombros están orbitando la Tierra con
el potencial de chocar entre ellos o de provocar explosiones que
afectarán a los satélites en activo y a las misiones espaciales en
curso.
Hemos puesto en órbita
9.300 toneladas de material espacial y todavía no sabemos cómo
gestionar sus residuos.
En la órbita alrededor de la Tierra permanecen atrapados escombros
procedentes de antiguas misiones espaciales que, fuera de control,
amenazan nuestro futuro en el espacio:
suponen un riesgo
para los satélites en funcionamiento y para las misiones
espaciales en curso...
Desde que la extinta
Unión Soviética situara su primer satélite en órbita hace más de 60
años, la órbita terrestre baja, que se sitúa entre los 200 y los
2.000 Km. sobre la superficie de la Tierra, se ha ido llenando de
escombros metálicos procedentes de las aventuras espaciales humanas.
Desde 1957, se han lanzado 6.050 cohetes al espacio (sin contar los
fallidos) y se han situado en órbita alrededor de 11.370 satélites,
de los que 6.900 están todavía en el espacio, 4.000 de ellos en
funcionamiento.
En total, hemos
depositado en órbita más de 9.300 toneladas de material
espacial...
En la actualidad hay casi
130 millones de objetos considerados escombros
en órbita, de los que 128 millones miden entre 1 milímetro y 1
centímetro.
Otros 900.000 de estos
objetos miden entre 1 y 10 centímetros y 34.000 más son escombros
mayores de 10 centímetros, según
el último balance de la Oficina
de Desechos Espaciales de la ESA en ESOC, Darmstadt, Alemania.
La Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio
Ultraterrestre (UNOOSA)
ha registrado al menos 550 eventos de fragmentación en lo que
llevamos de actividad en el espacio, y considera que esos episodios
son los que han ocasionado la mayor cantidad de desechos espaciales.
Los eventos de
fragmentación se producen cuando una nave o vehículo espacial se
divide y desprende de estructuras de propulsión.
Peligros
asociados
Los escombros espaciales representan una amenaza potencial:
cualquier cosa que
viaje a una velocidad de 56.000 km/h en órbita es peligrosa si
entra en contacto con los muchos satélites que nos conectan en
todo el mundo, ya sea por GPS, datos de teléfonos móviles o
Internet.
Según la Oficina de
Desechos Espaciales de la Agencia Espacial Europea, incluso un
pequeño fragmento de escombro espacial que circunde la Tierra a
40.000 kilómetros por hora podría causar daños catastróficos a un
satélite activo.
"La energía contenida
en una partícula de un centímetro que golpea un satélite a esa
velocidad corresponde aproximadamente a la explosión de una
granada", explica Holger Krag, jefe de la Oficina de Desechos
Espaciales de la Agencia Espacial Europea, en un video sobre la
gestión de desechos espaciales, citado
en un comunicado del Word
Economic Forum.
Las consecuencias de tal
impacto significan fallos en los satélites. Si los objetos son más
grandes, pueden provocar incluso la destrucción de satélites y la
generación de fragmentos, lo que, nuevamente, tiene consecuencias
ambientales, añade Holger.
Señala asimismo que las continuas colisiones de fragmentos que con
toda seguridad se van a producir en las próximas décadas, también
podrían inutilizar ciertas áreas del espacio para los vuelos
espaciales.
Incluso se considera que la presencia de escombros podría
potencialmente interrumpir las actividades de la Estación Espacial
Internacional, que por tres veces casi choca con escombros en 2020,
así como afectar a las próximas misiones a la Luna y a Marte.
En 2009, dos satélites, uno ruso y otro estadounidense, chocaron
sobre Siberia y se rompieron en cientos de pedazos de escombros.
Dos años antes, China destruyó uno de sus satélites meteorológicos
más antiguos como parte de una prueba antisatélite, dejando
alrededor de 2.500 piezas de escombros en la órbita de la Tierra.
Este mismo mes, un gran segmento del cohete chino
Long March-5B, de 18 toneladas,
entró en la atmósfera de la Tierra y
se desintegró sobre el Océano Índico.
Un problema adicional de los escombros espaciales es que la energía
que queda a bordo de un satélite o del cuerpo de un cohete
abandonado, puede provocar explosiones.
El ELSA-d tiene la capacidad de
capturar y eliminar de forma segura
los
desechos espaciales de la órbita.
Crédito: Astroscale.
Limpieza espacial
La Agencia Espacial Europea acaba de lanzar una nave parecida
a una lavadora que se considera la primera misión comercial del
mundo para testar las tecnologías necesarias para limpiar de
escombros la atmósfera terrestre.
La
misión ELSA-d experimentará un
método pionero para capturar y eliminar de forma segura
los desechos espaciales de la órbita
mediante la recuperación magnética.
ELSA-d consta de dos satélites.
El primero es una
nave de servicio diseñada para eliminar de forma segura los
escombros en órbita.
El segundo es un
satélite más pequeño que imita una pieza de basura espacial
durante los vuelos de prueba.
La tecnología se propone
capturar escombros y con ellos a bordo regresar a Tierra y arder al
ingresar al planeta.
La aspiradora se destruye
junto con los escombros.
Junto a esto, se está pensando también en reducir el impacto de la
aventura espacial, diseñando naves que limiten la liberación de
escombros, así como limitar la posibilidad de accidentes que
terminen dejando más residuos en la atmósfera terrestre.
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