por José Manuel Nieves
28
Noviembre 2022
del Sitio Web
ElDiarioDeSantiago
También
AQUÍ...
Primer plano, en imágenes de radio,
de
algunos de los mil filamentos que cuelgan
del
centro de la Vía Láctea.
Rudnick
and collaborators, 2022
Observan,
por primera vez,
filamentos
similares
colgando de
otras galaxias...
En enero de este mismo año, un equipo de astrónomos de la
Universidad de Northwestern, en Illinois, hizo público un extraño
descubrimiento:
más de mil
misteriosos filamentos, de hasta 150 años luz de longitud,
'colgando' del centro de nuestra galaxia.
Tras largos años de
trabajo, los investigadores, dirigidos por
Farhad Zadeh, consiguieron
entonces tomar imágenes del intrigante fenómeno, y en ellas los
filamentos aparecían por pares, o en racimos, uno al lado del otro
como las cuerdas de un arpa.
Algo ciertamente
desconcertante y de difícil explicación...
Farhad Zadeh descubrió
por primera vez esas extrañas estructuras en la década de los
ochenta, y quedó fascinado por ellas. Hoy, cuatro décadas después,
sus estudios empiezan a arrojar luz
sobre el origen del fenómeno.
Ahora, en un nuevo estudio recién aparecido en 'The
Astrophysical Journal Letters', el astrónomo y su equipo
anuncian que, por primera vez, han sido capaces de observar
filamentos similares colgando de otras galaxias.
Y al poder comparar unos
con otros han empezado a sacar conclusiones.
"Sabemos mucho acerca
de los filamentos de nuestro propio Centro Galáctico - dice
Farhad Zadeh - y ahora están empezando a aparecer también en las
galaxias exteriores, como una nueva población de filamentos
extragalácticos.
Los mecanismos
físicos subyacentes para ambas poblaciones de filamentos son
similares a pesar de los diferentes entornos.
Los objetos son parte
de la misma familia, pero los que observamos fuera de la Vía
Láctea son primos lejanos más antiguos, y me refiero a primos
muy lejanos en el tiempo y el espacio".
Utilizando
radiotelescopios para su análisis, Zadeh descubrió que los más de
mil filamentos descubiertos en enero colgando de la Vía Láctea
contienen electrones procedentes de rayos cósmicos que giran a lo
largo de un campo magnético a una velocidad cercana a la de la luz.
Pero a pesar de que el
rompecabezas de la composición de los filamentos no está aún
completo, la gran pregunta pendiente es, cómo se formaron.
Ahora, al descubrir las
mismas estructuras fuera de nuestra propia galaxia, se abren nuevas
posibilidades de resolver el enigma.
Imagen del radiotelescopio MeerKAT
de la
región central de nuestra galaxia,
en la
que se aprecian varios filamentos.
I.
HEYWOOD, SARAO
Los nuevos filamentos residen en el interior de un lejano cúmulo de
galaxias, una maraña concentrada de miles de galaxias individuales
ubicadas a mil millones de años luz de la Tierra.
Algunas de ellas son
radio-galaxias activas, y parecen ser el caldo de cultivo perfecto
para la formación de filamentos magnéticos a gran escala.
Cuando Zadeh los vio por
primera vez, quedó asombrado.
"Después de estudiar
los filamentos en nuestro propio Centro Galáctico durante todos
estos años - asegura el científico - estaba muy emocionado de
ver estas estructuras tremendamente hermosas.
El hecho de que
encontremos estos filamentos en otras partes del Universo nos
dice que 'algo universal' está sucediendo".
Sutiles
diferencias
A pesar de que a simple vista la nueva población de filamentos se
parece a la de nuestra Vía Láctea, existen notables diferencias
entre ellas.
Los filamentos fuera
de la Vía Láctea, por ejemplo, son mucho más grandes, entre 100
y 10.000 veces más largos.
También son mucho más
antiguos, y sus campos magnéticos son más débiles.
La mayoría de ellos,
además, 'cuelgan' de forma extraña, formando un ángulo de 90
grados con los chorros que el agujero negro emite hacia el
espacio.
Por supuesto, también
existen similitudes.
La población recién
descubierta, por ejemplo,
tiene la misma
relación largo-ancho que los filamentos de la Vía Láctea.
Y ambas poblaciones
parecen transportar energía a través de los mismos mecanismos.
Más cerca del chorro
emitido por el
agujero negro, los electrones
tienen más energía, pero la pierden a medida que se desplazan más
abajo a lo largo del filamento.
Aunque el chorro del
agujero negro podría proporcionar las partículas semilla
necesarias para crear un filamento, algo desconocido debe estar
acelerando estas partículas a lo largo de longitudes asombrosas.
"Algunos de ellos -
dice Zadeh - tienen una longitud asombrosa, de hasta 200
kiloparsecs (652.313 años luz).
Eso es unas cuatro o
cinco veces más grande que el tamaño de toda nuestra Vía Láctea.
Lo notable es que sus electrones permanecen juntos, incluso en
una escala tan larga.
Si un electrón
viajara a la velocidad de la luz a lo largo del filamento
tardaría 700.000 años en recorrerlo. Y no viajan a la velocidad
de la luz".
Dos hipótesis
viables
En su nuevo estudio, Zadeh y sus colaboradores plantean dos
posibles hipótesis sobre el origen de los filamentos.
Por un lado, podrían ser
una simple interacción entre el viento galáctico y un obstáculo,
como una nube de gas y polvo.
A medida que el viento
envuelve el obstáculo, crea una cola similar a la de un cometa
detrás de él.
"El viento - explica
Zadeh - procede del movimiento de la propia galaxia a medida que
gira.
Es como cuando sacas
la mano por la ventana de un coche en movimiento. No hay viento
fuera, pero sientes el aire moverse.
Cuando la galaxia se
mueve, crea viento que podría estar empujando en los lugares
donde las partículas de rayos cósmicos están bastante dispersas.
Barre el material y
crea una estructura filamentosa".
Las simulaciones, sin
embargo, sugieren una segunda posibilidad.
Cuando los
investigadores simularon un medio activo y turbulento,
aparecieron largas estructuras filamentosas.
A medida que las
radio-galaxias se mueven, explica Zadeh, la gravedad puede
afectar el medio y agitarlo, de forma que en algunos puntos se
forman remolinos giratorios.
El débil campo
magnético de la galaxia rodea los remolinos, y al hacerlo puede
estirarse, plegarse y amplificarse, convirtiéndose así en
filamentos alargados con un fuerte campo magnético.
Aunque quedan aún muchas
dudas por resolver, Zadeh aún se maravilla ante estas extrañas
estructuras.
"Todos estos
filamentos fuera de nuestra galaxia son muy antiguos - afirma.
Son de una era
diferente de nuestro Universo y, sin embargo, señalan a los
habitantes de la Vía Láctea que existe un origen común para su
formación.
Creo que esto es algo
notable".
|