por Geoff Brumfiel
Revista Nature
15 Junio 2011
del sitio Web
ScientificAmerican
traducción de
Adela Kaufmann
Versión
original
La nave espacial encontró con inesperada calma en el límite de
la burbuja del Sol. |
A diecisiete mil quinientos millones de kilómetros de la Tierra, la
sonda más distante de la humanidad parece estar en el borde del
espacio interestelar. La
nave espacial Voyager 1 está en el límite
de la "arco
de choque", donde las partículas que fluyen del Sol chocan
con los gases de la galaxia.
Contrariamente a las expectativas de los científicos sobre un borde
afilado, violento, el límite parece ser un lugar tibio, donde el
viento solar se mezcla con partículas extrasolares.
"Estamos en esta región mixta donde que el Sol todavía tiene alguna
influencia", dice Stamatios Krimigis, un físico del Laboratorio de
Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Laurel, Maryland.
"Ciertamente no es lo que habíamos pensado."
El nuevo estudio, publicado por Krimigis y sus colegas esta semana
en la revista Nature, es el último de muchos durante el largo viaje
de la nave.
Lanzado en 1977, la Voyager 1 fotografió volcanes activos en
la Luna
Io, en su camino más allá de Júpiter en 1979. Al año siguiente, se
confirmó la existencia de tres nuevas lunas orbitando Saturno.
En una de sus últimas fotografías, transmitidas en 1990, la Tierra
aparece como una mancha granulosa bañada por los rayos arco iris del
sol.
Cruzando lo desconocido
Desde entonces, los científicos de la NASA han cerrado seis de sus
diez instrumentos, y que está tan lejos que las transmisiones de
ahora toman más de 16 horas para llegar a la Tierra.
Pero el trabajo de la Voyager continúa. Ahora está viajando fuera de
la heliosfera, la burbuja de espacio ocupado por el viento solar.
A finales de 2004, la Voyager 1 cruzó el "choque de terminación",
la frontera más allá, en la cual la influencia del viento solar,
empieza a disiparse. Y este año, los investigadores estaban
esperando encontrarse con otra frontera - una en la que el viento
solar cambia bruscamente de dirección, señalando el comienzo del
espacio interestelar.
En cambio, dice Krimigis, las mediciones de partículas cargadas de
baja energía muestran que el viento solar gradualmente se ha sido
reduciendo a cero y está mezclándose con gases interestelares.
Las teorías para predecir este ambiente mixto, y Krimigis dice que
pudiera ser posible que esto es, de hecho, cómo es el espacio
interestelar.
"Pudiéramos haber cruzado y no lo sabemos, porque nadie tiene un
modelo que describa lo que estamos viendo", dice.
El sonido de lejanos gases interestelares pudiera parecer
intrascendente para aquellos que estamos más cerca del Sol, pero los
detalles no son importantes, dice el científico Ed Stone, jefe de la Voyager, en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena.
El Sol está actualmente volando a través de los restos de varias
supernovas cercanas.
Corrientes de partículas y campos magnéticos producidos por nuestra
estrella nos están protegiendo de parte de la radiación interestelar
de las explosiones, dice.
"El tamaño de esta burbuja es importante."
La Voyager debe ser capaz de proporcionar más respuestas en los
próximos años.
La planta de plutonio de la nave espacial le permitirá operar sin
problemas hasta al menos 2020, y,
"Seguiremos tomando datos", dice Krimigis.
Incluso después de que su señal se desvanezca, el viaje de la nave
continuará, deberá pasar por la
constelación Camelopardalis en unos
40.000 años.
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