Este sistema consta de un par de galaxias, denominadas IC 694 y NGC 3690, que pasaron cerca hace unos 700 millones de años. Como resultado de esta interacción, el sistema experimentó un feroz estallido de formación estelar. En los últimos quince años, más o menos, han estallado seis supernovas en los confines de la galaxia, lo que convierte a este sistema
en una distinguida fábrica de supernovas.
Astrónomos de la Universidad de Texas y de la Universidad de Arizona han descubierto un agujero negro de rápido crecimiento en una de las galaxias más extremas conocidas del Universo primitivo.
El descubrimiento de la galaxia y del agujero negro en su centro proporciona nuevas pistas sobre la formación de los primeros agujeros negros supermasivos.
El nuevo trabajo (ALMA confirmation of an obscured hyperluminous radio-loud AGN at z = 6.853 associated with a dusty starburst in the 1.5 deg2 COSMOS field) se publica en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (MNRAS).
Utilizando observaciones realizadas con el Atacama Large Millimeter Array (ALMA), un radioobservatorio situado en Chile, el equipo determinó que la galaxia, llamada COS-87259, que contiene este nuevo agujero negro supermasivo es muy extrema, formando estrellas a un ritmo 1000 veces superior al de nuestra Vía Láctea y conteniendo más de mil millones de masas solares de polvo interestelar.
La galaxia brilla tanto
por este intenso estallido de formación estelar como por el
creciente agujero negro supermasivo situado en su centro.
Los investigadores
también descubrieron que este agujero negro supermasivo en
crecimiento (denominado a menudo núcleo galáctico activo)
genera un potente chorro de material que se desplaza a una velocidad
cercana a la de la luz a través de la galaxia que lo alberga.
Cómo se formaron estos agujeros negros supermasivos sigue siendo un misterio para los científicos, sobre todo porque varios de estos objetos se han encontrado cuando el Universo era muy joven.
Como la luz de estas
fuentes tarda tanto en llegar hasta nosotros, las vemos tal y como
existían en el pasado; en este caso, solo 750 millones de años
después
del Big Bang, lo que equivale
aproximadamente al 5% de la edad actual del Universo.
Se trata de un hallazgo
totalmente inesperado a partir de datos anteriores.
Estos cuásares son extremadamente raros a distancias similares a la de COS-87259, con solo unas pocas decenas localizados en todo el cielo.
El sorprendente
descubrimiento de COS-87259 y su agujero negro plantea varias
cuestiones sobre la abundancia de agujeros negros supermasivos muy
primitivos, así como sobre los tipos de galaxias en los que suelen
formarse.
Se han encontrado objetos similares en el Universo actual más local, como el Arp 299 que se muestra aquí.
En este sistema, dos
galaxias chocan entre sí generando un intenso estallido estelar, así
como un fuerte oscurecimiento del creciente agujero negro
supermasivo en una de las dos galaxias.
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