por Jesús Díaz del Sitio Web ElConfidencial
La escena dentro del hipercubo que hay dentro del agujero negro
en la película
Interstellar.
Un nuevo estudio afirma que los agujeros negros son superlaberintos con intrincadas estructuras de cuerdas, membranas y habitáculos que almacenan información en múltiples dimensiones...
El gran problema es que esto choca con una ley fundamental de la física:
Esto lleva a una paradoja que Stephen Hawking planteó en 1974 y que lleva décadas sin resolverse.
El nuevo estudio (Maze Topiary in Supergravity) - publicado publicado en el diario científico Journal of High Energy Physics - afirma que lo que llamamos agujeros negros son, en realidad,
Son sistemas extremadamente complejos compuestos de cuerdas y membranas que vibran y se cruzan en once dimensiones, formando un 'superlaberinto' de geometría inimaginable por el ser humano, en el que se puede almacenar y liberar información por el cosmos.
Según esta teoría, el universo no está hecho de partículas puntuales, sino de objetos extendidos que vibran:
El estudio - escrito por Warner junto a los físicos Iosif Bena, Dimitrios Toulikas y Anthony Houppe - describe lo que ocurre cuando se entrecruzan grandes cantidades de esas 'branas'.
El resultado no es una esfera colapsada, sino una
especie de red enredada que forma un espacio interno lleno de
cavidades, túneles y cámaras interconectadas, una visión similar a
lo que Christopher Nolan imaginó en el teseracto de la película 'Interstellar':
En vez de edificios y calles, hay superficies que vibran, se estiran y se curvan al tocarse.
Desde fuera, la ciudad parece una esfera sin luz, el agujero negro, pero dentro hay una estructura real, y esa estructura es capaz de guardar información.
Es el equivalente cósmico de un disco duro que
transforma los datos y los libera poco a poco mientras se evapora.
Según Warner, en este modelo no se pierde nada.
Y esa propagación hace que la información sobreviva al proceso de evaporación.
Pero el modelo del superlaberinto - una extensión del concepto de 'fuzzball' (bola de pelusa) que propuso el físico Samir Mathur - elimina ambas cosas.
Como apunta Scientific America, Mathur fue el pionero en la idea de las bolas de pelusa.
Según él, el equipo ha hecho un trabajo duro.
Una ilustración de un agujero negro. (NASA, ESA, CSA, Ralf Crawford/STScI)
Esa función, bautizada como maze function, define la forma del laberinto.
Y aunque no puede resolverse de forma general,
los autores demuestran que, con las condiciones adecuadas, se puede
encontrar una solución única para cada configuración de branas.
Pero Marolf también advierte en Scientific American que,
Como Juan Maldacena, del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, apunta a la revista, el equipo,
Einstein y el gato Schrödinger, por fin juntos. (Inteligencia artificial/Novaceno)
Si los agujeros negros son en realidad laberintos, entender su estructura puede ser la clave para unir la relatividad de Einstein con la mecánica quántica.
Si eso ocurre, habremos encontrado la salida del
laberinto más complicado al que la humanidad se ha enfrentado.
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