13 Enero 2004
del Sitio Web
Rumormillnews
traducción de
Editorial-Streicher
06 Julio 2012
del Sitio Web
Editorial-Streicher
Versión original en ingles
En directa
continuidad con el
artículo anterior, de John
Kaminski, presentamos en castellano ahora el
texto recién aludido, que apareció en rumormillnews.com hace ocho años y medio.
Firmado por
M-Theory, lo que hace es presentar lo que parece
ser un resumen de una investigación acerca de
nuevos descubrimientos y las consecuentes nuevas
interpretaciones acerca de cruciales temas
bíblicos, que vendrían a revolucionar lo que
hemos estado acostumbrados a oír de parte de los
hermeneutas y exégetas oficiales de las
religiones en Occidente (para no mencionar a los
profesores de religión en los colegios, que
llevan décadas deformando la mente de las masas
y sólo llevando agua para ciertos molinos).
Consideramos de gran
valor la exposición de estas nuevas
interpretaciones que de ninguna manera van fuera
de camino.
Todo lo contrario.
La Identidad Secreta del Bíblico Yahveh
- Revelación Chocante -
13 Enero 2004
En un discurso del 22 de Septiembre de
2002 ante unos visitantes sionistas cristianos, el Primer Ministro
israelí Ariel Sharón afirmó:
"Esta tierra es la nuestra...
Dios nos
dio las escrituras de propiedad..."
Sin embargo, la investigación
académica reciente, incluyendo descubrimientos de un equipo
arqueológico de la Universidad de Tel-Aviv, no sólo desestructura el
bíblico Antiguo Testamento y las historias de la Torá sobre las
cuales descansa esta reclamación, sino que da un crédito antes
impensable a la afirmación de un historiador de la Antigüedad [Flavio
Josefo] de que los israelitas del Éxodo fueron realmente los hicsos,
y por lo tanto de origen asiático.
Para rastrear los fundamentos de esta hoguera bíblica en curso,
debemos retroceder hasta 1999.
Todo el infierno se desató en Israel en Noviembre de aquel año
cuando el catedrático
Ze'ev Herzog de la Universidad de Tel-Aviv
anunció:
"Los israelitas nunca estuvieron en Egipto, no vagaron por
el desierto, no conquistaron la tierra ni la heredaron a las doce
tribus".
Además, el
dios de los israelitas YHWH tenía una consorte,
la diosa Asera.
Su conclusión de que el reino de David y Salomón fue a lo más una
pequeña monarquía tribal, y en el peor de los casos un mito total,
le ha ganado enemigos en el campo de los sistemas tradicionales de
creencia judío y cristiano.
Él afirma:
todas las pruebas demuestran
que los judíos no adoptaron el monoteísmo sino hasta el siglo VII
a.C., una herejía según la tradición bíblica, que lo remonta hasta
Moisés en el monte Sinaí.
La investigación arqueológica de la Universidad de Tel-Aviv en
Megiddo y el examen de la puerta hexagonal allí la datan en el siglo
IX a.C. y no en el décimo como afirmó el investigador de los años
60 Yigael Yadin que la atribuyó a Salomón.
Herzog además declara
que Salomón y David están "completamente ausentes en el registro
arqueológico".
Además, un colega de Herzog, Israel Finkelstein, afirma que los
israelitas no eran nada más que cananeos nómadas que hacían trueques
con los habitantes de las ciudades.
Los estudios del equipo concluyeron que Jerusalén no tuvo ningún
status central hasta 722 a.C. en que fue destruida su rival del
norte, Samaria.
Sin embargo, lo verdaderamente impactante es el descubrimiento de
Herzog de numerosas referencias a Yahweh como teniendo una consorte
en la forma de Asera. Las inscripciones, escritas en hebreo por
escribas judíos oficiales en el siglo VIII a.C., fueron encontradas
en numerosos sitios en toda esa zona.
Para Yahweh, supuestamente el
"dios único", haber tenido una consorte y, de entre todas, a la
diosa Asera, es dinamita de un significado de gran alcance.
La Identidad Secreta de Yahweh
El uso de Yahweh como el nombre de Dios siempre ha alimentado la
especulación y el argumento filosófico.
El nombre YHWH es tomado
como significando "yo soy" o "yo soy quien soy". También está la
intriga de la regla de que su misterioso verdadero nombre no debe
ser pronunciado.
La identificación de la diosa Asera (o Aserat) como su consorte en
alguna parte dentro de la fe judía original conduce a algunas
conclusiones explosivas acerca de la identidad del judeo/cristiano
dios del cosmos, el dios monoteísta con quien estamos tan
familiarizados en la religión occidental.
Pero antes de mirar a Asera y a lo que ella significa para la
identidad de Yahweh, vale la pena echar una mirada a otra diosa,
Astarté (Ashtoreth).
Su significado se hará evidente un poco más
tarde. Referida como una "abominación" en el Libro 1 de Reyes, Astarté (o Astoret) era una deidad importante en los panteones del
Cercano Oriente.
Para los sumerios ella era IN.ANNA (la amada de Anu) y es un
personaje importante en las epopeyas sumerias. Para los asirios y
babilonios ella era Ishtar; Astoret era su nombre para los cananeos;
para los griegos, Afrodita; para los romanos, Venus.
El equivalente
más importante sin embargo es la diosa egipcia Hathor, a quien los
griegos identificaron con Afrodita. Hathor era la esposa de Horus,
el dios de la guerra. Hathor es identificada con el símbolo de la
vaca, y las estatuas de ella en la 26ª Dinastía (572-525 a.C.) en
Egipto de hecho la representan como una vaca.
Asera (cuyo nombre significa "la que anda en el mar"), supuestamente
la consorte del supremo dios El, también era mencionada como
Elat
(la diosa). Según la tradición de Ugarit, cuyas tablillas de arcilla
contienen el más antiguo alfabeto conocido, ella era la consorte de
El, y madre de setenta dioses.
Ella también está asociada con Baal y
se supone que intercedió ante su marido, el dios supremo, en nombre
de Baal, para la construcción de un palacio, a fin de concederle un
status igual al de los otros dioses.
En las tablillas cuneiformes de Ras Shamrah (hacia 1.400 a.C.) el
líder del panteón era
El; su esposa era Aserat-del-mar (Asera).
Después de El, el dios más grande era Baal, hijo de El y Asera.
Curiosamente, la consorte de Baal es su madre, Asera.
En las
tradiciones del Líbano, Baal es equiparado con Júpiter.
Esculturas de Asera en Siria la muestran llevando un peinado egipcio.
Ella también fue aludida más tarde como "la vaca", una referencia a
su gran edad.
Significativamente, Baalat (una importante diosa en Biblos) es
representada en las esculturas como teniendo cuernos de vaca, entre
los cuales hay una aureola. Baalat es de hecho la forma de Asera
cuando ella aparece junto a Baal.
¿Pero qué dice esto sobre la identidad de Yahweh?
La Biblia siempre
ha presentado un cuadro confuso de Yahweh. A la luz de los
descubrimientos y conclusiones de Herzog de que la consorte de
Yahweh era Asera, esto merece un examen más de cerca.
En Éxodo 6:3 dice:
"Y me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob, como
El-Shaddai, pero por mi nombre de Yahveh no me di a conocer".
En la
versión bíblica King James, "YHWH" es traducido como Jehovah.
El uso
de "Dios Omnipotente" es una traducción tradicional de "Shaddai",
que se piensa haber significado "Todopoderoso", pero posiblemente
podría estar vinculado a la palabra-raíz acádica "Shadu", que
significa literalmente "montañas".
Y El-Shaddai es sólo una de las versiones del dios descrito en el
Génesis. El-Shaddai literalmente traducido significa "Dios el de las
montañas", pero también está el nombre El-Olam (Dios el eterno), El-Elyon
(Dios el más alto) y El-Ro'i (Dios de la visión).
La pregunta obvia es ¿por qué YHWH mismo se da a conocer ante los
patriarcas como El-Shaddai?
La respuesta está en las tradiciones
religiosas de Canaán, donde se dice que Abraham vivió durante un
tiempo, y que fueron llevadas allí por los fenicios. (Por su parte,
la raíz de la tradición religiosa fenicia es Sumer).
Dios-el-de-las-montañas tiene un equivalente sumerio.
ISH.KUR, el
hijo más joven de Enlil, significa,
"Dios el de de las montañas
lejanas".
Ishkur también era conocido como Adad o Hadad en hebreo,
el hermano de Nannar/Sin, y era el dios preeminente de Canaán, El-Shaddai.
Según eruditos bíblicos que se concentran en la "Fuente P" para el
Antiguo Testamento, Yahweh como nombre es usado primeramente con
Moisés en el Éxodo, y es indicativo de monolatría (la adoración
exclusiva de uno de muchos dioses) más bien que de monoteísmo.
El
nombre Yahweh también puede ser traducido como "soy quien soy",
literalmente un modo de decir "ocúpate de tus propios asuntos", un
modo de disfrazar su verdadera identidad.
Yahweh no aparece sino
hasta el Éxodo y, extrañamente, el dios Baal está completamente
ausente en el Génesis.
Nota: El-Shaddai todavía es venerado en la fe judía en la forma del
Teffilin, una de las dos pequeñas cajas de cuero en forma de cubo
que contienen textos de la Torá, tradicionalmente para ser llevadas
puestas [en la frente] por varones desde los 13 años. Los Teffilin
son llevados puestos en una manera para representar las letras shin,
daleth y yod, que juntas forman el nombre Shaddai.
En Éxodo 33:2-3 dice:
"Y enviaré un ángel delante de ti; y expulsaré
al cananeo, al amorreo, y al hitita, y al perezeo, al heveo y al
jebuseo: pero yo no iré entre ustedes a esa tierra que fluye leche y
miel; no sea que yo los destruya en el camino, pues ustedes son un
pueblo rebelde".
Este Yahweh es propenso a la violencia y parece despreciar a su
pueblo elegido.
Él es un perfecto equivalente de ISH.KUR (Hadad),
cuya tierra está ocupada por los amorreos y los hititas, y es un
conocido manifestador de violencia y de desprecio hacia sus
adoradores.
La imagen de ISH.KUR, sus características y sus símbolos
corresponden a los de Baal. Él es también anti-babilónico y anti-egipcio,
como Yahweh. Y como el de Yahweh, el verdadero nombre del cananeo
Baal (Hadad) no debe ser pronunciado.
Sobre la base del descubrimiento de Herzog, de las pruebas dentro de
la Biblia misma, de las tradiciones sumerias, fenicias y cananeas,
la siguiente es una conclusión lógica y una solución a la identidad
del dios judío del Antiguo Testamento:
ISH.KUR = Hadad = El-Shaddai
= Baal = Yahweh. (El Baal de los cananeos también era conocido como
Moloc, a quien examinaremos luego).
Esto indica, como lo hace el trabajo de Herzog, que el pueblo judío
evolucionó desde el politeísmo al monoteísmo con la promoción de un
dios que era conocido por una multiplicidad de nombres, hacia un
dios supremo, Yahweh (cuyo verdadero nombre no debe ser pronunciado),
y que ellos adoptaron para este fin no al supremo dios de los
panteones, El, sino a su hijo ISH.KUR, Baal, Hadad, El-Shaddai, una
entidad que estaba en abierta rebelión contra su padre El, y
finalmente ayudado en esta rebelión por su madre y consorte, Asera,
(también conocida como Baalat, Astoret y Elat).
Esta entidad femenina fue posteriormente refundida por las
tradiciones griegas y romanas en Afrodita y Venus, y conocida
anteriormente por los egipcios como Isis.
Una vez que entendemos esto, la etimología del nombre Israel - Is
(Isis o sepulcro), Ra (el principal dios del panteón egipcio) y
El (Señor,
Baal) - tiene un sentido mucho más obvio que la tortuosa derivación
de "Yisrael" de la fe hebrea.
¿Pero qué tiene todo esto que ver con la validez de las "Escrituras
de Propiedad" dadas por Dios a las cuales Ariel Sharón se refiere?
Muy lejos de la conclusión obvia de que el dios que dio por hecho
haber dado la "tierra prometida" a su pueblo elegido era sólo uno de
los dioses de un panteón y no el presunto monoteísta único dios del
cosmos, los descubrimientos de Herzog confirman ciertas teorías que
han estado circulando "por ahí" durante algún tiempo.
Los Hicsos
Como Herzog, el historiador Josefo (c. 37-100 d.C.) negó el relato
de los hebreos mantenidos en cautiverio en Egipto, pero él dio un
drástico paso más adelante sobre los orígenes raciales de los judíos,
que él identificó con
los hicsos.
Él posteriormente afirmó que ellos
no huyeron de Egipto sino que fueron expulsados debido a que ellos
eran leprosos.
Se debe decir que Josefo ha sido vilipendiado a través de las épocas,
por haber sido un colaborador romano, tanto por eruditos judíos como
cristianos, que han sostenido que la datación del éxodo de los "hebreos"
desde Egipto en la Biblia descarta absolutamente su identificación
como hicsos.
Sin embargo, Jan Assmann, un prominente egiptólogo de la Universidad
de Heidelberg, es completamente rotundo en sus escritos en cuanto a
que la historia del Éxodo es una inversión de la expulsión de los
hicsos y además que Moisés era un egipcio.
Igualmente Donald P. Redford, de la Universidad de Toronto, presenta
evidencia contundente de que la expulsión de los hicsos de Egipto
fue invertida para construír la historia del éxodo de los esclavos
hebreos en la Torá y el Antiguo Testamento. Su libro que argumentó
esta teoría, "Egipto, Canaán e Israel en la Antigüedad", fue el
ganador del Premio al Mejor Libro Académico en Arqueología de 1993
de la Sociedad Arqueológica Bíblica.
Hay evidencia irrefutable de que los hicsos, un grupo mezclado
semítico-asiático que se infiltró en el valle del Nilo, se tomó el
poder en el Bajo Egipto en el siglo XVII a.C.. Ellos gobernaron allí
desde 1674 a.C. hasta ser expulsados cuando su capital, Avaris, cayó
ante Ahmosis alrededor de 1567 a.C..
Los hicsos en Egipto adoraron a Set, a quien, como a ISH.KUR, ellos
identificaron como una deidad de la tormenta.
Conforme a la "teoría de la inversión", intelectuales judíos en el
siglo VII a.C. cambiaron la historia desde "expulsados" a "escapados",
y como un posterior insulto a su enemigo, Ahmosis, cambiaron y mal-pronunciaron
su nombre como Moisés, presentándolo como el líder de una rebelión
hebrea. Pero hay también una fuerte probabilidad de dos orígenes
separados del personaje "Moisés" mezclados en uno, lo que abordaré
luego.
El éxito de Ahmosis en 1567 a.C. condujo al establecimiento de la
18a Dinastía en Egipto. Tutmosis III derrocó al faraón travestido
Hatshepsut, y bajo Tutmosis IV las conquistas egipcias se
extendieron más allá del Sinaí hacia Palestina y Siria, y alcanzaron
hasta Babilonia e incluían a Canaán.
Hacia el final de esta expansión, Amenofis III (1380 a.C.) gobernó
un Imperio egipcio cuyas provincias y colonias limitaban con lo que
es ahora conocido como Turquía.
Este Imperio habría
incluido las
regiones en las cuales la mayoría de los hicsos expulsados ahora
vivían.
Amenofis IV ascendió al trono en 1353 a.C. Él introdujo un nuevo
culto monoteísta estableciendo a "Atón" como el dios supremo y luego
él se cambió su nombre a Akenatón.
Casado con la misteriosa
Nefertiti, Akenatón se declaró a sí mismo un dios en la tierra,
intermediario entre el dios único Atón (Ra) y la Humanidad, con su
esposa como su compañera, desplazando efectivamente a Isis y Osiris
en la enéada egipcia.
Declarando a todos los hombres como los hijos de Atón, los
historiadores sospechan que Akenatón planeaba una religión para todo
el Imperio. Él prohibió toda la idolatría, el uso de imágenes para
representar al dios, y prohibió la idea de que había más de un dios
supremo.
Es junto a Akenatón y su padre Amenofis III que encontramos al
segundo Moisés.
Una importante figura durante este período fue confusamente llamada
Amenofis hijo de Hapu. Él fue el Primer Ministro (Visir) de ambos
reyes. Él es generalmente representado como un escriba, agachado y
sosteniendo en sus rodillas un rollo de papiro.
Él más que nadie fue
responsable de autorizar la religión en la cual los antiguos dioses
fueron combinados en un dios viviente, Atón, quien había sido
responsable de la creación de la Tierra y de la Humanidad.
El símbolo de este dios, el disco solar, representaba a Ra, Horus y
los otros dioses en uno solo. El disco del Sol, en el simbolismo,
estaba apoyado entre los cuernos de un toro.
El Hijo de Hapu dice lo
siguiente sobre la creación:
"He venido hasta ti, quien reina sobre
los dioses, Oh Amón, Señor de las Dos Tierras, pues tú eres Ra, que
aparece en el cielo, quien ilumina la tierra con un ojo
resplandecientemente luminoso, quien salió del Nou, quien apareció
por encima del agua primitiva, quien creó todo, quien generó la gran
Enéada de dioses, quien creó su propia carne y dio origen a su
propia forma".
El supervisor del rey en la tierra de Nubia era un tal Mermose (pronunciado
como Mermose o Merymose en su sarcófago en el Museo Británico).
Según historiadores modernos, en el tercer año de reinado de
Amenhotep, Mermose llevó lejos su propio ejército hacia el Nilo
superior, supuestamente para reprimir una rebelión menor, pero
realmente para asegurar territorios de minería de oro que
suministrarían a su rey la más grande riqueza que a cualquier otro
gobernante de Egipto.
La erudición reciente ha indicado que Mermose llevó su ejército a la
cercanía de la confluencia de los ríos Nilo y Atbara y más allá.
¿Pero quién era este Mermose? Según el historiador Dawn Breasted,
la traducción griega de este nombre era Moisés (Moses).
¿Apoya la
tradición judía esta identificación?
Según la historia judía no incluida en la Biblia, Moisés condujo el
ejército de Faraón hacia el Sur, a la tierra de Kush, y alcanzó las
cercanías del río Atbara. Allí él atrajo el amor de la princesa de
la ciudad-fortaleza de Saba, más tarde llamada Meroe. Ella dejó la
ciudad a cambio del matrimonio.
La confirmación bíblica de tal
matrimonio se encuentra en Números 12:1.
"Y Miriam y Aarón hablaron
en contra de Moisés por causa de la mujer etíope con quien él se
había casado: ya que él se había casado con una mujer etíope".
El final del reinado de Akenatón está envuelto en el misterio, y
dicha investigación está más allá del alcance de un artículo de esta
longitud.
En resumen, sin embargo, las teorías van desde la muerte
de Nefertiti por causa de una plaga, la propia muerte de Akenatón
por una peste o asesinato, hasta el exilio.
El registro libre de dudas, en contraste, señala la vuelta de Egipto
a la enéada de dioses y un intento sistemático de borrar todos los
vestigios de Akenatón y su culto en Egipto.
Mientras tanto, los expulsados hicsos, según varios historiadores,
habían estado viviendo en Canaán.
Precisamente aquí aparece una solución al problema cronológico
bíblico de vincular a los israelitas con los hicsos.
Al usar la datación del Éxodo bíblico y comparándolo con la
cronología egipcia de la expulsión de los hicsos se produce una
laguna de aproximadamente 400 años. Usando los sistemas de fechado
de los libros de Jueces y Samuel, este lapso puede variar entre 554
y 612 años.
Sin embargo, hay un claro registro histórico del Egipto posterior a
los hicsos extendiendo su Imperio hacia Canaán, la tierra en la cual
los hebreos entraron y vivieron, según las fuentes bíblicas, durante
400 años antes de establecer el reino de Salomón.
Los hebreos que vivían en Canaán estaban por lo tanto bajo el
gobierno egipcio. Es también aquí en Canaán que nosotros podemos
hacer una comparación entre Yahweh y el cananeo Moloc (Baal) y
extrapolar una polémica inversión de la historia de Faraón ordenando
él ahora la muerte de todos los "primogénitos" en el Éxodo.
Los adoradores de Moloc sacrificaban a sus hijos primogénitos a su
deidad mediante un asesinato ritual. Los adoradores de Yahweh en
Canaán también eran conocidos por realizar sacrificios de niños de
vez en cuando, sobre todo en tiempos de privaciones, aunque la
inmolación (holocausto, "todo quemado") era supuestamente mirada con
malos ojos. El corte de la garganta del niño, sin embargo, era
aceptable.
Los sacrificios eran llevados a cabo y los restos [de los cuerpos]
eran enterrados en el sitio sagrado conocido como Tofet ["el lugar
del asadero"].
A veces - aunque raramente, a juzgar por el enorme
predominio de huesos humanos infantiles encontrados en el sitio de Tofet por los arqueólogos
- eran sacrificados animales como
sustitutos.
La Unificación
Las disciplinas históricas modernas que estudian la época bíblica
concluyen unánimemente que el libro del Éxodo no pudo haber sido
escrito antes del siglo VII a.C., y ciertamente no por el Moisés
bíblico, que a lo más es una combinación ficticia de personalidades
egipcias.
En Israel mismo, el siglo VII a.C. es el período en el cual la
evidencia arqueológica presentada por Herzog sugiere que ocurre la
aparición de Jerusalén como un centro cultural.
Por lo que dicen todos los relatos, es un centro cultural que lucha
para encontrar una identidad y una nacionalidad para sí y,
considerando el descubrimiento de los textos judíos que muestran a
Yahweh teniendo una consorte en la forma de Asera, no es difícil
hacer calzar estas piezas.
Se sabe que en 639 a.C. Josías, rey de Judá, introdujo amplias
reformas religiosas y agregó áreas adicionales de "Israel" bajo su
control.
Es durante este período que la "polémica" y la "inversión" de una
amplia variedad de fuentes religiosas y culturales fueron reunidas
para formar una unidad religiosa y política.
Allí donde la historia no es heroica, como la expulsión de Egipto en
la forma de los hicsos, aquella es invertida por los "inquisidores"
de Josías.
Allí donde la religión está carente de unidad moral, se
entreteje el culto de Atón, satisfaciendo los sistemas de creencia
existentes dentro de la región y otorgando al rey Josías la posición
del derecho divino mediante la proclamación de un linaje que
entronca con Salomón y David - siendo ambos a su vez reemplazos para
los ancestros de [el culto a] Atón y su reputación de constructores
de templos.
Josías también destruye el templo de Tofet que se dice
que ha sido construido por Salomón en el valle de Hinnón, justo
fuera de Jerusalén, al sur.
Dentro de este mecanismo de unificación hay obscuridades
desconcertantes para justificar los sistemas de creencia existentes,
que requieren que el verdadero nombre de Dios sea mantenido en
secreto, y para lo cual hay precedentes en los cultos de Baal e
ISH-KUR, todo siendo parte de la mezcolanza de la región, y todo
diseñado para emparejar las imperfecciones en el nuevo sistema
basado en Yahweh.
Se implementa una importante separación de las
identidades de Baal-Moloc-Yahweh, aunque la evolución de ISH.KUR a
Hadad a Baal y a Yahweh no permanezca encubierta debido a la
posterior polémica contra Babilonia redactada bajo la forma del
Génesis.
Bien conocido en Egipto, incluso en la época del culto a Atón, era
el siguiente pasaje del
Libro de los Muertos:
No he robado. No he codiciado. No he matado gente. No he mentido. No he alterado límites. No he cometido adulterio. No he maldecido a un dios.
El proceso de unificación de Josías toma a Moisés, un ideograma que
combina al Ahmosis que expulsó a los hicsos y al Mermose que condujo
al ejército egipcio a grandes victorias, y lo acredita con la
recepción de los Diez Mandamientos en tablillas de piedra.
En
realidad, estas leyes son una elaboración a partir de la recién
citada declaración.
Agregado a esto está el hecho de que el obscuro "Himno a Atón" del
rey egipcio es casi "palabra por palabra" el salmo 104 de la Biblia,
con lo que tenemos otra convincente "coincidencia".
Estas y otras "coincidencias" aparentemente convencieron al
renombrado psicólogo Sigmund Freud, que escribe su libro "Moisés y
el Monoteísmo" en 1939, de que la fe monoteísta judía tenía sus
raíces en el culto religioso de Akenatón.
La unificación de Josías desde luego debería ser aplaudida.
Proscribió el culto a Moloc y enfatizó la moralidad espiritual de
los Diez Mandamientos. La polémica y las inversiones que añadieron
un enfoque heroico a la historia de su pueblo son comprensibles y
políticamente astutas.
Pero hacia comienzos de 200 [a.C.], en algún punto a lo largo de la
línea, y a diferencia del culto a Atón, la supremacía de la raza es
añadida a la fe judía.
En resumen, sin embargo, es el descubrimiento de Herzog de la
consorte Asera de Yahweh en los textos judíos y su declaración de
una ausencia arqueológica de Salomón o David lo que se constituye en
el bisturí que rebana a través de todas las ficciones del bíblico
Éxodo y su sugestión del derecho y la supremacía divinos.
Por esta
razón, Herzog no debe ser olvidado.
Incluso aunque su erudición sea ignorada por la política del Israel
actual, ella contiene una lección para el resto del mundo, y en
particular para aquellas naciones que apoyan las doctrinas
supremacistas de Israel.
El moderno Israel tiene que afrontar el hecho de que no tiene ningún
"derecho divino" a la tierra que ocupa. Israel debe confiar en
cambio en un asentamiento equitativo a la luz de su innegable
colonización y conquista actual - una realidad que sus opositores
deben aceptar - pero sin salirse fuera de los límites definidos por
la ley internacional, es decir las fronteras de 1967.
Ésta es una posición realista, la cual la mayoría de los países de
la civilización occidental ha aceptado, sin reclamar un derecho
divino o una supremacía racial.
Ellos han llevado a cabo esto
mediante el reconocimiento de derechos humanos y un estándar
internacional de la ley que delimita su comportamiento (en la
mayoría de los casos).
Considerando el campo de batalla religioso y cultural sobre el cual
Israel está ubicado, y su ausencia de reconocimiento de la realidad
moderna, en un mundo armado con armamento nuclear, mientras Israel - armado
con aquellas armas - no se separe de las doctrinas de "derecho divino"
y "supremacía racial", seguirá siendo el caldo de cultivo para una
lucha contra la injusticia racial y política - y estará en el centro
de los procesos geopolíticos del mundo de nuestros días - que podría
llevar a nuestra civilización global entera a la destrucción.
Aquella seguramente, en nombre de la Humanidad, es razón suficiente
para finalizar tales obsesiones y dogmatismos "bíblicos". Hacer eso
no requiere que abandonemos la fe en Dios.
Nuestra intuición del
Creador es tan vieja como la Humanidad y no depende de un viejo tomo
polvoriento escrito por hombres ni de palabras de hombres.
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