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Perfil de un terrorista
George W. Bush
Obrero Revolucionario #1131

16 de diciembre, 2001

Nació en la abundancia y acumuló fortuna con componendas y conexiones familiares. Vivió como un playboy. Ahora, a la edad de 55 años, su nombre se ha vinculado a actos de terror que abarcan todo el mundo. Lo protege una fuerza élite de guardias "secretos", vestidos de negro con gafas de sol.

 

Desde su centro de mando, en un lugar conocido como la "casa blanca", controla una enorme fuerza militar con el mayor arsenal de armas de destrucción en masa de la historia mundial, que pone en peligro a millones de seres humanos. Hace poco desató un reino de terror desde el cielo que ha matado a miles de hombres, mujeres y niños afganos.

 

Se dice que su canción favorita es "Mambush se fue a la guerra"...

 

Se llama George W. Bush Jr., y en el siguiente informe especial daremos a conocer el oscuro pasado y la historia oculta del hombre que unos expertos consideran el terrorista mundial preeminente hoy.
 


"Cree que es dios", dicen los expertos
Varios expertos han descrito a George Bush como "un hombre blanco que cree que es dios". Espera que sus enemigos, incluso países enteros, tiemblen de miedo ante sus palabras, se arrastren ante su poderío y obedezcan sus mandamientos.

 

Sale en la televisión, en videos cuidadosamente preparados, para exhortar a sus partidarios a realizar actos de violencia contra los que ha denominado "enemigos" e, irónicamente, "terroristas".

"Están con nosotros o con ellos", es su mantra constante.


Datos biográficos y antecedentes criminales
Como comandante en jefe de la mayor red terrorista del mundo, George W. Bush continúa una larga tradición familiar de negocios sucios, trampas e intrigas gubernamentales, que empezó con su abuelo, el senador Prescott, y continuó con su padre, George Bush Sr.

 

El padre operó muchos años como cabecilla terrorista, dirigió la red clandestina conocida como la CIA y luego subió al centro de mando público de esa red (conocido como la "Casa Blanca").

 

Durante los años 80, George Bush Sr. reclutó a narcotraficantes latinoamericanos, ricos financieros mesorientales, escuadrones de la muerte centroamericanos y espías estadounidenses para maniobras clandestinas contra Nicaragua. Durante esa época, forjó una red narco-terrorista que llevó cocaína a Estados Unidos para financiar sus operaciones en Centroamérica. También despachó las "fuerzas armadas" de su red terrorista contra la población de Panamá e Irak.

 

Esos ataques devastaron el ambiente, destruyeron la economía y mataron a centenares de miles de personas.

Inicialmente, George W. Bush Jr. no demostró aptitudes para la labor del padre. Rodeado de riqueza y privilegios, sucumbió a la vida de los ricos e incompetentes. Arruinó un par de compañías petroleras, pero en el proceso se embolsilló millones (unos amigos ricos de su padre lo ayudaron) y luego especuló con acciones de compañías petroleras poco antes de que su padre lanzara la operación terrorista "Tormenta del desierto". Ganó millones de dólares cuando vendió una parte de un equipo de béisbol que había recibido casi como regalo y que ahora vale $70 millones.

 

Le gustaba festejar, emborracharse y meter cocaína, excesos que supuestamente terminaron a la edad de 40 años. Debido a su árbol familiar y su riqueza, pasó a ser el señor del estado de Texas. Ahí se vieron las primeras señales de su potencial como asesino global: mandó ejecutar a más de 130 presos. Nada impidió que el verdugo hiciera su trabajo, ni la inocencia, la culpabilidad ni la justicia.

En esa misma época, bajo la influencia de extremistas religiosos y políticos, como Jerry Falwell, Oral Roberts y Ralph Reed, George W. Bush forjó la filosofía conocida como "conservadurismo compasivo". Un experto explicó que un aspecto central de esa filosofía es que los pobres tienen la culpa de su pobreza y carecen de valores espirituales. Armado con esa filosofía anticuada, y con sus conexiones familiares, George W. Bush se postuló a cabecilla de la red terrorista estadounidense. Con un montón de dinero y un conteo sospechoso de votos en la Florida (donde su hermano manda la parada), George W. Bush logró entrar a la supersecreta "Oficina ovalada".

Una vez conquistado el poder, se dedicó a reunir un consejo de mando terrorista ("gabinete"), o sea, una colección de burócratas y asesores, muchos de los cuales tienen historiales de actividades criminales al servicio de previos cabecillas.

 

A continuación presentamos una lista parcial de los crímenes de George W. Bush.
 


Guerra química: Envenenamiento de ciudades y alimentos
George W. Bush y sus cómplices han proporcionado químicos tóxicos, armas y asesores militares a estados terroristas clientes.

 

Los aviones de aerofumigación rocían los productos venenosos en grandes zonas de territorio, que matan plantas, animales y seres humanos igualmente, destruyen las fuentes de alimento para la población y perjudican la salud.
 


Breve resumen
Antes de lanzar la guerra contra Afganistán, George W. Bush se consideraba uno de los presidentes menos competentes de la historia. Todo eso cambió el 11 de septiembre de 2001, cuando empezó la campaña contra Afganistán. Además, Bush ha declarado que planea realizar más ataques terroristas por todo el mundo contra países y pueblos que considera "enemigos".

 

Debido a sus acciones recientes, George W. Bush se ha elevado al nivel de los presidentes más asesinos de la historia de Estados Unidos, aunque no ha perdido la reputación de tonto.

 

Se cree que está armado con armas de destrucción en masa y que es sumamente peligroso.




Retrato de un terrorista internacional
Donald Rumsfeld

Obrero Revolucionario #1135

20 de enero, 2002

Donald Rumsfeld es uno de los tipos más preocupantes de los altos niveles de la red de terror de George W. Bush. Es el secretario de Guerra (en el lenguaje oficial, es secretario de Defensa) y tiene seudónimos como "Rummy", "Dr. Bombazo Nuclear" y "Darth Vader".

Rumsfeld ha ganado fama por su júbilo durante el bombardeo de Afganistán. En una rueda de prensa en el Pentágono hace poco, se le preguntó si todavía le quedaban a Estados Unidos blancos para bombardear en Afganistán; Rumsfeld contestó con sarcasmo:

"Primero, vamos a atacarlos de nuevo. Segundo, nosotros todavía tenemos blancos para bombardear, pero Afganistán no".

Según los informes periodísticos, esos comentarios "se recibieron con grandes carcajadas".

 

Es conocida la fascinación casi fanática que tiene Rumsfeld por las armas de destrucción masiva, tanto que Henry "Maquiavelo" Kissinger - terrorista de alto rango desde hace muchos años y responsable por la muerte de millones de personas en el sureste de Asia - lo llamó "déspota". Tiene lazos con varios grupos derechistas tenebrosos.

 

En pocas palabras, detrás de su aspecto alegre y jovial, late el corazón asesino de un peligroso maestro del terror.
 


Retrato psicológico
Según los expertos, a Rumsfeld le apasionan el dinero y el poder. Como muchos de la red de terror de Bush, Rumsfeld es multimillonario; se calcula que su riqueza personal es de 50 a 210 millones de dólares. Alterna entre las juntas directivas y las juntas de guerra (en verdad, muchas veces la diferencia entre las dos es mínima). En los negocios, demuestra el mismo corazón de piedra que en sus acciones terroristas.

 

Por ejemplo, cuando fue presidente de una compañía farmacéutica, movió palancas para que el gobierno aprobara un suplemento alimenticio que posiblemente causa cáncer del cerebro.

 

Fundó y dirigió otra compañía que busca el derecho exclusivo de vender productos a enfermos graves, para hacer una fortuna con un mercado dependiente.
 


Aprendiz de terror: Crueldad desalmada y racismo
Rumsfeld se inició en el terror en 1962, como burócrata menor del estado (es decir, "congresista"). Demostró su completa indiferencia a los pobres, pues se opuso a financiar las estampillas de comida, el Medicare e incluso un pequeñísimo aumento del sueldo mínimo (de $1.25 a $1.60 la hora).

Por su trabajo comprobado corazón de piedra, lo ascendieron a un cargo de peso en la red de terror de Richard Nixon, que en ese tiempo causaba estragos por todo el mundo. Esa vil red cometió toda clase de crímenes: persiguió, encarceló y asesinó a líderes negros radicales en Estados Unidos, y realizó enormes matanzas en Vietnam, Laos y Camboya.

Nixon era famoso por ser paranoico, urdidor de tramas y promotor del extraño culto de "la supremacía de los blancos". En una grabación, autenticada hace poco, Nixon profiere obscenidades e insultos racistas contra los negros y hace unos comentarios asquerosos sobre la anatomía e inteligencia de los hombres negros. Se oye también a Rumsfeld, servil, coincidiendo en todo lo que dice el caudillo.

 

Ahora dice que ni siquiera se acuerda de la reunión o de la conversación, pero la grabación lo desmiente.
 


Socio de grupos tenebrosos
Por años, los expertos han vinculado a Rumsfeld con una gama de organizaciones derechistas tenebrosas, que tienen propuestas siniestras, como el Comité contra el Peligro Actual, Comité Internacional de Rescate, Centro de Política de Seguridad y el Comité para un Mundo Libre (del cual fue presidente).

Esos grupos se financian gracias a gente como Richard Mellon Scaife, vástago de una de las familias más ricas del país. Se caracterizan por un militarismo descarado, un anticomunismo frenético, el apoyo a gobiernos del establo yanqui, el amor a las armas nucleares y un entusiasmo por poner armas de destrucción masiva en el espacio.

 

Los amigos de esos grupos forman una cábala malvada: líderes de escuadrones de la muerte en Latinoamérica, antiguos colaboradores de los nazis, fanáticos de la Iglesia de Unificación del reverendo Sun Myung Moon, el espía Oliver North y sus compinches de los escándalos de cocaína y armas Irán-contra, además de generales "jubilados" y agentes de la CIA.

 

Ese es el mar mugroso en que ha nadado Rumsfeld casi toda su vida adulta.
 


Fascinado por las armas nucleares
Según los investigadores, a Rumsfeld lo tuteló Andrew Marshall, un secuaz de Bush y "experto" en cuestiones militares que dedicó 50 años de su vida a "pensar lo impensable": inventar la mejor manera de inmolar a medio mundo con bombas nucleares. Con tal pedigrí, no es sorprendente que Rumsfeld sea incondicional del círculo fanático que se deleita en descubrir métodos nuevos, más rápidos y más potentes de aniquilar al enemigo.

 

Es un verdadero loco de película, un "Dr. Bombazo Nuclear". En parte fue por eso que lo seleccionaron como jefe de defensa de la red de terror Bush, donde - como niño en una juguetería nuclear - ha demostrado una tremenda fascinación por las armas de destrucción.

Rumsfeld se opone a la prohibición de armas químicas. Dice que la suspensión de pruebas nucleares dificultaría la invención de nuevas armas nucleares. Junto con un equipo de expertos, quiere convertir el espacio en teatro de guerra. Le entusiasma en particular establecer un escudo de misiles que permita a las redes terroristas de Estados Unidos hacer guerras - hasta una guerra nuclear - sin temor a represalias. En otras palabras, es un proyecto para el genocidio nuclear en todas partes (menos Estados Unidos).

Por su trabajo, el Centro de Estudio de Política, un grupo que apoya a terroristas y aboga por las armas espaciales, lo galardonó con el premio "Guardián de Nuestros Ideales". Rumsfeld ha asesorado a ese grupo en el pasado y le ha hecho contribuciones económicas.

 

También lo financia la industria armamentista, que se forrará los bolsillos construyendo armas espaciales.
 


Amigo de canallas de todo el mundo
Al examinar sus viajes, es evidente que Rumsfeld tiene fuertes (y oportunistas) amistadas con los cabecillas de varios estados. Por ejemplo, fue a Uzbekistán a comprar al dictador Islam Karimov y conseguir territorio para bases militares.

 

Karimov gobierna con mano de hierro y prohíbe toda crítica pública. Tiene 40.000 tiras en la capital, tortura y ha metido en campos de detención a miles de personas. Reprime a los islámicos y en una ocasión dijo:

"Hay que pegarles un balazo en la cabeza. Yo mismo lo haré si es necesario".

En otro viaje, Rumsfeld fue a codearse con los gobernantes fundamentalistas islámicos de Arabia Saudita, que ha recibido miles de soldados de la red de terror de Bush.

 

Ahí el petróleo manda, los "Comités para la Propagación de la Honra y la Prevención del Vicio" aseguran la subordinación del pueblo a leyes religiosas reaccionarias, y los tribunales castigan las protestas contra la monarquía con 1500 azotes, el robo con la amputación y la "hechicería" con la pena de muerte.
 


Un matón empedernido e impenitente
Más que nada, Rumsfeld es un asesino.

 

Como jefe de defensa, implementa el plan militar de la red de terror de Bush contra el pueblo de Afganistán. Lo hace con entusiasmo... con bombas "Daisy Cutters" de 700 kilos, bombardeos indiscriminados de aviones B-52, bombas de fragmentación que cercenan la carne humana como si fuera mantequilla; no hay arma demasiado horripilante para Rumsfeld.

 

Un reportero comentó con aprobación:

"[Rumsfeld] no tiene inconvenientes en usar la palabra 'matar'".

En una breve rueda de prensa, repitió la palabra 'matar' nueve veces, en contraste con el general que tenía al lado, quien escogía palabras más suaves, como "degradar".

El regocijo de Rumsfeld por cada bombardeo a Afganistán lo hace pasar por alto los informes de civiles muertos (según un investigador, suman más de 3500 personas).

 

Sostiene:

"Ningún país de la historia ha tratado de evitar que haya víctimas civiles con tanto esmero como Estados Unidos en este conflicto".

Cuando se le desmiente con informes detallados de aldeas arrasadas por bombas, de hospitales destruidos o de niños atrapados bajo los escombros, Rumsfeld hace todo lo posible por eludir la responsabilidad.

 

Tiene un método de cuatro pasos, con esta orientación:

"Si es imposible negarlo, hay que justificarlo".

  1. Primero dice: "No murieron. Esos no son restos humanos. Esos no son cráteres de bombas".

  2. Si no logra convencer así, el segundo paso es decir que "no fuimos nosotros" y culpar a otro.

  3. Si eso fracasa, va al tercer paso: decir con tono indignado que, "sí, fuimos nosotros, pero si les cayeron bombas es porque ahí hacían cosas malas".

  4. Si todo eso fracasa, va al paso cuatro: decir que "así es la guerra" y seguir adelante.

En un video donde Rumsfeld ridiculiza a sus críticos, se le oye decir:

"Esa gente desbarra contra Estados Unidos si algo mata a un niño en la calle".


Conclusión
La evidencia y la documentación mencionada arriba dejan en claro que Donald Rumsfeld es un hombre peligroso. Se mueve como fantasma por los centros del poder corporativo, militar y de gobierno. Mata sin vacilación o remordimiento.

 

Su visión demente de superioridad militar mediante la alta tecnología y la dominación nuclear del planeta podría terminar en un exterminio catastrófico.

 

Es mañoso, engañoso, despiadado y completamente malvado... un terrorista internacional formidable.

 

 

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