del Sitio Web AlaiNet
Está claro que, en Europa, los ciudadanos
son profundamente escépticos sobre cualquier
intervención militar en Siria.
Como promedio, el 70% de los entrevistados en diez países europeos y Turquía,
se declararon contrarios.
El otro aliado europeo para la intervención en Siria, el presidente francés Hollande, encontró que el 65% de los franceses estaban en contra de cualquier tipo de intervención.
La
líder alemana Merkel (no está interesada en ser una líder europea), tuvo
mucho cuidado en distanciarse de la cuestión Siria.
El giro de Putin, al
buscar una salida política y no militar, lo ha vuelto a colocar entre los
líderes mundiales, a pesar de sus dudosas cualificaciones.
Esto sucede mientras Holanda atraviesa una crisis económica que - siguiendo el dogma actual - se piensa solucionar recortando el sistema social.
El rey Guillermo, en su discurso de
apertura del año parlamentario, declaró que el Estado de bienestar social ya
“no es sostenible” y que “cada holandés debe adaptarse a los cambios que se
avecinan”.
Hoy es difícil mirar a Rusia, cuyo ejército está en una profunda crisis, como un posible agresor.
Los
conflictos internos
en el Medio Oriente creados con el fin de las dictaduras
no son amenaza para Europa. El escenario de próximos conflictos, que es
Asia, tampoco afecta la paz interna de Europa.
Para los ciudadanos holandeses - a los cuales se les prepara para probar la misma amarga medicina que la ortodoxia neoliberal en el poder ha administrado hasta ahora al Sur de Europa - la seguridad probablemente consiste en mantener una vida digna, con un puesto de trabajo decente, contar con una red de servicios escolares y médicos eficientes y alcanzar - tras una vida de trabajo y pago de impuestos - que el estado le asegure una vejez serena y tranquila.
Esto significa para ellos seguridad, no los F35.
Propongamos que de cada 100 dólares que van a parar a la seguridad militar, diez se dediquen a la seguridad humana. Parecería una propuesta fácil, obvia, y que no encontraría ninguna oposición, a simple vista.
Pues bien, analicen cada presupuesto nacional y notarán que, de realizarse esto, la suma que se liberaría sería superior al gasto de cultura e investigación nacional; o al de la cooperación internacional, que asegura la paz mucho más que las armas:
La triste herencia de este período de guerra son
las bandas criminales - maras - que
convierten a El Salvador y Honduras en los países con más violencia del
mundo.
Los cinco miembros permanentes de Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, garante de la 'paz' mundial, producen el 82% de las armas.
Si ellos dedicaran a la paz este gigantesco presupuesto, seguramente cumplirían su tarea de defensores de la seguridad con resultados más concretos. Sin embargo, no se están solucionando ninguna de las dos amenazas existenciales sobre nuestro planeta: La supeditación de la política actual a las finanzas está creando el mayor sentimiento de inseguridad en los ciudadanos de la época actual.
Según las proyecciones
estadísticas de la London School of Economics, en 2030 estaremos volviendo
al nivel de desigualdad de la Reina Victoria. Los F35 son una respuesta
claramente sin sentido para esta situación.
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