by Corey Schink
20 Febrero 2018
del Sitio Web Sott

 







Russiagate, control de armas, terrorismo...

un nuevo engaño cada día.

Pero mientras que las poblaciones occidentales

están cada vez más enfrentadas entre sí

debido a ideologías políticas y sociales,

en el mundo se está desarrollando

un sistema moral y político

radicalmente diferente.




Durante siglos Occidente ha disfrutado de los frutos de la hegemonía global y, durante los últimos 60 años, Estados Unidos ha disfrutado de una posición dominante dentro de ese sistema.

 

Por lo tanto, la idea de que una cultura extranjera obtenga poder hegemónico en cualquier otro lugar es casi impensable; para las élites es un sacrilegio, y para las personas comunes es simplemente inquietante.

Pero para China, la civilización con el registro histórico más largo e ininterrumpido, la hegemonía regional es natural y, sin embargo, China lucha en un sistema internacional que no deja lugar a la soberanía nacional, y mucho menos a la hegemonía regional.
 

 

 


El ascenso de China

En su libro Democratic Ideals and Reality ("Ideales y realidad demócratas"), Sir Halford Mackinder escribió:

"No existe en la naturaleza tal cosa como la igualdad de oportunidades para las naciones". 1

Como imperialista de primer orden, la perspectiva de Mackinder es clara: algunas naciones están simplemente mejor situadas que otras y, si usted quiere lo que otros tienen, mejor asegúrese de que se lo puede quitar.

 

Continúa:

A menos que haya malinterpretado por completo los hechos de la geografía, iría más lejos y diría que la agrupación de las tierras y los mares, y de la fertilidad y las vías naturales, es tal que se presta al crecimiento de los imperios, y al final de un solo imperio mundial.

Esta ha sido la actitud occidental durante siglos, y se está enfrentando cara a cara con un extranjero geopolítico:

los antiguos chinos y su dominio en Asia.

A lo largo del siglo pasado, China ha experimentado invasiones británicas, francesas y japonesas, marcadas por la rebelión y una guerra civil comunista.

 

Ahora, gracias a una planificación prudente e independiente, China puede presumir de haber transformado una sociedad que antes era agraria en una nación industrializada que ocupa un lugar superior a la UE y Estados Unidos en términos de PIB.

 

Como señaló un analista en 2010,

"China fue uno de los países con mejor economía durante miles de años antes de la dinastía Ming. En cierto modo, los últimos cientos de años han sido una aberración".

Hoy en día, China es el principal fabricante de muchos de los productos del mundo, opacando a la alguna vez dominante economía estadounidense. 2

 

El ciudadano chino promedio ha visto un aumento en el ingreso per cápita de 339 dólares en 1990 a más de 4.000 en 2010. 3

 

Incluso después de la recesión de 2008, cuando los pronosticadores creían que el crecimiento chino no podría soportar una recesión económica masiva, su propio ingenio financiero demostró lo contrario.

 

En otras palabras, el gobierno "comunista" más poderoso del mundo ha creado una de las sociedades capitalistas más exitosas.

En 2012, cuando Martin Jacques publicó la segunda edición de su libro de referencia When China Rules the World ("Cuando China gobierne el mundo"), todavía pudo preguntarse si China aceptaría el sistema financiero internacional tal como era, bajo la dominación estadounidense, o si seguiría un sistema fundamentalmente diferente. 4

 

Ante los recuerdos del "Siglo de la Humillación" que emanan de la psique colectiva china, la idea de que China aplicaría una política muy diferente a la que persiguen las potencias occidentales hubiera sido una suposición acertada.

Los políticos estadounidenses estaban convencidos de lo contrario: que, al vincular a Estados Unidos con China a través de su gran déficit comercial, China seguiría siendo obediente al sistema y ellos podrían contener las aspiraciones chinas de una hegemonía regional mediante la incitación a las polémicas, según fuera necesario.

 

Se esperaba que el Mar del Sur de China, el envío de armas a Pakistán y los incendiarios incidentes a lo largo de la frontera entre China e India, así como el mantenimiento de una presencia militar en Japón, mantendrían contenida a China.

Sin embargo, la historia nos ha dado la respuesta. China ha estado superando pacientemente y con cautela las numerosas barreras a la hegemonía regional y, con la implementación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y la iniciativa multimillonaria del Cinturón y la Ruta, está claro que un sistema unipolar debe experimentar un cambio fundamental para que China pueda hacer realidad sus aspiraciones.

 

¿Y cuáles son esas aspiraciones?

 

Se exponen con bastante claridad en los objetivos estratégicos establecidos por Xi Jinping:

Tener una "sociedad moderadamente acomodada" que sea también "fuerte, democrática, civilizada, armoniosa y socialista moderna".

Si bien los planes de China no parecen contemplar al país como una nueva hegemonía global, el simple hecho de que ella reclame el dominio sobre su propio territorio natural es suficiente para sacudir los cimientos del orden mundial.
 

 

 


Un desafío a la hegemonía financiera de Estados Unidos

 

 

 

 

Después del colapso bancario de 2008, la internacionalización del yuan llegó a ser de suma importancia para los líderes chinos.

 

Para ellos estaba claro, como para muchos otros, que el dólar como moneda de reserva mundial, y la Reserva Federal como prestamista de último recurso, era una receta para el desastre a escala mundial. Aunque la economía china sobrevivió, no estuvo exenta de grandes desajustes.

 

Como señalaron Eichengreen, Mehl y Chitu en su estudio de la hegemonía y las monedas globales, 'How Global Currencies Work: Past, Present, and Future' (Cómo funcionan las divisas globales: pasadas, presentes y futuras):

En un mundo en el que los bancos pueden financiarse a sí mismos pidiendo prestado no sólo dólares sino también otras monedas en el mercado interbancario, la dependencia a la Reserva Federal se reduciría.

 

Podrían ser capaces de obtener líneas de intercambio de emergencia de otros bancos centrales que fueran, de forma similar, emisores de divisas consideradas lo suficientemente seguras y con liquidez como para ser ampliamente comercializadas en el mercado interbancario internacional.

 

Como resultado, la Reserva Federal ya no sería el único "prestamista global de último recurso".5

Como señalan los autores, China emprendió así otro viaje difícil, desde proteger su moneda de la especulación hasta liberarla en mercados internacionales turbulentos y peligrosos.

 

Sin miedo a correr grandes riesgos, el resultado fue un ataque masivo al yuan, otra serie de lecciones más sobre cómo juega Occidente.

Con la guerra de Xi Jinping contra la corrupción, China se legitimó aún más como fuente de capital internacional. Y, al irrumpir en la canasta de divisas de reserva del FMI, China ha conseguido que el yuan sea mucho más atractivo para las naciones extranjeras.

 

Y están empezando a ver resultados...

Los bancos centrales europeos acaban de empezar a sustituir sus reservas en dólares por yuanes, y la moneda está avanzando en el sistema de pagos SWIFT. El dólar estadounidense aún conserva su supremacía, ya que los países están obligados a comprar su petróleo con dólares estadounidenses.

 

Sin embargo, en junio de 2015, Rusia superó a Arabia Saudí, convirtiéndose en el principal proveedor de petróleo a China.

 

Como parte del acuerdo, Rusia optó por aceptar el yuan como pago por petróleo, en el marco de un plan conjunto para comenzar a abandonar progresivamente el petrodólar, algo que muchos de los socios comerciales chinos han acordado.

Y, a medida que China continúa convirtiéndose en el socio comercial más importante para Arabia Saudí (lo que incluye la creación de un fondo de inversión compartido de 20.000 millones de dólares), existe la posibilidad de que este último empiece a aceptar también el yuan.

 

Con la ayuda de China para que Arabia Saudí ofrezca públicamente su principal compañía petrolera, ARAMCO, se sospecha que la aceptación del yuan como moneda de reserva por parte de los saudíes parece cada vez más una cuestión de tiempo.

 

Carl Weinberg, economista al frente de High Frequency Economics, dijo:

"Creo que el precio en yuan del petróleo está llegando y tan pronto como los saudíes pasen a aceptarlo (lo que los chinos les obligarán a hacer) entonces el resto del mercado petrolero se moverá con ellos".

Pepe Escobar informó en diciembre de 2017:

El plan es establecer el comercio futuro de petróleo en el yuan, que será totalmente transferible al oro en los mercados de divisas de Shangái y Hong Kong. [...]

Aun así, hay preguntas sobre cómo Pekín establecerá técnicamente un mercado de futuro rival de petróleo crudo para Brent y WTI, y cómo los controles de capital de China influirán en él. [...]

Por supuesto, el preludio del Día D será cuando la Casa de Saud anuncie oficialmente que aceptará el yuan para al menos una parte de sus exportaciones a China.

Después de dos meses, China ha creado un mercado a futuro que comenzará a operar en marzo.

 

Retrasada por la turbulencia en los mercados bursátiles chinos, China está a punto de irrumpir en los mercados de petróleo mundiales, incluso a medida que comienzan a apropiarse de una parte de las reservas mundiales de divisas.

Uno esperaría que esta situación perturbara seriamente a los atlantistas que durante décadas han estado viviendo con el dinero gratis del petrodólar.

 

Este lucrativo acuerdo ha convertido a los saudíes en el brazo financiero del gobierno estadounidense, haciendo posible que EE.UU. viva perpetuamente del subsidio de paro mientras que el resto del mundo se ve obligado a inyectar dinero en las arcas saudíes y en el Tesoro estadounidense.

 

 

 

 

La importancia del sistema del petrodólar
 

 

 


En 1973, la OPEP inició una crisis internacional al reducir las exportaciones de petróleo a los países que apoyaron a Israel durante la guerra de Yom-Kippur.

 

Por supuesto, había razones oficiales para el embargo, y luego están las verdaderas razones.

La razón "oficial" es que los saudíes estaban indignados por el apoyo mundial a Israel. A juzgar por el propio historial de Arabia Saudita en materia de derechos humanos y por sus turbios tratos con Israel, éste no es un argumento muy convincente.

 

Lo que siguió fue un plan ingenioso que impulsaría a Estados Unidos al estatus hegemónico durante el resto del siglo XX.

Después del embargo de 1973, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y los saudíes llegaron a un acuerdo crítico:

los saudíes aceptarían armas y apoyo militar de EE.UU. a cambio de vincular sus exportaciones de petróleo a los dólares.

Así nació el petrodólar...

Después de que Nixon desacoplara el dólar estadounidense del oro y pusiera fin al sistema de Bretton Woods, los dirigentes estadounidenses querían introducir un nuevo sistema que mantuviera la hegemonía estadounidense.

 

Como escribió F. William Engdahl en su libro A Century of War - Anglo-American Oil Politics and the New World Order ("Un siglo de guerra: La política petrolera angloamericana y el nuevo orden mundial"):

En efecto, a través de acuerdos secretos como el Acuerdo Conjunto entre Estados Unidos y Arabia Saudí con el Tesoro y las actividades de David Mulford, así como el extraño mandato de la OPEP de fijar los precios en dólares, Washington y los bancos de Nueva York habían reemplazado su defectuoso sistema Bretton Woods de intercambio en oro de la posguerra por un nuevo sistema altamente inestable de intercambio de dólares basado en el petróleo que consideraban que podían controlar, a diferencia del sistema de intercambio en oro.

 

Kissinger y el establecimiento financiero de Londres y Nueva York habían reemplazado el viejo estándar de intercambio en oro del mundo de la posguerra con su propio "estándar del petrodólar".6

Todas las naciones del mundo necesitaban el dólar para comprar petróleo, y para evitar devaluar el dólar (y sus reservas) se les exigía que invirtieran de nuevo en Estados Unidos.

 

El mundo se convirtió en el prestamista de EE.UU.

 

Como Yuram Weiler escribió:

"El resultado [fue] un sistema financiero mundial dominado por Estados Unidos que dependía de mantener el valor [...] del dólar, permitiendo que Estados Unidos disfrute de una economía extravagante basada en el consumo a expensas del resto del mundo".

Después de que EE.UU. abandonara el patrón oro y adoptara el petrodólar, cualquier apariencia de responsabilidad fiscal quedó descartada, y el imperio de EE.UU. pudo endeudarse profundamente para financiar un déficit comercial cada vez mayor, gastando lo que quisiera, donde quisiera, mientras descuidaba las condiciones económicas básicas como infraestructura, manufactura, etc.

 

El gráfico siguiente muestra el impacto drástico del sistema del petrodólar en el balance comercial estadounidense:

 

 

 

 

Después de los años setenta, el balance comercial cayó en picado.

 

Ahora se hace evidente cuán grande es la amenaza que el yuan representa en el escenario mundial. Tan pronto como los países comiencen a pasar del dólar al yuan, perderán un importante incentivo para financiar a Estados Unidos.

 

Una situación en la que EE.UU. gasta miles de millones de dólares en la guerra mientras su infraestructura se desmorona; donde la ONU tiene que enviar a un investigador especial para abordar las grandes discrepancias entre ricos y pobres; y la élite gobernante hace el ridículo, no es buena señal para Estados Unidos.

 

No es de extrañar, entonces, que los analistas de un grupo de presión (think tank) de la City of London estén advirtiendo de una corrección del 40 al 50 por ciento en el mercado bursátil de 2018 debido a la falta de demanda de bonos respaldados por el dólar.

 

Por supuesto que lo han estado advirtiendo durante años, pero es sólo cuestión de tiempo antes de que llegue la corrección del rumbo.
 

 

 


El camino hacia el "dominio" energético estadounidense

 

 

 

 

La Estrategia de Seguridad Nacional de Donald Trump resaltó la importancia del dominio energético, afirmando que,

"por primera vez en generaciones, Estados Unidos será una nación con dominio energético".

Scott Pruitt y coautores describen en un artículo de opinión del Washington Times lo que el "dominio energético" significa:

"Un Estados Unidos con dominio energético significa una nación autosuficiente y segura, libre del caos geopolítico de otras naciones que buscan usar la energía como arma económica".

Sin embargo, no fue el gobierno de Trump el que levantó la prohibición de 40 años sobre las exportaciones de petróleo y puso en marcha este asunto.

 

Esa decisión ocurrió bajo la administración de Obama, y sin duda vino del "Estado Profundo" de las grandes corporaciones petroleras, asesores de política exterior, financieros y de la élite atlantista que buscan adaptarse a un mundo en el que pueden perder gran parte de su hegemonía financiera, política y militar.

Debido a que la posible desaparición del petrodólar constituye una amenaza existencial para Estados Unidos, el país está aumentando la producción de petróleo; y la élite atlántica se vuelve salvaje con la expectativa de una ganancia inesperada.

 

Amy Myers Jaffe, portavoz del Consejo de Relaciones Exteriores, comentó que, con el aumento de las exportaciones estadounidenses de gas natural licuado (GNL),

"Rusia será la perdedora. Ya podemos ver cómo se disipa su influencia en el mercado del gas en Europa y la influencia que intentan crear sobre China".

Meghan L. O'Sullivan, ex asesora adjunta de seguridad nacional en Irak y Afganistán bajo George W. Bush, publicó un libro en 2017 dedicado al concepto titulado Windfall: How the New Energy Abundance Upends Global Politics and Strengthens America's Power ("Ganancia inesperada: Cómo la nueva abundancia de energía fortalece la política global y el poder de Estados Unidos").

 

En su libro afirma que este aumento de las exportaciones,

"será, de hecho, un factor determinante del orden internacional o, más bien, de cómo funciona el mundo".

Ella continúa:

Alternativamente, acelerará y ayudará a detener las grandes tendencias ahora discernibles para cualquier estratega global:

  • la corrosión de las reglas y normas que han dado forma al orden internacional liberal desde la Segunda Guerra Mundial

  • la transferencia del poder y la riqueza de Occidente a Oriente

  • el empuje por parte de Rusia y China para establecer esferas de influencia

  • el ascenso de actores no estatales a expensas de gobiernos soberanos

  • la retirada de Estados Unidos y Europa del escenario global 7

¿Y cómo pretenden hacer esto exactamente?

 

EE.UU. espera convertirse en la próxima Arabia Saudita de las exportaciones de petróleo, y el razonamiento es sencillo.

 

Como escribió Nic Chao para The McGill International Review:

"Un sector energético nacional fuerte con una alta prioridad de exportación permitirá una transición del régimen del petrodólar sin contratiempos".

Mientras que los grupos de presión (think tanks) pueden desear una "transición sin contratiempos", no está claro que eso sea lo que van a conseguir; y sin embargo la lucha por el dominio energético estadounidense está a todo vapor.

En 2007, Rex Tillerson pronunció un discurso ante el CFR, en el que esbozó el enfoque que Estados Unidos debería adoptar hacia el mercado energético mundial.

 

Dijo que Estados Unidos debería abandonar los sueños de "aislamiento" energético y, al igual que los fundadores del Consejo,

"elegir el rumbo de un mayor compromiso internacional".

Puesto que el yuan está desplazando gradualmente al dólar estadounidense en el comercio energético, y Rusia está desplazando cada vez más a EE.UU. del Medio Oriente, no es de extrañar que Condoleeza Rice haya nominado a Rex Tillerson para la administración de Trump como el hombre encargado de supervisar el nuevo papel estratégico de EE.UU. en un mundo cada vez más dominado por el Este.

 

 

 

 

En 2011, Estados Unidos se convirtió en el primer productor mundial de gas natural. Con la introducción del gas natural licuado en el mercado internacional, y su uso en diversas capacidades industriales y de fabricación, el mundo vio una nueva alternativa al petróleo de tuberías para sus necesidades energéticas.

 

En diciembre de 2015, el Congreso de los Estados Unidos votó a favor de levantar la prohibición de 40 años sobre las exportaciones de petróleo, abriendo así el camino para que el petróleo estadounidense llegue a los mercados extranjeros.

 

Sólo necesitaban la infraestructura para exportar y los mercados que lo importarían.

A lo largo de 2017, se ensamblaron nuevos oleoductos que aumentaron la capacidad estadounidense para las exportaciones internacionales.

 

En junio de 2017, Arabia Saudí y sus aliados de Oriente Medio cortaron todos los lazos con Qatar, allanando el camino para que Estados Unidos ocupe el lugar de Qatar como exportador de gas a la región.

 

Y las empresas energéticas de EE.UU. cumplieron su deber.

En 2018, EE.UU. se convirtió en un exportador neto de gas natural por primera vez en sesenta años y los expertos dijeron:

"Nunca antes el mercado mundial de GNL había tenido volúmenes de GNL tan importantes y flexibles como los volúmenes que entrarán en la red en los próximos tres años, en su mayoría procedentes de EE.UU., lo que dará lugar a un cambio fundamental en la forma en que se comercializa y comercia el GNL a nivel mundial".

Persiguiendo los contratos de energía en Europa, en 2017 el general retirado James L. Jones, ex asesor de seguridad nacional de la administración Obama, pronunció un discurso ante el Consejo Atlántico sobre cómo "cultivar" el interés de la administración Trump en crear un nuevo bloque energético dentro de la Unión Europea.

 

Esta iniciativa, denominada Iniciativa de los Tres Mares, pretendía unir a las doce naciones de la UE en Europa Central y Oriental, creando un bloque energético que expulsaría a Rusia del mercado de la UE y, al mismo tiempo, introduciría la energía estadounidense.

 

Fue un plan respaldado por Washington para eliminar completamente a Rusia del mercado energético europeo, convirtiendo a Polonia en un centro neurálgico de gas para las exportaciones estadounidenses.

Jones afirmó que Rex Tillerson había expresado su interés en el proyecto, diciendo que:

"Él lo entiende. Entiende el interés estratégico, entiende el interés económico".

Además, se le citó diciendo que,

"Este es un proyecto verdaderamente transatlántico que tiene enormes ramificaciones geo-políticas, geo-estratégicas y geo-económicas".

De momento, Noruega, Rusia y la OPEP son los grandes actores del mercado energético europeo.

 

En 2012, Noruega contribuyó con alrededor del 31% de las importaciones de gas natural de la UE, mientras que Rusia contribuyó con alrededor del 39%, y la OPEP representó alrededor del 40% de las importaciones de petróleo crudo.

 

La idea de que Polonia fuera más competitiva que Rusia en cuanto a los métodos de entrega más baratos y eficientes, a través de gasoductos, es un sueño inalcanzable.

 

 

 

 

No obstante, sigue significando reducir las ventas de petróleo de Rusia.

 

En junio de 2017 Polonia estaba recibiendo sus primeros envíos de GNL. En agosto Lituania recibió el suyo. Sin embargo, Alemania no lo estaba recibiendo y aprobó un permiso que permitía a Gazprom iniciar la construcción del gasoducto Nord Stream 2.

EE.UU. y Polonia expresaron una "extrema preocupación" por la decisión de Alemania.

 

Polonia exigió a Estados Unidos que impusiera sanciones al proyecto.

 

Rex Tillerson declaró que,

"Al igual que Polonia, Estados Unidos se opone al gasoducto Nord Stream 2...

 

Consideramos que socava la seguridad y estabilidad energéticas generales de Europa y proporciona a Rusia otra herramienta más para politizar la energía como herramienta política".

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, Rainer Breul, se mostró calmado, impasible y recogido al decir que:

"No veo razones para evaluarlo, no considero que estas afirmaciones sean sorprendentes".

Incluso el Consejo Atlántico estaba de acuerdo.

 

La miembro de alto rango Brenda Shafer declaró que el Establishment necesitaba escoger sus batallas, reconociendo que Nord Stream 2 era una batalla perdida. Si alguna vez hubo un reconocimiento de la situación extrema en la que se encuentra el "orden liberal", fue ese.

Pero Europa no era el único objetivo de las exportaciones energéticas estadounidenses.

 

Este año Cheniere, una empresa estadounidense especializada en gas natural licuado (GNL), anunció sus primeras exportaciones a una empresa estatal china. Ésta es una gran noticia para una industria que cuenta con 10,3 millones de empleos y constituye el 8% de la economía estadounidense.

 

Y también se adapta a la economía china, que representó el 40% del incremento de la demanda de petróleo en 2004.5

 

Cheniere Energy también anunció importantes acuerdos a largo plazo con China para importar gas natural estadounidense hasta la década de 2040, y otras grandes corporaciones están considerando hacer lo mismo.

Y, como siempre, Occidente tiene a Rusia en la mira. Como informa Reuters, las ventas a China son "modestas" pero prometen "mucha más competencia" para Rusia.

¿Cuánta competencia más?

 

Las exportaciones de petróleo de EE.UU. han alcanzado recientemente una cifra récord de 2 millones de barriles diarios, y se prevé que se convierta en un exportador neto de energía para 2022, superando tanto a Arabia Saudí como a Rusia.

 

Sin embargo, no está claro cuánto tiempo más pueden mantener esta tasa de producción. A pesar de todo el bombardeo de la industria y de los grupos de presión atlantistas, los informes sugieren que podría no durar mucho más.

 

Un informe de 2014 sugirió que muchas de las estimaciones de la EIA están totalmente equivocadas, y que muchos yacimientos tienen sólo una fracción del potencial que la industria afirma tener.

 

Un funcionario afirmó que el trabajo de la EIA consistía en "contar la historia de la industria", no los hechos.

A pesar de todo, es evidente que la hegemonía cambiante de China está generando oleadas. Así pues, mientras que los atlantistas como Meghan L. O'Sullivan afirman que las exportaciones energéticas estadounidenses pondrán fin a la,

"transferencia del poder y la riqueza de Occidente a Oriente, el empuje de Rusia y China para establecer esferas de influencia", está claro que en realidad son signos de que EE.UU. debe adaptarse a ellos, o ya verá.

Que Estados Unidos sobreviva o no a una "corrección de rumbo", al perder cada vez más herramientas hegemónicas y coercitivas, dependerá probablemente de su capacidad para aprender a,

"jugar bien con los demás".

 



Conclusión

Con el ascenso del petroyuan, Estados Unidos perderá bastante poder coercitivo.

 

Mientras que Alemania le da la espalda a las sanciones de EE.UU. para recibir gas ruso, China recupera su hegemonía regional y la Unión Europea amenaza con desbordarse, parece que el "orden internacional liberal", como se le llama, se está desmoronando, y algo muy, muy diferente se vislumbra en el horizonte.

El período en el que nos hemos embarcado los occidentales puede ser un cambio importante en la historia.

  • "Russiagate", "racismo", "transfobia", "locura de inmigración", tiroteos escolares, rumores de conspiración, guerra y crisis financiera

  • histeria, histeria, histeria...

Parece, como el poeta W.B. Yeats escribió una vez, que la pura anarquía se ha desatado en el mundo.

Girando y girando en espiral creciente
el halcón no puede oír al halconero;
todo se derrumba, el centro no se sostiene;
la pura anarquía se desata sobre el mundo,
la marea turbia de sangre se desata y en todas partes
la ceremonia de la inocencia se ahoga;
los mejores carecen de convicciones, y los peores
están llenos de apasionada intensidad.

Y sin embargo, a pesar de tantas intenciones criminales, la historia continúa, y cada día que pasa somos más capaces de templar nuestro espíritu.

 

Ya sea con "dominación" energética estadounidense o no, quizás sea hora de que Occidente deje de soñar con un "imperio mundial" o incluso una hegemonía global, respire aliviado y ponga orden en nuestra propia casa para los tiempos caóticos que se avecinan.
 

 

 


Referencias

  1. Halford Mackinder's - Democratic Ideals and Reality, p. 1.

  2. Martin Jacques' - When China Rules the World - The End of the Western World and the Birth of a New Global Order: Second Edition, p. 18.

  3. Ibid., p. 184.

  4. Ibid., p. 18.

  5. Eichengreen,‎ Mehl,‎ and Chitu's - How Global Currencies Work - Past, Present, and Future, p. 198.

  6. F. William Engdahl's - A Century of War - Anglo-American Oil Politics and the New World Order, p. 154.

  7. Meghan L. O'Sullivan's - Windfall - How the New Energy Abundance Upends Global Politics and Strengthens America's Power, p. 7.