6 Febrero, 2008 del Sitio Web ElBlogDeUnPleyadiano
Es, literalmente, un asunto de vida o muerte y se debe
tomar una decisión: intentar arreglar el daño en el lugar de los
hechos o transportar las partes averiadas al taller de reparación.
Debido a que el ADN es el portador de la información genética en las células del cuerpo (y dirige su comportamiento), si está averiado puede dar lugar a un crecimiento descontrolado de las células e incluso puede provocar cáncer.
Concepto artístico del ADN en el momento de recibir la
radiación espacial. Afortunadamente, las células cuentan con equipos de enzimas de reparación que intentan corregir los daños. Durante mucho tiempo, los científicos creyeron que estas enzimas acuden al lugar donde se ha producido la lesión y reparan el ADN averiado allí mismo.
Sin embargo, investigaciones recientes, llevadas a cabo por Francis Cucinotta, quien es el investigador principal del Programa de Radiación Espacial de la NASA, en el Centro Espacial Johnson, y sus colegas, sugieren que, en determinadas ocasiones, las células podrían trasladar el ADN averiado a “talleres de reparación” muy especiales.
De hecho, las investigaciones muestran que algunas cadenas de ADN sí son reparadas en el lugar de los hechos. Otras reparaciones, no obstante, son trasladadas.
¿Cuál es la diferencia?
Si es así, este sistema de traslado podría brindar a los investigadores una herramienta para distinguir entre reparaciones menores y aquellas que son de mayor importancia. A pesar de que con frecuencia las células son capaces de llevar a cabo con éxito pequeñas reparaciones de ADN, también pueden, algunas veces, estropear reparaciones más complejas.
Eso puede hacer que la célula se torne más susceptible al cáncer. De modo que la obstrucción selectiva de las reparaciones trasladadas podría dar como resultado que una célula que se encuentra severamente dañada se destruya en lugar de intentar repararse, manteniendo así la salud general del astronauta.
Con el propósito de simular la radiación espacial, un equipo de investigadores dirigido por Sylvain Costes, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, utilizó muestras de células humanas cultivadas en el laboratorio y las expuso a uno de tres tipos de radiación:
La línea del haz de radiación en el laboratorio de Radiación
Espacial de la NASA. Estos núcleos de hierro son muy parecidos a los rayos cósmicos, la forma de radiación espacial más peligrosa y aquella de la cual es más difícil proteger a los astronautas.
Los experimentos realizados
con núcleos de hierro han dado como resultado la evidencia más
contundente de que las células pueden estar trasladando el ADN roto
hacia los centros de reparación. Estas partículas de alta velocidad
son capaces de atravesar las células en una trayectoria de línea
recta. De manera que, cualquier huella del daño causado por un
núcleo de hierro debería poder hallarse solamente a lo largo de esa
trayectoria.
Y en lugar de ubicarse solamente a lo largo de la trayectoria donde ocurrió el daño, estas manchas parecieron congregarse también en otros sitios dentro de las células.
"click" Sitios de reparación de ADN graficados por Costes y colaboradores,
en el Laboratorio de Radiación Espacial, de la NASA.
Las células podrían estar trasladando sus porciones dañadas allí porque es más fácil, sugiere. La reparación del ADN involucra decenas de enzimas diferentes.
En vez de tratar de agrupar todas esas enzimas en el lugar donde se aloja el daño, sería más eficiente para las células si dejaran todas estas enzimas en sitios específicos cerca de los cromosomas y trasladaran el ADN averiado hacia ellas.
El mecanismo de transporte que
las células utilizarían para movilizar el ADN todavía es un misterio
que se debe resolver.
Eso transformaría a la bala perdida (o rayo cósmico) en algo un poco menos alarmante.
from ScienceNASA Website
A stray bullet rips through the command center,
blowing holes in vital equipment and damaging the data archives.
Repair teams spring into action. The damage must be patched up
quickly or the control systems could go haywire. It's literally a
matter of life or death, and a decision must be made: try to fix the
damage in place, or move the broken parts to the repair shop.
Because DNA carries a cell's genetic information and directs its behavior, broken DNA can make a cell grow out of control and even lead to cancer.
An artist's concept of DNA battered by space radiation.
Fortunately, cells have teams of repair enzymes that try to fix this
damage. Scientists have long thought that these enzymes always go to
the site of injury and fix the DNA damage in place. But new research
by Francis Cucinotta, the Chief Scientist for NASA's Space Radiation
Program at the Johnson Space Center, and his colleagues suggests
that cells might sometimes move broken DNA to special "repair shops"
instead.
And indeed, the
research shows that some strands of DNA are repaired on the spot.
Others, however, are relocated.
If so, this relocation system might provide a way for scientists to distinguish between minor repairs and major ones. While cells can often fix minor DNA damage successfully, they sometimes botch major repairs.
That can make the cell even more prone to becoming cancerous, so selectively blocking the relocated repairs could force a severely damaged cell to self-destruct rather than attempt to fix itself, thus keeping the astronaut healthier overall.
To simulate space radiation, a team led by Sylvain Costes of the Lawrence Berkeley National Laboratory exposed human cells grown in the lab to one of three radiation types:
The radiation beam line at the NASA Space Radiation Laboratory. These iron nuclei closely resemble cosmic rays, the most dangerous form of space radiation and the most difficult kind to protect astronauts from. The experiments using iron nuclei provided the clearest evidence that cells might be moving broken DNA to repair centers. These high-speed particles blaze straight-line paths through cells.
So spots of damage caused by a single iron nucleus
should be along that straight path.
Rather than staying along the line where the damage occurred, these glowing spots seemed to congregate at other places within the cells.
DNA repair sites mapped by Costes et al at the NASA Space Radiation Lab.
[More] Cells might move damaged portions here because it's easier, he suggests. DNA repair involves dozens of different enzymes. Rather than trying to gather all these enzymes at the damage site, it might be more efficient for cells to keep all these enzymes in discrete locations near the chromosomes and bring injured DNA to them.
The transport mechanism that cells would use to move the DNA
around remains unknown.
And that would make the occasional bullet - or cosmic ray - a bit less alarming.
|