by Michael Krieger
10 Julio 2015
del Sitio Web
LibertyBlitzkrieg
traducción de El Robot
Pescador
15 Julio 2015
del Sitio Web
ElRobotPescador
Versión original en ingles
Todo comenzó a finales de septiembre de 1950, cuando durante unos
pocos días, un buque de la US Navy se dedicó a pulverizar una niebla
cargada con dos tipos de bacterias,
...(ambas se creían inofensivas), sobre
la ciudad de San Francisco.
Los inocentes residentes de San Francisco no sabían lo que se estaba
haciendo sin su consentimiento, y aunque las bacterias eran
aparentemente inofensivas, hay evidencias de que al menos podrían
haber causado la muerte de un residente de la ciudad, Edward
Nevin, y que provocaron la hospitalización de otras 10 personas.
Esa niebla "bacteriológica" extendida premeditadamente sobre San
Francisco en 1950, tenía como objetivo probar cómo se podría
utilizar un sistema similar para ayudar a difundir una arma
biológica; es decir, fue un "ataque de guerra bacteriológica
simulado".
Durante los siguientes 20 años, los militares norteamericanos
realizaron 239 pruebas de "guerra bacteriológica" sobre zonas
pobladas, según informes de prensa publicados en la década de 1970.
Estas pruebas incluyeron la emisión a gran escala de bacterias en el
sistema de metro de Nueva York, en la autopista Pensilvania Turnpike,
y en el aeropuerto nacional a las afueras de Washington, DC
La prueba de San Francisco fue un éxito, como reveló Rebecca
Kreston en Discover Magazine, y también es considerado,
"uno de los mayores experimentos
humanos en la historia".
Pero como también revela Kreston,
también,
"fue uno de los mayores delitos del
Código de Nuremberg desde su creación".
Dicho código estipula que se requiere el
consentimiento voluntario y perfectamente informado de los
participantes en una investigación, y que los experimentos que
puedan conducir a la muerte o a lesiones discapacitantes, son
inaceptables.
Como vemos, sólo hicieron falta cinco años tras la Segunda Guerra
Mundial para que los EE.UU. rompieran el código de Nuremberg.
Esta historia parece una locura conspirativa, pero fue algo real y
perfectamente documentado.
"Se concluyó que un ataque exitoso
con una arma biológica en esta área, podía ser lanzado desde el
mar, y que las dosis efectivas podían expandirse sobre áreas
relativamente grandes", concluyó un informe militar que fue
desclasificado mucho más tarde y que fue citado por el Wall
Street Journal.
Además del Wall Street Journal,
periódicos relevantes como The New York Times, Washington Post,
Associated Press y otras publicaciones hablaron de ello cuando se
desclasificaron los documentos, además de los testimonios ante el
Congreso de la década de 1970.
Se sabe que como mínimo, el experimento de 1950 en San Francisco
causó una muerte.
Fue la de Edward Nevin, un hombre que se había estado recuperando de
una cirugía de próstata cuando de repente cayó enfermo con una
infección urinaria severa a causa de Serratia marcescens, una de las
bacterias teóricamente inofensivas que formaba parte del
experimento.
La bacteria no había sido detectado
antes en aquel hospital y su presencia era muy rara en el área de la
bahía y en California en general. La bacteria se propagó hacia el
corazón de Nevin y murió unas semanas después.
¿Y qué sucedió tras esta muerte?
Bien, una vez se reveló, décadas después, que se había producido el
experimento, el nieto de Nevin intentó demandar al gobierno
norteamericano por la muerte de su abuelo, pero el tribunal sostuvo
que el gobierno era inmune a una demanda por negligencia y que
estaba justificada la realización de pruebas sobre la población sin
el conocimiento de los sujetos.
Según el Wall Street Journal, el Ejército declaró que la infección
se produjo dentro del hospital y el Fiscal Federal justificó los
experimentos, argumentando que se tenían que llevar a cabo pruebas
en una zona poblada para saber cómo un agente biológico afectaría a
esa zona.
Todo esto puede parecer un caso anecdótico y muy lejano.
Pero hagamos un ejercicio de imaginación y trasladémonos a la década
de 1950; imaginemos que somos un ciudadano norteamericano.
EE.UU. vivía aún bajo los efectos de la "gloriosa victoria" de los
aliados en la Segunda Guerra Mundial.
El pueblo norteamericano estaba
orgulloso de lo que había hecho:
se consideraban los salvadores
del mundo libre, los paladines de la libertad y la
democracia, que habían derrotado a las tiranías malvadas
del nazismo y el imperio japonés.
Ahora imaginemos que nos trasladamos a esa época y le decimos a uno
de esos orgullosos norteamericanos que su querido gobierno está
llevando a cabo experimentos con armas biológicas sobre el público
estadounidense, de forma secreta.
Sin duda, cualquiera de esos ciudadanos nos trataría de locos, de
lunáticos y de "teóricos de la conspiración".
"¡Eso no lo habría hecho ni Adolf
Hitler!", nos habrían espetado.
Nadie lo habría creído, a pesar de que
ahora sabemos que fue algo real y perfectamente
documentado.
Bien, ahora volvamos al presente y imaginemos, por un momento, lo
que los gobiernos actuales y las multinacionales a las que sirven,
pueden estar haciéndole a la población sin que esta lo sepa…
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