2006 del Sitio Web LaWebDelAgua
¿Conocían los guionistas de la ya célebre película Matrix los modernos descubrimientos que sobre el agua - principal componente de los seres vivos - se han efectuado en las últimas décadas?
Es más, ¿conocían la formulación de la bioquímica mexicana Esther del Río sobre la naturaleza del agua de nuestros organismos y que, en sus propias palabras,
Porque si uno
profundiza en ello comprende que en realidad la diferencia entre un
ordenador, una pantalla de televisión de cristal líquido y un ser
humano no es tan grande como podía hasta ahora pensarse.
Agregaré que no se
trata de una mera especulación.
También sabemos que se puede
activar, energetizar, dinamizar, indumizar, oxigenar, ozonizar,
mesmerizar, cromatizar, solarizar, sonorizar, ionizar, imantar,
polarizar, magnetizar...
Y de hecho fue a raíz de esa propuesta de la que arrancó
la bioquímica mexicana para desarrollar su trabajo y constatar que
la naturaleza de tales moléculas es el cristal líquido.
Hace ya tres años hablamos en la revista de los descubrimientos del investigador japonés Masaru Emoto que demuestran que una simple frase, emoción o pensamiento puede cambiar la estructura del agua. Afirmación avalada por miles y miles de microfotografías electrónicas.
Es más, constató algo sorprendente: que cuando el agua se mezcla con la esencia de una flor la estructura de los cristales que se obtienen de esa infusión al congelarla es similar a la de esa flor. Es decir, que el agua "capta" la imagen de la flor con cuya esencia ha entrado en contacto.
¿Comprende el lector lo que tal cosa implica?
Si los cristales líquidos del agua orgánica tienen las
propiedades de movimiento de un líquido y la óptica de un cristal
sólido, ¿cómo extrañarnos de que pueda servir como unidad de
almacenamiento de memoria? De hecho esas propiedades explican que el
organismo pueda codificar y recodificar información en millonésimas
de segundo.
Gracias a sus propiedades el desarrollo de la informática actual nos ha llevado a los ordenadores y a los láser, a las pantallas de plasma y a los móviles, a los satélites artificiales y a las naves espaciales, a los telescopios y a los microscopios electrónicos así como a toda la informática capaz de registrar, guardar, ordenar datos, codificar programas, etc.
Por eso Esther del Río llega al extremo de afirmar que los seres humanos somos en realidad,
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