14 Octubre 2014
del Sitio Web
GazzettaDelApocalipsis
Este es un asunto controvertido, que provoca reacciones airadas y
muchas veces irreflexivas.
Podríamos considerarlo casi como un tema tabú en nuestra sociedad,
pues nos enfrenta con una de esas "verdades inviolables" y
comúnmente aceptadas que sostienen el Sistema en pie.
Y todo arranca de una pregunta bien simple…
¿Cómo gana dinero un médico o un farmacéutico?
Y es que responder a esta pregunta nos lleva de
cabeza a una de las paradojas más absurdas del mundo actual. Pues
resulta que tu médico o tu farmacéutico solo ganan dinero cuando
estás enfermo.
De hecho, toda la industria de la medicina y la farmacia ganan
dinero gracias a la enfermedad.
Llegados a este punto, una mente con una mínima capacidad de
raciocinio debería preguntarse: si la medicina y la farmacia ganan
dinero con la enfermedad ¿qué interés pueden tener estas grandes
industrias en que estemos sanos?
Es un argumento tan lógico y obvio que resulta indignante y incluso
descorazonador que nadie quiera aceptarlo como una realidad.
Para comprender mejor las implicaciones de este razonamiento,
profundicemos un poco más, utilizando la lógica más simple.
Si relacionamos el negocio de la medicina y la farmacia con el
estado de sus pacientes, veremos que sus ganancias se dirimen a
través de 3 ecuaciones básicas:
ENFERMO = DINERO
SANO = POSIBLE GANANCIA FUTURA
MUERTO = GANANCIA NULA
Eso dibuja 2 esquemas de negocio básicos:
-
En el primero, se gana dinero gracias a la
alternancia cíclica en el estado Sano-Enfermo de los
pacientes. A mayor frecuencia en la aparición del estado
"enfermo", mayores oportunidades de ingreso cíclicas.
-
En el segundo, aún más óptimo, se gana dinero
gracias a la enfermedad continuada en el tiempo, es decir, a
la enfermedad crónica.
En ambos casos, es esencial ofrecer la suficiente
calidad de vida al paciente para que siga sufragando el tratamiento
y ante todo, evitar o posponer su muerte, pues ésta significaría el
fin de los ingresos.
Queda claro pues, que la salud completa, en ningún caso implica
ganancias.
En cambio, la enfermedad, siempre las garantiza.
Sabemos que éste es un argumento chocante, pero por más vueltas que
le demos, es la pura realidad.
Quizás deberíamos dejar de calificar a la medicina y a la farmacia
como "ciencias de la salud" y empezar a llamarlas "ciencias de la
enfermedad", ¿no? Evidentemente, no estamos diciendo que los médicos
no se interesen por la salud de sus pacientes o que promuevan la
proliferación de enfermedades.
Los médicos, como personas y como
profesionales quieren lo mejor para sus pacientes y aplican todos
sus conocimientos, procedentes de la educación recibida, en
devolver la salud a las personas enfermas.
Pero la clave reside precisamente aquí. En
la educación recibida por parte de
los médicos.
Es decir, en cómo se les han transmitido los
conocimientos.
Porque lo cierto es que desde que acceden a la facultad de medicina,
son entrenados y educados para formar parte de la industria
médico-farmacéutica y adaptarse a sus lógicas de funcionamiento,
de la misma forma que un soldado es entrenado y educado para formar
parte de un ejército y adaptarse a sus lógicas de funcionamiento.
Siguiendo estas mismas lógicas,
la industria farmacéutica gana
inmensas cantidades de dinero gracias a la enfermedad, de la misma
manera que la industria armamentística gana inmensas cantidades de
dinero gracias a la guerra.
Y llegados hasta aquí,
Como vemos, la relación y la influencia que ejerce
la industria armamentística sobre el mundo
militar, es análoga a la que ejerce
la industria farmacéutica sobre el mundo de la
medicina.
Ambas industrias instrumentalizan a aquellos que
"usan sus productos" en el ejercicio de su desempeño profesional.
No es disparatado pensar que utilizarán parte de su inmenso poder
económico en influir en la educación o programación de los médicos y
los farmacéuticos, aquellos que el día de mañana deberán seguir
garantizando que el esquema de negocio continúe.
Así pues, es lógico pensar que todo el conocimiento relativo a la
medicina y a la farmacia está orientado para adaptarse a la lógica
de negocio,
"enfermedad = dinero".
Sin duda habrá lectores que se estarán tirando de los pelos de la
cabeza.
Para empezar, porque aceptar esta realidad choca con sus
concepciones más profundamente arraigadas.
Sería tanto como admitir que la ciencia puede pervertirse por amor
al dinero. Algo inconcebible en la mente inocente de muchas
personas, que creen que el mundo de la ciencia es algo puro e
incólume, poblado por hombres sabios e íntegros que como ángeles
ataviados con batas blancas, ponen su intelecto al servicio del
bienestar humano de forma desinteresada.
A estas personas, deberíamos recordarles que TODAS las armas del
mundo, tanto convencionales como de destrucción masiva han sido
creadas por científicos.
TODOS los desastres ambientales, desde
los vertidos petrolíferos hasta la
contaminación química o radiactiva,
habrían sido imposibles sin la implicación directa del mundo
científico, al servicio de la codicia más desenfrenada.
El mundo de la ciencia no está formado por seres superiores, sino
por personas normales, tan corruptas, codiciosas e inconscientes
como lo pueda ser cualquier otro colectivo humano.
Pero volvamos a centrarnos de nuevo en el mundo de la medicina y en
la perversa lógica "enfermedad = dinero" y a los argumentos que
pueden esgrimirse en contra de ésta afirmación.
Sin duda, habrá muchas personas que afirmarán que:
"la enfermedad es consustancial a la vida humana
y a la naturaleza y que la actividad de la medicina consiste,
precisamente, en luchar contra la enfermedad".
Es decir, concluirán que el cometido de las
industrias médica y farmacéutica es luchar contra las enfermedades y
que por lo tanto, de forma lógica y natural, la inevitable aparición
de la enfermedad reporta beneficios a ambas industrias, sin que
ellas tengan la culpa de ello.
¿Pero sería posible que la medicina y la farmacia centraran sus
esfuerzos y su negocio en la salud y no en la enfermedad?
Vamos a razonarlo.
Para que este modelo fuera factible, el médico solo debería ganar
dinero mientras el paciente estuviera sano. Y dejar de ganarlo
mientras estuviera enfermo.
Las 3 anteriores ecuaciones del negocio médico-farmacéutico se
transformarían en las siguientes:
ENFERMO = GANANCIA NULA
SANO = DINERO
MUERTO = GANANCIA NULA
Así, el médico centraría sus esfuerzos en que sus
pacientes mantuvieran la salud todo el tiempo, previniendo la
enfermedad antes de que ésta apareciera y por lo tanto estudiando y
atacando sus causas y no sus consecuencias.
Y en el caso de que el paciente cayera enfermo, el médico se
esforzaría en devolverlo lo más pronto posible a su estado
saludable, para volver a ganar dinero con él y mantener su prestigio
profesional.
El papel del farmacéutico sería complementario y consistiría,
básicamente, en suministrar aquellos productos necesarios para
fortalecer y prolongar la salud del paciente, y en su caso, los
necesarios para combatir la enfermedad cuando ésta apareciera.
Como podemos deducir, según este modelo, el farmacéutico estaría más
relacionado con el mundo de la nutrición que con el de la química.
Esta forma de funcionar, que a mucha gente le puede parecer
fantasiosa, ya ha funcionado con anterioridad.
Recordemos que en la antigua China, los médicos cobraban un salario
por mantener sanos a sus pacientes y dejaban de percibirlo cuando
éstos enfermaban, hecho que repercutía negativamente en su prestigio
profesional y por lo tanto, en sus ganancias.
-
¿Te parece, pues, un modelo absurdo?
-
¿Más absurdo que una industria
médico-farmacéutica que sólo gana dinero cuando estás
enfermo?
Evidentemente, tal y como está estructurada nuestra
sociedad actual, este modelo resulta muy difícil de aplicar, a pesar
de resultar mucho más lógico y potencialmente beneficioso para el
paciente.
Y llegados aquí, quizás deberíamos preguntarnos:
¿porqué desde sus inicios la medicina optó por un
modelo en el que la ganancia se asocia a la enfermedad y no a la
salud?
Y la respuesta no puede ser más triste: todo gira
alrededor del poder.
La enfermedad es un período excepcional de crisis en la vida de una
persona, en la que,
-
el enfermo, desesperado, se muestra dispuesto
a ceder o pagar lo que sea necesario para salvar su vida
-
el médico se erige en la única figura con
capacidad para conseguirlo
Por esa razón la medicina centra su actividad en la enfermedad,
porque es la situación crítica que implica mayor acaparamiento de
poder y autoridad, fluyendo desde el paciente hacia el medico.
Lo hemos visto a lo largo de la historia, donde incluso reyes y
emperadores se han inclinado ante sus galenos.
En cambio, si la medicina centrara sus esfuerzos en mantener la
salud del paciente, la situación de crisis asociada a la
enfermedad correría en contra del médico, pues durante su transcurso
perdería prestigio social y desaprovecharía esa oportunidad única en
la que el enfermo está dispuesto a conceder mayor dinero, poder y
autoridad a su médico.
Por lo tanto, la medicina no ha evolucionado alrededor del concepto
de salud:
-
Lo ha hecho alrededor de la autoridad y el
prestigio social.
-
Y de las ganancias que éstos acarrean.
-
Y estos beneficios solo se pueden obtener a
través de la enfermedad.
-
Un funcionamiento completamente opuesto al
que debería ser.
-
Ésta es la gran contradicción de la medicina.
-
Se basa en mecanismos tan simples que
cualquier persona puede entenderlos.
Sin embargo y a pesar de tenerlo enfrente de nuestras
narices, el mundo sigue cerrando los ojos a ésta realidad
tan obvia.
Y es que el mundo no está lleno de ciegos, sino de personas que
no quieren abrir los ojos…
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