por Juan Gérvas
Mayo 16, 2010
del Sitio Web
ElProyectoMatriz
Juan Gérvas
Médico general, Equipo CESCA (Madrid),
Profesor Honorario de Salud Pública en la Facultad
de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid,
Profesor Invitado en Salud Internacional
de la Escuela Nacional de Sanidad (Madrid).
El autor no tiene más afán que
dejar claro el estado del conocimiento respecto a la
gripe A en el momento de escribir este texto, y para
ello ha revisado la literatura mundial al respecto. Este
texto es puramente informativo. El autor lamenta que
muchos de los organismos públicos, las sociedades
científicas y los medios de comunicación transmitan otro
mensaje; sus razones tendrán.
Este texto expresa la mejor información que ha podido reunir el
firmante y es de su entera y exclusiva responsabilidad (no
representa, pues, a ninguna de las instituciones citadas). El autor
agradece la corrección de errores, si los hubiere, y la sugerencia
de mejoras.
jgervasc@meditex.es
http://www.equipocesca.org/
|
“La Red (Internet) permitió una respuesta lógica
y prudente a la crisis de la gripe A.
Lo que no supieron hacer las autoridades lo hicieron
los profesionales sanitarios y la propia población.”
Dr. JUAN GÉRVAS (2010)
RESUMEN
-
La gripe A (*) empezó en Méjico, en abril de 2009, de origen
porcino. En junio de 2009 la Organización Mundial de la Salud (OMS)
declaró la situación de máxima alerta, “pandemia” nivel 6. Tal
término (“pandemia”) desencadenó la activación de contratos
“dormidos” de los Gobiernos con la industria farmacéutica y permitió
establecer planes con controles mínimos para la producción de
vacunas antigripales contra el nuevo virus. “Pandemia” significaba
ya sólo afectación mundial, sin asociación a gravedad ni mortalidad.
-
Las predicciones de la OMS fueron desde el principio y hasta el
final de gran catástrofe. De hecho, se activaron “planes de
contingencia” similares a los de la gripe Aviar de 2005 (en que se
previeron también erróneamente millones de muertos). Sólo el
Gobierno de Polonia resistió las presiones, y no firmó contratos que
implicaban aceptar todas las responsabilidades por los daños que
causaran las nuevas vacunas. Su respuesta racional conllevó el mismo
número de muertos por gripe A que en el resto de Europa (181 en
Polonia, con 39 millones de habitantes, frente a, por ejemplo,
España con 47 millones de habitantes y 271 muertos). También
fallaron las predicciones de pacientes ingresados en Cuidados
Intensivos, que fueron de miles frente a cientos en la realidad.
Frente a estos datos, la OMS y las autoridades sanitarias siguen
hablando de “nuevas olas” amenazadoras, anunciando un Fin del Mundo
que sustente su respuesta según “el principio de precaución”.
-
La gripe A causó una epidemia de gripe leve, y la mayoría de los
enfermos no tuvieron ningún síntoma. Tal levedad se conocía con
certeza y datos fiables desde mayo de 2009. Se calcula que más de la
mitad de la población tiene ahora, en 2010, defensas naturales
frente a la gripe A (antes de la 2009 sólo tenían defensas
aproximadamente un 30% de los nacidos antes de 1957, pues el virus A
fue predominante entre 1919 y 1957).
-
Se recomendaron tratamientos antivirales de dudosa eficacia.
-
Se recomendaron vacunas de dudosa eficacia. De hecho la vacuna
contra la gripe estacional (triple vírica, con virus atenuados)
sensibilizó para tener con más probabilidad la gripe A. Además, el
virus de la gripe A desplazó a todos los previos por lo que la
vacuna contra la gripe estacional fue inútil.
-
La población y los profesionales sanitarios europeos (y españoles)
rechazaron las medidas propuestas por las autoridades sanitarias, y
no se vacunaron en masa. La incoherencia de las autoridades
españolas se demuestra, por ejemplo, con la distinta definición de
caso de gripe A en las distintas Comunidades Autónomas (hubo, pues,
“gripe A catalana”, “gripe A vasca”, etc.).
-
La Unión Europea y el Consejo de Europa han expresado su malestar
por la hiper-reacción y la falta de transparencia de las autoridades
sanitarias. En EE.UU. preocupa que la Directora de los CDC (organizaciones
oficiales para el control y seguimiento de epidemias y vacunas) haya
pasado a Presidente de la Sección de Vacunas de Merck (industria
farmacéutica que fabrica vacunas).
-
Conviene que la población y los profesionales sanitarios tengan
criterio propio, pues el de las autoridades puede ser errado, y
además no enmendado.
(*) Se denomina gripe A o gripe H1N1 a la gripe que se nombró
inicialmente como gripe mejicana, y posteriormente como gripe
porcina (en inglés swine flu), causada por el virus gripal
A/California/7/2009/H1N1.
1. UN POCO DE HISTORIA
En abril de 2009 se inició un brote epidémico de gripe en Méjico,
con alta mortalidad y contagiosidad. Se denominó “gripe A”.
En los
primeros días se llegó a calcular una tasa de contagio del 10% y una
mortalidad del 5%. Es decir, para un país de 50 millones, 5 millones
de afectados y 250.000 muertos. El virus se expandió por el mundo,
con miles de afectados, y la Organización Mundial de la Salud (OMS)
declaró una alarma que llegó al máximo nivel, pandemia nivel 6, en
junio de 2009.
No fue extraño que, por ejemplo, en el Reino Unido
hicieran planes de respuesta a la gripe A teniendo en cuenta,
incluso, la falta de cementerios para enterrar al “exceso” de
muertos.
2. VIRUS A
El virus era similar al de
la gripe de 1918 (“gripe española” que
provocó millones de muertos por neumonía en un mundo en guerra, la
Primera Guerra Mundial, y sin antibióticos), tenía origen porcino y
partía de los EE.UU., de alguna granja cerca de la frontera.
Ya había
habido otro brote previo de “gripe A” de origen en cerdos en 1978,
en EE.UU. En aquella ocasión, el remedio fue peor que la enfermedad,
y la vacuna desarrollada a toda prisa y promovida incluso con la
vacunación televisada del Presidente de EE.UU. conllevó una epidemia
de
enfermedad de Guillain-Barré (lesión de nervios que provoca
parálisis y a veces muerte) que obligó a parar la campaña; además,
el brote se contuvo y no tuvo mayor importancia (1,2).
El pánico y
la política (fue año de elecciones) gobernaron la respuesta a la
gripe A.
De hecho, el virus A de la gripe fue el predominante entre 1918 y
1957, y tras el desarrollo de los antibióticos y con la existencia
de sistemas sanitarios de cobertura universal, desapareció la
mortalidad catastrófica asociada a la gripe A.
3. HECHOS Y PREDICCIONES EN 2005
La Organización Mundial de la Salud (OMS) esperaba una pandemia de
gripe desde 2005, cuando anunció cientos de millones de muerto por
la “gripe Aviar”, que se quedaron en apenas 250 personas fallecidas
en el mundo entero.
Todos los Gobiernos tenían “planes de
contingencia” frente a la gripe Aviar de 2005, que se activaron ante
la gripe A de 2009.
Esperábamos, como en 2005, millones de muertos
por la gripe y, según la
Directora de la Organización Mundial de la
Salud, a finales del año 2009 “el número de enfermos crecerá a un
ritmo vertiginoso y se doblará cada tres o cuatro días”.
4. LA GRIPE A, UNA GRIPE LEVE DESDE MAYO 2009
Pero ya en mayo de 2009 había datos claros que demostraban:
-
la baja morbilidad y mortalidad
de la gripe A (era una gripe más suave que la gripe de todos
los años, “gripe estacional”)
-
la existencia de defensas en los
nacidos antes de 1957 (por haber pasado la gripe A de
entonces)
-
que la vacuna contra la gripe estacional conllevaba mayor
susceptibilidad para la gripe A (los vacunados contra la gripe
estacional enfermaban con más facilidad por la gripe A) (3).
En junio y julio la información sobre la pandemia demostraba
abrumadora y consistentemente que la gripe A era una gripe suave
tanto en la primavera del mundo boreal como en el invierno austral
(3-5), pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue aumentando
el nivel de alarma hasta el máximo,
pandemia nivel 6.
De hecho,
cambió sutilmente la definición de “pandemia” para indicar sólo
afectación global, sin precisar de gravedad especial (6).
5. “PANDEMIA”
- SANTO Y SEÑA
Muchos Gobiernos tenían “contratos dormidos/latentes” con las
industrias farmacéuticas que conllevaban normas precisas de
respuesta cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS)
determinase un nivel de alarma de “pandemia”.
Era clave, pues, la
palabra “pandemia” y la declaración de la misma por la Organización
Mundial de la Salud para, por ejemplo, la fabricación acelerada y
venta de las nuevas
vacunas (7).
Estos contratos trasladaban toda la
responsabilidad de los daños que causaran las vacunas a los
Gobiernos. El de Polonia rechazó este tipo de contrato, juzgó con
buen criterio que la pandemia era sólo una gripe leve, y no compró
las vacunas ni vacunó a su población (8).
Los demás Gobiernos
continuaron con los “planes de contingencia” como si estuviéramos
ante una gripe tipo “gripe Aviar” con miles de muertos y enfermos
graves.
6. MORTALIDAD POR GRIPE A (2009-2010)
La gripe A causó en Polonia el mismo número de muertos que en el
resto de Europa, es decir, 181 muertos para unos 39 millones de
habitantes.
En España ha habido 251 fallecimientos, contra
18.000
previstos (para unos 47 millones de habitantes). En el Reino Unido
han sido 344 los muertos, frente a 60.000 estimados (para unos 61
millones de habitantes) (7,9).
En general, la mortalidad por gripe A
ha sido la décima parte de la habitual en las epidemias de gripe
estacional, de 0,01% contra 0,1%. Por ejemplo, pese a las amenazas a
jóvenes, en Australia murió por gripe A en 2009 un menor de 40 años
por millón de habitantes (10).
La mortalidad en embarazadas estuvo
por encima de lo habitual pero, contra la percepción popular, siguió
siendo causa infrecuente de mortalidad materna (tres de cada cien
mil) (11).
7. MORBILIDAD POR GRIPE A, Y “VACUNACIÓN NATURAL”
Las diferencias también fueron abismales en morbilidad (cantidad de
personas o individuos considerados enfermos o víctimas de una
enfermedad en un espacio y tiempo determinados).
Por ejemplo, se
calcularon entre 400 y 40.000 ingresos de UCI (Unidad de Cuidados
Intensivos) en Australia y Nueva Zelanda, con entre 106 y 28.000
pacientes que precisarían respiración mecánica, lo cual sobrepasaría
las posibilidades del sistema sanitario (12).
En la realidad fueron
respectivamente 722 y 456, fácilmente manejables por el sistema
sanitario (13).
En España se llevó a cabo un análisis similarmente
equivocado con cálculos de ingresos en UCI entre 7.200 y 21.600
(14), y además se provocó alarma acerca de una “nueva” neumonía;
tras el pico de epidemia en noviembre de 2009 se puede afirmar que
todo quedó en nada y no se colapsó ninguna urgencia ni UCI, con un
total de ingresos por gripe de 872 hasta enero 2010.
He comentado la levedad del cuadro clínico de gripe A, demostrada ya
en mayo de 2009 (3-5).
Los trabajos posteriores permiten afirmar que
la mayoría de los que pasaron la gripe A no tuvieron ningún síntoma,
pero sin embargo han adquirido defensas frente a la misma (hubo una
“vacunación natural”). Se calcula que más de la mitad de la
población de Australia tiene ahora defensas suficientes frente a la
gripe A (10), y la situación es similar en el Reino Unido
(15).
Ahora no sólo tienen defensas los ancianos, también los jóvenes.
8. PROPUESTAS DE TRATAMIENTO INÚTILES, COMO POCO
Frente a la gripe A se recomendó el tratamiento con antivirales, de
los que se compraron millones de dosis. Pero los antivirales son
inútiles, y su uso se asocia a graves efectos adversos (16-19).
No
es extraño que se hayan empleado con extrema prudencia por los
médicos clínicos.
9. PROPUESTAS DE VACUNAS INÚTILES, COMO POCO
Las vacunas contra la gripe son de escasa efectividad, muy inútiles
tanto en niños como en ancianos (20,21).
Las vacunas son con virus
inactivados y logran una débil respuesta inmunitaria. Se han
comercializado con estudios de bajísima calidad, sin ensayos
clínicos a largo plazo (22,23).
Gran parte del efecto que se les
atribuyen se debe al sesgo de “selección” (los que se vacunan tienen
mejor salud que los que no se vacunan) (24).
Fue imprudente vacunar contra la gripe estacional (con un triplete
de virus inactivados) en 2009, cuando sabíamos que el virus A había
desplazado por completo a todos los demás, y además, que la vacuna
triple contra la gripe estacional probablemente aumenta la
susceptibilidad a padecer la gripe A (3,25).
Este caso, de
interacción entre vacuna inactivada contra virus y el mismo virus,
da idea de lo poco que sabemos sobre vacunas víricas en general y
sobre vacunas de virus inactivados en particular (26,27).
Aunque
parezca increíble, ignoramos casi todo sobre la gripe, pero está
demostrado
-
que la vacuna en los niños no elimina su “capacidad”
de transmisores de la enfermedad
-
que no entendemos la
epidemiología de la gripe (hay quien sugiere que la disminución de
los niveles de vitamina D se asocia a su presencia invernal)
-
que no ha habido ni segundas ni terceras “olas” más graves de
epidemia en los últimos quinientos años (26,28,29)
En 2010 sabemos que gran parte de la población está “vacunada
espontáneamente”, por lo que es absurdo proponer ninguna vacunación
contra la gripe, ni con vacuna contra la gripe A ni con la vacuna
triple contra la gripe en general.
Los riesgos de la vacuna son
equivalentes o mayores que los riesgos de la gripe. (10,30)
10. CONOCIMIENTOS DE LA POBLACIÓN
Los mensajes de las autoridades nacionales (Ministerio y Consejerías
de Sanidad) e internacionales (fundamentalmente la Organización
Mundial de la Salud, OMS), lograron llevar a la población el
conocimiento sobre la “gripe de 1918”, la “gripe Aviar”, que “la
gripe puede matar” y, por todo ello, miedo (para el 83% de los
encuestados).
De hecho, el 67% de los españoles creía en septiembre
de 2009 que en España se había causado una “alarma social
innecesaria” (31). No es extraño que no se vacunara contra la gripe
A ni el 10% de la población.
Lo mismo sucedió en Europa, con el
consiguiente descrédito de las autoridades ante los ciudadanos y
pacientes (7).
11. LOS PROFESIONALES SANITARIOS
Se pretendió forzar la vacunación contra la gripe estacional y
contra la gripe A de los profesionales sanitarios.
Por ejemplo, en
el Hospital Sick Kids, de Toronto, Canadá, se amenazó con no cubrir
los costes de la baja laboral por gripe de los empleados (clínicos y
demás) que no se hubieran vacunado contra la gripe.
La respuesta de
los sanitarios fue no vacunarse, en masa, en todos los países
desarrollados, con el consiguiente descrédito de las autoridades
ante los profesionales (32).
En España, además, los profesionales
sanitarios generaron un fortísimo movimiento científico desde agosto
de 2009 con el empleo de métodos diversos, básicamente la Red
(Internet), para
transmitir un mensaje de calma y tranquilidad a la población (33,34).
Lo mismo sucedió en muchos países europeos, hasta
finalmente llegar a los parlamentos de la Unión Europea y del
Consejo de Europa (7,8).
12. LA PUERTA GIRATORIA
Falta transparencia sobre la gestión de la crisis de la gripe A y,
por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se niega a
revelar los conflictos de interés (con las industrias) de sus
expertos “para proteger su privacidad” (7).
- Julie Gerberding -
Es sorprendente, cuando menos, que
Julie Gerberding, la Directora de
2002 a 2009 de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC)
(agencia oficial de EE.UU. que determina el uso de vacunas y otros
tratamientos en epidemias y demás) pase en enero de 2010 a
Presidente de la Sección de Vacunas de Merck (industria
farmacéutica) (35).
En España ese trasvase de lo público a privado es verdadera
“pandemia” (*) en el sector sanitario.
(*) Algunos ejemplos de
políticos y responsables sanitarios, varios
con responsabilidades públicas sobre medicamentos, que han pasado al
sector privado (por orden del primer apellido):
-
Jaime del Barrio
(Roche)
-
Fernando García Alonso (Bristol-Myers-Squib)
-
Regina Múzquiz (Sanofi-Aventis)
-
Albino Navarro (Farmaindustria)
-
Federico
Plaza Piñol (Astra-Zéneca)
-
Regina Revilla (Merck)
-
Eugeni Sedano
(Esteve)
13. POLÍTICOS IMPUNES
Los políticos que han gestionado la crisis de la gripe A como si
fuera una gripe Aviar sin control aluden de continuo al “principio
de precaución” como justificación.
La gestión del riesgo se
transforma en imaginar el peor escenario posible y en emplear
cientos de millones de euros en España (y miles de millones en el
mundo) para prepararnos ante el Fin del Mundo.
La crisis ante la
gripe A es, pues, una crisis básicamente creada por la propia
gestión, por la incoherencia e irresponsabilidad de las autoridades
sanitarias (con el “principio de precaución” como paraguas para
decidir sin sentido).
Es como si la Dirección General de Tráfico
quisiera eliminar la mortalidad en carretera prohibiendo la
circulación de todo tipo de vehículos para siempre, “por el
principio de precaución”.
Cuando se demuestran sus incoherencias y falta de transparencia
aluden a “ahora es fácil saber lo que ha pasado”; o peor, amenazan
con una segunda ola de gripe A, ésta sí horrible y mortal de
necesidad (de nuevo el Fin del Mundo) por más que lo primero es
falso (en agosto de 2009 ya no había dudas acerca de la levedad de
la pandemia de gripe A) (33), y lo segundo va contra quinientos años
de historia de la gripe (29).
No reconocen sus errores, no modifican su conducta, siguen
impasibles sus rutinas.
Mientras tanto, quedan sin resolver problemas básicos como la salud
dental de la población española, o los enfermos mentales hacinados
en las cárceles.
Veremos en septiembre de 2010 a estos políticos impulsar la triple
vacuna contra la gripe, como si todo fuera igual que siempre.
Una
vacuna que incluso el European Centre for Disease Control and
Prevention (ECDC) considera “sin sólidos argumentos científicos”,
por más que recomiende la trivalente contra los virus A/California,
A/Perth y B/Brisbane (36).
Son políticos sanitarios impunes que no responden de sus errores e
incongruencias ni política ni judicialmente.
Su pequeñez e
incoherencia se demuestran hasta en la definición de “caso de gripe
A”, diferente en todas las CCAA españolas (ha habido, pues, una
gripe A “vasca”, otra “catalana”, otra “andaluza”, etc.) (37).
¿Quién estará pendiente de la “puerta giratoria”?
Las cuestiones éticas se han olvidado, desde el respeto a la
autonomía de pacientes y profesionales, al olvido de la desigualdad
social como determinante de muerte en epidemias gripales (38).
Hay políticos sanitarios que parecen haber olvidado al tiempo la
ética política y el ejercicio honrado de su actividad (que incluye
el reconocimiento de errores y la dimisión).
14. CONCLUSIÓN
La Red (Internet) permitió una respuesta lógica y prudente a la crisis de la
gripe A.
Lo que no supieron hacer las autoridades lo hicieron los
profesionales sanitarios y la propia población.
Necesitamos ser conscientes de que las autoridades sanitarias pueden
equivocarse gravemente y de que se sienten impunes para no reconocer
sus errores.
Conviene, pues, la información independiente que
permita tomar decisiones prudentes tanto a los individuos como a las
poblaciones, especialmente a los pacientes.
NOTA
En la página
www.equipocesca.org hay información
complementaria sobre los distintos apartados tratados en este texto.
El autor puso en circulación ya el 10 de
agosto de 2009 un texto pidiendo calma y tranquilidad que se publicó
cuatro días después en
el diario El País,
y en su versión definitiva en español y traducido al francés,
inglés, italiano, portugués y ruso en septiembre de 2009 (referencia
33 de la lista de bibliografía que sigue).
Se puede difundir y distribuir este nuevo texto sin más que hacerlo
sin modificaciones.
El autor ha intentado ser extremadamente riguroso, y ha acudido a
las fuentes originales citadas, pero en caso de duda no deje de
consultar con el propio autor y con su médico.
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