Capítulo IV
Se abren los archivos
Seguís buscando los Grandes Salones de Aprendizaje en un contexto
tridimensional, y es por eso, en parte, que aún no habéis
descubierto la cámara enterrada en el interior de la Esfinge de la
Tierra. Tenéis la esperanza de abrir una puerta mágica y encontrar
una biblioteca de volúmenes dorados que contienen todos los secretos
de la creación. Se alza el telón..., y la humanidad recibe las
enseñanzas: las respuestas a lo desconocido. Sabed que esta imagen
es muy ajena a la realidad que os aguarda cuando se descubran los
salones simbólicos, los que vosotros creéis escondidos en las arenas
donde se yergue la
Gran Esfinge de Giza.
Si bien estáis aprendiendo genética y la matriz del ADN, y habéis
empezado a descodificar la sabiduría secreta contenida allí, no os
habéis dado cuenta del enigma de su inmensidad.
Oídlo otra vez ahora: la biblioteca
cósmica está codificada en vuestro ADN.
Como es arriba, es abajo.
La matriz original del macrocosmos
está enterrada en el microcosmos,
y todo es infinito.
De la semilla, el despliegue;
y del árbol la regeneración.
Tened en cuenta que vuestros dioses de
la ciencia genética, apenas habiendo rozado la superficie, han
reproducido la vida a partir de una matriz. Os han tomado el pelo
con Dolly, la oveja clonada, pero tened la seguridad de que se
hallan en curso trabajos mucho más intrincados de manipulación
genética que, como sucedió en Atlántida, han creado muchas
mutilaciones y mutaciones espantosas. Habéis contemplado el horror
potencial de semejantes facultades en manos de aquéllos de
intenciones oscuras.
Hitler sirvió a la humanidad como un
estereotipo del ángel caído:
una exhibición de los Anunnaki.
Dado el modo en que se desenvuelven las cosas en la polaridad de la
realidad de la Tierra, no cuesta mucho imaginar por qué los secretos
se han ocultado precisamente donde menos se os ocurriría mirar: en
el interior de vuestras propias paredes. Es un lugar, por demás
obvio, para enterrar un código: vuestro ADN, el arquitecto y
receptáculo inteligente del conocimiento, que reside dentro de
vosotros tan infinitamente como vosotros lo creéis afuera. Ni
siquiera las palabras de los Maestros iluminados —Buda y el
Cristo—
fueron suficientes para mostrar el camino, pues no podíais concebir
vuestra propia divinidad.
Fuisteis aleccionados para buscar
vuestros milagros fuera de vosotros, en los dioses; siempre con el
sueño de encontrar la olla de oro. ¿Os dais cuenta de que, según el
mito, el «oro» está al final de un arco iris? Considerad el espectro
de vuestra luz, vuestro sistema de chakras, y habréis encontrado
otra llave para abrir el arca del tesoro.
¿Y qué hay de la gran cámara debajo de la efigie siriana, la
Esfinge, el guardián de Giza?
Allí se encuentra el catalizador
vibratorio necesario para recuperar los diez filamentos del ADN que
los Anunnaki os quitaron cuando pusieron la red electromagnética
alrededor del planeta. Ese catalizador ha de accionarse dentro de
poco, y la alquimia comenzará una vez que el secreto sea revelado.
No obstante, esta llave girará únicamente cuando
un número
suficiente de vosotros llegue al nivel de conciencia requerido para
reintegrar el tercer filamento del ADN.
Una vez que entendáis cómo opera esto en los planos holográficos,
desaparecerá vuestro deseo de penetrar físicamente en la esquiva
cámara. En verdad, en vuestra apasionada búsqueda por resolver los
misterios, cuidaos de no entrar en ese vórtice de ninguna manera,
por cuanto sólo el Maestro Codificado será capaz de liberar las
claves de los archivos; y tenéis que superar muchos obstáculos antes
de que Ella1 pueda mostraros
el pasaje.
1 Se
refiere al Maestro Codificado, de quien se habla más en detalle en
el capítulo X.
La enigmática Esfinge también se encuentra en
el planeta Marte, en
la región de Cydonia de ese planeta, y dado que refleja
simbólicamente la escultura de la Tierra, ya estáis explorando la
conexión existente y reconociendo el sincronismo de la aparición de
la escultura marciana en este momento de vuestro despertar. Lo que
aún os falta por descubrir es que debajo de la esfinge marciana
existe un
portal multidimensional cuya función es salvaguardar la
activación de la cámara de Giza; y el Maestro Codificado enlazará el
tercer elemento de la triangulación con estos dos vórtices.
Ella ya ha recibido los códigos de
entrada y está siendo preparada para la Gran Apertura. Se está
alistando para ayudar a encaminaros de regreso a la luz y, con la
guía de los emisarios de luz de los reinos más elevados, ha estado
preparándose activamente para cumplir con ese propósito durante
muchos miles de años terrestres. En estos momentos, a medida que
vuestro sistema solar entra en esta fase dinámica de su
transmutación, ella activará las claves de Sirio de la ascensión
universal.
Mientras os mostramos el nivel de interpretación que creemos que
tenéis que contemplar en relación con las cámaras y construcciones
situadas debajo de la meseta de Giza, en Egipto, y en la región de
Cydonia, en Marte, os pedimos que tengáis presente la sabiduría
esotérica del axioma «como es arriba, es abajo».
Debido a vuestros orígenes estelares y a vuestro anhelo
subconsciente de regresar, pensáis relativamente poco en lo que
sucede «debajo», ya sea en el interior de vuestro propio cuerpo o en
el de Gaia. Sentís la tierra bajo vuestros pies como una certeza
física, una delimitación, en tanto que tendéis a interpretar el más
allá como una extensión de vosotros mismos hacia fuera y hacia
arriba —la mirada puesta en las estrellas—, ignorando que por debajo
y por dentro de vosotros sois palmo a palmo tan interminables y
vitales como la infinita inmensidad de la galaxia.
Oráis a las cuatro direcciones de Norte, Este, Sur y Oeste, el
sentido lunar horizontal; e ignoráis a menudo el plano solar
vertical, que representa las direcciones de arriba, abajo y la
dirección de adentro, donde se produce la intersección o cruz con el
concepto bidimensional del centro, la absolución del equilibrio en
el resplandor de la luz del alma.
Sugerimos que ajustéis ahora vuestros
altares para honrar y vibrar en las siete direcciones:
Norte
Oeste
Sur
Este
Arriba
Abajo
Adentro
Vuestros científicos, controlados por el
gobierno, han encontrado una justificación muy conveniente para
negar la vida en la galaxia: mediante un simple análisis de las
condiciones atmosféricas de otros cuerpos planetarios y la
aplicación de las fórmulas biológicas de la Tierra, deducen que no
existen medio ambientes habitables fuera de Gaia.
Considerando que su capacidad
exploratoria se limita aún a muy pocos planetas de vuestro sistema
solar, su punto de partida es erróneo, porque no tiene en cuenta los
niveles multidimensionales y asume que la vida tendría que
desarrollarse sobre la superficie de un cuerpo celeste.
Debajo de la superficie de muchos
cuerpos celestes, en todo el universo existe un número infinito de
civilizaciones con toda su complejidad y diversidad de formas. En la
vida bajo la superficie de Gaia proliferan colonias que han poblado
muchas capas durante millones de años terrestres. El concepto de que
haya vida bajo la superficie parece dejaros perplejos y, sin
embargo, sois perfectamente conscientes de las especies del mundo
animal, los reptiles y los insectos que penetran y hacen sus
madrigueras en las cuevas y grietas de la Tierra.
No olvidéis que en ella abundan ríos,
canales y pozos subterráneos. ¿Y no habéis descubierto que el agua
es el requisito esencial para la vida?
La mayoría de los seres intraterrestres
requiere muy poca luz para sobrevivir; hay vida sin la luz del sol,
aunque para vosotros, hijos e hijas de las estrellas, eso sea
inconcebible. La capacidad de la vida de adaptarse a las condiciones
ambientales y de transmutarse en formas nuevas es uno de los
ejemplos más profundos de vuestra propia inmortalidad.
Tampoco deberíais pasar por alto el hecho de que la mayoría de los
gobiernos de vuestros países más desarrollados
han creado complejos
túneles, bases y zonas militares de lanzamiento subterráneos, muchos
de los cuales ya están habitados y han funcionado eficientemente
durante muchos años. Otros sirven de futuras estaciones de
evacuación para los líderes mundiales y la élite militar como parte
del plan de emergencia, en caso de que una tercera guerra mundial y
final destruya las condiciones de vida en la superficie.
¿Suponéis que ellos saben algo más de lo
que os dan a conocer?
Estáis recordando Atlántida en este momento porque ahora tenéis que
expandir vuestra visión a fin de incorporar realidades posibles que
habéis ignorado u olvidado. La Civilización Perdida existió
verdaderamente en la realidad tridimensional: primero en la
superficie de la Tierra y posteriormente, debajo; y muchas de las
mutaciones creadas a través de su experimentación genética aún
pueblan el interior de vuestro planeta. Igualmente, os recordamos
que vuestros laboratorios biológicos generalmente están bajo tierra.
Ahora estáis volviendo a vivir la situación de Atlántida, ¿no?
Trazar este paralelo estimulará vuestra
memoria ancestral, porque fue desde la estación subterránea de Marte
que los Anunnaki planearon su invasión de la civilización atlante;
más aún, os decimos en este momento que bajo la superficie marciana
existe una civilización entera. Y el
Gobierno Secreto también es muy
consciente de eso.
Las estructuras de Marte han sido finalmente identificadas, y
algunas de vuestras mentes más brillantes están cartografiando los
mapas galácticos. Se está estableciendo el paralelo entre el paisaje
de Cydonia y la triangulación de Stonehenge, Avebury y Glastonbury,
en Inglaterra, y, en verdad, esto es un gran avance en vuestra
visión cósmica. Habéis empezado a adentraros en los patrones
geométricos de inteligencia esculpidos en el paisaje y, a medida que
la geometría sagrada de Sirio revele los paralelos
multidimensionales, se irán descubriendo los secretos de Marte.
Refiriéndonos nuevamente a la conciencia de la superficie y a las
siete direcciones sagradas, llevamos vuestra atención a la
Gran
Pirámide de Giza. Su forma piramidal de cuatro lados en realidad
corresponde a la mitad de un octaedro; refleja la vibración
masculina, por cuanto apunta al exterior, de cara al Sol. La otra
mitad del octaedro, la pirámide femenina, se extiende hacia el
interior, apuntando al centro de la Tierra: el reflejo etéreo de la
forma de arriba.
Dado que vuestra percepción de la
pirámide se ha limitado casi exclusivamente al estudio de la mitad
de su cuerpo etéreo —la mitad superior del octaedro—, nunca habéis
podido descifrarla realmente, ni tampoco imaginar por qué o cómo
llegaron los antiguos egipcios a tales extremos para crearla. El
objeto de vuestra fascinación ha sido la estructura superficial, la
mitad yang de la totalidad, en tanto que el misterio de los
secretos más impenetrables de Egipto está en su unificación con el
reflejo yin que yace debajo.
Ésta es la sabiduría —como se os ha
mostrado una y otra vez— expresada en vuestros símbolos sagrados: el
Tai-chi Tu, la estrella de seis puntas, el sol y la luna, y el árbol
de la vida.
Si ahora visualizáis el reflejo de la estructura etérea que se
extiende hacia dentro de la Tierra, y meditáis en la forma
geométrica completa del octaedro, así como en las representaciones
correspondientes de las direcciones contenidas en su interior,
facilitaréis vuestra comprensión de la verdadera función de la Gran
Pirámide, un prototipo de energía libre creado para prestar servicio
a los seres conscientes de Gaia desde tiempos inmemoriales.
Vosotros, líderes de la Era de Acuario, ahora estáis recibiendo el
regalo de las claves de la geometría de Sirio, que os permitirán
aprovechar la energía del acelerador en el momento que os estéis
liberando para siempre de las limitaciones de vuestras jaulas
tridimensionales.
Es sumamente importante que reconozcáis el octaedro como una
representación geométrica de las siete direcciones. El séptimo
punto, la intersección epicentral en el centro —el adentro—, es el
corazón y el alma etéreos del Gran Octaedro. Es el dorje
tibetano puro: el diamante por excelencia, la forma geométrica
interior de la estrella tetraédrica entrelazada.
Tal vez nunca hayáis sabido buscar el corazón de la Gran Pirámide
porque habéis estado indagando con los ojos físicos y oyendo la
música equivocada.
Trazamos una correspondencia entre la posición de vuestro chakra de
la corona y la ubicación de la cámara del Rey, o «sala del
transportador» —como la llamaremos—, dado que se requería la
activación de la glándula pineal del faraón para poder finalizar la
activación del Gran Acelerador. Situado en el vehículo del
«sarcófago» de granito, el faraón utilizaba el principio de
activación del merkaba para hacer que la pirámide etérea femenina
(magnética) bajo la superficie de la Tierra girara en el sentido de
las agujas del reloj.
Al mismo tiempo, el cuerpo etéreo de la
pirámide material masculina (eléctrica) en la superficie se activaba
para girar en sentido contrario a las agujas del reloj. Cuando el
tono vibratorio llegaba a la frecuencia que resonaba con el wam (la
nota musical) del faraón, atraía la forma piramidal magnética etérea
hacia arriba, hacia la forma masculina eléctrica.
Esto sucedía intradimensionalmente, con
movimientos rotatorios opuestos, hasta que la fuerza de estos dos
campos en interacción succionaba el fuego del kundalini de Gaia en
una espiral que se elevaba desde su centro, atravesaba los canales
de energía de los corredores y catapultaba al faraón a través de las
barreras dimensionales de vuestro continuo espacio-tiempo; igual que
vuestro propio cuerpo explota en un extático fuego del espíritu
cuando la llama corre por las redes conductoras, activando vuestros
chakras y luego resplandeciendo en la corona.
Ésa es la verdadera función de los
corredores; vuestra comprensión de estos pasillos como indicadores
de niveles de iniciación es exacta sólo en parte. La palabra
«pirámide», del griego pyros (fuego) y mid (medio),
describe este proceso; pero sin la imagen completa del octaedro y
una mayor conciencia de lo etéreo, no podríais encontrarle sentido
al misterio más impenetrable de vuestro mundo tridimensional.
El secreto del proceso de materialización (el descenso de regreso al
cuerpo) consistía en invertir el proceso, de tal forma que lo
masculino eléctrico giraba en el sentido de las agujas del reloj, y
lo magnético femenino al revés, en el sentido opuesto a las agujas
del reloj. La fuerza generada por las formas al separarse producía
la materialización y, por consiguiente, el faraón retornaba de sus
incursiones estelares a su carruaje de granito.
El Gran Octaedro de
Giza
Cabe mencionar que el granito se
utilizaba en el transformador por una razón muy específica: combina
los elementos del cuarzo y el feldespato, minerales que conocéis
como conductores de inteligencia intergaláctica. La naturaleza
porosa de este conglomerado mineral hacía las veces de conductor que
canalizaba la creciente energía del fuego, una vez que la fusión de
las mitades magnética y eléctrica del Gran Octaedro había llegado a
su clímax.
La tecnología de Sirio fue llevada a la Tierra por los Anunnaki, y
todos los primeros faraones, los Guardianes de los Registros,
conocían los secretos, pues ése era su legado. Nos permitimos
sugerir que los faraones heredaron un conocimiento que les hizo
posible utilizar la Gran Pirámide tal como vosotros utilizáis
vuestros cohetes.
Tan sólo que ellos trascendieron las
limitaciones físicas del espacio, en tanto que vuestros astronautas
están evidentemente sujetos a la forma, pero esto se debe únicamente
a que vuestros gobiernos todavía no han declarado todo. Como hemos
mencionado, os dan con cuchara sólo lo que el Gobierno Secreto cree
que sois capaces de asimilar, según sea conveniente para sus
estrategias globales e intereses particulares.
Los ovnis (como los entendéis actualmente) utilizan el principio del
merkaba: campos de energía en rotación opuesta que se funden entre
sí. En los próximos años saldrá mucho a la luz acerca de discos
giratorios y campos de energía rotatoria. Sabed que de los
avistamientos reales de naves que se ven en vuestros cielos, muchos
corresponden a experimentos de vuestros propios gobiernos y son el
resultado de su
interacción e intercambio con técnicos
extraterrestres.
Otros son imágenes holográficas creadas
para establecer un puente con vuestro cuerpo mental, y prepararos
así para la fusión de realidades multidimensionales a medida que el
sistema solar entero entra en posición.
Si entendéis el modelo de energía libre, os daréis cuenta de que no
hay necesidad de naves espaciales. El cineasta Gene Roddenberry,
creador de los legendarios hologramas de Star Trek, fue un canal que
os mostró este y muchos otros principios valiéndose de la zona de
seguridad donde os dais permiso para jugar con realidades probables
en forma de ciencia ficción; sin embargo, os aseguramos que
desmaterializarse no tiene nada de ficticio y es totalmente
científico.
Este portador de luz, en su misión
durante el período que pasó corporalmente en la Tierra, estuvo al
servicio de vuestro propósito más noble, y su obra aceleró vuestra
capacidad de percibir y aceptar la inteligencia extraterrestre como
una proyección de vosotros mismos hacia lo que actualmente entendéis
como el futuro.
La
Gran Pirámide de Marte es una estructura de cinco lados. Se une a
su complemento etéreo subterráneo de quince planos triangulares
adicionales que forman un icosaedro, la representación platónica
sólida del elemento del agua. Éste también es un transformador de
energía en funcionamiento, pero en la actualidad no estáis lo
suficientemente evolucionados como para entender cómo usarlo para
reflejar los éteres y para doblar la luz a través de sus cámaras de
reverberación de sonido.
Tenéis que dar un salto gigantesco cada vez.
Fotografías provenientes de las más altas fuentes gubernamentales,
vuestras propias naves espaciales, también muestran formas
piramidales de tres y cuatro lados que se levantan en el terreno
marciano; no obstante, estas pruebas irrefutables de vida
inteligente más allá de vuestro mundo apenas han llegado a los
programas de noticias de últimas horas de la noche. Se está haciendo
una gran labor para desacreditar el trabajo de quienes se han
arriesgado a la pérdida personal y a la humillación profesional para
llevar esta información al público, y os tratan como a niños
crédulos si osáis creer en lo que perciben vuestros ojos, en lo que
sabe vuestro corazón.
Desde el paisaje de Cydonia se proyecta una serie de mensajes
codificados:
«En este planeta hay vida, hay agua
y tenemos aceleradores de energía libre.»
Una vez que hayáis investigado
exhaustivamente el magnífico trabajo de correlación que se está
haciendo actualmente, descubriréis paralelos con las estructuras de
la meseta de Giza, y también con los megalitos y las líneas
telúricas de Gran Bretaña.
El paisaje de Cydonia pone abiertamente en evidencia que, al menos
temporalmente, ha habido inteligencia en Marte; sin embargo,
vuestros ingenieros espaciales se refieren a estas asombrosas
imágenes como «ilusiones ópticas». Prefieren dirigir vuestra
atención a sus espectaculares descubrimientos de formas bacterianas
fosilizadas incrustadas, en lo que han denominado «el meteorito
marciano», haciendo alusión al potencial de una condición
preexistente para una forma muy elemental de vida en el planeta
Marte.
Vamos, gente de la Tierra, ¿no es esto un insulto a vuestra
inteligencia?
Os invitamos a que os cuestionéis por qué os distraen
deliberadamente con tamañas banalidades, así como os animamos a que
os rebeléis en contra de la desinformación que os mantiene aislados.
Ha llegado la hora de reclamar vuestro derecho como miembros de la
Familia Mayor, vuestro verdadero ancestro. ¡Una familia mucho más
avanzada y viva de lo que las bacterias fosilizadas jamás hubiesen
soñado posible!
Mientras los majestuosos monumentos sirianos y sus portales
hexadimensionales miran abiertamente al espacio, vosotros estáis
siendo dirigidos para que fijéis vuestra atención en una «roca
marciana», autorizados a contemplar (sólo remotamente) la
posibilidad de que exista vida bacteriana más allá de la Tierra.
Reiteramos que, en verdad, existe vida
inteligente bajo la superficie del planeta rojo,
así como en la
Tierra, y que vuestra élite de poder lo ha sabido desde mediados del
siglo XX, cuando los científicos
Tesla y
Einstein
recibían
transmisiones abiertas de inteligencia extraterrestre con
instrucciones para construir un acelerador de energía libre.
Sus experimentos son extensiones de ese
conocimiento, pues a partir de vuestra segunda guerra global, hemos
reconocido la situación de emergencia del planeta Tierra, y hemos
estado proyectando activamente a la humanidad las facultades
tecnológicas específicas que se necesitan para ayudaros a transitar
suavemente por los ásperos contornos de los próximos veinte años
terrestres.
Ese conocimiento os ha pertenecido desde mucho antes de la partida
de los faraones, y se remonta hasta la Atlántida, cuando generadores
mentales de luz iluminaban las ciudades de cúpulas y las pirámides
de vuestros ancestros, y la clase sacerdotal viajaba en el tiempo a
otras dimensiones y a otros mundos.
Hemos venido a ayudaros a
recordar.
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