CAPITULO 4
	FINANCIANDO LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE
	
	El establecimiento del Sistema de Reserva Federal dio a la “conspiración" un 
	instrumento por medio del cual los banqueros internacionales podían llevar 
	la deuda nacional hasta el cielo, recogiendo enormes sumas de interés y 
	también ganando control sobre el prestatario. Durante la Administración 
	Wilson, solamente, la deuda nacional se expandió en un 800 por ciento.
	
	Dos meses antes del envío de la Acta de la Reserva Federal, los conspiradores 
	habían creado el mecanismo para recaudar los fondos para pagar el interés de 
	la deuda nacional. El mecanismo era el impuesto progresivo a la renta, el 
	segundo renglón del Manifiesto Comunista, de Karl Marx, que contiene diez 
	renglones para SOCIALIZAR un país.
	
	Uno naturalmente supone que el impuesto graduado a la renta recibiría la 
	oposición de los acaudalados. El hecho es que muchos de los americanos más 
	ricos lo apoyaron. Algunos, sin duda, por altruismo y porque, al principio, 
	los impuestos eran muy bajos. Pero otros apoyaban el proyecto porque ya 
	tenían un plan para evadir en forma permanente el impuesto a la renta y el 
	subsiguiente impuesto de herencia.
	
	Lo que pasó fue esto: A la vuelta del siglo, los Populistas, un grupo de 
	socialistas rurales, estaban ganando fuerzas y desafiando el poder de los 
	banqueros de Nueva York y el de los industriales monopolistas. Mientras los 
	Populistas tenían las respuestas equivocadas, hacían muchas de las preguntas 
	correctas. Desafortunadamente, los indujeron a creer que el control 
	banquero-monopolista sobre el gobierno, a lo cual ellos se oponían, era el 
	producto de la libre empresa.
	
	Como la amenaza de los Populistas a los cartelistas era desde la Izquierda 
	(no habiendo movimiento político organizado alguno para el laissez. faire), 
	los Privilegiados se movilizaron para conquistar a la Izquierda. El Profesor 
	Quigley muestra que más de 50 años atrás, la firma Morgan decidió infiltrar 
	el ala izquierda del movimiento político en los Estados Unidos. 
	
	 
	
	Esto no fue 
	difícil de hacer, ya que los grupos de Izquierda necesitaban fondos y 
	estaban ansiosos de ayuda para trasmitir su mensaje al público. Wall Street 
	daba ambas cosas. No había nada nuevo acerca de esta decisión, dice Quigley, 
	ya que otros financistas habían hablado de ello y aun lo intentaron 
	anteriormente. 
	
	 
	
	Quigley continúa:
	
		
		"Lo que, lo hizo decisivamente importante en este momento fue la combinación 
	para su adopción por el influyente financista de Wall Street, en instantes 
	en que la política de impuestos llevaba a todos los financistas a buscar 
	refugio para que sus fortunas estuvieran exentas de tributos...".
		
		(p. 938)
	
	
	Los movimientos radicales nunca son exitosos, a no ser que atraigan mucho 
	dinero y/o apoyo externo. El gran historiador del siglo XX, Oswald Spengler, 
	era uno de esos que vieron aquello que los Liberales americanos rehúsan ver, 
	que la Izquierda está controlada por su enemigo declarado, los agentes de la 
	gran fortuna. 
	
	 
	
	Escribió en su monumental Decadencia de Occidente (Biblioteca 
	Moderna, Nueva York, 1945):
	
		
		"No hay ningún movimiento proletario, ni siquiera uno comunista, que no haya 
	operado en intereses de dinero, en la dirección indicada por el dinero y, 
	durante un tiempo, autorizado por el dinero, y todo esto sin que los 
	idealistas, entre sus lideres, tengan la menor sospecha del hecho."
	
	
	Mientras el movimiento Populista era básicamente no-conspirativo, su 
	ideología y plataforma izquierdista fueron hechas para mandar a los 
	Privilegiados de 
	la élite, porque aspiraba a concentrar el poder en el 
	gobierno. Los Privilegiados sabían que podían controlar el poder y usarlo 
	para sus propias intenciones. Ellos no estaban interesados, por supuesto, en 
	promover la competencia, sino en restringirla. 
	
	 
	
	El profesor Gabriel Kolko ha 
	preparado un largo volumen presentando la innegable prueba que los gigantes 
	manipuladores de las corporaciones promovieron mucho de la llamada 
	"legislación progresiva" de las eras de Roosevelt y Wilson, legislación que 
	ostensiblemente aspiraba al control de sus abusos, pero que estaba escrita 
	de tal manera que sólo servía a sus intereses. 
	
	 
	
	En The Triumph of 
	Conservatism (por lo que Kolko erróneamente quiere decir gran negocio), 
	anota:
	
		
		" ... la razón significativa por la cual muchos hombres de negocios dieron 
	la bienvenida y trabajaron para aumentar la intervención en sus asuntos, ha 
	sido virtualmente ignorada por historiadores y economistas. Esto se debía a 
	la pretensión de que la industria americana estaba centralizada y 
	monopolizada a tal punto, que podría racionalizar la actividad (regular la 
	producción y precios) en sus diversas ramas, voluntariamente. La verdad era 
	algo muy opuesto. 
		 
		
		A pesar del gran número de combinaciones y el crecimiento 
	de su tamaño absoluto en muchas corporaciones, la tendencia dominante en la 
	economía americana, a principios de este siglo, llevaba a la creciente 
	competencia. La competencia era inaceptable para muchos negocios claves e 
	intereses financieros..."
	
	
	La mejor manera para los Privilegiados de eliminar esta creciente 
	competencia era imponer un impuesto progresivo a la renta a sus 
	competidores, mientras redactaban las leyes adecuadas para incluir puertas 
	de-escape para ellos. 
	
	 
	
	En realidad, muy pocos de los que propusieron el 
	impuesto graduado a la renta se dieron cuenta que estaban jugando con las 
	manos de aquellos a quienes pretendían controlar. 
	
	 
	
	Como Ferdinand Lundberg 
	anota en The Rich and the Super-Rich:
	
		
		"Por último, llegó a ser (el impuesto a la renta) un sifón encajado 
	gradualmente en las billeteras del público en general. Impuesto al son de 
	los hurras populares, el impuesto a la renta fue como un impuesto de clase, 
	que paso a paso, en un abrir y cerrar de ojos, se transformó en un tributo 
	de masas"
	
	
	El principal portavoz de los Privilegiados en el Senado durante este período 
	era Nelson Aldrich, uno de los conspiradores involucrados en el manejo de la 
	creación de la Reserva Federal y el abuelo materno de Nelson Aldrich 
	Rockefeller. 
	
	 
	
	Lundberg dice que,
	
		
		“cuando Aldrich hablaba, los periodistas 
	comprendían que, aunque las palabras eran suyas, la línea dramática. 
	seguramente era aprobada por el 'Gran John (D. Rockefeller) ...” 
	
	
	En años 
	anteriores, Aldrich había denunciado el impuesto a la renta como "comunista 
	y socialista", pero en 1909 propició una dramática e impresionante 
	reversión. 
	
	 
	
	El American Biographical Dictionary comenta:
	
		
		"Justo cuando la oposición llegó a ser formidable, él (Aldrich) aquietó sus 
	velas y, con el apoyo del Presidente (Taft), impulsó la propuesta de una 
	modificación a la Constitución, dándole poderes al Congreso para establecer 
	impuestos a la renta."
	
	
	Howard Hinton recuerda, en su biografía de 
	Cordell Hull, que éste había 
	bregado en la Cámara por la aprobación del impuesto a la renta. 
	
	 
	
	Sorprendido, Hinton escribió:
	
		
		"Durante las últimas semanas, el inesperado espectáculo de los líderes 
	Republicanos del Congreso, llamados "conservadores de la línea-antigua", que 
	súbitamente cambiaron su actitud de toda una vida, defendiendo, a través de 
	una mal disimulada repugnancia, la modificación del impuesto a la renta, ha 
	sido ocasión de sorpresa y admiración."
	
	
	La puerta de escape para los Privilegiados, usada con el propósito de evadir 
	el pago de impuestos, estaba lista. Cuando la Modificación hubo sido 
	aprobada 
	 por los Estados (aun antes que el impuesto a la renta fuera 
	sancionado), las fundaciones Rockefeller y Carnegie estaban en plena 
	operación.
por los Estados (aun antes que el impuesto a la renta fuera 
	sancionado), las fundaciones Rockefeller y Carnegie estaban en plena 
	operación.
	
	Se debe recordar que fue para quebrar esos monopolios de la Standard Oil 
	(Rockefeller) y de la U. S. Steel (Carnegie) que varios proyectos 
	anti-trusts fueron presentados. Estos monopolistas, ahora, podían disponer 
	de su riqueza libre de impuestos, mientras que sus competidores debían 
	enfrentar un impuesto a la renta que hacía difícil acumular capital. 
	
	 
	
	Como 
	hemos dicho, el socialismo no es un programa de participación-de-riquezas 
	como a los socialistas les gustaría hacernos creer, Sino un programa 
	consolidador-y-controlador-de-riqueza para los Privilegiados. 
	
	 
	
	El Comité Reece, que investigó las fundaciones para el Congreso, en 1953, probó, con 
	sorprendente evidencia, que las numerosas fundaciones Rockefeller y Carnegie 
	han estado promoviendo el socialismo desde su comienzo (Ver: Foundations: 
	Their Power and Influence, de René Worniser, Devin Adair, Nueva York, 1958).
	
	Los conspiradores habían creado el mecanismo para aumentar la deuda, para 
	cobrarla y para evadir ellos los impuestos destinados a pagar el interés 
	anual de la deuda. Pero nada aumenta más la deuda nacional como una guerra. 
	Y la Primera Guerra Mundial se estaba fraguando en Europa.
	
	En 1916, Woodrow Wilson fue reelegido por escasa mayoría. 
	
	 
	
	Basó su campaña en 
	el slogan: 
	
		
		"¡Él nos mantuvo fuera de la Guerra!"
		
	
	
	El pueblo americano estaba 
	en extrema oposición al hecho de que América se viera involucrada en la 
	guerra europea. Quedarse al margen de las permanentes discusiones externas 
	había sido una tradición americana desde George Washington. 
	
	 
	
	Pero a medida 
	que Wilson recorría el país, dando su palabra de honor que los soldados 
	americanos no serían enviados a una guerra externa, él se preparaba para 
	hacer justo lo contrario. Su "otro yo", como llamaba al 'Coronel" House, 
	estaba llegando a acuerdos secretos con Inglaterra, que acorralaban a 
	América para que entrara a la guerra. Sólo seis meses más tarde estábamos en 
	ella. El mismo grupo que manipulaba el proyecto del impuesto a la renta y el 
	Sistema de Reserva Federal, quería a América en la guerra.
	
	J.P. Morgan, John D. Rockefeller, el "Coronel" House, Jacob Schiff, Paul 
	Warburg y el resto de los conspiradores de la Isla Jekyll, estaban todos 
	profundamente confabulados en comprometernos a nosotros. 
	
	 
	
	Muchos de estos 
	financieros habían prestado a Inglaterra grandes sumas de dinero. De hecho, 
	J.P. Morgan y Cía. sirvieron como agentes financieros británicos en este 
	país durante la Primera Guerra Mundial.
	
	Muchas eran las razones de peso que se daban para explicar el estallido de 
	la Primera Guerra Mundial, pero había algunas que involucraban a los 
	conspiradores. Estos habían estado planeando la guerra por más de dos 
	décadas. El asesinato de un Archiduque austriaco fue meramente un incidente 
	que sirvió como excusa para empezar una reacción en cadena.
	
	Después de años de lucha, la conflagración europea devino en un punto 
	muerto, pudiendo haberse llegado a la paz si los Estados Unidos no hubieran 
	declarado la guerra a Alemania.
	
	Tan pronto como la reelección de Wilson hubo sido orientada con el slogan "un cambio de línea radical en la propaganda fue instituido."
	
	 
	
	En aquellos 
	días, anteriores a la radio y televisión, la opinión pública estaba 
	controlada casi exclusivamente por la prensa. Muchos de los diarios 
	principales estaban dominados por el grupo de la Reserva Federal. Después 
	empezaron con el cuento de la “inevitabilidad de la guerra”. 
	
	 
	
	Arthur Ponsoby, un miembro del Parlamento 
	británico, admitió, en su libro Falsehood in War Time (E. P. Dutton y Cía., 
	Inc. Nueva York, 1928): 
	
		
		"Debe haber habido más mentira deliberada en el 
	mundo desde 1914 a 1918, como nunca la hubo en otro período de la historia 
	mundial". 
	
	
	La propaganda referente a la guerra era extremadamente unilateral. 
	Aunque después del conflicto muchos historiadores admitieron que un lado era 
	tan culpable como el otro al iniciar una guerra, Alemania era pintada como 
	un monstruo militar que deseaba gobernar el mundo. 
	
	 
	
	Recuerden que este cuadro 
	fue pintado por Gran Bretaña, que tenía más soldados distribuidos alrededor 
	del mundo que todas las demás naciones juntas. El l lamado "militarismo 
	Prusiano", de hecho, existía, pero no era una amenaza de conquista mundial.
lamado "militarismo 
	Prusiano", de hecho, existía, pero no era una amenaza de conquista mundial. 
	
	
	 
	
	¡Mientras tanto, el sol nunca se ponía en el Imperio británico! 
	
	 
	
	En realidad, 
	los alemanes estaban demostrando ser serios competidores en los negocios de 
	los mercados mundiales y los británicos no lo aprobaban.
	
	Para generar fiebre de guerra, el hundimiento del "Lusitania" - un barco 
	inglés torpedeado dos años antes - fue revivido y puesto una y otra vez en los 
	titulares de los periódicos. La guerra submarina de Alemania resultó ser el 
	principal evento en el periodismo.
	
	La guerra submarina era un problema falso. Alemania e Inglaterra estaban en 
	guerra. Cada uno bloqueaba al otro país. J.P. Morgan y otros financistas 
	vendían municiones a Gran Bretaña. Los alemanes no podían permitir que 
	aquellas provisiones fueran entregadas, tanto como los ingleses no 
	permitirían entregarlas a Alemania. Sir Morgan quería tomarse los riesgos y 
	obtener las recompensas (o sufrir las consecuencias) de vender municiones a 
	Inglaterra, ése era su negocio. 
	
	 
	
	Por supuesto, no era éste un motivo como 
	para que la nación entera fuese arrastrada hacia la guerra.
	
	 El "Lusitania", en el tiempo que fue hundido, llevaba seis millones de 
	libras de municiones. En realidad, era ilegal que ciudadanos americanos 
	estuvieran a bordo llevando proyectiles a los beligerantes.
El "Lusitania", en el tiempo que fue hundido, llevaba seis millones de 
	libras de municiones. En realidad, era ilegal que ciudadanos americanos 
	estuvieran a bordo llevando proyectiles a los beligerantes. 
	
	 
	
	Casi dos años 
	antes que el barco fuera hundido, el New York Tribune (19 de junio de 1913) 
	establecía:
	
		
		"Los oficiales del "Cunnard" reconocieron al Tribune, correspondiente al día 
	de hoy, que el veloz vapor (“Lusitania”) está siendo equipado con rifles 
	navales de alto poder ...” 
		 
		
		El "Lusitania", en realidad, estaba registrado 
	como crucero auxiliar en la Marina Británica. 
		
		(Barnes, Harry E., The Genesis 
	of the War, Alfred Knopf, Nueva York, 1926,
	p. 611). 
	
	
	Además, el gobierno alemán publicó grandes avisos en todos los 
	diarios de Nueva York advirtiendo a los pasajeros potenciales que el barco 
	llevaba municiones y diciéndoles que no cruzaran el Atlántico en él. 
	
	
	
	
	 
	
	Aquellos que eligieron hacer el viaje, sabían el 
	riesgo que tomaban. Sin embargo, el hundimiento del “Lusitania” fue usado 
	hábilmente por los propagandistas para mostrar a los alemanes como inhumanos 
	asesinos de inocentes. 
	
	 
	
	La guerra submarina fue convertida en una cause 
	célebre para empujarnos al conflicto. El 6 de abril de 1917, el Congreso 
	declaró la guerra. 
	
	 
	
	El pueblo americano aceptó, en la seguridad de 
	que sería una de que sería una "guerra para terminar con todas las guerras".
	
	Durante la “guerra para terminar con todas las guerras”, el banquero Privilegiado
	Bernard Baruch fue convertido en 
	dictador absoluto del negocio americano, cuando el Presidente Wilson lo 
	designó como Presidente del Consejo de Industrias Bélicas, donde él tenía 
	control sobre todos los contratos domésticos para los materiales de la 
	guerra aliada. 
	
	 
	
	Baruch se hizo de muchos amigos mientras ponla decenas de 
	billones en contratos de gobierno, y era rumor muy extendido en Wall
	Street que, aparte de crear un mundo a salvo para los banqueros 
	internacionales, recogió US$ 200 millones para él.
	
	 
	
		
			| 
	El “Coronel” House (dra. arriba) era el hombre de primer plano de la fraternidad de 
	la banca internacional. El manipulaba al Presidente Woodrow Wilson (dra. 
	abajo) 
	como a un títere. 
	  
	Wilson lo llamaba “mi otro yo”.  
	  
	House jugó un papel 
	importante en la creación de¡ Sistema de Reserva Federal, imponiendo el 
	impuesto graduado a la renta y llevando a América a la Primera Guerra 
	Mundial. 
	  
	La influencia de House sobre Wilson es un ejemplo de que en el 
	mundo de los superpolíticos, los verdaderos gobernantes no siempre son los 
	que el público ve.
 Nacido en Alemania, el financiero internacional Paul Warburg, ideólogo del establecimiento de la Reserva Federal para 
	ejercer control sobre la economía nacional en manos de los banqueros 
	internacionales.
 
	  
	La Reserva Federal controla la oferta de dinero que permite 
	a los manipuladores crear cielos alternos de auge y recesión, 
	característicos de una economía arrolladora. 
	  
	Esto permite que aquellos que 
	estén en conocimiento previo de los hechos se hagan de fabulosas sumas de 
	dinero, pero aún más importante: permite que los Privilegiados controlen la 
	economía y luego centralicen el poder en el gobierno federal. | 
			 | 
		
			| 
			 | 
	
	
	
	
	Mientras el banquero Privilegiado Paul Warburg controlaba 
	la Reserva Federal 
	y el banquero internacional Bernard Baruch colocaba contratos del gobierno, 
	el banquero internacional Eugene Meyer, ex socio, de Baruch e hijo de un 
	miembro de la casa internacional de la banca de los Rothschild, en Lazard 
	Fréres, por elección de Wilson, fue nombrado jefe de la Corporación de 
	Finanzas de Guerra, donde también pudo hacer un poco de dinero.*
	
	 
	
	* Meyer después ganó el control del altamente influyente Washington Post, 
	que más tarde se hizo conocido como el Washington Dally Worker.
	
	Hay que hacer notar que Sir William Wiseinan, el hombre enviado por la 
	Inteligencia británica para que ayudara a llevar a los Estados Unidos a la 
	guerra, fue ampliamente recompensado por sus servicios. Se quedó en este 
	país después de la I Guerra Mundial, como un nuevo socio en el banco de 
	Jacob Schiff, Paul, Kuhn, Loeb y controlado por Warburg.
	
	La I Guerra Mundial fue una operación lucrativa para los banqueros 
	internacionales. Pero fue una catástrofe de tal magnitud para los Estados 
	Unidos, que aun hoy pocos se dan cuenta de su importancia. La guerra alteró 
	nuestra tradicional política externa de no intervención y hemos estado casi 
	constantemente atrapados, desde entonces, en perpetuas guerras para lograr 
	una paz permanente. 
	
	 
	
	Winston Churchill observó, en una oportunidad, que todas 
	las naciones hubieran salido mejor si los Estados Unidos se hubiesen 
	preocupado solamente de lo suyo. 
	
		
		"Si hubiéramos hecho eso", dijo, "la
	paz, se habría logrado con Alemania; no hubiera habido colapso alguno en que 
	Rusia optara por el comunismo; ni caída del gobierno en Italia, seguida por 
	el fascismo, y el nazismo nunca hubiera ganado ascendencia en Alemania". 
		
		
		(Social Justice Magazine, 3 de julio de 1939, p. 4).
	
	
	La Revolución Bolchevique en Rusia fue, obviamente, uno de los 
	acontecimientos decisivos, en la historia del mundo. 
	
	 
	
	Es un hecho histórico 
	sobre el cual hay mucha falta de información. Los formadores-de-mitos y re-escritores de la historia han hecho su labor de pintores de paisajes muy 
	bien. El establecimiento del comunismo en Rusia es el clásico ejemplo de la 
	segunda "gran mentira" del comunismo, esto es, que el movimiento es de las masas 
	oprimidas que se levantan en contra de los patrones explotadores. Esta 
	astuta decepción ha sido fomentada desde antes de la primera Revolución 
	Francesa, en 1789.
	
	La mayor parte de la gente cree hoy que los comunistas tuvieron éxito en 
	Rusia, porque fueron capaces de reunir detrás de ellos la simpatía y 
	frustración del pueblo ruso, que estaba ya hastiado de la tiranía de los 
	Zares. Esto es ignorar la historia de lo que realmente sucedió. Mientras que 
	a todo el mundo se le recuerda que la Revolución Bolchevique tuvo lugar en 
	noviembre de 1917, pocos saben que el Zar había abdicado siete meses antes, 
	en marzo. 
	
	 
	
	Cuando el Zar Nicolás II abdicó, un gobierno Provisional fue 
	establecido por el Príncipe Lvov, quien quería imitar al gobierno nuestro. 
	Pero, desafortunadamente, el gobierno de Lvov permitió el régimen de 
	Kerensky. 
	
	 
	
	Kerensky, un llamado socialista democrático, pudo haber estado 
	dirigiendo un gobierno de vigilancia frente a los comunistas. 
	
	 
	
	Permitió que 
	la guerra contra Alemania y los otros Poderes Centrales siguiera, pero él 
	dictó una amnistía general para los comunistas y otros revolucionarios, 
	muchos de los cuales habían estado exiliados después de la infructuosa 
	Revolución Roja de 1905. De vuelta a la madre Rusia, llegaron 250 mil 
	decididos revolucionarios y la condena del gobierno del propio Kerensky fue 
	sellada.
	
	En la Unión Soviética, como en todo país comunista (o como se llaman a sí 
	mismos - países socialistas), el poder no ha venido a las manos, de los 
	comunistas por el deseo de las masas oprimidas. El poder ha venido desde el 
	tope hacia abajo, en cada circunstancia. Reconstruyamos brevemente la 
	secuencia de la toma de posesión de los comunistas.
	
	El año es 1917. Los Aliados luchan con los Poderes Centrales. Los Aliados 
	incluyen a Rusia, el Commonwealth Británico, Francia y, por abril de 1917, 
	los Estados Unidos. En marzo de 1917 se pusieron en movimiento fuerzas 
	planificadas para obligar al Zar Nicolás II a abdicar. El lo hizo bajo la 
	presión de los Aliados, después de severos desórdenes en el capitolio 
	Zarista de Petrogrado, desórdenes causados por los trastornos en el sistema 
	de transportes, que aisló a la ciudad de provisiones alimenticias y llevó al 
	cierre de las fábricas.
	
	Pero ¿dónde estaban Lenin y Trotsky mientras todo esto sucedía? 
	
	 
	
	Lenin se 
	hallaba en Suiza y había estado en Europa Occidental desde 1905, cuando fue 
	exiliado por tratar de derribar al Zar en la infructuosa revolución 
	comunista de ese año. Trotsky también estaba en exilio, de reportero de un 
	diario comunista en el barrio bajo de Nueva York. Los Bolcheviques no eran 
	una 
	 fuerza política decisiva en el momento en que el Zar abdicó.
fuerza política decisiva en el momento en que el Zar abdicó. 
	
	 
	
	Llegaron al 
	poder no porque las masas oprimidas de Rusia los llamaran de vuelta, sino 
	porque hombres muy influyentes de Europa y los Estados Unidos los enviaron 
	para allá.
	
	Lenin fue enviado a través de la Europa-en-guerra, en el famoso "tren 
	sellado". Lenin llevaba consigo algo así como US$ 5 a US$ 6 millones en oro. 
	Todo estaba arreglado por el alto mando alemán y Warburg, a través de otro 
	socialista de toda una vida, un hombre muy rico llamado Alexander Helphand, 
	alias "Parvus".
	
	Cuando Trotsky dejó Nueva York, a bordo del “S. S. Christiania” el 27 de 
	marzo de 1917, lo hizo rodeado de 275 revolucionarios; la primera escala 
	fue en Halifax, Nueva Escocia. Allí los canadienses agarraron a Trotsky y su 
	dinero y los acorralaron a ambos. 
	
	 
	
	Para el gobierno canadiense ésta fue una 
	actitud muy lógica, ya que Trotsky había dicho muchas veces que sí él tenía 
	éxito en llegar al poder en Rusia, él pararía inmediatamente lo que llamaba 
	la "guerra imperialista" y pediría una paz separada con Alemania. Esto dejaría libres a 
	millones de tropas alemanas para cambiarlas desde el frente oriental al 
	occidental, donde podrían matar canadienses. 
	
	 
	
	Trotsky fue a prisión por cinco 
	días. Después, de improviso, los británicos (a través del futuro socio
	de Kuhn, Loeb - Sir William Wiseman) y los Estados Unidos (a través del 
	ubicuo "Coronel" House) presionaron al gobierno canadiense, para que dejara 
	en libertad a Trotsky. Por lo tanto, con un pasaporte americano, Trotsky 
	volvió a encontrarse con Lenin. 
	
	 
	
	Se juntaron y, en noviembre, a través de 
	soborno, astucia y brutalidad, pudieron, con la punta de las bayonetas, 
	obligar a las masas a aceptar el traspaso de "todo el poder a los 
	soviéticos". 
	
	 
	
	Los comunistas llegaron al 
	poder capturando un mero puñado de ciudadanos claves. De hecho, 
	prácticamente toda la Revolución Bolchevique tuvo lugar en una ciudad 
	- Petrogrado. Fue como si todos los Estados Unidos se volvieran comunistas, 
	porque una chusma dirigida por los comunistas se tomara Washington D. C. 
	Pasaron años antes que los soviéticos consolidaran el poder a través de 
	Rusia.
	
	Los alemanes, con el problema encima, tuvieron una excusa plausible para 
	financiar a Lenin y Trotsky. Los dos alemanes más responsables del 
	financiamiento de Lenin eran Max Warburg y un ruso desplazado llamado 
	Alexander Helphand. Ellos podían argumentar que estaban sirviendo a la causa 
	de su país al ayudar y financiar a Lenin. 
	
	 
	
	Sin embargo, estos dos “patriotas” 
	alemanes no se preocuparon de informar al Kaiser de su plan para fomentar 
	una revolución comunista en Rusia. 
	
	 
	
	El cuadro toma otra dimensión cuando se 
	considera que el hermano de Max Warburg era Paul Warburg, el más interesado 
	en establecer el Sistema de Reserva Federal y quien, desde su posición en el 
	Consejo de Directores de la Reserva Federal, jugó un papel clave en el 
	financiamiento del esfuerzo de guerra americano (cuando las noticias 
	goteaban en diarios americanos acerca del hermano Max manejando las finanzas 
	alemanas, Paul renunció a su puesto en la Reserva Federal, sin pena ni 
	gloria). 
	
	 
	
	De aquí en adelante la trama es repugnante.
	
	El suegro del hermano de Max Warburg, Félix, era Jacob Schiff, el socio 
	principal de Kuhn, Loeb y Cía. (Paul y Félix Warburg, ustedes 
	recordarán, también eran socios en Kuhn, Loeb y Cía, mientras Max operaba el 
	banco de la familia Rothschíld en Francfort). 
	
	 
	
	Jacob Schiff también ayudó a 
	financiar a León Trotsky. 
	
	 
	
	De acuerdo al N.Y. Journal-American, del 3 de 
	febrero de 1949: 
	
		
		"Hoy el nieto de Jacob, John Schiff, estima que el viejo 
	botó 20 millones de dólares por el triunfo final del Bolchevismo en Rusia".
		
		(Ver Cuadro 6)
	
	
	Una de las mejores fuentes de información sobre el financiamiento de la 
	revolución Bolchevique es Czarism and the Revolution, escrito por un 
	importante General ruso blanco, llamado Arséne de Goulevitch, quien fue el 
	fundador de la Unión de los Ciudadanos Oprimidos en Francia. 
	
	
	
	En este libro, 
	escrito en francés y luego traducido al inglés, De Goulevitch anota:
	
		
		"Los principales proveedores de los fondos de la revolución, sin embargo, no 
	eran ni los ricos millonarios rusos ni los bandidos armados de Lenin. La 
	'verdadera' plata venía principalmente de ciertos círculos británicos y 
	americanos que, por mucho tiempo, hablan prestado su apoyo a la causa 
	revolucionaria rusa..."
	
	
	De Goulevitch continúa:
	
		
		"El importante papel jugado por el acaudalado banquero americano Jacob 
	Schiff en los eventos de Rusia, aunque todavía está sólo Parcialmente 
	revelado, ya no es más un secreto"
	
	
	El General Alexander Nechvolodov es citado por De Goulevitch, de haber 
	manifestado en su libro sobre la Revolución Bolchevique:
	
		
		"En abril de 1917, Jacob Schiff declaró públicamente que era gracias a su 
	aporte financiero que la revolución en Rusia había tenido éxito." 
		
		 
		
		"En la 
	primavera de ese mismo año, Schiff comenzó a subvencionar a Trotsky..." 
		
		 
		
		"Simultáneamente, Trotsky y Cia. también estaban siendo subvencionados por 
	Max Warburg y Olaf Aschberg, del Nye Banken de Estocolmo..., el Rhine 
	Westphalian Syndicate y Jivotovsky..., cuya hija casó después con Trotsky."
	
	
	Schiff gastó millones por derrocar al Zar y más millones para derrocar a 
	Kerensky. 
	
	 
	
	Mandaba dinero a Rusia hasta mucho después que las verdaderas 
	intenciones de los bolcheviques fueran conocidas en el mundo. Schiff juntó 
	US$ 10 millones, supuestamente para ayuda de guerra a los judíos en Rusia, 
	pero eventos posteriores revelaron ser un buen negocio de inversión (Forbes, 
	B. C. Men Who Are Making America, pp. 334-5).
	
	De acuerdo a De Goulevitch:
	
		
		"El señor Bakhmetiev, el último Embajador imperial ruso en los Estados 
	Unidos, nos cuenta que los bolcheviques, después de la victoria, 
	transfirieron 600 millones de rublos en oro, entre los años 1918 y 1922, a 
	Kuhn, Loeb y Compañía" (firma de Schiff).
	
	
	La participación de Schiff en la revolución bolchevique, aunque ahora 
	naturalmente negada, fue bien conocida entre los Servicios de Inteligencia 
	de los Aliados de la época. 
	
	 
	
	Esto llevó a que se hablara mucho que el 
	bolchevismo era un plan judío. El resultado es que el tema del 
	financiamiento de la toma de posesión comunista sobre Rusia se hizo tabú. 
	Evidencia posterior indica que el financiamiento de los bolcheviques estaba 
	en manos de un sindicato de banqueros internacionales que, además del grupo Schiff-Warburg, incluía los intereses de Morgan y Rockefeller. 
	
	 
	
	Los 
	documentos dan testimonio que la Organización Morgan puso por lo menos US$ 1 
	millón en el equipo revolucionario rojo.*
	
	 
	
	*
	Hagedorn, Herman, The Magnate, John Day. N. Y. También ver Washington Post, 
	2 de febrero de 1918, 
	p.195
	
	Había aun otro financista de la revolución bolchevique muy importante: era 
	un inglés extremadamente rico llamado Lord Alfred Milner, el organizador y 
	jefe de una sociedad secreta llamada el "Grupo de la Mesa Redonda", que era 
	respaldada por Lord Rothschild (discutido en el próximo capítulo).
	
	De Goulevitch nos hace notar más adelante: 
	
		
		"El 7 de abril de 1917, el 
	General Janin hizo la siguiente introducción en su diario ('Au G. C. C. 
	Russé'. Le Monde Slave, Vol. 2, 1927, pp. 296-297): Larga entrevista con R., 
	quien ,confirmó que yo había sido descubierto por M. Después de referirse al 
	odio alemán suyo y de su familia, se va al tema de la revolución que, según 
	dice, estuvo manejada por los ingleses, más precisamente por Sir George 
	Buchanan y Lord (Alfred) Milner. 
		 
		
		Petrogrado, en ese momento, estaba lleno de 
	ingleses... El podría, aseguró, nombrar las calles y los números de las 
	casas en que los agentes británicos estaban alojados. Ellos fueron 
	informados, durante el levantamiento, de haberse distribuido dinero a los 
	soldados y haberlos incitado a amotinarse".
	
	
	De Goulevitch continúa revelando: 
	
		
		"En entrevista privada, he sido informado 
	que más de 21 millones de rublos fueron usados por Lord Milner en el 
	financiamiento de la revolución rusa".
	
	
	Debería ser anotado, entre paréntesis, que Lord Milner, Félix y Max Warburg, 
	representaban a "sus" respectivos países en la Conferencia de Paz en París, 
	al concluir la I Guerra Mundial.
	
	Si de alguna manera podemos atribuir el financiamiento de Lenin al 
	"patriotismo" alemán, ciertamente no podemos pensar que fue "patriotismo" 
	el que inspiró a Schiff, Morgan, Rockefeller y Milner a financiar a los 
	bolcheviques. Gran Bretaña y América estaban en guerra con Alemania y eran 
	aliados de la Rusia Zarista. Librar a docenas de divisiones alemanas para 
	cambiarlas del frente oriental a Francia y matar cientos de miles de 
	soldados británicos y americanos, fue algo más que traición.
	
	En la revolución bolchevique vemos muchas de las antiguas caras que fueron 
	responsables de crear el Sistema de Reserva Federal, iniciar el impuesto 
	graduado a la renta, establecer fundaciones libres-de-impuesto y empujarnos 
	a la I Guerra Mundial. De cualquier modo, si usted concluye que esto es nada 
	más que coincidencia, su nombre será inmediatamente borrado del registro 
	socialista.
	
	Ninguna revolución puede tener éxito sin organización y dinero. 
	
	 
	
	"Las masas 
	oprimidas", generalmente, dan poco de lo primero y nada de lo último. Pero 
	los Privilegiados de la cima se las pueden arreglar con ambas.
	
	¿Cuál era la posible ganancia de estas gentes en el financiamiento de la 
	revolución rusa? ¿Qué ganaban manteniéndola viva y a flote, o, durante los 
	años de 1920, invirtiendo millones de dólares en lo que Lenin llamaba su 
	Nuevo Programa Económico, salvando a los soviéticos de la ruina?
	
	¿Por qué estos "capitalistas" hacían todo esto? 
	
	 
	
	Si el destino de uno es la 
	conquista global, hay que empezar en alguna parte. Puede o no puede haber 
	sido coincidencia, pero Rusia era uno de los países europeos más importantes 
	que carecían de Banco Central. En Rusia, por primera vez, la conspiración 
	comunista ganó una sede geográfica desde la cual podía enviar ataques contra 
	las otras naciones del mundo. El Occidente ahora tenia un enemigo.
	
	En la revolución bolchevique tenemos a los hombres más ricos y poderosos del 
	mundo financiando un movimiento que sostiene que su propia existencia está 
	basada en el concepto de despojar de sus fortunas a hombres como:
	
		
	
	
	Pero, obviamente, estos hombres no tienen temor del 
	comunismo internacional. 
	
	 
	
	Es lógico suponer que si ellos lo financiaron y no 
	le temen, debe ser porque ellos lo controlan. ¿Puede haber otra explicación 
	que tenga sentido? Recuerden que por más de 150 años ha sido procedimiento 
	normal de operación de los Rothschild y sus aliados el de controlar ambos 
	lados en todo conflicto. Debe tener un "enemigo" si va a cobrar al rey. 
	
	 
	
	El 
	balance de poderes Oriente-Occidente es la política usada como una de las 
	principales
	excusas por la socialización de América. Aunque no era su principal 
	propósito, nacionalizando a Rusia los Privilegiados adquirieron un gran bien 
	raíz, pleno de derechos mineros, por un monto cercano a los
	US$ 40 millones.
	 
	
		
			| 
	
	 Lord 
	Alfred Milner, acaudalado inglés y hombre de primer plano de los 
	Rothschild, sirvió de contador de los banqueros internacionales en 
	Petrogrado durante la revolución bolchevique. 
	  
	Después encabezó la sociedad 
	secreta conocida como , que se dedicaba a establecer un gobierno mundial 
	dondequiera que un grupo de super-ricos financieros controlaran el mundo 
	bajo la guisa del socialismo.  
	  
	El subsidiario americano de esta conspiración es 
	el llamado, 
	Concejo de Relaciones Exteriores (CRE) y fue iniciado, y aún es 
	controlado,
	por los banqueros internacionales izquierdistas.   | 
			 
			Según su nieto John, Jacob Schiff 
			(arriba), asociado a los Rothschild por largo tiempo, financió la 
			revolución comunista en Rusia llegando a los US$ 20 millones. 
			   
			Según un informe de los archivos del 
			Departamento de Estado, su empresa, la Kuhn, Loeb y Cía., financió 
			los cinco primeros años del plan de Stalin.    
			El socio y pariente de Schiff Paul 
			Warburg dirigió el establecimiento del Sistema de Reserva Federal, 
			al mismo tiempo de estar en la nómina de la Kuhn, Loeb.    
			Los descendientes de Schiff son hoy 
			participantes activos en el Consejo de Relaciones Exteriores. | 
		
			| 
			
			 Casa del Consejo de Relaciones Exteriores, en la Calle 68 de Nueva York.   
			El 
	objetivo admitido del CRE es abolir la Constitución y reemplazar la 
	República, que fue un día independiente, por un Gobierno Mundial. 
			   
			Los 
	miembros del CRE han tenido el control de las últimas seis 
	administraciones, Richard Nixon ha sido miembro y ha designado al menos a 
	100
	miembros del CRE en altas Posiciones en su gobierno. | 
	
	
	
	
	Sólo podemos tener teorías sobre el modo en que Moscú es controlado desde 
	Nueva York, Londres y París. Mucho de este control es económico, sin duda, 
	pero es seguro que los banqueros internacionales tienen a alguien dentro de 
	Rusia que les exige a los líderes soviéticos mantenerse en línea. 
	
	 
	
	La entidad 
	puede ser SMERSH, la organización de asesinato comunista internacional, 
	descrita en testimonios ante los comités del Congreso y por Ian Fleming en 
	sus libros de James Bond. Porque aunque las novelas de Bond eran 
	salvajemente imaginativas, Fleming había estado en la Inteligencia de la 
	marina británica, mantuvo excelentes contactos secretos alrededor del mundo 
	y tenía reputación de ser un agudo estudiante de la conspiración 
	internacional.
	
	Sin embargo, sabemos que un grupo de financistas americanos no sólo ayudó a 
	establecer el comunismo en Rusia, sino que se esforzó poderosamente para 
	mantenerlo vivo. 
	
	 
	
	Desde 1918 este grupo ha estado comprometido en transferir 
	dinero y, probablemente, lo que es más importante, en transferir información 
	técnica a la Unión Soviética. Esto lo demuestra claramente el letrado 
	Anthony Sutton, del Instituto Hoover sobre Guerra, Revolución y Paz, de la 
	Universidad de Stanford, en su historia en tres tomos llamada Western 
	Technology and Soviet Economy Development. 
	
	 
	
	En su mayoría usando documentos 
	del Departamento de Estado, Sutton muestra terminantemente que todo lo que 
	los soviéticos poseen ha sido virtualmente adquirido del Occidente. 
	
	 
	
	No es 
	una exageración decir que la URSS fue hecha en USA. Los pintores de 
	paisajes, incapaces de refutar el monumental saber de Sutton, sencillamente 
	lo pintan fuera del cuadro.
	En Versalles, este mismo grupo se dedicó a esculpir Europa y a preparar el 
	escenario para la I Guerra Mundial. 
	
	 
	
	Como Lord Curzon comentó: 
	
		
		"No es un 
	tratado de paz, es un simple quiebre de hostilidades". 
	
	
	En 1933, los mismos 
	Privilegiados empujaron a FDR a reconocer a la Unión Soviética, salvándola 
	de la ruina financiera, mientras que al mismo tiempo firmaban, bajo la mesa, 
	enormes préstamos en ambos lados del Atlántico para el nuevo régimen de 
	Adolfo Hitler. 
	
	 
	
	Haciendo esto, ellos ayudaban en gran parte a la preparación 
	del escenario de la II Guerra Mundial y a los eventos que siguieron. En 
	1941, los mismos Privilegiados corrieron a ayudar a nuestro "noble aliado" 
	Stalin, después de su ruptura con Hitler. En 1943, estos mismos 
	Privilegiados partieron a la Conferencia de Teherán y procedieron al inicio 
	del despedazamiento de Europa, después de la segunda gran "guerra para 
	terminar con la guerra". 
	
	 
	
	De nuevo en Yalta y Potsdam, en 1945, establecieron la política de China..., después 
	resumida por Owen Lattimore: 
	
		
		"El problema estaba en cómo hacerla (a China) 
	caer sin que se notara que los Estados Unidos la habían empujado".
		
	
	
	Los 
	hechos son ineludibles. El comunismo ha sido impuesto en un país detrás del 
	otro, en la población local de arriba hacia abajo. 
	
	 
	
	Las fuerzas más 
	sobresalientes en la imposición de esa tiranía vinieron de los Estados 
	Unidos y Gran Bretaña. Este es un cargo que ningún americano formula 
	gratuitamente, pero los hechos no llevan a otra conclusión posible. La idea 
	que el Comunismo es un movimiento de las masas oprimidas es un fraude.
	
	Nada de lo anterior tiene sentido si el comunismo es realmente lo que los 
	comunistas y el Establishment nos dicen que es. Pero si el comunismo es un 
	brazo de una conspiración mayor, que aspira a controlar el mundo a través de 
	billonarios con poder desquiciado (y brillantes, pero despiadados académicos 
	que les han mostrado cómo usar su poder), todo se vuelve perfectamente 
	lógico.
	
	Es en este punto cuando deberíamos nuevamente dejar en claro que esta 
	conspiración no está compuesta sólo de banqueros y capitalistas 
	internacionales, sino que incluye a inteligencias representativas de los más 
	diversos estratos de la sociedad. 
	
	 
	
	Empezando con Voltaire y 
	
	Adam Weishaupt y 
	pasando por John Ruskin, Sidney Webb, Nicholas Murray Butter, y siguiendo al 
	presente con 
	Henry Kissinger y John Kenneth Galbraith, siempre ha sido el 
	erudito buscador de caminos de poder el que ha mostrado a los "hijos de 
	los muy poderosos" el modo en 
	que la riqueza puede ser usada para gobernar el mundo.
	
	No podemos someter al lector a un esfuerzo demasiado grande, ya que es de 
	importancia que recuerde que este libro sólo está discutiendo un segmento de 
	la conspiración, la labor de ciertos banqueros internacionales. 
	
	 
	
	Otros 
	segmentos igualmente importantes, que trabajan para fomentar la lucha 
	laboral, religiosa y racial, para promover el socialismo, han sido descritos 
	en numerosos otros libros. Estas otras divisiones de la conspiración operan 
	independientemente de los banqueros internacionales, en la mayoría de los 
	casos, y sería ciertamente desastroso ignorar el peligro que representan 
	contra nuestra libertad.
	
	Sería igualmente absurdo englobar a todos los hombres de negocio y banqueros 
	en la conspiración. Uno debe distinguir entre la libre empresa competidora, 
	el más moral y productivo sistema jamás ideado, y el capitalismo de cartel 
	dominado por industriales monopolistas y banqueros internacionales. 
	
	 
	
	La 
	diferencia está en que el empresario privado opera ofreciendo productos y 
	servicios en un mercado de libre competencia, mientras que el capitalista de 
	cartel usa al gobierno para obligar al público a hacer negocios con él. 
	Estos socialistas corporativos son mortales enemigos de la empresa privada 
	competidora.
	
	Los Liberales están esperanzados de que estos "barones ladrones" fijarán precios, equiparán 
	mercados, establecerán monopolios, comprarán políticos, explotarán a los 
	empleados y los despedirán antes de jubilar, pero ellos no creen en absoluto 
	que estos mismos hombres desean gobernar el mundo o usar el comunismo como 
	el puñal de su conspiración. 
	
	 
	
	Cuando uno discute las maquinaciones de estos 
	hombres, los Liberales generalmente responden diciendo: 
	
		
		“¿Pero ¿no crees que 
	tienen buenas intenciones?”
	
	
	Sin embargo, si usted piensa con lógica, razón y precisión en este campo, y 
	trata de descubrir a los buscadores de poder, la gran masa del Establishment 
	lo acusará de ser un peligroso paranoico, que está "dividiendo" a nuestra 
	gente. 
	
	 
	
	En todas las demás áreas, por supuesto, ellos alientan la disidencia, 
	por ser saludable en una "democracia".
 
	
	
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