por Thierry Meyssan
26 Febrero 2007
desde
París (Francia)
del Sitio Web
VoltaireNet
Thierry Meyssan
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire con sede en París,
Francia. Es el autor de La gran impostura y del Pentagate.
Usted cree conocer a fondo el escándalo de las «caricaturas de Mahoma» y
piensa haber formado su propia opinión con pleno conocimiento del asunto.
El
hecho es que usted ignora la realidad sobre esa importante operación de
propaganda tendiente a promover la «guerra de civilizaciones», empezando por
el hecho que ninguna de esas caricatures representa a Mahoma.
Thierry
Meyssan analiza aquí los lazos que vinculan a los diferentes protagonistas
con la administración Bush y el método utilizado para envenenar el debate
público, tanto en Oriente como en Occidente. |
Philippe Val
Photo : CAPE
Foto arriba: Philippe Val, jefe de redacción de la controvertida revista
satírica francesa Charlie Hebdo, que durante mucho tiempo ha logrado darse
una fachada y pasar como siendo una publicación progresista y de izquierdas,
pero según diversas serias investigaciones, resulta más bien lo contrario,
situando esta revista como se debe, un aliado estratégico de la prensa
oficialista y neoliberal, para otros de los círculos de poder atlantistas.
El 7 de febrero de 2007 comenzó en París el juicio contra el semanario
satírico francés Charlie Hebdo por el llamado escándalo de las «caricaturas
de Mahoma». En plena campaña electoral presidencial, importantes
personalidades comparecieron para ofrecer su testimonio a favor «del
laicismo y de la libertad de expresión».
La prensa y los dirigentes políticos son casi unánimes.
Marcando la pauta en
su editorial, el diario atlantista Le Monde escribe:
«El juicio contra Charlie Hebdo pertenece a otra era, a otra época. Aunque no fue este el
argumento presentado por la parte acusadora, hay que recordar que lo que
desencadenó la polémica fue la representación [gráfica] del profeta Mahoma,
que, para el Islam, constituye una blasfemia. Estamos por tanto ante una
querella oscurantista» [1]
Sin prestar oídos a la queja de los reclamantes, y sin esperar por el
veredicto del tribunal, la palabra pública equipara a las asociaciones de
musulmanes con grupos oscurantistas, incompatibles con la República laica y
moderna. En nombre del laicismo se estigmatiza a los fieles de una gran
religión. Esta paradoja debe ser para nosotros una señal de alerta: en
nombre del laicismo, se nos empuja a perder el sentido de la tolerancia.
Tenemos que razonar antes de dejar que nos
empujen a la «guerra de civilizaciones» [2]
El laicismo, cuando es de verdad, es hijo de la Razón. Dediquemos un poco de
tiempo al análisis del origen y de las consecuencias de este conflicto.
Veremos entonces que todo fue cuidadosamente organizado. A pesar de las
apariencias, quienes publicaron las caricaturas y quienes organizaron las
manifestaciones en el mundo musulmán no son en realidad adversarios.
Todos
actúan de forma organizada y con el objetivo de enemistarnos.
Las apariencias
En septiembre del año 2005, la prensa danesa reporta que un autor de
literatura para niños trata infructuosamente de encontrar un ilustrador para
un volumen sobre Mahoma ya que los ilustradores tienen miedo de criticar el
Islam. En reacción, el redactor jefe del más importante diario danés lanza
un concurso de ilustradores dentro de su publicación.
Muy pronto, se
publican doce caricaturas.
En noviembre, la
Sociedad Islámica de Dinamarca, estimándose insultada,
exige excusas y organiza una manifestación ante las oficinas del diario. Las
partes endurecen sus posiciones y varios periodistas declaran haber recibido
amenazas de muerte. Una delegación de la Sociedad Islámica de Dinamarca
redacta un informe sobre el caso y lanza un llamado de alerta a la Liga
Árabe y a la Organización de la Conferencia Islámica.
Once embajadores
acreditados en Copenhague piden una reunión con el primer ministro danés con
vistas a resolver la naciente crisis, pero el primer ministro argumenta que
él no tiene autoridad sobre la prensa y no acepta el encuentro.
La prensa reporta en noviembre que un partido político paquistaní ofrece una
recompensa a quien asesine a uno de los dibujantes. El primer ministro danés
condena la iniciativa pero pronto se sabe que la noticia era falsa.
En diciembre, la reunión cumbre de la Conferencia Islámica, y más tarde la
reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la Liga Árabe, aborda el
asunto. La
Alta Comisionada de las Naciones Unidas abre una investigación
sobre el racismo en la prensa danesa. El consejo de ministros del Consejo de
Europa toma nota de la actitud dilatoria del gobierno danés sobre el asunto
señalando que no se trata de una cuestión ligada a la libertad de prensa
sino de un problema de racismo.
En enero de 2006, el primer ministro danés insiste, en su mensaje de año
nuevo, en su preocupación por la libertad de expresión. El fiscal de Viborg
anuncia el sobreseimiento de la denuncia por blasfemia e incitación al odio
presentada por las organizaciones musulmanas.
En febrero, numerosas manifestaciones contra las representaciones y los
intereses daneses tienen lugar a través del mundo. Se producen quemas de
banderas y embajadas así como un boicot contra productos daneses. La condena
del mundo musulmán se extiende a Francia, donde un diario publicó las
caricaturas, y más tarde a toda Europa, que parece ser cómplice.
En París, las caricaturas aparecen publicadas en France Soir y, más tarde,
en Charlie Hebdo lo cual da lugar a una denuncia penal por parte de la
Gran
Mezquita de París (GMP) y de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia
(UOIF).
Mientras que la clase dirigente cierra filas con estas publicaciones,
el presidente francés Jacques Chirac recibe a los denunciantes en el palacio
del Elíseo y recuerda que la libertad de expresión constituye una
responsabilidad.
Las contradicciones
Hasta aquí parece tratarse de una historia simple en la que la sucesión de
hechos parece coherente.
Hay, sin embargo, una serie de detalles que suenan
falso.
-
Si el redactor jefe de un importante diario danés estaba tan preocupado por
la imposibilidad de encontrar un ilustrador para un libro destinado a los
niños, ¿cómo fue que acabó publicando una serie de caricaturas que no tienen
nada que ver con ningún tipo de literatura infantil?
El
Jyllands-Posten es el diario de más amplia difusión en Dinamarca.
Posicionado a la derecha, el diario realiza desde hace 3 años una violenta
campaña contra los inmigrantes.
En el marco de esta campaña ha publicado
constantemente artículos y editoriales en los que insinúa que el Islam es
incompatible con la democracia y que es imposible que los musulmanes se
integren a la sociedad danesa.
El objetivo de esa intensa campaña es apoyar
la reelección de la coalición gubernamental de Anders Fogh Rasmussen.
En 3
años, el Jyllands-Posten inundó Dinamarca con su retórica islamófoba, de la
que el propio primer ministro se ha convertido en vocero.
La coalición liberal conservadora sacó del poder a los socialdemócratas,
quienes habían dominado el escenario político durante 80 años. También llevó
al país a cuestionar el Estado-providencia y a lanzarse en una desenfrenada
política de privatizaciones y de desregulación.
Siguiendo una técnica
electoral clásica, ante una población que acepta difícilmente estos bruscos
cambios, Anders Fogh Rasmussen ha tratado de evitar el debate sobre las
cuestiones sociales mediante la búsqueda de chivos expiatorios:
los
extranjeros.
El local de la revista Charlie Hebdo en París protegido por la policía.
El Consejo de la Prensa de Dinamarca ya había amonestado al
Jyllands-Posten,
en marzo de 2002, por violación de la deontología periodística cuando el
diario subrayó de forma injustificada el origen étnico de personas
implicadas en un caso criminal.
En aquel entonces, el primer ministro no
dejó de aprovechar la ocasión para apoyar a este diario afirmando que el
sector periodístico cedía a la corriente de lo políticamente correcto.
La violencia del Jyllands-Posten también había sido señalada en el informe
sobre el caso de Dinamarca que presentara el
European Network Against
Racism, la federación de asociaciones antirracistas europeas [3].
El informe
describía al Jyllands-Posten como una publicación de extrema derecha. Este
observatorio antirracista de la prensa europea realizó un análisis del
contenido de los materiales publicados en ese periódico durante el
transcurso de tres meses. Señaló que el 53% de las crónicas, el 55% de los
artículos, el 70% de las noticias cortas, el 73% de las tribunas libres, el
79% de los editoriales y el 81% de las cartas de los lectores sobre las
minorías extranjeras presentan a estas últimas de forma negativa.
En otras palabras, el
Jyllands-Posten no publicó las caricaturas para
liberar a los ilustradores daneses de una autocensura sino en el marco de
una gran campaña de incitación al odio.
-
Segunda incoherencia:
¿Por qué dibujos cuyo objetivo es ridiculizar una religión tratan de
hacerlo vinculándola al terrorismo?
El concurso de caricaturas fue iniciativa del responsable del suplemento
cultural dominical del diario,
Fleming Rose. Este último se define a sí
mismo como «judío sionista» y no se inmuta en lo más mínimo cuando se le
señala que durante los años 1930-40 el Jyllands-Posten fue partidario del
fascismo y del nazismo.
Al recibir amenazas de muerte, luego de la
publicación de las caricaturas, Fleming Rose prefirió buscar refugio en
Estados Unidos, a pesar de la protección de la policía danesa.
Fleming Rose es amigo del teórico de la islamofobia
Daniel Pipes [4].
En un
artículo fechado el 29 de octubre de 2004, Rose cuenta sus conversaciones
con Pipes y apoya las tesis de este último.
«Pipes está sorprendido de que
no haya en Europa una alarma más acentuada ante el desafío que representa el
Islam en el contexto de la caída del índice de fecundidad y del
debilitamiento de la identidad histórica y cultural», escribe Rose en ese
artículo.
Daniel Pipes es el autor de esta célebre fórmula:
«Todos los musulmanes no
son terroristas, pero todos los terroristas son musulmanes ».
Partiendo de
esa base, Pipes aconseja una vigilancia policíaca sistemática sobre todos
los musulmanes en Estados Unidos y en Europa. Los dibujos publicados por Fleming Rose van más lejos aún:
insinúan que todos los musulmanes son
potencialmente terroristas.
La directora del Jyllands-Posten,
Merete Eldrup, está casada con Anders
Eldrup, director de la compañía nacional de hidrocarburos, la
Danish Oil and
Natural Gas (DONG).
Desde hace 5 años, o sea desde la llegada de la
coalición liberal conservadora al poder, Anders Eldrup y el primer ministro
participan en las reuniones anuales del
Grupo de Bilderberg. Este club,
extremadamente cerrado, es una emanación de la OTAN y es esta última quien
se encarga de invitar, poner a prueba y aprobar a los mensajeros de Estados
Unidos en Europa.
Desde la primera guerra del Golfo, en 1991, y más aún desde los
atentados de
septiembre de 2001, los servicios de
la OTAN desarrollan estudios sobre el
tema del enemigo interno. Los suburbios islamizados de Europa son
considerados madrigueras de terroristas. Inmersos en esa atmósfera, Fleming
Rose y Merete Eldrup sólo ven a los musulmanes como potenciales terroristas.
-
Tercera incoherencia:
¿Por qué el primer ministro danés desechó la mediación cuando esta aún
era posible?
Anders Fogh Rasmussen no sólo es el autor de Fra socialstat til minimalstat
(Del Estado socialista al Estado mínimo). Es también el hijo espiritual de
Uffe Ellemann-Jensen, ex presidente de su partido.
Este último fue durante
mucho tiempo el hombre de Washington en Dinamarca. Ministro de Relaciones
Exteriores y viceprimer ministro desde 1982 hasta 1993, elaboró la doctrina
que lleva su nombre y según la cual un pequeño Estado como Dinamarca puede
desempeñar un papel importante en el escenario internacional, abriéndole la
puerta a Estados Unidos.
En 1991, logró convencer a la muy reticente opinión
pública danesa de participar en la guerra del Golfo.
También reconoció, antes que cualquier otro país, la independencia de los
Estados del Báltico, provocando así el desmembramiento de la Unión Soviética
ante la onda expansiva de la explosión del bloque del este. En 1995, se
postuló para el puesto de secretario general de la OTAN pero encontró la
rotunda oposición del presidente francés Jacques Chirac quien señaló el
total alineamiento de Ellemann-Jensen con la política de Washington. Uffe
Ellemann-Jensen, quien ya no está oficialmente vinculado al gobierno, se
pronunció contra las caricaturas.
Anders Fogh Rasmussen aplica la «doctrina Ellemann-Jensen», tendiente a
servir de
caballo de Troya de Estados Unidos en Europa.
Así que, cuando
ejerció la presidencia rotativa de la Unión Europea durante el segundo
semestre del año 2002, fue él quien preparó les acuerdos secretos entre la
Unión Europea y Estados Unidos en el marco de la Nueva Agenda Transatlántica,
acuerdos que fueron firmados el 22 de enero de 2003 y que autorizaron el
secuestro, la detención y la tortura por la CIA y el MI6 de sospechosos en
cualquier lugar de la Unión Europea [5].
Según un informe del Consejo de Europa, la práctica de secuestros,
detenciones y torturas se ha desarrollado considerablemente. Más de un
centenar de víctimas han sido identificadas. Se trata exclusivamente de
musulmanes.
Mientras tanto, Rasmussen publica en el diario londinense
The Times una
tribuna libre que firma junto a otros 7 jefes de gobiernos europeos para
tratar de enrolar a la Unión Europea en la guerra de Irak [6].
En definitiva, Rasmussen acabará enviando a Irak más de 500 hombres, estacionados en
Camp
Denevang, cerca de Basora. Al confirmarse que Irak no disponía de armas de
destrucción masiva, una comisión investigadora del parlamento danés
comprueba que – al igual que George W. Bush y Tony Blair
– Anders Fogh
Rasmussen mintió de forma intencional a sus conciudadanos para empujarlos a
entrar en la guerra.
No sólo el primer ministro danés no tenía la más mínimas ganas de aplacar la
crisis de las caricaturas sino que esta última sirve a sus objetivos
políticos en la medida en que profundiza la separación entre las
civilizaciones. La tensión fortalece su posición en el ámbito nacional y
favorece la estrategia internacional de sus aliados.
Es verdad que el boicot
le costó a Dinamarca pérdidas ascendentes a mil millones de coronas (134
millones de euros), pero Estados Unidos sabrá seguramente cómo resarcirla.
Un libro publicado por el periodista Toger Seidenfaden (también miembro del
Grupo de Bilderberg) y el historiador
Rune Engelbreth Larsen demuestra
efectivamente, basándose en 4 000 documentos oficiales, que el primer
ministro danés hizo todo lo posible por provocar la crisis. Para ello le
mintió deliberadamente a la opinión pública haciéndole creer que los
embajadores de la Liga Árabe exigían una censura religiosa cuando en
realidad pedían un diálogo tendiente a limitar la propagación del racismo
[7].
En su informe anual sobre Dinamarca, el Comité Europeo Contra el Racismo y
el Antisemitismo (que no depende de la Unión Europea sino del Consejo de
Europa) expresa su «gran preocupación» ante el desarrollo de un,
«clima de
intolerancia y de xenofobia hacia los refugiados y los solicitantes de asilo
así como hacia los grupos minoritarios en general, y los musulmanes en
particular».
Menciona al primer ministro danés y al Partido Popular, miembro
de la coalición gubernamental, como responsables directos de ese fenómeno.
Denuncia además la no aplicación sistemática de ley de represión contra el
racismo [8].
-
Cuarta incoherencia:
Las caricaturas son tan espantosamente mediocres que, al principio,
suscitaron más desprecio que cólera. Entonces, ¿cómo es posible que las
caricaturas provocaran en el mundo musulmán más cólera que la ocupación
de Palestina, la invasión de Afganistán y los bombardeos contra el
Líbano?
Ante la publicación de las caricaturas, varias organizaciones musulmanas
danesas se reunieron para definir una estrategia común. Presentaron entonces
una denuncia por blasfemia (artículo 140 del Código Penal danés) e
instigación al odio y la discriminación contra un grupo de personas por
causa de su creencia religiosa (artículo 266b).
Paralelamente a esa acción
colectiva, ciertos participantes de esa asamblea organizaron manifestaciones
y una acción de cabildeo dirigido a los embajadores de Estados musulmanes
acreditados en Copenhague, acción nucleada alrededor de Ahmad Abu Laban
[9],
imán de la grupuscular Sociedad Islámica de Dinamarca (Islamik Trossamfund)
y de su amigo Ahmed Akkari, auto-designado vocero de un Comité Europeo de
Defensa del Profeta creado a raíz de todo este asunto.
Según ellos el
objetivo era ampliar el debate a la cuestión general de las muestras de
discriminación de las que son víctimas los musulmanes en Dinamarca. Para
ello montaron un expediente de 43 páginas, expediente que ilustraron con
caricaturas, entre las que se encontraban las del Jyllands-Posten.
Pero el llamado «Expediente Akkari» también contiene dibujos mucho más
insultantes que los del Jylands-Posten, como por ejemplo uno en el que se ve
un musulmán arrodillado en posición de orar mientras que es sodomizado por
un perro. Fue la lectura de ese documento lo que dio lugar a la movilización
de numerosas autoridades árabes y musulmanas, civiles y religiosas. Así que
fue aquel expediente lo que convenció a los representantes de la opinión del
mundo musulmán de que las caricaturas eran sobre Mahoma y el Islam.
Abu Laban y Ahmed Akkari emprendieron una gira internacional durante la cual
se reunieron con el secretario general de la Liga Árabe, con el gran muftí
del Cairo, con el director de la universidad Al-Azhar, con el gran muftí de
Beirut, con el jeque Faldlalah del Hezbollah, con el cardenal Sfeir y el
gran muftí de Damasco.
Esa gira resulta tanto más sorprendente cuanto que Abu Laban no debiera
haber podido visitar Egipto, país que anteriormente le había prohibido la
entrada a su territorio, al igual que los Emiratos Árabes Unidos. Laban es,
en efecto comandante de un movimiento parcialmente clandestino, el Hizb
ut-Tahrir (Partido de la Liberación), organización que los nacionalistas
árabes no tienen en gran estima.
Creado por el jurista Taqiuddin al-Nabhani en 1953, el
Hizb ut-Tahrir afirma
querer restablecer el califato otomano que dominó y oprimió al mundo árabe.
Este movimiento tiene muy mala reputación en los Estados árabes, que lo
consideran, con razón o sin ella, como un grupo de locos manipulados por la
inteligencia británica para mantener su influencia en la región. Su fundador
murió en Beirut, en 1977.
Aunque este partido se presenta como una
organización no violenta, su programa no deja lugar a dudas sobre las
intenciones que abriga. Prevé la creación de un Estado islámico único bajo
el mando dictatorial de un califa y la aplicación de una interpretación
severa de la shariah. El califa gobernaría con ayuda de un emir de la Jihad
encargado de movilizar a todos los hombres de más de 15 años para hacerle la
guerra a todos los no musulmanes.
Contrariamente a lo que usted pudiera creer, el
cuartel general del Hizb
ut-Tahrir no está en Estambul sino en Londres, donde goza de una fuerte
protección policial, a pesar de que el primer ministro Tony Blair lo ha
calificado de organización terrorista.
Los principales dirigentes
londinenses del movimiento reciben remuneraciones similares a las de altos
responsables de multinacionales anglosajonas de la informática, a pesar de
que ese tipo de empleo exige una acreditación clasificada como secreto
militar.
A falta de ser populares en el mundo árabe, los partidarios del
restablecimiento del califato otomano sí lo son en el seno de ciertas
poblaciones de lengua turca de Asia central. El Hizb ut-Tahrir fomenta el
desorden por toda esa región, incluyendo la zona china de Xin Kiang, sin
distinción de los regímenes en el poder.
La compasión se impone cuando sus
miembros son arrestados y torturados por el régimen de Karimov, en
Uzbekistán, pero nada indica que ellos mismos serían más compasivos que sus
torturadores si lograran llegar al poder.
Los Estados de la región no tardaron en comprender el peligro que representa
el Hizb ut-Tahrir. De hecho lo consideran un instrumento de la CIA y del
MI6, como antes lo fueron los muyahidines contra la URSS
[10] y se han unido
para combatirlo, siendo este uno de los objetivos de la Organización de
Cooperación de Shangai, la nueva alianza ruso-china.
Incitaciones al odio
El personaje de la caricatura de arriba (Centro de Estudios del Problema
Judío de Boloña, 1943) no es Moisés sino una personificación de los judíos
en general, a quienes se atribuye la
responsabilidad de la Segunda Guerra
Mundial.
El personaje de la caricatura de abajo (publicada por le diario
danés Jylland-Posten, 2005) no es Mahoma sino una personificación de los
musulmanes en general, a los que se atribuye la responsabilidad por el
terrorismo, que el presidente Bush califica de «Nueva Guerra Mundial».
Estos
dos dibujos no tienen nada que ver con una supuesta crítica hacia una
religión. Son dos caricaturas de propaganda tendientes a estigmatizar a
grupos de creyentes.
La primera fue utilizada para justificar un genocidio. ¿Cuál es el objetivo de la segunda?
La manipulación en Francia
France Soir fue la primera publicación que reprodujo las caricaturas en
Francia. Este diario, que en aquel momento se encontraba en quiebra, era
entonces objeto de feroces luchas de influencia entre los financistas que
aspiraban a apoderarse de su control.
El personal encargado de tomar las
decisiones editoriales en el seno de la publicación está ligado en aquel
entonces a un misterioso posible comprador del diario cuyo nombre sólo
saldrá a relucir varios meses más tarde. Se trata del comerciante de armas
Arcadi Gaydamak, presidente de Betar (la milicia del Likud) y del club de
fútbol que también lleva ese nombre y candidato a la alcaldía de Jerusalén.
Su identidad se mantuvo en secreto durante el mayor tiempo posible debido a
la existencia de una orden internacional de arresto por fraude fiscal contra
este personaje.
Una semana más tarde, las caricaturas aparecen de nuevo, en Charlie Hebdo.
Como ya demostrara
anteriormente en nuestras páginas Cedric Housez, el
semanario satírico viene concentrándose, desde finales del año 2003, en la
denuncia del peligro musulmán tomando posición contra la participación de
Tariq Ramadan en el Forum Social Europeo, por la prohibición del velo,
contra la política de Francia hacia el mundo árabe, a favor de la política
de Israel, etc. [11]
Tanto en el caso de France Soir, como en el de Charlie Hebdo, la publicación
de las caricaturas es la prolongación de ya viejas campañas de prensa al
servicio de la ideología neoconservadora de la «guerra de civilizaciones». Y
resulta eficaz ya que la clase dirigente francesa finge, de forma casi
unánime, no ver el aspecto antimusulmán del asunto y expresa su apoyo a tan
“bella” manifestación de la libertad de expresión.
La única voz discordante
será la de Jacques Chirac, quien subraya que «Francia, país laico, respeta
todas las religiones y todas las creencias».
Yendo un poco más lejos aún en el campo de la hipocresía, Charlie Hebdo
publica El mafiesto de los doce . Este documento denuncia el islamismo como
el nuevo totalitarismo [12] que se opone a la libertad de expresión.
Entre
sus firmantes se encuentran, además del propio director de Charlie Hebdo,
-
Philippe Val
-
la diputada mitómana holandesa Ayaan Hirsi Ali
-
los
periodistas Carolina Fourest y Antoine Sfeir
-
el ensayista Bernard
Henry-Levy
La Gran Mezquita de París y la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia
(UOIF) presentaron ante la justicia una denuncia contra Charlie Hebdo.
Varios candidatos a la presidencia de Francia expresaron su apoyo al
semanario satírico, en nombre de la «libertad de expresión».
Primero fueron Corinne Lepage (Cap 21) y Dominique Voynet (de los Verdes), mediante una
petición. Más tarde lo hicieron François Bayrou (UDF) y François Hollande (representante
de Segolene Royal, Partido Socialista), al comparecer como testigos durante
la vista de la causa. Y finalmente, también lo hizo Nicolas Sarkozy (UMP) en
carta dirigida al tribunal.
Jacques Chirac, cuya intervención había tenido
lugar al principio de la polémica, no se expresó de nuevo, pero ofreció su
abogado a la GMP y a la UOIF. La justicia dará su veredicto el 15 de marzo
de 2007.
Nicolas Sarkozy (candidato presidencial francés por la derecha en las
elecciones de 2007) desempeñó un papel sui generis.
En el momento de la
publicación de las caricaturas, en su calidad de ministro del Interior y de
Cultos, se negó a tomar medidas de carácter jurídico y aconsejó a las
asociaciones que forman parte del Consejo de los Musulmanes de Francia que
se encargaran de hacerlo. Posteriormente, para sorpresa de estas
asociaciones, envió en el último minuto a los abogados de Charlie Hebdo una
carta de apoyo a la publicación.
Lo cual explica las dudas del Consejo de
los Musulmanes de Francia ante la posibilidad de renunciar en masa.
¿Blasfemia o incitación al odio?
Reproducimos aquí la caricatura más polémica. En ella se puede un hombre que
lleva un turbante que en realidad una bomba. Según el Jyllands-Posten, el
personaje es Mahoma y la caricatura ridiculiza a los extremistas que invocan
al Profeta en la práctica del terrorismo.
Sin embargo, el turbante del
personaje lleva inscrita la profesión de fe de los musulmanes:
«Dios es
grande y Mahoma es su profeta».
Por consiguiente, el personaje no es el
propio Mahoma sino un musulmán emblemático. El objetivo del turbante-bomba
es asociar su imagen con la de un terrorista. Este mensaje estigmatiza a los
musulmanes en su conjunto y constituye una instigación al odio castigada por
la ley en cualquier sociedad democrática.
O sea, se habla indebidamente de las «caricaturas de Mahoma» cuando en
realidad se trata de caricaturas sobre los musulmanes [13].
En un primer momento, parecía indudable para el tribunal que no se trataba
de una crítica hacia una religión sino de una injuria y/ó difamación contra
un grupo de personas por causa de la supuesta pertenencia de estas últimas a
una religión. En efecto, el tribunal no aceptó una denuncia de una
asociación religiosa que quería defender a las personas que creen en el
Islam, pero si aceptó las de la GMP y la UOIF ya que los estatutos de esas
dos asociaciones incluyen la defensa de los derechos de sus miembros como
miembros de la sociedad y no como creyentes.
Sin embargo, en un segundo
tiempo, el presidente del tribunal dejó que la vista se desarrollara como si
se tratara de un juicio sobre el derecho de criticar el Islam.
En este caso, ya se sabe, en este momento, que los principales protagonistas
mintieron:
-
el Jyllands-Posten en cuanto a sus objetivos
-
el primer ministro
danés en lo tocante a los reclamos de los embajadores árabes
-
la Sociedad Islámica de Dinamarca sobre
el carácter de las caricaturas
-
Abu Laban sobre
su propio compromiso político
También se sabe que todos estos
protagonistas están vinculados a la administración estadounidense, que se
dedica a promover la «guerra de civilizaciones».
References
[1] «Procès d’un autre âge», editorial, Le Monde, 7 de febrero de 2007.
[2] «La "Guerre des civilisations"» por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 4
de junio de 2004. [3] ENAR Sshadow report 2004 Danemark, ENAR, pp. 40-43.
[4] «Daniel Pipes, expert de la haine», Voltaire, 5 de mayo de 2004.
[5] «L’Union européenne a autorisé par écrit les prisons secrètes de la CIA
dès janvier 2003», Voltaire, 13 de diciembre de 2005. [6] «Europe and America must stand united», The Times, 29 de enero de 2003.
Ver análisis en «La crise irakienne divise l’Europe entre atlantistes et
indépendantistes», Voltaire, 30 de enero de 2003. [7] Karikaturkrisen. En undersøgelse af baggrund og ansvar por Toger
Seidenfaden y Rune Engelbreth Larsen, Gyldendal, København 2006. [8] Tercer informe sobre Dinamarca, aprobado el 16 de diciembre de 2005 y
dado a conocer el 16 de mayo de 2006, ECRI, Consejo de Europa. [9] Ahmad Abu Laban murió de cáncer el 1º de febrero de 2007.
[10] «Enemies bought, friends sold: John Laughland The Uzbek upheaval is
seen as a ’people power’ movement but is likely to cement US control of the
region», The Guardian, 19 de mayo de 2005 [11] «Vendre le "choc des civilisations" à la gauche» por Cédric Housez,
Voltaire, 30 de agosto de 2005. [12] «Choc des civilisations: la vieille histoire du "nouveau totalitarisme"»
por Cédric Housez, Réseau Voltaire, 19 de septiembre de 2006. [13] Sólo uno de los dibujos del Jyllands-Posten representa a Mahoma. Pero
no se trata de una caricatura. Es el único dibujo destinado a ilustrar un
libro para niños.
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