
	por Pepe Escobar
	17 Noviembre 2011
	
	del Sitio Web
	
	RedVoltaire 
	
	 
	
		
			
				
					
					La Unión Europea sufre de un mal 
					terrible, la falta de democracia dentro de su enorme 
					estructura burocrática.
					
					 
					
					Las decisiones son tomadas por 
					un reducido grupo de funcionarios que responden más bien a 
					los intereses de poderosos grupos industriales o financieros 
					y no al interés de la mayoría de los ciudadanos europeos.
					
					 
					
					Muchos puestos son incluso otorgados en el más grande 
					secreto.
				
			
		
	
	
	 
	
	
	Fotomontaje: A la izquierda Leonid Ilich Brézhnev 
	
	aplaudiendo en la tribuna del 
	Partido Comunista de la Unión Soviética, 
	
	derecha la troyka de la Unión 
	Europea.
 
	
	¡Ah!, esos buenos días de la Guerra Fría y de la 
	Unión Soviética cuando un ejército de «Kremlinólogos» era adicto a todo 
	movimiento imperceptible de un 
	
	politburó inescrutable.
	
	Espera un poco. ¿Quién habría pensado que dos décadas después del fin del «socialismo 
	real», los politburó volverían a estar de moda?
	China lo hace, mira su comité permanente de nueve miembros, el más santo de 
	los santos dentro de su politburó de 25 miembros. 
	
	 
	
	Y demostrando una vez más 
	la tesis de Slavoj Zizek de que ya terminó el matrimonio del capitalismo y 
	la democracia, Europa «libre» también lo hace, con deleite, redoblando a la 
	tristemente célebre 
	
	Banda de los Cuatro de China.
	 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	Ahora es la Banda de los Ocho
	
	
	En realidad la Eurozona está dirigida por un politburó de ocho miembros.
	
	¡Qué excelente trabajo! Esta Banda de los Ocho no es responsable ante nadie, 
	excepto ante el mítico Zeus y sus relámpagos de marca registrada. 
	
	 
	
	
	En la era 
	de la modernidad líquida, Zeus se hace llamar Dios del Mercado. Lo 
	único que importa a la Banda de los Ocho es lo que quieren los mercados 
	financieros - dirigidos por Dios - los simples mortales, como los votantes europeos, en el mejor de 
	los casos solo son una molestia.
	
	Por lo tanto, los gobiernos nacionales de la Eurozona carecen totalmente de 
	significado. Las decisiones son tomadas por una troika formada por,
	
		
	
	
	
	El politburó de Europa lleva el inocente acrónimo GdF, en francés 
	
	Groupe de 
	Francfort (Grupo de Frankfurt), establecido el mes pasado. Se reunió al 
	menos cuatro veces durante el reciente festival de la deuda del Grupo de 20 
	en Cannes, espectacularmente fracasado. 
	
	 
	
	
	Y esta es la lista tecnocrática 
	completa, incluidos algunos políticos:
	
	 
	
		
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			y 2 - «Merkozy», esa híbrida polinización cruzada de la canciller alemana 
			Angela “Cruz de Hierro” Merkel y el neonapoleónico presidente francés 
			Nicolas Sarkozy. 
			
 El robusto Sarkozy puede posar como rey bajo el disfraz, entre otros, de 
	Gran Liberador de Libia; y aunque se refiere a ‘La Merkel’ como ‘La Boche’ 
	(de una forma despectiva francesa, a la manera de la Segunda Guerra Mundial) 
	la parte «Merk» en “Merkozy” es la que muestra los auténticos cojones en la 
	Unión Europea (UE).
 
	
		
			- 
			
			La hábil fusión entre Chanel y Wall Street, 
			
			
			Christine Lagarde, directora 
	gerente del FMI, quien heredó su puesto del antiguo salvador del capitalismo 
	convertido en autoimplosionado candidato presidencial francés, notorio 
	amante transatlántico de las mujeres, 
			
			Dominique Strauss-Kahn (DSK). La 
	propia Madame Lagarde es una acreditada experta financiera, como ex 
	presidente de la firma legal internacional Baker and McKenzie.
 
 
- 
			
			El ex vicepresidente de Goldman Sachs International, 
			
			
			Mario Draghi, ahora 
	presidente del todopoderoso Banco Central Europeo (BCE). El tecnócrata que 
	empujó a Italia al euro, ahora vitoreado por los periodistas financieros 
	como «salvador de Europa».
 
 
- 
			
			El presidente (desde 2004) de la Comisión Europea (CE),
			
			
			Jose Manuel 
	Barroso, esencialmente un burócrata inenarrablemente austero ansioso de 
	poder.
 
 
- 
			
			El presidente del Consejo Europeo (desde 2009) 
			
			
			Herman van Rompuy, anónimo 
	ex senador belga y primer ministro que se opone vehementemente al ingreso de 
	Turquía en la UE.
 
 
- 
			
			El comisionado para Asuntos Económicos y Monetarios europeos (desde 
	2010), 
			Olli Rehn, de Finlandia, un retraído ex alto burócrata a cargo de la 
	ampliación de la UE.
 
 
- 
			
			El presidente del grupo de Ministros de Finanzas Europeos (desde 2005), 
			
			
			Jean-Claude Juncker, ex primer ministro de Luxemburgo, descrito por The 
	Economist como «fanático federalista». 
	
	 
	
	 
	
	 
	
	Las elecciones son para debiluchos
	
	
	Mucho más allá de la versión de un reality show rabelesiano de baja calidad 
	de los últimos días del Imperio Romano, personificado por el ex primer 
	ministro italiano Silvio «bunga bunga» Berlusconi, y los afanes de formar un 
	gobierno de unidad nacional encabezado por el supertecnócrata, ex 
	comisionado europeo, Mario Monti, a quien los italianos llaman «Super 
	Mario», existe solo una hoja de ruta en lo que respecta a la UE: 
	
		
		implacable 
	«austeridad», debidamente supervisada por Madame Lagarde y sus acólitos del 
	FMI.
	
	
	
	Super Mario, a propósito, es un hombre ideal para la Banda de los Ocho: 
	
		
		ex 
	comisionado de la UE, asesor internacional de Goldman Sachs, presidente 
	europeo de la 
		Comisión Trilateral de David Rockefeller y miembro clave del 
		
		Grupo Bilderberg.
	
	
	
	Incluso un neoliberal populista como Il Cavaliere - ex niño mimado de la 
	plutocracia global - no pudo encontrar un camino para implementar en Italia 
	la hoja de ruta de austeridad dura impuesta por el BCE, el FMI y los bancos 
	acreedores. 
	
	 
	
	
	Cuando habla el Dios del Mercado - el único oráculo genuino de la 
	modernidad líquida - la realidad se inclina. 
	
	 
	
	
	No sorprende que Van Rompuy haya 
	expresado la semana pasada en Roma estas palabras oraculares: 
	
		
		«El país 
	necesita reformas, no elecciones».
	
	
	
	Nadie tiene que abrir a la fuerza los pasillos de Bruselas o sentarse con 
	algún funcionario a comer bife con papas fritas y tomar vino de Burdeos para 
	saber cuánto odia la UE a la democracia. 
	
	 
	
	
	Por ejemplo, nadie sabe cómo vota 
	el consejo gobernante (no elegido) del todopoderoso BCE, porque todo lo que 
	hace es secreto.
	
	El neoliberalismo de la línea dura, como lo impone la Banda de los Ocho, es 
	como un tratamiento de la Mafia: 
	
		
		primero te dan en las rodillas, amputando 
	los derechos sociales. Después le toca a tu garganta, amputando los derechos 
	políticos. 
	
	
	
	Al «ganado» que cargará el lastre de la austeridad interminable - los votantes europeos 
	- no les queda mucho excepto alguna huelga general o 
	gritar a pleno pulmón por las calles.
	
	No importa mucho que los «fundamentos» de Italia sean excelentes, incluidos 
	los altos niveles de ahorros privados, baja deuda privada, sistema bancario 
	estable y un superávit comercial en manufactura.
	
	Del griego al latín, el problema con Grecia e Italia no tiene nada que ver 
	con la supuesta periferia disfuncional de la UE. Lo que pasa tiene que ver 
	con los excesos del capitalismo de casino, el capital financiero operando en 
	una desregulación total. 
	
	 
	
	
	De ahí la preeminencia de ese personaje brillante/sombrío 
	- el tecnócrata de la modernidad líquida - reacio a la democracia pero 
	suficientemente legítimo para exigir represión popular, todo en nombre de 
	satisfacer al Todopoderoso Dios financiero.
	
	
	No existe ninguna diferencia (política) entre la realización de cambio de 
	régimen con bombardeos «humanitarios» o mediante los relámpagos del Dios del 
	Mercado.
	
	En cuanto al cortafuegos necesario que «salvaría» a Italia de su deuda - más 
	de 1,9 billones (millones de millones) de euros - es un enorme billón de 
	euros. No se hará, sobre todo porque el Todopoderoso Emperador
	
	Hu (Jintao) 
	ha desairado esta última invención de los bárbaros occidentales. 
	
	 
	
	
	El 
	Emperador Hu ciertamente sabía antes de los hechos que el Fondo Europeo de 
	Estabilidad Financiera (FEEF) se revelaría como un timo monumental, mientras 
	el FEEF compraba cientos de millones de euros de sus propios bonos. 
	
	 
	
	
	No 
	necesita ser Nouriel Roubini para apostar a que el euro puede estar en 
	camino a descomponerse.
	
	«Merkozy» - responsable de un 48% del producto interno bruto de la Eurozona 
	- y la Banda de los Ocho son ahora practicantes de primera clase del poder neocolonial. 
	
	 
	
	
	Lo que busca realmente la Banda de los Ocho es esencialmente 
	una UE del hombre rico, como revela una historia casi apocalíptica de 
	Reuters. [1] 
	
	 
	
	Hay que prepararse porque desde ahora el euro no unificará 
	Europa; encabezará su balcanización.
	 
	
	 
	
	
	
	Referencias
	
		
		[1] “French and Germans explore idea of smaller euro zone”, Reuters, 9 de 
	noviembre.