CARTA DE NICK HANAUER A MIS QUERIDOS
COMPAÑEROS MULTIMILLONARIOS
Es probable que no me conozcan, pero al igual que ustedes yo
formo parte de ese 0,01%; soy un capitalista orgulloso y sin
complejos.
He fundado, co-fundado y financiado más de 30 empresas en una
amplia gama de industrias, desde el Night Club que abrí cuando
tenía apenas 20 años, hasta gigantes como Amazon.com, del que
fui el primer inversor externo a la familia.
Luego fundé aQuantive, una empresa
de publicidad en Internet que fue vendida a Microsoft en 2007
por 6400 millones de dólares. En efectivo. Mis amigos y yo somos
propietarios de un banco.
Les digo todo esto para demostrar que en muchos aspectos no soy
diferente de ustedes.
Al igual que ustedes, tengo una
perspectiva amplia de los negocios y
el
capitalismo. Y también
al igual que ustedes, he sido recompensado obscenamente por mi
éxito, con una vida que el otro 99,99% ciento de los
estadounidenses no puede ni siquiera imaginar.
Tengo varias
casas, mi propio avión, etc., etc.
Ya saben de lo que estoy hablando.
En 1992, yo vendía almohadas confeccionadas por el negocio de mi
familia, Pacific Coast Feather Co., a tiendas minoristas de todo
el país e Internet era una novedad algo torpe a la que uno se
conectaba escuchando ese graznido tan particular del modem.
Pero vi bastante rápido, incluso en
aquel entonces, que muchos de mis clientes, las grandes cadenas
de tiendas, estaban condenadas a la extinción. Sabía que tan
pronto como Internet se convirtiera en algo más rápido y fiable,
(algo que no estaba demasiado lejos en el tiempo), la gente
compraría on-line como una loca.
Adiós a Caldor, Filene y Borders.
Y
así sucesivamente con el resto de empresas...
Me di cuenta de que prever el futuro antes que la gente que me
rodeaba, era la parte estratégica de mi éxito.
La parte de suerte fue que tuve dos
amigos, ambos con un talento inmenso, que también vieron el gran
potencial de la Web. Uno de ellos era un hombre del que
probablemente nunca habrán oído hablar, llamado Jeff Tauber, y
el otro era un tipo llamado Jeff Bezos.
Yo estaba tan emocionado con el
potencial de Internet que le dije a ambos Jeffs que quería
invertir en lo que crearan, a lo grande.
Lo que sucedió es que el segundo
Jeff, Jeff Bezos me llamó primero para considerar mi oferta de
inversión. Así que le ayudé a financiar su pequeña start-up
librera.
El otro Jeff lanzó una tienda por
Internet llamada Cybershop, pero lo hizo en un momento en el que
la confianza en la venta por Internet era todavía baja, es
decir, era demasiado pronto; la gente aún no estaba lista para
comprar productos caros sin comprobarlos personalmente (a
diferencia de productos básicos como los libros, cuya calidad no
es tan variable).
Cybershop no progresó, al igual que
tantos otros proyectos que cayeron con la burbuja de las
punto-com.
Sin embargo, Amazon si salió
adelante. Y ahora soy dueño de un gran yate.
Almacén de Amazon
Pero hablemos con franqueza. No soy la persona más inteligente
que he conocido, ni el más trabajador.
Yo era un estudiante mediocre. No
tengo ningún tipo de conocimiento técnico y soy incapaz de
escribir ni una sola palabra de código. Lo que me hace
diferente, creo, es una gran tolerancia al riesgo y mi intuición
sobre lo que sucederá en el futuro.
Ver hacia dónde se dirigen las cosas es la esencia de la
iniciativa empresarial. ¿Y qué es lo que veo en nuestro futuro
ahora?
Veo horcas...
"Se acercan las horcas…
para
nosotros, los plutócratas"
Al mismo tiempo que gente como usted o yo prosperan más allá de
los sueños de cualquier plutócrata de la historia, el resto del
país, el 99,99%, se está quedando muy atrás.
La
brecha entre los ricos y los
pobres está aumentando muy, muy rápidamente.
En 1980, el 1 % de la población
controlaba aproximadamente el 8 % del ingreso nacional de los
EE.UU.. La parte inferior del 50 % de la población compartía el
18 % de la riqueza. Hoy en día el 1 % posee alrededor del 20 %
de las riquezas; el 50 % inferior, sólo 12 %.
Pero el problema no es que haya desigualdad. La desigualdad es
inherente a cualquier economía capitalista. El problema es que
la desigualdad se encuentra en niveles históricamente altos y
empeora cada día. Nuestro país cada vez es menos una sociedad
capitalista y más una sociedad feudal.
A menos que nuestras políticas
cambien drásticamente, la clase media va a desaparecer y nos
veremos de vuelta a finales del siglo XVIII en Francia. Antes de
la revolución.
Por eso tengo un mensaje para mis compañeros asquerosamente
ricos, para todos aquellos que vivimos encerrados en nuestras
burbujas cerradas:
Despertad. Esto no va a durar...
Si no hacemos algo para arreglar las
desigualdades en nuestra economía, las horcas van a venir por
nosotros.
Ninguna sociedad puede sostener este
tipo de aumento de la desigualdad. De hecho, no hay ningún
ejemplo en la historia humana donde veamos una riqueza acumulada
como la actual y las horcas no hagan acto de presencia.
Una
sociedad tan desigual conlleva un estado policial. O una
revolución. No hay contraejemplos. Ninguno.
No
se trata de si eso sucederá, sino de cuándo sucederá.
Muchos de nosotros pensamos que somos especiales porque "esto es
América."
Creemos que somos inmunes a las
mismas fuerzas que iniciaron la Primavera Árabe o las
Revoluciones Francesa y Rusa. Sé que mis compañeros del 0,01%
privilegiado tienden a descartar este tipo de argumentos; muchos
de ustedes ya me han dicho directamente a la cara que estoy
completamente loco.
Y sí, sé que muchos de ustedes están
convencidos de que, por el simple hecho de ver a un pobre con un
iPhone, para ustedes la desigualdad es una ficción.
Aquí es cuando les digo: ustedes viven en un mundo de ensueño.
Todos ustedes quieren creer que
cuando las circunstancias se aproximen a un punto de inflexión,
de alguna manera podremos detectarlo y subvertir el proceso
antes de que todo estalle.
Pero cualquier estudiante de historia sabe que las cosas no
suceden nunca de esta manera.
Las revoluciones, como las quiebras,
se aproximan poco a poco, y estallan de repente. Un día, alguien
se prende fuego a lo bonzo y de golpe, miles de personas inundan
las calles y antes de que te des cuenta, el país entero está
quemando por los cuatro costados.
Entonces es cuando la gente como
nosotros apenas tenemos tiempo de llegar al aeropuerto y huir a
Nueva Zelanda. Esa es la forma en que siempre sucede.
Si la desigualdad sigue aumentando como hasta ahora, esto va a
acabar sucediendo. No seremos capaces de predecir cuándo y
resultará terrible para todos. Pero especialmente para
"nosotros".
Lo más irónico del aumento de la desigualdad es que es algo
totalmente innecesario y contraproducente.
Si hacemos algo al respecto, si
re-ajustamos nuestras políticas, como por ejemplo hizo Franklin
D. Roosevelt durante la Gran Depresión, ayudando al 99 % y
anticipándonos a los revolucionarios y a los locos (a esos que
vendrán a lincharnos con las horcas), estaremos haciendo lo
mejor para nosotros mismos, la gente rica.
Entonces, no sólo salvaremos nuestras vidas; con toda seguridad,
nos haremos aún más ricos.
NICK HANAUER