por Richard Eskow
06 Julio 2016
traducción de
Adela Kaufmann
El 1 de julio (2016), en el inicio del fin de semana del Día de la Independencia, aprendimos que la desigualdad de ingresos en este país empeoró aún más el año pasado. La desigualdad económica produce cicatrices para toda la vida - e incluso después.
Esa es una razón por qué el presidente Obama dijo en 2013 que,
Pues bien, ese desafío sólo se volvió aún mayor.
Los estudios pioneros del economista Emanuel Saez sobre la desigualdad han contribuido a reconfigurar el debate político.
En una publicación de julio de 1 (U.S. Top One Percent of Income Earners Hit New High in 2015 Amid Strong Economic Growth), Saez encontró que la brecha de riqueza entre el 1 por ciento y el 99 por ciento restante se hizo aún peor en 2015.
Las ganancias para el 1 por ciento de arriba llegaron a un "nuevo nivel" ese año. El aumento de los ingresos del 1 por ciento del 7.7 por ciento fue casi el doble del de todos los demás.
Saez revisó varios años de datos y encontró que:
Saez añade,
Y concluye:
1980 fue el año que Ronald Reagan primero asumió el cargo, anunciando una nueva era de conservadurismo económico en los Estados Unidos.
El mensaje de estos números no puede ser más claro:
Nuestro experimento de 35 años con la economía conservadora ha fallado.
Las cifras de Saez incluyen un ligero premio de consolación para el 99 por ciento: Su ingreso promedio aumentó en un 3,9 por ciento el año pasado, el mayor incremento en 17 años. Eso es una mejora, por supuesto, pero no es suficiente.
El 99 por ciento ha sufrido décadas de estancamiento de los salarios, y su ingreso fue congelado en su lugar esencialmente entre la crisis financiera de 2008 y 2013.
Una sociedad con tal creciente desigualdad extrema no puede sostenerse a sí misma para siempre. La desigualdad interfiere con el crecimiento económico, roba a la gente la oportunidad (y con ello la esperanza), condena a millones a la pobreza o a condiciones cercanas al empobrecimiento, y ofende a esa parte del espíritu humano que busca constantemente la equidad y la igualdad.
Una sociedad excesivamente desigual como la nuestra es inherentemente inestable, especialmente cuando su sistema político da a los individuos extremadamente ricos y a las corporaciones un excesivo control sobre el gobierno - perpetuándose así y amplificando su propia riqueza y poder de esta manera.
Se necesitarán años de trabajo para reparar el daño económico causado por estos niveles de desigualdad.
Y es importante recordar que, si bien medimos muchas de nuestras estadísticas económicas sobre una base trimestral o anual, los daños humanos a menudo duran mucho más que eso.
Los trabajadores que sufren un período de desempleo o una caída en la remuneración suelen ver su disminución de ganancias para el resto de su vida laboral. Este efecto es particularmente pronunciado entre los graduados universitarios recientes, muchos de los cuales se graduaron en uno de los mercados de trabajo peores de la historia.
Su ingreso es probable que sufra a través de toda su carrera, como resultado - mientras que, al mismo tiempo, han tenido que cargar con el mayor peso de la deuda de estudiante en la historia humana.
Los ingresos menores están ligados a una mayor mortalidad infantil, una esperanza de vida más corta, y una precaria salud mental y física para padres y niños por igual.
Los daños económicos se llevan a menudo de generación en generación, a través de los niños. La pobreza puede infligir un daño permanente en la salud y la capacidad de ganar de un niño.
La movilidad económica es muy baja en este país; los ingresos de los padres tienen una enorme influencia en el poder adquisitivo de los niños, y los estudios han demostrado consistentemente que los estadounidenses disfrutan mucho menos movilidad hacia arriba que los residentes de Canadá y la mayoría de los países de Europa Occidental.
¿Qué podemos hacer para reducir la desigualdad y curar algunas de sus profundas y duraderas heridas?
Aquí hay una lista parcial:
También tenemos que fortalecer el movimiento obrero.
Un reciente estudio por el Fondo Monetario Internacional (FMI) encontró que una,
El Cuatro de Julio se ha ido y regresado.
Pero las cicatrices de la desigualdad siguen aquí, privando a millones de nosotros de la libertad de elegir, de crecer, e incluso de vivir.
Nuestro trabajo acaba de empezar...
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