
	por Manuel Freytas
	21 Diciembre 2012
	del Sitio Web 
	IARNoticias
	
	 
	
	 
	
	 
	
		
			| 
			Manuel Freytas es periodista, 
			investigador, analista de estructuras del poder, especialista en 
			inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más 
			difundidos y referenciados en la Web. 
			
			
			manuelfreytas@iarnoticias.com  | 
	
	
		
			
				
					
						
						
						
						La hambruna mundial 
						es un tema que no figura en ningún debate prioritario de 
						discusión internacional, sencillamente, porque el pobre, 
						el hambriento, no es mercancía rentable, está fuera del 
						circuito del consumo y no genera dividendos. 
						 
						
						En el desenlace de este 
						proceso de catástrofe humanitaria (con concentración de 
						riqueza en pocas manos y exterminio de "población 
						sobrante") se incuban las bases y el detonante de un "Apocalipsis 
						social" que el sistema y sus analistas todavía no 
						registran ni prestan atención. 
						
 
					
				
			
		
	
	
	 
	
	
	
	 
	
	 
	
	Mientras las potencias centrales discuten 
	multimillonarios programas de salvamento financiero para sus Estados, y 
	florecen los súper millonarios y la concentración de riquezas en pocas manos, 
	se extiende la pobreza mundial y en el llamado Cuerno de África - Somalia, 
	Kenia y Etiopía - se vive una grave hambruna que, según la ONU, tiene en 
	riesgo la vida de cerca de 10 millones de personas. 
	
	 
	
	No obstante, nadie habla 
	de esta catástrofe humanitaria.
	
	
	La cronología así lo demuestra: 
	
		
		En 1967 la guerra y el hambre causaron en 
	Biafra un millón y medio de víctimas. Un año después, el turno fue para los 
	países que conforman el llamado “cinturón del hambre”, con cerca de un 
	cuarto de millón de fallecidos.
	
	
	La lista nunca se detuvo, afectando en especial a,
	
		
			- 
			
			Senegal 
- 
			
			Malí 
- 
			
			Mauritania 
- 
			
			Guinea 
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			Burkina Faso 
- 
			
			Argelia 
- 
			
			Níger 
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			Nigeria 
- 
			
			Chad 
- 
			
			Camerún 
- 
			
			Yibuti 
- 
			
			Eritrea  
- 
			
			Sudán,  
	
	...y tres de estos países están hoy en el ojo del huracán.
	
	
	 
	
	Una 
	funcionaria de Unicef, Mia Cox, escandalizada ante la impavidez de la 
	comunidad internacional, alertó sobre lo que denomina como el "Hambre 
	- un Tsunami Silencioso".
	
	Según 
	la ONU, con "menos del 1%" de los fondos económicos que han utilizado 
	los gobiernos capitalistas centrales para salvar 
	al sistema financiero 
	global (bancos y empresas que han desatado la crisis económica), se podría 
	resolver la calamidad y el sufrimiento de miles de millones de personas (casi 
	la mitad de la población mundial) que son víctimas de la hambruna a escala 
	mundial.
	
	¿Y porqué no se hace? Por una razón de fondo: 
	
		
		Los pobres, los desamparados, 
	la "población sobrante", no son un "producto rentable" para el sistema 
	capitalista.
	
	
	La ONU viene advirtiendo que el hambre aumentó "significativamente" y ha 
	batido un récord en los tres últimos años.
	
		
			- 
			
			En un primer capítulo, en el 2008, y a causa del aumento de los precios del 
	petróleo, hubo una escalada mundial del precio de los alimentos que 
	incrementó el proceso de hambruna que padecen habitualmente las poblaciones 
	más desprotegidas de Asia, África y América Latina.
 
 
- 
			
			En un segundo capítulo, con el desarrollo de la crisis recesiva global, ese 
	proceso se agudizó arrojando a más población desposeída a la marginalidad y 
	a la carencia de alimentos para subsistir aunque sólo sea a escala precaria. 
	
	 
	
	
	
	 
	
	 
	
	Según la ONU, en el mundo ya hay más de 1.000 millones de personas que 
	padecen hambre crónica, la cifra más alta de la historia, y en todo el 
	planeta hay más 3.000 millones de pobres y desnutridos, lo que representa 
	casi la mitad de la población mundial.
	
	Los datos fueron difundidos casi al mismo tiempo por la directora del 
	Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Londres, y el relator especial de la 
	ONU sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter, en un foro en 
	México.
	
	La directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA),
	Josette Sheeran, cifró 
	la cantidad de hambrientos, es decir, personas que no acceden ni siquiera a 
	los requerimientos básicos de alimentación, en 1.020 millones, y advirtió 
	que el flujo de ayuda humanitaria está en "un mínimo histórico".
	
	Hay que aclarar, a modo de ejemplo, que los US$ 6.700 millones del 
	programa para "combatir el hambre mundial", equivalen solamente a 
	un 10% de 
	la fortuna personal de 
	
	Bill Gates, el hombre que encabeza la lista de 
	millonarios a escala global.
	
	La directora del PMA remarcó que, con "menos del 1%" de las inyecciones 
	económicas que han hecho los gobiernos para salvar al sistema financiero 
	global, se podría resolver la calamidad de millones de personas que son 
	víctimas de la hambruna.
	
	Según el director general de la Organización para la Agricultura y la 
	Alimentación (FAO) de Naciones Unidas, Jacques Diouf, la ausencia de los 
	líderes políticos de los países ricos en las reuniones de la Cumbre Mundial 
	sobre Seguridad Alimentaria revela que,
	
		
		"el problema del hambre no es una 
	prioridad para los países más ricos".
	
	
	En 2009, durante una cumbre por el hambre, el director de la FAO contó seis 
	segundos en un spot publicitario y agregó: 
	
		
		"Un niño ha muerto de hambre en 
	el mundo". 
	
	
	En el día de la asamblea mundial contra el flagelo, 17 mil 
	personas murieron de hambre, añadió.
	
	Además, aseguró que,
	
		
		"con 44.000 millones de dólares, se resolvería el hambre 
	en el mundo". 
	
	
	Esa cifra equivale al 66% de la fortuna de Bill Gates, el 
	primer millonario del planeta. O sea que, si el bueno de Bill se quedara 
	"solo" con 
	16.000 millones de dólares y donara el resto a la FAO, los hambrientos del 
	mundo comerían.
	
	En las cumbres sobre el hambre, salvo los discursos, nadie pone una moneda 
	para paliar la hambruna que devasta a más de mil millones de habitantes de 
	la Tierra. 
	
	 
	
	¿Locura?, ¿Absurdo?, ¿Canibalismo de la propia especie? 
	
	 
	
	Nada de 
	eso: 
	
		
		Planeta regido por el sistema capitalista y falta de motivación para 
	invertir en el "producto hambre". 
	
	
	Invertir en el mercado de la pobreza no 
	genera rentabilidad empresarial y resulta un pasivo cada vez más intolerable 
	para los gobiernos.
	
	Controlados por las corporaciones trasnacionales, y despojados de su 
	condición de "bien social", el agua potable y los alimentos se convierten en 
	mercancía capitalista con un valor fijado por la especulación financiera, 
	convirtiéndose en la causa principal de las hambrunas y conflictos sociales 
	que ya empiezan a desarrollarse por todo el planeta.
	
	Según la FAO, diez corporaciones trasnacionales controlan actualmente el 80% 
	del comercio mundial de los alimentos básicos, y similar número de mega 
	empresas controlan el mercado internacional 
	del agua potable.
	
	En la realidad, la fuente y producción de alimentos y la industrialización 
	del agua potable está fuera de la órbita del control estatal de los 
	gobiernos.
	
	Esos recursos esenciales para la supervivencia humana están supeditados a la 
	lógica de rentabilidad capitalista de un puñado de corporaciones 
	trasnacionales (con capacidad informática, financiera y tecnológica) que los 
	controlan a nivel global, y con protección militar-nuclear de EE.UU. y las 
	superpotencias.
	
	En este contexto, se plantean diversos escenarios de guerras futuras por el 
	control de las fuentes de estos recursos estratégicos esenciales para la 
	existencia humana.
	
	En el actual escenario, la confluencia de la suba del precio del petróleo y 
	de los alimentos, combinados con la especulación financiera y los conflictos 
	políticos y militares en las zonas calientes del planeta (como África y 
	Medio Oriente) alimenta un cóctel explosivo cuyo desenlace a nivel 
	planetario nadie puede prever o estimar.
	 
	
	 
	
	
	
	
	El Apocalipsis social
	
	
	En este escenario, y dentro de los parámetros funcionales del sistema 
	capitalista (establecido como "civilización única") la "población sobrante" 
	(los desposeídos y famélicos de la tierra) son las masas expulsadas del 
	circuito del consumo como emergente de la dinámica de concentración de 
	riqueza en pocas manos. 
	 
	
	 
	
	
	
	 
	
	
	
	Estas masas desposeídas, que se multiplican por las periferias de,
	
		
			- 
			
			Asia 
- 
			
			África  
- 
			
			América Latina,  
	
	...no reúnen los estándares del consumo básico (supervivencia 
	mínima) que requiere la estructura funcional del sistema para generar 
	rentabilidad y nuevos ciclos de concentración de activos empresariales y 
	fortunas personales.
	
	Por una estricta valoración de la ecuación "costo-beneficio" capitalista 
	esos seres desposeídos ya fueron abandonados a su suerte y condenados a 
	muerte sin juicio previo. 
	
	 
	
	Y el Apocalipsis social ya no es una teoría 
	conspirativa
	
	Pero de esta cuestión estratégica, vital para la comprensión de la crisis 
	global y de su impacto social masivo en el planeta, la prensa internacional 
	no se ocupa. Los medios locales e internacionales están ocupados en 
	dilucidar como la crisis produce la disminución de las fortunas de los ricos 
	y la pérdida de rentabilidad de las empresas.
	
	Tanto el "milagro asiático" como el "milagro latinoamericano" (del 
	crecimiento económico sin reparto social) se construyeron con mano de obra 
	esclava y con salarios en negro. Esto lleva a que, al caerse el "modelo" por 
	efecto de la crisis recesiva global, el grueso de la crisis social emergente 
	con despidos laborales en masa se vuelque en esas regiones.
	
	Además, esa masas expulsadas del circuito del consumo, requieren (para darle 
	una pantalla "compasiva" al sistema) de una estructura "asistencialista" 
	compuesta por 
	la ONU y las organizaciones internacionales que representan 
	una carga y un "pasivo indeseable" en los balances de gobiernos y empresas 
	trasnacionales a escala global.
	
	Durante las crisis (como la que hoy vive el sistema capitalista) las 
	empresas y bancos preservan sus rentabilidad "achicando costos".
	
	Y las primeras víctimas, las variables de ajuste, son las masas asalariadas 
	y los sectores más vulnerables de la sociedad que pagan la crisis de los 
	ricos con despidos y reducción de sus salarios, mientras que los sectores 
	más desprotegidos sufren el impacto directo de los recortes de los planes 
	sociales y de ayuda a la pobreza de los gobiernos.
	
	Quien trate de quitarles el control de los recursos esenciales a las 
	empresas y bancos trasnacionales, antes deberá derrotar al poder militar 
	nuclear de EE.UU. y de las potencias aliadas de la Unión Europea, gendarmes y 
	reaseguros políticos de las corporaciones capitalistas que han convertido el 
	planeta en una economía de enclave al servicio de la rentabilidad privada.
	
	Dentro de esta ecuación (de un sistema de producción mundial solo orientado 
	a la búsqueda de rentabilidad) se desarrollan dos efectos inversamente 
	proporcionales: 
	
		
			- 
			
			Un crecimiento récord de las fortunas personales y de los 
	activos empresariales capitalistas 
- 
			
			Un crecimiento récord (como consigna la 
			ONU) de los pobres y hambrientos que ya alcanzan la mitad de la 
			población mundial 
	
	En el desenlace de este proceso (de concentración de riqueza con "población 
	sobrante") se incuban las bases y el detonante de un "Apocalipsis social" 
	que el sistema y sus analistas todavía no registran ni prestan atención. 
	
	Es un dilema que no figura en ningún debate ni discusión internacional, 
	sencillamente, porque el pobre, el hambriento, no es mercancía rentable, 
	está fuera del circuito del consumo y no genera dividendos.
	
	Y el desenlace, no es profético sino matemático: 
	
		
		¿Qué va a pasar cuando la 
	mitad de la humanidad que no come avance sobre sus verdugos?
	
	
	La plaga del hambre que ya se extiende como una epidemia por las áreas 
	empobrecidas del planeta genera las condiciones para un "Apocalipsis 
	social".
	
	Casi la mitad de la población del planeta Tierra - según la ONU - sobrevive en estado 
	de pobreza o por debajo de la escala de supervivencia, sin satisfacer sus 
	necesidades básicas de alimentación.
	
	No hace falta mucha imaginación (el fenómeno ya se verifica en la realidad) 
	para mensurar el factor apocalíptico masivo que representaría para el 
	sistema el avance de ejércitos de hambrientos buscando comida para 
	supervivir en las grandes urbes, enfrentando con la violencia a la represión 
	militar o policial.
	
	¿Qué puede detener a un hambriento? ¿Que puede perder un hambriento más allá 
	de su vida que ya casi ni la tiene? 
	
	 
	
	Se trata del instinto de conservación, 
	el primer sistema de señales que guía la conducta de un ser humano o de un 
	animal en situaciones extremas de lucha por la supervivencia.
	
		
			- 
			
			¿Acaso se utilizarían tanques, aviones y arsenales nucleares para detener a 
	los miles de millones de pobres atacados de "hambre celular" que se 
	abalanzarían masivamente sobre las ciudades para conseguir alimentos por los 
	medios que fuesen?
 
 
- 
			
			¿Con qué discurso los políticos del sistema podrían contener a los atacados 
	de incontinencia alimentaria y reencauzarlos por la senda de la "civilización" 
	y de la "gobernabilidad democrática" capitalista?
 
 
- 
			
			¿Cuánta propiedad privada concentraría un "empresario" capitalista antes de 
	que las multitudes de hambrientos saqueen su casa y destruyan todo lo que 
	encuentran a su paso, incluso su vida y la de su familia?
 
 
- 
			
			¿Cuántas balas o misiles alcanzarían a disparar las tropas militares antes 
	de ser destrozadas por las multitudes enfurecidas por el hambre y la 
	reacción instintiva de la búsqueda de supervivencia a cualquier costo?. 
	
	No se trata de una revolución racional y planificada para la toma del poder 
	político.
	
	 
	
	Se trata de la "barbarie" en su escala primitiva, una regresión al 
	hombre prehistórico, sin ningún molde de "civilización" o de "convención 
	social" que lo contenga en su búsqueda de alimentos para supervivir en la 
	inmediatez.
	
	Se trata, en última instancia, de una reacción inconmensurable de la masa de 
	"población sobrante", que el estúpido, irracional y criminal sistema 
	capitalista todavía no registra.