por Marina Amaral

Agência Pública

20 Junio 2013

traducción de El Puercoespín

del Sitio Web IDL-Reporteros

Versión original en portugués

 

 

 

En Belo Horizonte, Brasilia, Río de Janeiro, Porto Alegre, Curitiba y Fortaleza

protestan contra la Copa Mundial de Fútbol,

por una mayor participación política y una mejora

en el transporte y los servicios públicos de calidad.

 

A continuación, las siete razones por las que esta fiesta

se está transformando en una manifestación.

 

 

 


La población cuestiona la cantidad excesiva de recursos

que se están gastando en la organización

del Mundial de Fútbol 2014.

 

 

Ya se gastaron 27.400 millones de reales en la Copa y la previsión actual del costo  total es de 33.000 millones, una cantidad que se aproxima al monto del presupuesto federal en educación para este año: 38.000 millones de reales.

 

Una priorización de recursos que la población cuestiona en las calles, así como la concentración de dinero público en la construcción de estadios, que, en muchos casos - como en Manaos y Cuiabá - son “elefantes blancos” sin utilización futura (NdT: 1 dólar norteamericano equivale a 2,2 reales).

Además de ello, las obras de movilidad urbana - presentadas por el gobierno como el principal legado para las ciudades sede y actualmente presupuestadas en 12.000 millones de reales - privilegian a los accesos viales para automóviles (viaductos, extensión de avenidas) y la ruta aeropuertos-hoteles-estadios que no es necesariamente prioritaria para la movilidad urbana en la vida cotidiana de esas ciudades.

 

Un ejemplo claro es Itaquera, donde las obras reclamadas por la comunidad fueron suspendidas mientras se invierte a todo vapor en las obras de acceso al estadio.

 

Promesas de inversión en transporte público, como la construcción del metro de Salvador y el Monorriel da línea Ouro en San Pablo fueron retiradas de la Matriz de Responsabilidades (el presupuesto federal para la Copa) y el transporte público llegó a ser perjudicado en Río de Janeiro, donde los moradores y el comercio sufren con la falta del  tradicional tranvía - que no circula desde 2011, después de un accidente denunciado por los vecinos como resultante de un equivocado proyecto de modernización (que hubo que rehacer y todavía no está listo).

Finalmente, las obras de movilidad urbana son las principales responsables de la remoción de comunidades, amenazas ambientales y pérdida de instalaciones públicas.
 

 

 


Remociones violentas y demoliciones indeseables
 

 

Un ciudadano brasileño

es detenido por un efectivo de la Policía.
 


 

Los movimientos sociales han contabilizado 170 mil personas amenazadas o ya removidas y/o recibiendo indemnizaciones de 3 a 10 mil reales, en el caso de aquellos que pueden probar la propiedad del lote y asistencia de renta de menos de un salario mínimo para los demás. No es raro que los desalojos sean realizados en forma violenta, sin transparencia ni diálogo entre poder público y residentes. 

 

En el morro de Providencia, en Río de Janeiro, por ejemplo, algunas personas descubrían que iban a ser expulsadas cuando sus casas aparecían marcadas, sin negociación previa alguna.

 

Además de las casas, los residentes pierden sus comunidades, en algunos casos centenarias, amigos, vecinos, tradiciones. Por lo general son enviados lejos de sus raíces y su vida cotidiana y pierden la infraestructura urbana de barrios más céntricos, por ejemplo en el caso de la amenazada comunidad de la Paz, en Itaquera, San Pablo.

 

Las indemnizaciones recibidas son muy inferiores a los precios de alquiler e inmuebles en los barrios afectados por las obras de la Copa, forzando la partida también de aquellos que pueden decidir su destino.

 

La especulación inmobiliaria en torno de los estadios y las mejoras realizadas para volver la ciudad más atractiva para los turistas expulsan a los residentes que deberían ser beneficiados por el cambio, de los morros de Río de Janeiro a la zona oriental de San Pablo, agravando el gran problema de falta de viviendas en las grandes ciudades brasileñas.

 

El patrimonio social y cultural también ha sido perjudicado, como demostró la expulsión de los representantes de las etnias indígenas que ocupaban el antiguo Museo del Indio en Río de Janeiro, reconocido por los antropólogos  como marco de relación entre indios y blancos en Brasil; o que el histórico estadio de Maracaná fuera despersonalizado por una reforma que ya costó 1.200 millones del tesoro público y acompañado de la destrucción de instalaciones deportivas públicas, como el gimnasio Célio Barros, para construir estacionamientos y accesos viales en torno del estadio.
 

 

 


Legislación de excepción para cumplir las exigencias de la FIFA
 

 


La Policía antimotines se enfrenta a una turba de manifestantes.

 


Desde que Brasil cerró el acuerdo con la FIFA, el gobierno viene creando leyes por decreto para asegurar los intereses de ésta y de sus socios (Ley General de la Copa), permitir que Estados y municipios se endeuden más allá de lo establecido por la Ley de Responsabilidad Fiscal para invertir en obras de la Copa, acortar los permisos ambientales y prescindir de licitaciones.

Algunos ejemplos del perjuicio que esa legislación trae para la población:

 

  • Las zonas de exclusión:

    la FIFA ha establecido como territorio propio - zona de exclusión - el área comprendida en un radio de hasta dos kilómetros en torno de los estadios.

     

    Allí controla la circulación de las personas, la venta de productos, fiscaliza el uso de marcas que considera propias - el propio nombre del evento, Copa 2014, y la mascota, entre otros - protege la exclusividad de la venta de productos de sus patrocinadores - de la cerveza a la hamburguesa -  y se encarga de la seguridad .

     

    Según la ONG Streetnet, en Sudáfrica 100.000 vendedores ambulantes perdieron su fuente de ingresos durante la Copa y se prevé una situación similar - caracterizada como violación del derecho de trabajo y persecución por trabajar en espacio público - en Brasil, donde más de mil vendedores ambulantes ya perdieron sus puestos por culpa de las obras de la Copa, principalmente en Belo Horizonte, Brasilia, Cuiabá, Fortaleza y Porto Alegre.

     

  • Exenciones fiscales, excepciones legales:

    la creación de penas y la tipificación de crímenes para proteger los intereses de la FIFA y de sus socios - que castiga, por ejemplo, a quien utiliza símbolos de la Copa para promover eventos en bares y restaurantes o a quien viola la exclusividad de las marcas de la FIFA -  son algunos de los abusos permitidos por la Ley General de la Copa, que también exime de impuestos a una serie de entidades y de individuos indicados por la FIFA, perjudicando los ingresos del país, que hasta carga con toda la responsabilidad jurídica en accidentes/incidentes, daños y procesos, incluyendo el pago de los abogados de la FIFA y sus socios.

     

  • Obras estaduales y municipales faraónicas y/o en contra de los intereses de la población:

    el caso más flagrante es la construcción de un Acuario en Fortaleza , sin arbitrio arqueológico y con diversas fallas en EIA-Rima, a un costo superior a los 280 millones de reales mientras Ceará vive una de sus peores sequías. En San Pablo, en Río de Janeiro, Salvador y otras ciudades-sede, los gobiernos estaduales y municipales también participan en la inversión de dinero público en estadios que serán posteriormente explotados por la iniciativa privada.

     

    En Natal, la construcción del estadio pone en riesgo las dunas, y en Reciba un área hasta ahora preservada está siendo alterada completamente para crear instalaciones relacionadas con la Copa, como hoteles y centros de apoyo al estadio.

     

  • Sobrefacturación, costos elevados y desvíos de recursos públicos:

    las siete mayores contratistas de Brasil - que también son las principales dotadoras de recursos electorales de los principales partidos y políticos -  fueron beneficiadas con la Ley 12.462/2011 RDC - Régimen Diferenciado de Contrataciones Públicas - para fijar precios, aumentarlos a través de cláusulas y añadidos frecuentemente justificados por el ritmo de las obras y por la reformulación de proyectos equivocados.

     

    El TCU ya comprobó irregularidades en la arena Amazonas, en la reforma del Maracaná, en la construcción del estadio en Brasilia, en el aeropuerto de Manaos.

     

    El Ministerio Público del Distrito Federal inició una acción contra la sobrefacturación y otras irregularidades en el VLT de Brasilia.


 


Violación al derecho a la información y la participación política
 

 


Afiche en contra de la Copa.

 


Los movimientos sociales denunciaron en el Dossier de Violaciones a los Derechos Humanos que también el derecho a la información y a la participación en los procesos de decisión son,

“atropellados por las autoridades de la FIFA, el COI y los comités locales”, porque los “proyectos asociados a la Copa y a las Olimpíadas no son objeto de debate público”.

La falta de información y de debate sobre los proyectos, que usualmente incumplen los planes rectores aprobados por las legislaturas municipales, que afectan a comunidades y barrios, es denunciada por movimientos sociales en todas las ciudades-sedes.

 

Asociaciones de vecinos también se quejan de audiencias públicas meramente formales y de la inexistencia de mecanismos más eficaces para la participación de la sociedad en los proyectos que afectan sus casas, barrios y ciudades.
 

 

 


Recrudecimiento de la violencia policial y de la seguridad de la FIFA
 

 


Las protestas se extienden en varias ciudades de Brasil.

 


El presupuesto del área de seguridad de la Copa prevé inversiones de 1.800 millones de reales del gobierno federal. El Ministerio de Justicia declara haber invertido hasta ahora 562 millones de reales y el Ministerio de Defensa, 630 millones en gastos relativos a los eventos.

 

Por un total de 49,5 millones, el gobierno federal arregló la compra de millares de armamentos no letales de la empresa Condor - la misma que proveyó los gases utilizados contra los manifestantes en Turquía y en las ciudades brasileñas - para la Copa de las Confederaciones, que se juega actualmente, y la Copa del Mundo de 2014.

El contrato, con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2014, prevé la provisión de,

  • 2.200 kits no letales de corta distancia (sprays de pimienta, granadas lacrimógenas con chips para ser rastreadas, granadas de efecto moral para uso externo y en interiores, y granadas explosivas de luz y sonido)

  • 449 kits no-letales de corta distancia con cartuchos de balas de goma y cartuchos de expansión en el impacto (balas que se expanden en contacto con la piel, evitando la perforación)

  • 1.800 armas eléctricas para lanzar dardos energizados (las pistolas “taser”)

  • 8.300 granadas de efecto moral

  • 8.300 granadas de luz y sonido

  • 8.300 granadas de gas lacrimógeno fumígenas triples

  • 50 mil sprays de pimienta

Dentro de los estadios y en la zona de exclusión, la seguridad privada es escogida y dirigida por la FIFA pero pagada por el gobierno federal.

 

En las recientes manifestaciones en Río de Janeiro y en Belo Horizonte, la cantidad de equipos y municiones llamó la atención, exactamente porque ya se estaba utilizando el material de seguridad de la Copa de las Confederaciones.

Además de la legislación de excepción referida en el ítem anterior - que incluye la tipificación de nuevos crímenes para proteger marcas y la exclusividad de los socios de la FIFA y la zona de exclusión - el PL 728/2011, a fin de su trámite, incluyó la tipificación del crimen de “terrorismo”, algo que no existe en la legislación brasileña desde la última dictadura militar, y prevé duras penas para quien promueva “el pánico generalizado”.

 

Para los movimientos sociales, el texto del proyecto, bastante vago, puede criminalizar las manifestaciones, en tanto sean encuadradas como causantes del pánico generalizado.
 

 

 


Elitización de los estadios y de las entradas a los juegos de la Copa
 

 


Las zonas populares en los estadios se verán afectados.
 


Las reformas de los estadios brasileños, a fin de seguir las recomendaciones de la FIFA, reducirán o extinguirán los sectores populares en los estadios, ampliando el área de palcos y los lugares marcados, principalmente en el Maracaná y el Mineirão, que perdieron casi el 50 por ciento de su capacidad.

 

Como resultado, el precio de las entradas subió incluso en los juegos regulares - pasando, por ejemplo en el Maracaná, de los 40 a 60 reales que se cobraban por las entradas populares a un mínimo de 160 reales.

En cuanto a las entradas para la Copa 2014, mientras que 200.000 personas asistieron al partido final contra Uruguay en 1950 en el Maracaná, habrá apenas 74.000 puestos a la venta en el mismo estadio para la final del año próximo.

 

En 1950, 80% de las entradas eran populares (tribunas y general), eliminadas para hacer lugar a los asientos acochados de las zonas VIP.

La FIFA también impone normas de conducta a los fanáticos completamente contrarias a la cultura de alegría y de participación de la hinchada brasileña de fútbol, con una platea sentada, sin las coreografías, los bombos y el baile de banderas a que estamos acostumbrados.
 

 

 


Incremento en el tráfico y la violencia contra las mujeres, los adolescentes y niños
 

 


La ONG Esplar denuncia que el turismo sexual aumentará durante la Copa.
 


Fortaleza, Natal y Salvador están entre los principales destinos del turismo sexual, que trae hombres en busca de mujeres, travestis, adolescentes y niños, lo que se agravará con la Copa.

 

El Esplar, ONG que trabaja con mujeres de Ceará y participa en la Articulación de los Comités Populares de la Copa, lanzó, en sociedad con la Fundación Heinrich Boll, un folleto informativo en un DVD para llamar la atención sobre el esperado aumento del turismo sexual durante la Copa.

 

Según la abogada Magnolia Said, que coordinó la producción de ese material, ya se detectó un aumento del tráfico interno (del interior a las capitales del Nordeste) de mujeres y adolescentes por causa de los preparativos de la Copa del Mundo.

 

Una investigación de la agencia Pública también detectó el tránsito de travestis de Fortaleza hacia San Pablo para colocarse prótesis de siliconas a cambio de trabajo gratuito para las proxenetas que financian las cirugías.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Rebeliones

Como Estambul pero en Río de Janeiro

“Nuestros 20 Céntimos son El Parque de Estambul”
por Francisco Peregil

São Paulo

18 Junio 2013

del Sitio Web ElPais

 

 

 

Los participantes en la protesta

ven la subida del transporte

como un pretexto para luchar

por una sociedad más justa
 

 

 

Imagen aérea de la protesta en Río. / Vídeo: AP-Live!

Foto: EFE

 

 

 

Salieron de Facebook y tomaron las calles de Brasil como no se recordaba desde la época en que terminó la dictadura (1964-1985) cuando el pueblo exigía democracia, y desde los reclamos a favor de un juicio político contra el presidente Fernando Collor, en agosto de 1992.

 

Lo que comenzó este viernes 14 de junio en São Paulo como un movimiento contra la subida de la tarifa del transporte público derivó el lunes en un grito histórico de indignación:

Cien mil personas en Río de Janeiro, 65.000 en São Paulo y decenas de miles en Brasilia, Maceió, Porto Alegre, Fortaleza, Salvador, Vitória, Curitiba, Belém y Belo Horizonte.

En total, más de 240.000 ciudadanos, sin ningún líder visible, ni ninguna organización dominante, clamaron contra la mala gestión del transporte, la corrupción y la violencia policial, entre otras cuestiones.

 

 

 

 

 

 

 

Por encima de las pequeñas escenas aisladas de violencia, la noticia fue el orden y la paz con la que discurrieron las marchas.

  • En Río de Janeiro un grupo de manifestantes invadió la Asamblea Legislativa.

  • En São Paulo, otro pequeño grupo fue repelido por las fuerzas de seguridad cuando intentaron invadir el Palacio de de Gobierno.

  • En Porto Alegre, la policía tuvo que dispersar con gas a varios manifestantes que apedrearon a los agentes.

  • En Brasilia, decenas de manifestantes tomaron durante varios minutos el tejado del Congreso. Pero nada de eso logró empañar la estampa de cientos de miles de personas caminando pacíficamente por las principales capitales del país.

En São Paulo, donde se produjeron el mayor número de heridos y detenidos el pasado jueves, la policía se mantuvo a un prudente distancia y con escasísima presencia, mientras los manifestantes coreaban:

“¡Que coincidencia, no hay policía y no hay violencia!".

Había cientos de manifestantes, filmando, fotografiando, tuiteando todo lo que sucedía ante sus ojos. Y miles de ellos portaban cartulinas blancas, minipancartas, con pequeños mensajes dirigidos al mundo.

 

En las cartulinas había de todo.

  • Desde el clásico “haz el amor y no la guerra” hasta “libertad para [Julian] Assange”, escrito en inglés

  • “No venga al Mundial”, también en inglés

  • “Disculpen las molestias, estamos mudando el país”

  • “No son los céntimos, son los derechos”

  • “Si algún céntimo fuera para educación, yo no estaría aquí”

  • “Por una vida sin tornos [en referencia a los del metro]”

  • “el transporte no es mercadería”

  • “Hace ocho meses éramos electores. Ahora somos vándalos”

  • “Estamos luchando por usted”.

Entre los cánticos de São Pablo el más repetido, acompañado por decenas de tambores en un ambiente plenamente festivo, fue el que invitaba a salir a la calle contra la subida de las tarifas en el transporte.

 

 

 

Rousseff - "Las manifestaciones pacíficas son legítimas"

EFE

 

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, calificó como "legítimas" las manifestaciones que congregaron hoy a miles de personas en diferentes ciudades del país para protestar por diferentes razones, principalmente por el alza en las tarifas de transporte público, según portavoces oficiales.

"La presidenta Dilma Rousseff considera que las manifestaciones pacíficas son legítimas y propias de la democracia", afirmó la ministra de la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia, Helena Chagas, en declaraciones a periodistas para dar a conocer la posición de la mandataria sobre las protestas.

De acuerdo con Chagas, la jefe de Estado considera que "es propio de los jóvenes manifestarse".

 

La mayoría de los participantes son estudiantes de secundaria y universitarios, convocados a través de las redes sociales en internet.

 

Según fuentes oficiales, Rousseff está al tanto de las movilizaciones en las diferentes ciudades del país y al comienzo de la noche se reunió con su ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, para tratar el asunto.

 

Diez días, más de 100 heridos y 230 detenidos después de su primera marcha en Sao Pablo, el Movimiento por el Pase Libre, que reclama el acceso gratuito al transporte público, ha hecho historia en el país.

 

Pero ahora, las razones de la protesta son más vagas y ambiciosas. Cuando se pide a los entrevistados escoger una sola razón entre todas las que le han llevado a la calle, la respuesta casi nunca surge al instante.

 

Pero termina llegando.

“Yo me manifiesto por los derechos humanos de los indígenas, de los homosexuales, de las minorías”, explica la activista Rebeca Lerer, de 36 años.

 

“El aumento de la tarifa es sólo la gota que colmó el vaso”, añade. “Fuera de Brasil se dice que está todo bien, todo lindo, pero la cuestión de fondo es que no estamos solucionando los problemas históricos de desigualdad”.

Rebeca Lerer cree que la gestión del transporte en la ciudad más poblada de Brasil, con 11 millones de habitantes, fomenta esa “desigualdad histórica”.

“La mayor parte de los recursos se destinan a la industria del automóvil y se deja a un lado el transporte público.

 

El tráfico es un caos, mucha gente tarda tres y cuatro horas en llegar a su trabajo. Y entre las doce y las cinco de la mañana no hay transporte. En la periferia hay como islas de gente que nunca viaja al centro, porque para ellos trasladarse es un lujo. La ida y la vuelta desde casa al trabajo cuestan seis reales diarios (2,1 euros).

 

Eso ya es mucha plata para muchos. Con esas condiciones, ¿cómo se puede permitir una subida?”.

 

“Los 20 céntimos de aquí son el parque de Estambul”, explica un grafitero de São Paulo, en referencia a las protestas que se desencadenaron en Turquía por la construcción de un centro comercial sobre un parque adyacente a la plaza de Taksim.

 

“Yo llevaba varios años pintando grafitis en contra de las subidas”, añade el citado grafitero, quien prefiere no revelar su nombre.

 

“Hace unos tres años, cuando subieron el precio a tres reales ya dije que era un robo. También pinté hace cuatro años contra la forma en que se estaba gestionando el mundial.

 

Se está llevando por debajo de la mesa, sin transparencia. Y escribí en un gran muro donde decía que si se jugase la Copa de la Corrupción, Brasil ya la habría ganado.

 

Pinté también muchas veces la frase ‘Vamos a las calles’, porque Facebook no basta. Y de pronto la gente respondió. Hay pancartas que decían ‘Hemos salido de Facebook”.

¿Por qué ahora?

“Por dos factores: Estambul y la llegada del Mundial en 2014”, continúa el grafitero.

 

"Lo de Estambul empezó porque el Gobierno pretendía destruir una plaza para construir viviendas. Y nosotros tenemos aquí mucha más tierra verde arrasada en la Amazonía que en toda Turquía. Así que ves a la gente de Estambul protestando y te preguntas qué hacemos parados.

 

Y por otro lado, está el Mundial de 2014. Sabemos que todo el mundo nos mira y que somos el país del fútbol. Pero no queremos ser conocidos sólo por el fútbol”.

Su amigo y compañero militante en la tarea de difundir la protesta por las redes sociales, el fotógrafo Rafael Vilela, responde:

“Yo me manifiesto porque creo que otro mundo es posible. Y quién sabe si dentro de unos años la gente recordará que todo comenzó por 20 céntimos”.

 

“Yo me manifiesto para pedir respeto”, añade el economista Caio Tendolini, de 28 años.

 

“Hay falta de respeto de la comunidad religiosa a los gais. Y también de ciertas organizaciones gais que afirman que todos los evangélicos son racistas y homófobos. Hay falta de respeto hacia las mujeres que quiere abortar.

 

Y el Congreso pretende aprobar un proyecto donde se prohíbe el aborto incluso en caso de violación. No se respeta a los pueblos indígenas porque se pretende destruir su hábitat en la selva para construir la presa hidroeléctrica de Belo Monte…”

Esta semana la revista brasileña Veja se preguntaba de forma irónica en su portada:

“¿Después del precio de los billetes, llegará el turno para la corrupción y la violencia?”

 

“Eso es lo que nos critican los medios de la derecha”, señala Caio Tendolini.

 

“Ellos atacan al Gobierno por la corrupción y la inseguridad. Y pretenden ridiculizar la protesta. Pero reclamar que no suba el precio del transporte es algo tangible, concreto. Acabar con la corrupción, no”.

 

 

***

 

 

La ineficiencia del autobús más caro del mundo

MARÍA MARTÍN

São Paulo

 

Una frase se ha popularizado en Brasil en el último año: “Imagina en la Copa”.

 

Se oye frente a los cajeros automáticos cuando dejan de funcionar en el Carnaval carioca, en los aeropuertos colapsados cuando un par de vuelos son cancelados y, sobre todo, en las multitudes que se agolpan en el transporte público de la ciudad más grande del país.

 

Las manifestaciones que agitan São Paulo suman causas cada día, pero tienen el transporte público como bandera, como ejemplo de un servicio público caro e ineficiente. Aventurarse a ir en hora punta garantiza aglomeraciones, filas, averías y horas de tráfico.

 

El metro, aunque es nuevo y funciona relativamente bien, cuenta con pocos kilómetros y los autobuses no tienen capacidad para sustituirlo. El coche tiene prioridad.

 

Cada día, 4,5 millones de viajeros toman el autobús en una ciudad de casi 11 millones de habitantes. El número de usuarios ha aumentado un 142% desde 2003, mientras que la flota de vehículos solo creció la mitad.

 

La gestión de los 15.000 autobuses se acaba de adjudicar a siete concesionarias para los próximos 15 años por 16.000 millones de euros (el presupuesto anual de la ciudad son 14.700 millones).

 

Un 32% estará subvencionado por el Ayuntamiento, si se mantienen las condiciones actuales. Si no lo hiciese, dice la Secretaría de Transporte, el usuario pagaría 4,13 reales (1,45 euros) en lugar de los 3,20 reales (1,12 euros) actuales.

 

Aun así, el paulista paga la tarifa de autobús más cara del mundo en relación a su salario, según un cálculo que han hecho dos economistas de la Fundación Getúlio Vargas, para el diario Folha de S. Paulo.

 

Mientras en Madrid el viajero tiene que trabajar 6,52 minutos para pagar su billete, el paulista debe invertir casi 14 minutos.