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  por Youssef Hindi
 
			19 Octubre 2016 
			del Sitio Web
			
			Katehon 
			
			
			Versión original en francés
 
 
				
					
						| 
						Este texto es una 
						versión actualizada del artículo escrito por Youssef 
						Hindi, titulado "Rusia, 
						Europa y Oriente", publicado en septiembre de 
						2015 por Página Transversal [Geopolintel].
 Youssef Hindi es escritor e historiador
 
						de la escatología 
						mesiánica.  
						Es autor de las 
						obras "Occident et Islam - Sources et genèse 
						messianiques du sionisme. De l’Europe médiévale au Choc 
						des civilisations" y de "Le mythes fondateurs du choc 
						des civilisations" - 2016, Editions Sigest. |  
			  
			  
			
 
  
			
 
 Rusia no es sólo una gran potencia militar, una antigua nación, 
			llevando, desde la llegada de Vladimir Putin a su dirección, 
			a equilibrar las relaciones entre fuerzas geopolíticas y económicas.
 
			  
			También
			
			es un puente natural, en diferentes grados, entre Europa 
			y Asia, Occidente y Oriente.
 Este puente, algunos quieren destruirlo desde hace más de un siglo, 
			especialmente por medio de este arma como son las ideologías 
			modernas: el bolchevismo, una enfermedad mortal que ha atacado el 
			corazón de Rusia, en su propia alma, el Cristianismo.
 
			  
			Y para completarlo, el ultra-liberalismo 
			de los años 1990.  
			  
			A esto se añadieron los movimientos de 
			independencia de las regiones de la Federación Rusa, estimulados o 
			fomentados por los Estados Unidos para derribar definitivamente el 
			oso ruso geopolítico y sacarlo de la historia.
 Si Rusia se ha recuperado, hay que comprender las causas profundas y 
			entender su papel y su destino.
 
 
			  
			  
			La 
			antropología, la religión y la geopolítica
 
 El retorno "milagroso" del cristianismo en Rusia no es el resultado 
			de un accidente de la historia, sino la manifestación de leyes 
			antropológicas fundamentales que deben atraer la atención de los 
			europeos.
 
			  
			Toda sociedad se organiza en torno a una 
			creencia de la mayoría colectiva. 
			  
			Las más duraderas de ellas son, por 
			supuesto,
			
			las grandes religiones que, desde 
			la era industrial en particular, han sido reemplazadas gradualmente 
			por creencias seculares, materialistas y efímeras, como, 
				
					
					
					las utopías comunista y liberal 
					(salidas del mesianismo judío) [1] 
					prometiendo un paraíso
					
					o los ídolos del dinero, el sexo 
					y la violencia, que ocupan un lugar importante en las 
					sociedades neoliberales 
			Las ideologías anti-religiosas, como el
			comunismo y el laicismo, por definición, no existen 
			más que en oposición a las religiones trascendentes, como 
			arco dirigido contra la creencia en un Dios trascendente.
 Sin embargo, la historia y la antropología nos enseñan que el 
			ateísmo (creencia negativa), desde que se convierte en mayoritario, 
			conduce a un colapso inexorable de la sociedad - no existiendo ya 
			religión sobre la que apoyarse, ni moral estable - se traduce por la 
			atomización de la sociedad y la aparición de individuos [2] 
			desprovistos de cualquier horizontalidad (comunidad, familia, 
			ekklesía) debido a la privación de la verticalidad; siendo ambas 
			complementarias.
 
 La secuencia histórica por la que acaba de pasar Rusia nos ha 
			mostrado cómo el repentino colapso del comunismo - la ideología 
			dominante no puede seguir manteniéndose más que por la estructura 
			que subyace en ella - dio paso al retorno de la religión tradicional 
			en Rusia (la naturaleza aborrece el vacío), es decir, el 
			cristianismo.
 
			  
			Esto nos permite ya anticiparnos a la 
			manifestación del mismo fenómeno en Occidente, y en Europa en 
			particular.  
			  
			De hecho, el sistema liberal y su 
			ideología están visiblemente camino del colapso (o, más precisamente 
			en proceso de cambio, pero no vamos a desarrollar esta idea aquí) - 
			desde la crisis financiera de 2007-2008 - al igual que ayer el 
			comunismo; en este contexto, se espera el inminente retorno a la 
			religión en Europa.  
			  
			No obstante, cabe temer que el retorno 
			no controlado (para los responsables: la jerarquía eclesial) a la 
			creencia en Dios o lo que aparente serlo, podría dar lugar a 
			abusos peligrosos, como la multiplicación de gurús e impostores de 
			todo tipo.
 Rusia ha logrado su retorno a la ortodoxia gracia a una iglesia 
			sólida, haciendo un solo cuerpo con el pueblo y el Estado.
 
 Lo anterior nos lleva a deducir que Rusia - más allá de su 
			complementariedad económica con Europa Occidental - podría en el 
			futuro y si se dan las condiciones, ser un elemento estabilizador en 
			una Europa que va por el camino de conocer graves trastornos 
			sociales, políticos y de identidad...
 
			  
			Hay que añadir a esto el muy importante 
			papel que desempeña Rusia en el Medio Oriente.  
			  
			Es un verdadero puente entre Europa y 
			Oriente, el cristianismo y el Islam - como bien ha analizado 
			Imran Nazar Hosein - en tanto que gran nación multiétnica y 
			multiconfesional. 
			  
			Es por su solo ejemplo, una cura 
			potencial para la estrategia del choque de civilizaciones, 
			una estrategia de la cual ella misma es uno de los primeros 
			objetivos.
 
			  
			  
			La estrategia 
			anti-rusa de Estados Unidos e Israel
 
 Esta Rusia cristiana, esta Rusia potencia continental, telurocrática, 
			extiende una influencia natural sobre una amplia zona geográfica 
			habitada por poblaciones diversas, pero que tienen paradójicamente, 
			la mayoría de ellas, una estructura familiar de tipo ruso, 
			comunitario-igualitario. [3]
 
			  
			Es esta relativa homogeneidad 
			antropológica la que, a lo largo del tiempo, ha permitido a Rusia 
			convertirse en este "imperio natural", al contrario que su 
			enemigo, 
			la potencia estadounidense 
			talasocrática, heredera del 
			Imperio británico y portadora de una ideología diferencialista, 
			impregnada de darwinismo social bajo cubierta de un democratismo 
			fundador.
 Rusia se enfrenta a una doble estrategia: una estrategia imperial de 
			Estados Unidos, cuyo cerebro principal es 
			
			Zbigniew Brzezinski, y por otro 
			lado, lo que sólo puede ser llamado con precisión:
 
				
				la
				
				estrategia "sionista".
				 
			Si la estrategia de contención y 
			desmantelamiento de la Federación de Rusia preparada por Brzezinski 
			en su libro El Gran Tablero (The 
			Grand Chessboard - 1997/2002), se ha convertido en 
			evidente para todos los observadores, la estrategia sionista, es 
			mucho menos clara.
 La estrategia geopolítica de Brzezinski es un éxito a medias:
 
				
					
					
					en lo que respecta a la 
					dominación del corazón de Europa por la sumisión total de 
					Francia y Alemania, ya está hecho  
					
					pero sobre la explosión de Rusia 
					en provincias, permitiendo a los estadounidenses controlar 
					toda Eurasia y vigilar los recursos naturales, 
					principalmente combustibles fósiles, se mantiene en el orden 
					de la fantasía 
			Los sueños de dominación de Brzezinski 
			se estrellan contra el muro ruso, contra el soberanista Putin.
			 
			  
			Pero la
			
			crisis en Ucrania - el país al que 
			Brzezinski dio una atención especial y la quería absolutamente 
			separada de Rusia, escribió así:  
				
				"La independencia de Ucrania cambia 
				la naturaleza del Estado ruso. Por esa sola razón, esta nueva 
				importante casilla en el tablero euroasiático es un pivote 
				geopolítico.    
				Sin Ucrania, Rusia deja de ser un 
				imperio en Eurasia" [4], 
			...muestra que los estadounidenses no 
			han abandonado en absoluto su proyecto.
 Hasta el momento, la Rusia de Putin ha mantenido a raya a los 
			estadounidenses en Siria - ya en septiembre de 2013, cuando la Casa 
			Blanca renuncia in extremis a sus operaciones de bombardeo y más 
			recientemente con el despliegue por parte de Rusia
			
			en Siria de sus sistemas S-300 de defensa aérea para 
			impedir cualquier futuro "error" de la aviación estadounidense, que 
			bombardeó posiciones del ejército sirio (17 septiembre 2016) - y por 
			el espectacular regreso de Crimea a la Casa Rusa (marzo de 2014 ) en 
			plena crisis ucraniana.
 
 La estrategia sionista para Rusia se combina con la estrategia 
			estadounidense, pero en ningún caso se opone directa o abiertamente 
			Israel a Rusia, más bien al contrario.
 
			  
			Israel mantiene buenas relaciones 
			diplomáticas con Rusia mientras se opone a sus aliados en Oriente 
			Medio (Siria, Irán).
 Israel a través del lobby pro-israelí, [5] 
			utiliza, sobre todo desde el giro del
			
			11 de septiembre de 2001, los 
			Estados Unidos y la OTAN como una herramienta de destrucción de 
			aliados históricos de Rusia en el Medio Oriente, oponiendo todavía 
			más a rusos y estadounidenses.
 
 Desde esta perspectiva, la situación actual en el Medio Oriente se 
			parece mucho a la de la Guerra de los Seis Días en 1967 - 
			causada por la estrategia israelí de escalada en el frente sirio - 
			durante la cual el Tsahal conquistó Cisjordania, incluyendo 
			Jerusalén-Este, la Franja de Gaza, el Golán sirio y la península del 
			Sinaí perteneciente a Egipto.
 
			  
			Mientras que los EE.UU. no querían 
			involucrarse - debido a la amenaza de la Unión Soviética aliado de 
			Siria y Egipto - los israelíes trataron de hacerlos entrar por la 
			fuerza golpeando el navío de reconocimiento americano 
			
			USS Liberty que querían pasar 
			por un ataque egipcio en contra de Estados Unidos, como en 1954.
 Quién quiera identificar a los beneficiarios finales de una guerra 
			ruso-estadounidense debe saber que los primeros arquitectos de la 
			guerra contra Siria son los líderes israelíes y el lobby pro-Israel 
			en los Estados Unidos, que comenzó su propaganda anti-siria en 
			corredores de poder estadounidenses en 1996 [6] 
			con la perseverancia del Diablo (errare humanum est, 
			perseverare diabolicum - errar es humano, la perseverancia en el 
			error es diabólica).
 
 Durante la presente secuencia geopolítica abierta por la guerra 
			contra Siria , los estrategas sionistas, han intentado en un primer 
			momento, a través de intermediarios, negociar con Rusia para que 
			abandone a sus aliados sirios e iraníes.
 
			  
			En julio de 2013, el príncipe Bandar, 
			como el representante de Arabia Saudita (aliado de Israel), se 
			reunió con Vladimir Putin, durante la crisis de Siria.  
			  
			Bandar durante la entrevista habría 
			propuesto un acuerdo económico, petrolífero y de gas a Vladimir 
			Putin, a cambio, este debería dejar a Irán, abandonar al presidente 
			sirio y entregar Siria a los terroristas. [7]
 Esta estrategia indirecta sionista o de "rodeo" se hace transparente 
			cuando 
			Kissinger declara, el 11 de 
			mayo de 2014, que no hay que aislar a Rusia, sino que,
 
				
				"es en interés de todos que se 
				mantenga en el sistema Internacional".  
			En 2008, fue más específico acerca de 
			sus intenciones cuando él se acercó a Rusia en detrimento de Irán, 
			al que se designa como, 
				
				"un peligro para el mundo que nos 
				rodea".  
			Y por mundo circundante se debe, 
			por supuesto, escuchar a Israel. [8]  
			  
			Kissinger se reunió con Putin en el 2009 
			y en enero de 2012, dos meses antes de su reelección a la 
			presidencia de Rusia. [9]
 La mano que los sionistas tienden a Rusia es una mano "traidora" 
			porque, desde el momento en que Rusia se negó a ceder y se posiciona 
			para proteger a Siria, el fuego se enciende en Ucrania.
 
			  
			El mensaje enviado a Rusia luego fue 
			claro:  
				
				O bien abandona a sus aliados 
				orientales para entregarlos al desmantelamiento geográfico, 
				político, étnico y confesional, al que los destina la gran 
				estrategia israelí aplicada por los Estados Unidos, o será 
				atacado en sus fronteras. 
			Pero esta elección que se propone es 
			también una trampa, porque si Rusia abandona Siria, perdería su 
			único puerto y el punto de apoyo estratégico en el Mediterráneo (Tartús), 
			lo que no impediría a los estadounidenses mantener su política de 
			contención de Rusia, más bien al contrario.  
			  
			De hecho esta concesión costaría cara a 
			Rusia frente a un enemigo que tiene muy pocos compromisos.
 En resumen, Rusia tiene todas las razones para no hacer concesiones 
			y hacer avanzar un peón cada vez que se siente atacado o amenazado. 
			Mientras que el juego de ajedrez se acercaba a su "final" y los 
			antagonismos entre los bloques geopolíticos empeoraron, Israel 
			comenzó a revelar sus intenciones con respecto a Rusia.
 
			  
			Mientras que Putin autorizó la entrega 
			de misiles defensivos S-300 a Irán (abril de 2015), Israel se 
			preparaba para enviar armas a Ucrania para alimentar el fuego 
			[10] que cuece tras los
			
			acuerdos de alto el fuego de Minsk II 
			(12 de febrero de 2015).
 Sólo comprendiendo el acoplamiento estratégico de Estados Unidos y 
			sionista vis-à-vis con Rusia es que podremos esperar una mejor 
			interpretación de la posición de algunos geopolitólogos, que después 
			de Kissinger (como el inefable 
			
			Aymeric Chauprade) proponen una 
			mano tendida a Rusia mientras son hostiles a sus aliados... y 
			avivando por debajo los fuegos de la guerra
			
			en el Donbass.
 
 
			  
			  
			Rusia y Europa
 
 Rusia por ahora no ha caído en esta trampa y no ha cedido a la obvia 
			y maliciosa agresión estadounidense, que se quedó en la línea.
 
			  
			El resultado es, como vemos actualmente:
			 
				
				estamos asistiendo a la 
				intensificación de la agresividad de Estados Unidos ante la cual 
				los rusos son de una firmeza sin fisuras. 
			El ministro de Asuntos Exteriores ruso,
			Sergei Lavrov, en una entrevista concedida a la BBC el 30 de 
			septiembre de 2016, está definitivamente fuera del lenguaje 
			diplomático para acusar abiertamente a los EE.UU. de proteger a los 
			terroristas de Fatah al-Sham (ex Frente al-Nusra, que es al Qaeda) 
			al señalar, 
				
				"los americanos nunca han atacado a 
				un solo sitio del Frente al-Nusra". [11] 
			Apoyo de Estados Unidos a los 
			terroristas que confirmó un comandante del Frente Al-Nusra, quien 
			dijo en una entrevista con el diario alemán Koelner Stadt-Anzeiger:
			 
				
				"Sí, los Estados Unidos apoya a la 
				oposición (en Siria), pero no directamente. Apoyan a los países 
				que nos apoyan. Pero todavía no estamos satisfechos con este 
				apoyo". [12] 
			También reveló que el grupo terrorista 
			había ganado batallas con misiles TOW antitanque de fabricación 
			estadounidense que han sido "directamente dados" a sus tropas, y 
			añadió que, 
				
				"a través de estos misiles, la 
				situación en varias regiones (Siria) está bajo control". 
				 
			En cuanto a las armas pesadas, explica 
			"nuestros tanques y lanzacohetes provenían de Libia a través de 
			Turquía".
 Después de que los rusos han desplegado el sistema antiaéreo S-300, 
			Washington reaccionó inmediatamente...
 
			  
			El portavoz del Pentágono, Peter Cook, 
			advirtió a los rusos:  
				
				"Hay que dejar claro a los rusos y a 
				todos los que operan en Siria que nos tomamos muy en serio la 
				seguridad de nuestros aviadores", a lo que ha respondido el 
				portavoz del Ministerio de defensa de Rusia, Igor Konachenkov, 
				"recordamos que el S-300 es un sistema exclusivamente defensivo 
				y no amenaza a nadie". [13] 
			Cabe señalar que los rusos han tomado la 
			decisión de desplegar sistemas defensivos a raíz de informaciones 
			según las cuales Washington estaba considerando realizar otros 
			ataques contra el ejército sirio. 
			  
			Igor Konachenkov agregó en un 
			comunicado:  
				
				"Tenemos que ser conscientes de que 
				los sistemas rusos no tendrán el tiempo para determinar 'en 
				línea directa' la ruta exacta de misiles y su pertenencia.
				   
				Y los que afirman que hay aviones 
				invisibles están ante serias decepciones". [14] 
			Es posible que hayamos llegado a un 
			punto de no retorno en el cara a cara ruso-estadounidense en Siria.
			 
			  
			Una confrontación directa entre estas 
			dos grandes potencias militares en Siria que podría resultar en una 
			conflagración mundial.
 En este contexto, François Hollande no ha encontrado nada 
			mejor, en un exceso de celo propio del vasallo que quería hacerse 
			ver bien por el amo, que cancelar una visita oficial de Vladimir 
			Putin en París en octubre del año 2016 prevista desde hace varios 
			meses.
 
 Este episodio, que sigue a una serie de declaraciones anti-rusas 
			desde la presidencia de Sarkozy, no es más que la traducción de la 
			sumisión de la Europa occidental a los Estados Unidos.
 
 Y para entender cómo Europa llegó a este punto hay que volver a la 
			estrategia que Brzezinski presentó en su libro El gran tablero 
			en 1997 (pudiéndose remontar hasta el final de la Segunda Guerra 
			Mundial).
 
			  
			En ese momento, el geopolitólogo 
			estadounidense veía lo que quedaba residualmente de espíritu de 
			independencia entre los líderes de Francia, bajo la presidencia de 
			Chirac, como un obstáculo a la hegemonía de Estados Unidos.  
			  
			El objetivo era, según la lógica de 
			Washington, someter obligatoriamente Francia a los EE.UU. - ya que 
			Francia es, en mi opinión, la puerta de entrada geopolítica y 
			cultural de Europa y por tanto de toda Eurasia.
 En 1997, Brzezinski escribió que tenía que,
 
				
				"hacer de Europa uno de los pilares 
				esenciales de una gran estructura de seguridad y cooperación 
				bajo la cúpula americana y extendiéndose por toda Eurasia", y él 
				continua "para decirlo sin rodeos, Europa occidental sigue 
				siendo en gran medida un protectorado estadounidense y sus 
				Estados recuerdan lo que antes eran los vasallos y tributarios 
				de los antiguos imperios". [15] 
			Para hacerlo entendía, 
				
				"oponerse tácticamente a las 
				posiciones francesas y apoyar el liderazgo alemán". [16] 
			Alemania se convirtió para los 
			estadounidenses, especialmente desde la introducción del euro en 
			2002 (lo que contribuyó positivamente en la balanza comercial 
			alemana), en el pequeño imperio regional que sujeta 
			Europa a la dominación estadounidense - una condición sine 
			qua non para su liderazgo europeo - neutralizando a Francia, 
			económicamente (con la moneda única que ayudó a destruir la 
			industria francesa, que había comenzado ya con la política del 
			franco fuerte para preparar al país hacia el euro en la segunda 
			mitad 1990) [17] y diplomáticamente, siendo 
			Francia, hasta hace poco, el país europeo con una visión, un peso y 
			una ambición geopolítica relativamente autónoma.
 Brzezinski citó, como ejemplo de esta clase política neo-gaulliana, 
			a Alain Juppé (que desde entonces ha sido domesticado), 
			que aconsejaba en mayo de 1995 a la Asamblea Nacional, un 
			refinamiento de la vocación de potencia mundial de Francia, 
			[18] lo que Brzezinski calificaba de ilusión.
 
 Esta "ilusión" desaparece completamente en mayo de 2007 con la 
			llegada al poder de Nicolas Sarkozy, y de todo un lote de 
			atlantistas, incluso los neoconservadores en el Ministerio de 
			Asuntos Exteriores y otros ministerios clave.
 
			  
			No voy a mencionar aquí uno por uno 
			todos los políticos franceses y los líderes de opinión y europeos 
			cooptados por los EE.UU. a través de organizaciones como la 
			Fundación Franco-Americana y el programa de Jóvenes Líderes.
			[19]
 Es en 2011 que vemos realizar de hecho el proyecto de Brzezinski, 
			cuando el atlantista Sarkozy, quien, después de haber reducido 
			permanentemente Francia al estado de vasallo de los Estados Unidos,
			
			ataca Libia, y que Bernard-Henry 
			Lévy dejó de lado al ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, 
			para comprometer a Francia en un conflicto liderado por la OTAN.
 
			  
			Una guerra que ha matado a más de un 
			centenar de miles de libios y para el cual el contribuyente francés 
			ha invertido más de 300 millones de euros.
 Es por cierto, una de las funciones de la OTAN hacer pagar a los
			vasallos europeos el costo de las guerras de Washington 
			en lugar de a los Estados Unidos.
 
 Ante esta constante, la reorientación de la política exterior 
			francesa y europea pasa por el barrido puro y simple de toda la 
			clase política de la República Francesa.
 
			  
			Esto es lo que deben esperar los 
			dirigentes rusos y más particularmente los eurasistas rusos.
 En vísperas de un posible enfrentamiento ruso-estadounidense en 
			Siria que podría extenderse a Europa del Este, es vital para toda la 
			zona geográfica eurasiática que Francia recupere su independencia 
			política y establecer un eje geoestratégico que una París y Moscú.
 
 
 
 
 Notas
 
				
				[1] Ver: Michaël Lowy, Messianisme 
				juif et utopies libertaires en Europe centrale, en : Archives 
				des sciences sociales des religions. N. 51/1, 1981. Ed. Persée, 
				pp. 5-7.
 [2] Véase el trabajo del antropólogo e historiador Emmanuel Todd 
				en su libro Après la démocratie, Gallimard, 2008.
 
 [3] Emmanuel Todd, Après l’empire, Folio Actuel, 2002.
 
 [4] Zbigniew Brzezinski, Le grand échiquier, Bayard Editions, 
				1997, p. 74.
 
 [5] John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, Le lobby pro-israélien 
				et la politique étrangère américaine, La Découverte, 2007.
 
 [6] Ver: Youssef Hindi, Occident et Islam - Tome I : Sources et 
				genèse messianiques du sionisme, chapitre IV, 2015, Sigest.
 
 [7] Al Manar, "Ce qui n’a pas été révélé de la rencontre 
				orageuse Bandar-Poutine", 21 de agosto2013.
 
 [8] Sputnik, Henry Kissinger cree que Estados Unidos debería 
				buscar un acuerdo con Rusia, 7 de mayo de 2008.
 
 [9] Fuente: http://fr.rian.ru/world/20120120/193093922.html
 
 [10] Sputnik, Putin puso a Israel en guardia contra las entregas 
				de armas a Kiev, 18 de abril de 2015.
 
 [11]
				
				Lavrov: Estados Unidos protege a un grupo 
				yihadista en Siria
 
				[12] Russia Today, 27/09/2016.
 
 [13] 20 minutos, Siria: El ejército ruso despliega sistemas de 
				defensa aérea S-300, 10/05/2016.
 
 [14] Sputnik news, Moscú anunció sus intenciones de derribar 
				cualquier misil amenazante en Siria, 10/06/2016.
 
 [15] Zbigniew Brzezinski, Le grand échiquier, 1997, p. 88.
 
 [16] Zbigniew Brzezinski, Le grand échiquier, 1997, p. 104.
 
 [17] Ver: Emmanuel Todd, L’illusion économique, 1998, Gallimard.
 
 [18] Zbigniew Brzezinski, Le grand échiquier, 1997, p. 92.
 
 [19] Ver la página web de la French-American Foundation :
				
				http://french-american.org/
 
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