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el primer ministro de la India, Narendra Modi, el presidente de China, Xi Jinping, y el de Sudáfrica, Jacob Zuma en una foto de familia de la cumbre de los BRICS en Goa (India).
REUTERS/Danish Siddiqui se dispone a poner los clavos al ataúd de los BRICS.
El núcleo duro de la política económica del nuevo inquilino de la Casa Blanca sitúa a los grandes mercados emergentes (Brasil, Rusia, India, China y, desde épocas más recientes, Sudáfrica) al borde de su desintegración.
Ese parece el destino inmediato de los BRICS, acrónimo auspiciado en 2001 por Jim O'Neill cuando ejercía como economista jefe de Goldman Sachs.
El nacimiento de los
grandes mercados emergentes experimentó un primer decenio de éxito.
Incrementaron la lista de nuevos ricos (multimillonarios con patrimonios de ocho dígitos) dispuestos a adquirir bienes y servicios caros y de alto riesgo inversor.
Y redujeron, sin grandes alardes - bien es cierto - la brecha de sus desigualdades en unas sociedades en las que todavía conviven los llamados 'cuatro mundos':
En pocos rincones del
planeta cohabitan estos cuatro estratos sociales con tanta
visibilidad y con tan férreas líneas rojas de separación.
Los BRICS han dejado atrás su estatus de "jugadores dominantes en la economía
y los mercados globales".
En defensa de la teoría de O'Neill de que la dimensión de sus mercados (totalizan la quinta parte del PIB, el 40% de la población y el 25% del territorio de la Tierra) les confería el papel de "jugadores dominantes en la economía y los mercados globales", los líderes de este quinteto se configuraron como grupo geoestratégico alternativo al G-7, del que se cayó hace dos años Rusia, invitado político a estas cumbres, por su conflicto bélico con Ucrania.
Puente de Moskvoretsky en Moscú central
REUTERS
Frente a las alianzas occidentales del G-7 y de naciones de su entorno, su músculo y capacidad de influencia parecía crecer, pues, sin remedio.
Pero la coyuntura económica y financiera y, sobre todo, la llegada de la Administración Trump amenaza con cambiarles el paso.
interrumpió su prosperidad, en especial, en Brasil y Rusia, y en menor medida,
en China, India y Sudáfrica.
El abandono convierte el estadio brasileño de Maracaná en São Paulo en un lugar fantasma
EFE
El encargo de Trump
a su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, de aplicar
proteccionismo comercial con el retorno a la histórica estrategia
del dólar fuerte y un cóctel de rebajas fiscales - en
especial, a las clases más pudientes, las más propensas a las
inversiones de alto riesgo como ocurrió durante los años previos a
la crisis de 2008 con el recorte
impositivo al 5% más rico de
George W. Bush y el fervor por
los swaps y los productos derivados y estructurados - de estímulos a
la actividad y de aumento de gastos en infraestructuras y en
defensa, no auguran buenos tiempos para los cinco grandes mercados
emergentes.
Un movimiento que apuntalaría aún más los clavos en el ataúd de los BRICS que ya ha colocado el presidente estadounidense.
Las divisas de los países emergentes saludaron con caídas del 1,7% frente al dólar la victoria electoral de Trump. La segunda caída más importante de los últimos cinco años.
Todavía más abrupto fueron los retrocesos del 6% en los bonos soberanos de estos países denominados en dólares y del 7,4% en los vinculados al valor de sus monedas nacionales, los más expuestos al riesgo de depreciación.
en el pueblo de Kothari, distrito de Nagaon, en la India
REUTERS
que se desmarcan del término BRICS porque sus integrantes tienen más divergencias que las coincidencias
que les otorgó su mentor, Jim
O'Neill.
Toda una crítica a O'Neill.
Pero menos ahora que, desde EE.UU., se están cambiando mentalidades en el orden mundial. Entre otras cuestiones - dice - porque las semejanzas en términos de población y tamaño de sus PIB contrastan con sus marcadas diferencias en otros ámbitos.
Dos de ellos - aclara -
son grandes productores de materias primas (Rusia y Brasil),
mientras China e India son grandes consumidores de ellas.
Y han demostrado escasa
sintonía política porque difieren en sus intereses geoestratégicos y
en la forma de enfrentarse a ellos, asegura.
Ante tales argumentos,
las inversiones se han hecho selectivas.
Después que, en 2015, el PIB del G-7 significase el 46,3% y el de los cinco emergentes el 22,2% de la economía mundial. A precios de mercado. Es decir, en dólares actuales.
Porque, en capacidad de
poder de compra (que tiene en cuenta la capacidad adquisitiva y el
valor de las divisas, entre otros parámetros) ambos bloques tan sólo
deferían en seis décimas.
Atradius, la división de seguros a la exportación de Crédito y Caución, cree que "la elección de Trump" y los efectos de la política económica y monetaria de EE.UU.,
Los estímulos fiscales
acelerarán la "acomodación de los tipos de interés" a la evolución
del ciclo de negocios - en fase próxima al calentamiento tras ocho
años de crecimiento ininterrumpido - lo que causará "salida de
capitales" y un recrudecimiento de las condiciones financieras.
No sólo en los BRICS, donde los riesgos se centrarán, en especial, en Sudáfrica y Brasil, cuyas monedas sufrirán volatilidades notables. También en otras latitudes.
Sobre todo, en Turquía,
...casi toda consignada en divisas extranjeras y por "el elevado riesgo político" del gabinete Erdogan.
Y, en menor medida,
Rusia, India y Tailandia por sus reducidas necesidades de
financiación y su menor dependencia de los flujos de capital
foráneos en 2017.
abarrotan la zona del Bund en Shangai
REUTERS
Una tesis con la que
coinciden en el Banco Internacional de Pagos (BIS,
según sus siglas en inglés).
La apreciación del dólar encarecerá las condiciones financieras en los mercados emergentes
y añadirán riesgos.
Lo que implica un
encarecimiento de las condiciones financieras para los emergentes.
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