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Geoffroy Van Der HasseltAFP
tendrán consecuencias más allá de sus fronteras...
Sin embargo, el bipartidismo podría tener los días contados en el país galo con la irrupción en el escenario político de,
Francia no es la excepción:
De hecho, en los últimos años, en varios países europeos, la vieja derecha y la vieja izquierda han sellado alianzas para gobernar o han permitido formar Gobierno al otro, como han sido los casos de Alemania y España.
Tal y como explica un artículo publicado este fin de semana en 'The Economist',
Los partidos tradicionales, casi sin posibilidades de ganar
Ahora, este escenario "sin cambios" podría dar un giro radical en las próximas elecciones presidenciales, con una primera vuelta el próximo 23 de abril y, en caso de ser necesario, como parece previsible, una segunda vuelta que se celebrará el 7 de mayo.
Unos comicios a los que los partidos tradicionales llegan muy tocados.
Marine Le Pen, líder del Frente Nacional y candidata a la Presidencia francesa. Robert Pratta-Reuters
El presidente socialista, François Hollande, se ha convertido en un político tan impopular en Francia que ni siquiera se presenta a la reelección, a pesar de solo haber cumplido con un mandato.
Así, el candidato socialista será el exministro de Educación Benoît Hamon, que ganó las primarias del partido precisamente por ser uno de los principales críticos de Hollande.
Por otro lado, Los Republicanos, el partido de centro-derecha, vio reducidas sus posibilidades de cualquier victoria el pasado 1 de marzo, cuando su candidato, François Fillon, fue citado por los tribunales para imputarlo formalmente por el caso de los empleos ficticios de su esposa, Penélope, quien supuestamente cobró casi un millón de euros de fondos públicos sin desempeñar a cambio ningún trabajo real.
Así, la preocupación de los partidos tradicionales aumenta a medida que se acercan las elecciones.
Según la última encuesta del instituto Sofres, el social-liberal Macron ganaría la segunda vuelta de las presidenciales frente a la ultraderechista Le Pen.
Pero lo más importante, en la primera vuelta ninguno de los dos partidos tradicionales obtendría los votos suficientes para pasar a la segunda.
Los problemas sin resolver de Francia
La crisis política en la que se encuentran ambos partidos es fruto de una situación económica en la que nada ha mejorado ni nada ha cambiado para los franceses en los últimos tiempos:
Emmanuel Macron, líder del partido En Marché y candidato a la Presidencia francesa. Charles Platiau-Reuters
Además, los recientes ataques terroristas en suelo francés han alterado los nervios de los ciudadanos, que se han visto obligados a vivir bajo un estado de emergencia casi permanente, y en el que han aflorado las profundas divisiones culturales en el país con la comunidad musulmana más grande de Europa.
A pesar de que muchos de estos problemas no son nuevos y llevan gestándose durante décadas, ni la derecha ni la izquierda tradicionales han sido capaces de enfrentarse a ellos.
Ahora, Le Pen y Macron, que son fruto de esa inactividad política, ofrecen sus particulares soluciones desde ideologías completamente antagónicas.
Las propuestas de los nuevos partidos
La conquista principal de Marine Le Pen ha consistido en distanciar al Frente Nacional de su pasado antisemita hasta convertirlo en un partido socialmente aceptable en Francia.
La candidata ultraderechista defiende la necesidad de crear más barreras comerciales y contra la inmigración frente a una globalización a la que culpa de la situación económica del país.
Así, ha prometido convocar un referéndum para,
...entre otros.
Por su parte, Emmanuel Macron representa el resurgir europeo de una ideología completamente diferente, el liberalismo, y defiende que solo a través de una mayor apertura de Francia al exterior es posible que sea más fuerte.
Así, el candidato de En Marche! se declara a favor de,
A diferencia de Le Pen, considera que para acabar con la difícil situación económica que sufre el país hay que reducir las protecciones laborales que tienen los franceses, no ampliarlas.
Sin embargo, a pesar de que los dos candidatos han irrumpido con fuerza en el escenario político francés, ninguno es un rostro nuevo para la política. Le Pen lleva toda la vida trabajando en el ámbito político y Macron fue el ministro de Economía de Hollande.
No obstante, ambos tienen algo en común:
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