Caso n.° 4
APAGÓN EN HONDURAS
Desde hace años se vienen relacionando los grandes apagones de
ciudades y regiones enteras con los avistamientos de OVNIS. Sin
embargo tengo la impresión de que en ninguno de ellos se ha podido
establecer una relación tan clara entre la causa y el efecto, es
decir, entre los OVNIS y la suspensión de la energía eléctrica, como
en este que le presentaremos al lector.
El crédito de esta excelente investigación hay que atribuírselo
enteramente al ingeniero Enrique Castillo Rincón y al señor Samuel
Medina. El primero es un conocido «contactado» de Costa Rica, que en
varías ocasiones ha viajado a bordo de un OVNI, y de ello son en
parte testigos las autoridades de Colombia y Venezuela. Otra prueba
de que sus aventuras no son imaginarias podría ser el hecho de que
fue llevado casi por la fuerza a Washington por misteriosos agentes
norteamericanos. Allí, durante varios días fue sometido a un
interminable interrogatorio y devuelto posteriormente en un avión
especial a Bogotá. Con ambos investigadores me une desde hace muchos
años una gran amistad que me honra.
Los hechos a los que se refiere el presente capítulo sucedieron el
14 y el 27 de octubre de 1978 en Honduras. El 14 hubo un apagón en
casi todo el territorio nacional que duró 10 minutos en la zona
central y 25 en la zona sur, comenzando a las 18.10 horas.
Antes de exponer las razones que tenemos para asegurar que el apagón
fue causado por los OVNIS, queremos hacer algunas reflexiones
respecto de otros apagones famosos. Aunque la gente conoce
mayormente los dos célebres apagones de Nueva York (en gran parte
porque esta ciudad es la sede de las grandes agencias noticiosas del
mundo y todo lo que en ella sucede adquiere muy fácilmente
notoriedad mundial) ha habido una gran cantidad de apagones
igualmente grandes y extensos, que se considera que han sido también
causados por los OVNIS. Entre ellos recordamos en este momento dos
en Canadá, uno muy extenso en Texas, dos en Argentina, uno en
Australia, etc.
Es cierto que en algunos de éstos se han tomado incluso fotos de
OVNIS sobrevolando la ciudad a oscuras (Nueva York), cosa que a lo
que parece no sucedió en nuestro caso. Sin embargo la abundancia de
testimonios, lo concreto de sus observaciones y lo extraño de
algunos fenómenos testimoniados por los mismos ingenieros de las
centrales eléctricas nos lleva a la certeza de que los dos apagones
fueron causados por la obra concertada de varios vehículos
espaciales de origen desconocido.
No tenemos más remedio que prescindir de buena parte del material
abundante pacientemente recopilado durante 15 días por los señores
Castillo y Medina, así como de numerosos testimonios para no hacer
demasiado largo este capítulo.
He aquí lo que narró Rogelio Bercian, de 24 años, coordinador de
publicidad del periódico La Tribuna de Tegucigalpa:
«Eran exactamente las 18.06. Me encontraba en las inmediaciones del
cerro El Picacho revisando mi automóvil, cuando divisé en la lejanía
un extraño objeto que se desplazaba a gran velocidad de Sur a Norte.
Creyendo que era un avión convencional lo observé con estupor y muy
detenidamente, pues iba muy rápido y se acercaba peligrosamente a
una zona muy poblada. Desde el sitio en que me encontraba podía ver
muy bien toda la ciudad.
De pronto, el objeto describió una
rapidísima maniobra casi suicida, en forma de ocho, y pude ver
entonces su forma y configuración; se parecía a un gigantesco
"bumerán" o Ala Delta, con una luz en el centro muy brillante. En el
momento en que bajó y se produjo el mayor acercamiento a la ciudad,
y casi sobre el aeropuerto de Toncontín, inmediatamente se fue el
fluido eléctrico de la ciudad; vi cómo se empalidecieron todas las
luces hasta quedar totalmente apagadas.
El extraño objeto volador
ascendió rápidamente hacia el cielo, llevándose "como pegado" a él
una cola de luz, después de describir una maniobra inverosímil y de
lanzarse casi en línea vertical hacia arriba. Posiblemente el
momento en que voló más bajo sobre la ciudad estaría a unos mil
metros de altura sobre la zona sur. Las dimensiones aproximadas del
objeto que yo vi serían de unos 25 metros de ala a ala y unos 8
metros de largo aunque no puedo calcular el grueso o altura del
mismo.»
Este relato fundamental podría ser corroborado prácticamente
en todas sus partes por muchos otros testigos.
«Eran aproximadamente las 18.10 cuando salí a tomar el microbús;
observé como si una estrella se desprendiera del firmamento y luego
hiciera una extraña maniobra, como si estuviera frenando en su
caída, cuando de pronto cambió de rumbo, describiendo una media
onda, y elevándose rápidamente hasta perderse de vista. En el
momento en que frenó la caída, observé como un destello e
inmediatamente se fue la energía eléctrica de la ciudad... El objeto
que yo vi tenía alas en forma de delta... Puedo decir que era
grande...»
Con relación a este objeto Castillo y Medina todavía obtuvieron más
testimonios, pero lo curioso es que hubo otras personas que a la
misma hora vieron otros objetos extraños en diferentes puntos de la
ciudad.
«Varios objetos en el cielo en forma de bola anaranjada de unos dos
metros y también un objeto cilíndrico que desapareció haciendo un
extraño silbido.» (Luis Silva, 12 años, y una amiga suya también de
12 años; ambos viven en la Colonia Toro tagua.)
Hay que tener presente que la Colonia Torotagua está al sur de la
ciudad, en tanto que los relatos de los dos primeros testigos están
ubicados al norte, encima de La Leona, que es la subestación que
distribuye la energía eléctrica a Tegucigalpa.
Todavía hay más testimonios en los que otros testigos vieron «a eso
de las 17.11 minutos» otros tipos de OVNIS en otras partes de la
ciudad. Una señora (que no quiso dar su nombre) junto con sus cuatro
hijos, más una vecina, vio «dos objetos que se desplazaban juntos a
gran altura y de color plateado; después se separaron y tomaron
direcciones opuestas».
Otro detalle curioso que coincide con el de otros apagones
sospechosos es que al día siguiente se vio «una escuadrilla de OVNIS
volando muy alto» y dos días más tarde un profesor del Instituto
Central Vicente Cáceres (que también prefirió el anonimato)
descubrió en la grama, a la entrada del Instituto, unas extrañas
marcas, como si un ventilador hubiese estado flotando a muy poca
altura del suelo.
Las averiguaciones hechas por Castillo y Medina con relación a este
primer apagón tienen únicamente testimonios de la capital, pero
curiosamente, cuando se dirigieron a las autoridades competentes en
busca de alguna explicación técnica para el apagón, se encontraron
con que éstas les dieron nuevos detalles de «anomalías sin
explicación» sucedidas muy lejos de Tegucigalpa, en concreto en la
estación generadora de El Cañaveral. Tal como el lector podrá ver en
el primer grabado —hecho por un ingeniero de la «ENEE» («Empresa
Nacional de Energía Eléctrica»)—, la planta de El Cañaveral dejó de
funcionar «después de observarse un extraño resplandor».
Pero no sólo eso, sino que a 200 kilómetros de Tegucigalpa, en la
zona sur del país, las estaciones de San Lorenzo y Choluteca también
se vieron afectadas. Y como explicaba el ingeniero Martín Baide,
jefe de relaciones públicas de la «ENEE»,
«no nos es posible
explicar plenamente cómo sucedió el apagón; pues si éste se hubiera
generado en la zona sur Choluteca-San Lorenzo, sólo debería haberse
afectado ese área y no continuar hasta Tegucigalpa, como ocurrió,
pues el circuito se hubiera desconectado automáticamente...».
Y es muy de notar que exactamente un año antes se habían producido
varios apagones y fallas a las que, según el mismo ingeniero Baide,
«nunca se les pudo hallar la causa; fueron varios y de muy corta
duración, regresando o fluyendo la energía sola de nuevo».
Esto es
completamente normal en todos los apagones misteriosos. La energía
vuelve a fluir sin que los técnicos sepan cómo.
La síntesis de este primer apagón es la siguiente: En el preciso
momento en que varios tipos de OVNIS son avistados sobrevolando
Tegucigalpa y cuando precisamente uno de ellos se lanza en picado en
las inmediaciones de la subestación de La Leona al norte de la
capital, y en el preciso momento en que la planta generadora de El
Cañaveral, muy lejos de la capital, se observa un extraño
resplandor, se produce un gran apagón que afecta a la mayor parte
del territorio hondureño y a la región de León, en la vecina
Nicaragua, que está conectada a la red hondureña.
Como colofón diremos que preguntado el ingeniero Baide si veía
alguna posible relación entre la presencia de los OVNIS y el apagón
contestó: «Personalmente no descarto la posibilidad de que
tecnologías superiores a las del hombre puedan ser las causantes de
estas anomalías, pues nosotros no hemos podido explicar
satisfactoriamente las verdaderas causas de estos apagones.»
Veamos cómo fue el apagón del 27 de octubre.
Si en el del día 14 vemos una relación bastante directa entre los
OVNIS y la suspensión de la energía eléctrica, en el del día 27 la
veremos aún mayor. (Ver
ilustraciones 1, 2 y 3.)
Una de las circunstancias especiales de este apagón, que nos da pie
para relacionarlo más con el fenómeno OVNI, es que no fue simultáneo
como el del día 14 en las diferentes ciudades que afectó. Y con el
agravante de que los respectivos apagones se produjeron precisamente
cuando las diferentes ciudades eran sobrevoladas por misteriosos
objetos no identificados.
Oigamos en Choluteca (a 200 kilómetros al sur de Tegucigalpa) el
testimonio de doña Aída Zúñiga de Oviedo, de 40 años, directora de
la Academia Independencia de secretariado femenino:
«A las 6 pasaditas empezó a llover fuerte, con descargas eléctricas
al principio... Yo me encontraba en mi oficina cuando una de las
alumnas llamada Egdomilia Quiroz fue llamada por una compañera, para
que saliera a ver algo muy extraño que emitía destellos entre una
gran nube. Su apariencia era como de una palangana gigantesca, que
según los cálculos de seis señoritas era como de cien metros de
longitud. Era realmente impresionante.
La altura a que se encontraba
estático el aparato podía ser de unos 800 metros y se le alcanzaba a
ver como ventanillas alrededor; todas las muchachas se pusieron muy
nerviosas hasta el punto que dos de ellas casi entraron en histeria
gritando. El aparato estaba camuflado con una gran nube o niebla
pero se podía ver su forma claramente; parecía como si un vapor
saliera de alrededor de él. Una de las muchachas dijo que se parecía
al de Encuentros en la tercera fase.
»Estuvo como 10 minutos estacionado en el mismo lugar, sin hacer
ruido; sólo salían relámpagos pero no sonaban. Después se empezó a
mover y a desvanecerse. Todavía había luz eléctrica pero minutos
después se fue toda la luz en Choluteca. Algunas personas creyeron
que había un gran incendio en alguna parte de la ciudad, pues la luz
que veían era circular v pensaron que se trataba del resplandor del
incendio .
»Lo más extraño de todo fue que cuando el aparato se fue dejó de
llover inmediatamente. La luz del objeto cambió de color, de rojo
amarillo a rosa pálido y desapareció. Varias personas quisieron
arrancar sus automóviles y no pudieron. Después que dejó de llover
algunos autos prendieron va normalmente... Este momento fue algo
aterrador para las muchachas v no lo podremos olvidar jamás.»
Es de notar que la ciudad de Choluteca, al igual que muchas otras
del Sur, recibe su energía de la central de Pavana que
«inexplicablemente también fue afectada-», según atestiguaron los
expertos de la «ENEE». Y asimismo se afectó la vasta región de
Nicaragua que se surte de esta misma central.
Exactamente dos horas más tarde hizo su aparición sobre Tegucigalpa
un extraño aparato que se dirigió directamente a la subestación de
La Leona. De este aparato v de sus maniobras los investigadores
recogieron testimonios muy precisos y abundantes.
He aquí lo que contó Miguel Herrero, el operario que estaba de
guardia en La Leona la noche del apagón:
«Eran exactamente las 20.06 de la noche, pues acababa de mirar aquel
reloj grande eléctrico..., cuando de pronto la imagen de un
televisor pequeño comenzó a palidecer hasta que se perdió y al mismo
tiempo vi un resplandor azuloso e inmediatamente se produjo una
explosión en el patio donde están los transformadores y la
distribución de salida.
Quedé como ciego momentáneamente y apenas me
recobré me dirigí al patio corriendo y vi que salían chispas de
aquella torre donde están los aisladores... Entonces vi que una luz
muy cegadora se elevaba hacia el cielo; tuve que cerrar los ojos
nueva-mente pues la luz me cegaba y además los ojos desde el
comienzo de todo me estaban lagrimeando. Era algo indefinido... Se
elevaba con un zumbido.»
Miguel Herrero (que varios días después del apagón todavía llevaba
lentes oscuros porque decía que tenía los ojos muy rojos e
irritados) dijo que en el momento del apagón estaban desconectados
dos circuitos, de modo que no hay explicación posible de cómo pudo
afectar todo el país. Según él, las agujas de los tableros de
control sufrieron una extraña alteración «como si se hubiera
esfumado o perdido la energía».
Al igual que en el anterior apagón del día 14, a lo que parece no
fue uno solo el OVNI que sobrevoló la ciudad, sino varios, a juzgar
por los muchos testigos que afirman haber visto varios objetos.
Un
testigo de excepción, que estando ajeno a todo fue sin embargo el
receptor y unificador de muchos testimonios, fue el licenciado Rodrigo Wong Arévalo, subgerente de la emisora Cadena Radio América
y director de El Noticiero, en Tegucigalpa:
«Recibí muchas llamadas —en total 12— de personas que aseguraban
haber visto extraños objetos voladores; dos de ellos me dijeron
haber visto un objeto volador en forma de pulpo —obsérvese cómo
todos los testigos coinciden en este detalle aunque lo describan de
varias maneras—. Mantuvimos muy bien informado al público de lo que
estaba ocurriendo. Yo no sé si decían la verdad: me limité a
informar. Algunas de las personas que llamaban estaban realmente
excitadas.»
La señorita Julia Martínez Flores, policía femenina del destacamento
de La Leona, dijo textualmente:
«Eran las 8.10 de la noche y yo estaba de guardia sola cuando se fue
la luz. Salí a la calle a ver qué sucedía y observé unas luces que
giraban en el cielo. Vi una luz muy baja que giraba sobre sí misma
con un color rojo brillante y estaba más o menos encima de la planta
de La Leona; era silenciosa en el vuelo; tenía "colitas" así para
abajo; creí que era el fin del mundo.»
El guardián de un edificio de apartamentos, Rosendo A. Ponce, dijo
que había sentido un ruido como de choque en el preciso momento en
que la luz se fue. Salió y vio una luz como de dos metros muy rara
que venía por encima de los cables de alta tensión; pasó como a dos
metros de él «silbando de una manera muy rara».
El taxista Roberto Aguilar dijo que había visto una luz muy grande
en el cielo.
Cuando lo vio, estaba bajando bastante y lo pudo mirar
mejor; se quedó aterrado,
«pues el aparato o lo que fuera tenía forma
de pulpo con tentáculos que se movían girando; llegó hasta el sitio
de La Leona y de pronto la luz de la ciudad se fue, lo cual me
produjo un tremendo escalofrío pues supuse que lo que acababa de ver
tenía relación con el apagón».
(Ver ilustración n.° 4.)
Otro detalle curioso de este testigo, que coincide con lo que a todo
lo ancho del mundo han dicho muchos otros testigos de OVNIS, es que
a su juicio «se trataba de un animal volador».
Estos testimonios, con ser contundentes, son a mi manera de ver
secundarios si los comparamos con el testimonio global de la familia
Elvir Hernández, que habita muy cerca de la estación de La Leona.
He
aquí lo que narró la señora Donatila Hernández de Elvir, de 40 años,
ama de casa:
«Eran las 8.10 y me encontraba en la cocina, cuando de pronto vi un
resplandor muy extraño que inundó toda la cocina e inmediatamente
escuché una explosión, al tiempo que se iba la luz eléctrica. Me
asomé en seguida a la ventana que da a la estación de La Leona y
cuál no sería mi sorpresa cuando vi un aparato extraño inmóvil
encima del árbol de mango; como un metro encima de él.
Tenía un
metro de grueso por dos de largo y su forma era de aspecto raro, ya
que alrededor del aparato giraban unas barbas metálicas largas de
donde salían visos de varios colores; sin embargo, lo que parecía
una cúpula estaba quieta; sólo giraban las barbas y el aparato
brillaba tanto que no pude sostener la mirada; entonces grité tan
duro como pude del miedo que me produjo aquella "cosa".
Una cosa muy
rara sucedió también: en el momento en que la luz violeta invadió la
cocina empezó a sonar un extraño zumbido que permaneció en la cocina
varios segundos... El color violeta permaneció "pegado" a las
paredes de la cocina hasta desvanecerse...»
Elisabeth, de 17 años, hija de Donatila, estaba todavía en posición
mejor para ver el incidente ya que cuando después de la explosión el
OVNI se acercó al árbol de mango, ella estaba sólo a unos siete
metros de él. Prácticamente da los mismos detalles que su mamá,
aunque Elisabeth vio el OVNI desde que apareció brillando en el
cercano horizonte.
«La luz era tan fuerte y de un azul tan intenso
que me cegaba; aparté la cara y me la tapé con las manos porque creí
quedarme ciega.»
De hecho estuvo sin poder ver durante varios
minutos y cayó en un ataque de histeria y nervios que le duró dos
días, con jaqueca y malestar. (Ver ilustración n.° 5.)
Los que dicen que «de los OVNIS no hay pruebas concretas» y que todo
es fruto de la mente, es porque desconocen casos como éste en donde
docenas de testigos de todas clases coinciden en afirmar v describir
el mismo hecho; un hecho concretísimo como es el corte de energía
eléctrica en toda una ciudad.
En cuanto a que la afirmación de los testigos no es una «prueba», no
lo será en el terreno puramente científico —y aun esto lo podríamos
discutir, puesto que los últimos y definitivos testigos de los
aparatos de los laboratorios son los sentidos de las personas que
los manejan y comprueban— pero sí son una auténtica «prueba» en un
sentido humano.
Los jueces de un tribunal condenan o absuelven en
virtud de «pruebas» o testimonios que en muchas ocasiones no son tan
abundantes ni tan acordes como éstos de los apagones de Honduras.
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