EL MISTERIO DE
UMMO
Puesto que a lo largo del libro en varias ocasiones hacemos
referencia al caso UMMO, creemos oportuno dedicarle unas cuantas
páginas ya que consideramos que es uno de los casos más extraños en
toda la extraña fenomenología ovnistica.
Aunque la presencia de estos extraterrestres ha sido detectada en
unas cuantas naciones, y por las décadas del 60 y 70 la jefa de los
catorce ummitas que residían en nuestro planeta estaba en Australia,
fue en España donde sus actividades y sus comunicaciones adquirieron
mayor notoriedad, no sabemos si por haberse ellos manifestado más
abiertamente entre nosotros o por la mayor locuacidad de sus
contactados ibéricos. Lo cierto es que por aquellas fechas
circularon por España muchos informes con una temática muy diversa
que supuestamente procedían de los exploradores que el planeta UMMO
había enviado a la Tierra.
De ser esto cierto nos encontramos ante un caso que cae de lleno en
el tema de este libro. Se trataría de unos seres inteligentes no
humanos —unos auténticos extraterrestres— que no pertenecen a otra
dimensión sino que son poco más o menos como nosotros pero con mil
años de adelanto en todos los sentidos.
Según ellos su planeta gira alrededor de la estrella Wolf 424, de la
constelación Virgo, a unos 14 años-luz de nuestro sistema solar.
Llegaron a nuestro planeta el año 1950, haciendo su primer contacto
con el suelo en el sur de Francia. Sus primeras impresiones e
incidentes en su trato con los humanos son de un interés que supera
al de cualquier novela de aventuras.
Son más bien altos y rubios, y su físico en general no se diferencia
mayormente del de los nórdicos, por lo cual no les es difícil pasar
inadvertidos entre los humanos, presentándose ordinariamente como
«noruegos» que están realizando algún trabajo de investigación.
Así por lo menos fue cómo se comportaron en España el tiempo que
estuvieron entre nosotros.
Tenían en Madrid dos secretarios que eran los que les escribían las
cartas e informes que ellos dictaban para sus amigos españoles.
Estos dos secretarios eran los únicos que conocían su verdadera
identidad, y a ruego suyo nunca se comunicaron personalmente con las
personas a las que iban dirigidas las cartas.
Poco a poco han ido explorando los cinco continentes de nuestro
planeta; según ellos, en las computadoras de UMMO hay en estos
momentos más datos sobre la Tierra que en todas nuestras
bibliotecas.
Pero no sólo se han dedicado a estudiarnos, sino que también nos han
dado abundante información sobre su planeta y vehículos en que
viajan, así como sobre el espacio sideral y sobre la constitución
básica de la materia. En este particular nos dicen que estamos
bastante perdidos en cuanto a las ideas que tenemos sobre su
composición en niveles subatómicos. Sus explicaciones acerca de cómo
realizan el viaje valiéndose para ello de la curvatura del espacio y
de una especie de «latir» del Cosmos son realmente fascinantes.
Pero
como no encaja con lo que los astrónomos saben, éstos no le prestan
mucha atención.
La documentación ya es en la actualidad bastante abundante, muy
variada y en muchos aspectos interesantísima. Ha sido recopilada y
parcialmente publicada por varios autores entre los que destacan el
doctor Juan Aguirre, que fue el primero que la organizó, y los
escritores Antonio Ribera, Rafael Farriols y el padre
López
Guerrero.
Todos estos informes se han ido recibiendo a lo largo de unos 20
años, de ordinario en forma de cartas que llegan por correo normal y
escritas no sólo por los dos secretarios de Madrid, sino por otros
que tienen en otras naciones, ya que en muchas ocasiones el original
del informe está en otra lengua, tal como consta al principio del
escrito.
Yo mismo, cuando residía en San Juan de Puerto Rico, y estando
totalmente ajeno al asunto, recibí un buen día una carta cuyo
fotografía podrá ver el lector en estas páginas. En su parte
superior izquierda tenía el conocido emblema de UMMO que consiste en
una H mayúscula cuyo travesaño horizontal está cruzado por un trazo
vertical. No sale en Ia foto porque es repujado.
El texto de la carta es el siguiente:
Isla de Puerto Rico
X-IV-MCMLXXXI
Señor Salvador Freixedo
Colegio Católico Aurora
Calle Wilson 1366
Santurce
Puerto Rico
Señor: Nuestro UMMOAELEWE Superior de UMMO nos ha enviado su nombre
y señas junto a los de otros dos OEMII (hombres) de esa OYALII
(sociedad) para nosotros iniciar y mantener en lo posible
comunicación con ustedes en una sola dirección.
Sabemos su interés en nosotros a raíz de uno de sus viajes a
Barcelona, en España. Entonces nos limitamos a estudiarlo a través
de nuestras UULEWA (especie de pantallas que ellos tienen aquí)
pasando el informe a las XANMMO ISOO en UMMO (las grandes
computadoras centrales que ellos tienen en su planeta). Su análisis
resultó favorable y por tal ha sido incluido como uno de nuestros
posibles contactos aquí, sujeto a su aceptación.
Cada contacto tendrá una misión distinta y la de usted, como hombre
de letras, será la de divulgar el contenido de toda la información
científica que le suministremos, sin necesariamente descubrir la
fuente de donde emana, nosotros no nos oponemos a que así lo haga sí
así lo desea, aunque tampoco lo recomendamos, ya que podría afectar
negativamente su imagen (en sí ya bastante controversial) pasando a
formar parte de los mal llamados «Chiflados de UMMO», por lo que lo
dejamos a su mejor discreción.
Como esta relación ha de ser puramente voluntaria de parte de cada
una de las partes destinatarias, es por lo que de encontrarse
satisfecho de su elección, deberá publicar en el clasificado
dominical, de su periódico local en inglés, la siguiente frase:
OEMII-2 O.K.
Esperaremos un plazo de cuatro tirajes del citado dominical contando
desde el próximo domingo, para conocer su respuesta. En el caso de
no producirse el anuncio en el tiempo prefijado consideraremos su
silencio como una negativa de su parte y no insistiremos más en
ello.
Una vez aceptada su contactación tiene plena libertad para cancelar
la misma cuando así lo desee, volviendo a publicar en el ya citado
dominical: OEMII-2 K.O.
Nuestra presencia aquí no programada en principio por nuestros
mayores data ya de un lustro, inicialmente fue motivada por un
extraño fenómeno de carácter psíquico que emanaba de esta isla,
causando graves perturbaciones a varios de nuestros hermanos, sobre
lo cual le informaremos más adelante. Una vez logramos la motivación
de nuestro inesperado viaje a Puerto Rico, nos fue encomendado el
estudio geológico de su OYALII y muy especial la inspección in situ
de la fosa abisal marítima existente al norte de la misma, lo cual
estamos todavía realizando.
Sin más por ahora, le saluda
AUX 17
Por un lado me extrañó el recibir esta carta porque yo nunca había
hecho nada por entrar en comunicación con ellos —aunque confieso que
sí con otros—, pero por otro lado no me pareció demasiado raro ya
que ellos acostumbraban a comunicarse con gentes que se distinguían
por su estudio del fenómeno OVNI, y principalmente lo han hecho con
dos grupos de personas, uno en Madrid y otro en Barcelona, la mayor
parte de las cuales son amigos míos.
Como no me disgustaba nada entrar en contacto con ellos y por otro
lado sabía que suministraban informaciones muy interesantes, hice lo
que ellos decían.
Me fui al periódico The San Juan Star y redacté
para los anuncios clasificados un breve texto que decía así:
Buy
Radionics Machine OEMII-2 OK new or used. Interested also in Machine
WOAI. Call 722-1366.
El encargado de los clasificados no me lo quería admitir porque no
entendía lo que aquello significaba y pensaba que podrían ser claves
para los traficantes de drogas. Tuve que recurrir a mi amistad
personal con el director y el jefe de redacción del periódico para
lograr que me lo admitiese, aunque antes tuve que hacerle alguna
modificación y «explicarle» que OEMII —que en realidad significa
«hombre» o «varón»— era una clase de máquinas de radiónica. Como
tantas veces en la vida, con la mentira logré lo que no hubiera
logrado con la verdad.
Sin embargo, a la semana exacta de la publicación del segundo
anuncio, cogí el avión para Madrid tal como hacía tiempo había
planeado, sin ver en qué paraba todo y si en realidad comenzaba a
recibir alguna comunicación.
Me imagino que ante una cosa tan importante, otros hubiesen
preferido quedarse y esperar. Pero yo siempre he pensado que si
estos señores u otros por el estilo son tan superiores a nosotros y
quieren de veras ayudarnos, tienen que atenerse a nuestro modo de
vida y acomodarse a nuestras costumbres, en vez de hacer que
nosotros nos pongamos a bailar al son de su pandero.
A mi vuelta a Puerto Rico, tras cuatro meses de ausencia, pensé que
hallaría en medio de los dos sacos de correspondencia que me
esperaban, alguna comunicación de los ummitas, pero no había
absolutamente nada ni nunca volví a recibir cosa alguna de ellos. No
sé si se habrán enfadado por mi desconsideración al no suspender mi
viaje o si se habrá tratado de una broma de alguien, cosa que dudo
mucho.
Las opiniones en cuanto a la veracidad de todo el caso UMMO varían
mucho. Algunos juzgan que todo es real; y piensan así, entre otras
cosas, por el gran impacto que las comunicaciones ummitas han
causado en sus vidas; otros piensan que se trata de un gran montaje
humano hecho por algún Gobierno o por alguna gran sociedad o
institución con el fin de estudiar ciertas reacciones de la
psicología humana o de boicotear o promover ciertas misteriosas
«causas»; y por fin otros suspenden el juicio ante datos tan
confusos. Me encuentro entre éstos.
El sentimiento me inclina a creer que es verdad porque no se puede
negar que es fascinante la idea de que desde las lejanías del
Universo vengan unos seres casi como nosotros a visitarnos y a
levantarnos la moral aunque sólo sea indirectamente, viendo hasta
dónde podemos llegar en nuestra evolución.
La razón, sin embargo, no acaba de dar su asentimiento total, a
pesar de que hay aspectos en todo el fenómeno que me dicen que se
trata de algo real y que no es un montaje humano. Sería demasiado
largo ponerme ahora a detallar cuáles son esos aspectos, pero mi
larga búsqueda en el terreno de lo paranormal me ha preparado para
admitir cosas que de otra manera no hubiese admitido. Si creo en la
existencia de otras entidades mucho más sutiles e «irreales», estoy
lógicamente obligado a admitir la existencia de unos seres que son
casi como nosotros aunque vengan desde un astro muy lejano.
Las distancias siderales, que para nuestros científicos suponen una
dificultad insalvable, para los ummitas no lo son, y nos explican
con todo género de detalles cómo logran vencerlas. Yo no sé si sus
explicaciones son en fin de cuentas verídicas o no —porque superan
con mucho los límites de nuestra tecnología y ciencia actuales—,
pero lo que no se puede negar es que son fascinantes.
Nuestros científicos, sin embargo, no se dignan atender a sus
informes y siguen pensando que nuestra tecnología —en la que se
incluyen reumáticos cohetes que estallan en pleno vuelo y que
caminan a paso de carreta en las infinitas distancias del Universo—
es lo más avanzado del Cosmos.
De modo que una parte de mi mente se inclina a creer en la realidad
objetiva de la visita de los ummitas y en su presencia física entre
nosotros. Pero por otra parte me asaltan dudas. A veces se me
parecen demasiado a nosotros. Da la impresión de que los hipotéticos
autores del montaje cargaron demasiado las tintas en cuanto a sus
rasgos «humanos», para hacernos tragar mejor el anzuelo.
Pero eso
mismo es lo que nos pone en guardia.
Sospechamos por ejemplo de sus ideas religiosas. Su tinglado
teológico se parece demasiado al nuestro y su UMMO-WOA o Redentor da
la impresión de ser una copia descarada de nuestros Cristos. Si la
idea de un Dios encarnado dando la vida por «salvar» a su pueblo se
nos hace aquí difícil de admitir, el verla repetida en UMMO se nos
hace todavía mucho más cuesta arriba.
Además, ciertos rasgos psicológicos de ellos —por ejemplo su gran
amor propio cuando no les creemos— nos recuerdan demasiado a los
humanos.
Por otro lado cabe la gran posibilidad de que todo el caso UMMO sea
un montaje perfectamente concebido y realizado, aunque no por
humanos sino por jinas, tal como veremos en el capítulo que le
dedicamos a estas entidades. Es decir un caso de seres que proceden
con una lógica muy similar a la nuestra y por lo tanto perfectamente
inteligible por los humanos, cosa que no suele suceder con la mayor
parte de las entidades que se comunican con los contactados; éstos,
a la larga no entienden cómo y por qué los «hermanos del espacio»
actúan de manera tan errática como suelen hacerlo.
En cambio en el
caso UMMO sus acciones son bastante lógicas y comprensibles.
En la primavera de 1987, cuando escribo estas líneas, después de un
silencio de varios años, ha habido un reavivamiento de todo el caso,
porque de nuevo las personas que años atrás recibieron cartas de los
ummitas han vuelto a tener comunicaciones de ellos, por la ordinaria
vía del correo. Estaremos atentos a ver cómo se desenvuelven los
acontecimientos.
Para todos aquellos lectores que no hayan tenido ocasión de conocer
los documentos enviados por los ummitas o relacionados con ellos, he
seleccionado a modo de ejemplo, dos de muy diversa índole. El
primero, más bien anecdótico, es una carta enviada al señor Enrique
Villagrasa, en 1967, en la que se cuenta cómo fue la visita a Madrid
de la joven jefa de todos los ummitas que por aquel entonces estaban
en nuestro planeta, que residía de ordinario en Australia.
La carta fue escrita por el secretario español que tenían en Madrid
v que por deseo expreso de ellos nunca tomó contacto con los
destinatarios de las misivas y permanece aún en el anonimato.
La carta dice así:
Muy señor mío:
Hace unos meses le escribí una carta con motivo de una reunión que
habíamos proyectado, reunión que, como le diré más adelante, no pudo
hacerse. Yo soy el señor que hasta ahora ha venido escribiendo a
máquina lo que estos señores procedentes del planeta Ummo me han ido
dictando. Quiero recordar que en mi última carta le conté toda mi
historia, que si se la contase a muchos creerían que estaba loco,
pero usted ya los conoce y puede comprenderme.
Incluso mi mujer que
hasta hace pocos días era bastante escéptica y creía que eran
agentes de espionaje (ya sabe que cuando a una mujer se le mete algo
en la cabeza no razona y no hay quien la convenza con argumentos) a
la vista de lo ocurrido ha tenido que rendirse ante la evidencia,
pues ahora los que no conozcan este asunto harán bien en no creerlo,
pues los que lo hemos vivido, y yo creo que lo he vivido más que
usted, tendríamos que estar locos para no admitir tos hechos.
Desde hace unos meses, y después que yo le escribí a usted, han
sucedido más cosas.
Vinieron a casa otros señores de Ummo. Conocí a uno que no hablaba y
a otro que parecía más viejo y que ha estado mucho tiempo en
Sudamérica. Estos días hemos tenido mucho trabajo y eso que sé que
ellos también dictan cartas a otro señor. (Se refiere al otro
secretario que los de Ummo tenían en Madrid.) Escribí bajo dictado a
otros señores a los que antes no habíamos escrito, todos en Madrid
excepto uno en Valencia, este último médico también, y los otros son
un ingeniero del ICAI, un escritor, un profesor de la Universidad
que es profesor en exactas y otros dos que no sé su profesión.
Hablé
por teléfono con el profesor de ciencias exactas y estaba muy
intrigado; me hizo muchas preguntas y al final me dijo que creía que
era yo el que escribía los informes que tratan sobre una pregunta
que hizo sobre una cosa que se llama «Teoría de retículos». (Si
usted viera lo asombrado que estaba con la respuesta que le dieron .
Costó trabajo hacerle creer que yo no había estudiado matemáticas ni
era catedrático como él decía.) En cambio ellos han dejado de
escribir a señores que antes les conocían, por ejemplo al ingeniero
industrial.
A todo esto mi cuñado, ya informado, tuvo un disgusto conmigo, pues
opinaba que este asunto podría traernos serios inconvenientes. Pero
como a mí si no me dan razones no acepto consejos, le contesté que
me dijera qué clase de disgustos podrían ocurrirme, pues yo
escribiéndoles a máquina unas cosas que me dictan no hago nada
contra la ley. La verdad es que él estaba más asustado que yo puesto
que llegó a convencerme de que ellos decían la verdad al asegurar su
procedencia del Ummo.
Pero yo a fuerza de tratarlos me he convencido de que son las
mejores personas que he visto en mi vida. Ya quisiéramos los de la
Tierra ir con esa falta de malicia que van ellos y tan comprensivos
e imparciales para comprender las más íntimas cosas. Sólo la dulzura
y seriedad con que reprenden y dicen las cosas los retrata. Y no
vaya a creerse que son ingenuos; nada más mirarte parece que te
penetran.
Pero a finales del año pasado me dictaron unas cosas en que le
decían a uno de los corresponsales que una de sus naves inter
planetarias iba a venir entre enero y mayo.
Efectivamente, en una visita que me hicieron dos de ellos el
domingo 14 de mayo yo noté que algo ocurría, pues me dictaron una
carta que me dejó asombrado pues era una carta comercial, dirigida a
Australia, pidiendo información sobre unos paneles aislantes termoacústicos.
Nunca me habían dictado nada semejante. Lo más curioso era que ellos
me traían unas hojas y sobre timbrado el nombre de una firma
comercial madrileña especializada en decoración de locales
comerciales. (Por cierto que por curiosidad fui a esa dirección y sé
que se trata de un arquitecto a quien nunca habíamos escrito.)
Además comenzaron a venir a casa con más asiduidad a dictarme cosas
de tipo científico, pero en cambio se desentendían más de este
asunto pues antes, recién escrito un informe, era repasado por el
superior de ellos que se llama DEI 98 y me mandaba que lo enviase
por correo inmediatamente. Ahora en cambio dictaban más cosas y me
daban una especie de agenda con instrucciones para que los fuese
mandando más espaciados en fechas distintas a cada persona. Por
ejemplo, una cosa que le envío a usted sobre un esquema de los
ibozoo uu (física atómica) la he tenido guardada un tiempo esperando
la fecha marcada por ellos.
El día del Corpus por la mañana me llamaron a las once. Yo no estaba
y se puso mi señora. Dijeron que volverían a llamar a las dos. Se
puso al teléfono el señor que es superior de ellos, DEI 98, y me
preguntó si podía hablar con mi yie (ellos llaman a las esposas
yie)
y conmigo a las seis de la tarde para un asunto muy importante para
ellos. Le dije que sí y comenté con mi señora muy preocupado, pues
él insistió en que no hubiera nadie en casa a esa hora, aparte de
nosotros.
A esa hora llegó DEI 98 con otro que yo conocía y al que me presentó
como IAUDU 3. Éste no habló una palabra. Nos reunimos en el comedor
y DEI 98 nos dijo a mi señora y a mí que esperaban a partir del 31
de mayo o quizás un poco antes, una de sus naves que aterrizaría en
Madrid y que con ese motivo habían venido muchos «.hermanos suyos»
(ellos se llaman hermanos entre sí aunque no lo sean de sangre) a
Madrid.
Deseaban de nosotros lo que él llamaba un gran favor. Nos dijo que
al día siguiente llegaría a Madrid la que es superiora jefe de todos
los que están aquí en la Tierra. Dijo que venía desde Singapur, vía
Londres, y que habían empezado a estudiar su alojamiento y preferían
que pernoctase en un domicilio particular antes que en un hotel,
subordinando tal plan a que mi señora y yo aceptásemos, pero
suplicándonos que no nos sintiésemos obligados en absoluto y que si
preveíamos algún inconveniente o sentíamos temor, que lo dijéramos
con plena libertad.
Mi señora se apresuró a decir que sí, pero que ella se sentía
apurada pues nuestra casa carece de las comodidades de un hotel,
pero que dormiría en nuestra cama de matrimonio y nosotros nos
arreglaríamos en el sofá-cama o incluso si era preciso nos iríamos a
casa de mi madre política. Yo por mi parte dije que la única
preocupación era buscar una explicación por si se enteraban los
porteros, aunque en realidad no era gran problema diciendo, por
ejemplo, que eran amigos que conocimos en nuestras vacaciones de
Málaga, de nacionalidad sueca,
DEI 98 advirtió que las que pernoctarían serían dos mujeres, YU 1,
hija de AIN 368, y otra «hermana», que por lo que le diré luego,
debe ser al mismo tiempo su secretaria y su doncella (luego le
contaré, pues tuvimos tiempo de hablar con ella) y nos dijo además
algo que nos asombró: que de ninguna manera dormiría en nuestra cama
echándonos de allí. Que eligiésemos nosotros una habitación libre y
que su hermana dormiría ¡en el suelo! y la otra hermana no podía
estar durmiendo mientras ella, la superiora, lo hiciese.
El día 26 de mayo a las siete de la tarde vinieron ASOO 3, hijo de
AGU 28, que yo ya conocía, pues me había dictado cosas para varias
personas, con el mismo señor silencioso del día anterior. Llevaban
una maleta corriente de cuero, muy moderna y de tamaño mediano, que
creíamos sería el equipaje de las dos señoras o señoritas que
viniesen. Estuvieron charlando con nosotros después de pedirnos
examinar todas las habitaciones. Nos dijeron que esperaban hasta el
anochecer para hacer una cosa. La superiora llegaría a las diez y
media. Nos enteramos también que en la calle esperaban «varios
hermanos más» y no quisieron aceptar nada más que agua.
Estaba ya oscureciendo cuando nos rogaron que apagásemos la luz del
comedor y abriésemos de par en par el balcón. El que no hablaba
español se quedó sentado con los ojos cerrados e inmóvil, como si
estuviese hipnotizado, y el otro sacó una pluma estilográfica y ésta
empezó a emitir como un zumbido continuo con altibajos, pues les
estaban comunicando algo. Mientras, el otro se despertaba de vez en
cuando y le hablaba en su lenguaje.
Ya había anochecido. Serían las diez menos veinte y pusieron delante
del balcón la maleta y la abrieron. Mi mujer y yo estábamos sentados
sin decir palabra y muy impresionados. Como frente a nosotros hay un
anuncio de neón de una tienda de electricidad y electrodomésticos,
se veía bien lo que estaba haciendo aunque estaban apagadas las
luces. Primero miraron bien si había alguien en los balcones que
aunque no caen frente a nosotros, en la otra fachada, no están
lejos. Luego empezaron a sacar de la maleta unas bolitas como
metálicas del tamaño de una pelota de tenis y otras más pequeñas. Yo
ya había visto una meses atrás. Es algo extraordinario. Se mantienen
en el aire y se dirigen a todas las alturas como dirigidas por
radio. Además sacaron otras dos que aunque no se veían bien eran de
una forma parecida a las de la figura n.° 2 (ver ilustración n.° 6).
En total sacarían cerca de veintitantas de distintas clases. Una a
una las sacaban al balcón y como si fuesen burbujas o globos
pequeñitos desaparecían hacia la calle. Por lo menos cuatro pasaron
cerca del techo bordeando la lámpara y se metieron en el pasillo de
la casa. Luego nos pidieron permiso y se fueron pasillo adentro y
oímos abrir la puerta de la calle. Cuando volvieron, la maleta
estaba vacía. A todo esto el que no sabía español manipulaba una
varilla metálica con un disco en el centro (ver figura n.° 3 de la
ilustración n.° 6).
A las once menos cuarto llamaron a la puerta. Lo más asombroso es
que estando charlando con nosotros ASOO 3 nos dijo que ya habían
llegado a la puerta de la calle, y aunque yo sé que el portal no se
cierra hasta más tarde me dijeron que no era prudente que bajase a
recibirla.
Salimos a abrir muy nerviosos. Acompañadas de DEI 98 venían dos
señoritas. Una de ellas más alta y otra más joven y menudita.
Llevaban abrigos de ante muy modernos, de color marrón la chica
mayor y verde pajizo la joven que nosotros sabíamos ya que era la
jefe. Por cierto que ella misma llevaba un bolso maletín de skay o
plástico que ponía BEA, de las aerolíneas inglesas. No llevaban otro
equipaje. Las dos eran rubias y llevaban el pelo suelto. Iban
vestidas muy modernas pero discretas.
La menudita (que era la jefe), con acento inglés y hablando muy mal
el español, aunque se le entendía, se dirigió a mi señora y le dijo
algo así como que agradecía de corazón la hospitalidad del país
España; pasamos todos al comedor, pero después de haberse despedido
los dos señores de antes. En mi vida me he sentido más molesto pues
cuando nos sentamos, la señorita YU 1, mi señora y yo, la chica
mayor que se llamaba algo así como UU00 ciento veintitantos y DEI
98, que es el hombre que más me ha impresionado en mi vida por su
inteligencia infinita, permanecieron de pie, lo cual fue muy
violento; y en eso sí hago una crítica, pues aunque se acostumbre
entre ellos hacia su superiora, por respeto, debieron darse cuenta
que mi mujer y yo estábamos muy violentos.
Por ejemplo a mí, que no se me escapa nada, noté que cada vez que
ella les preguntaba algo, ellos contestaban bajando los ojos y como
si no se atrevieran a mirarla. Ella es casi una niña. No tendría ni
19 años por lo que sabemos, pero aparentaba 16. La otra aparentaba
entre los 23 y los 25. Desde luego lo que más asombraba a mi mujer
es que fuese ella, siendo de los más jóvenes de los que estaban aquí
(en la Tierra) la que mandase, y no se le ocurrió otra cosa que
decírselo. Los tres se rieron y ella nos dijo que no creyésemos que
en Ummo mandan las jovencitas; que eso dependía de muchos factores.
Hablamos mucho de las costumbres españolas. Lo único que le repugnó
eran los toros. No se habló nada del planeta Ummo. Nos hizo muchas
preguntas sobre el régimen español; estaba enterada de muchas cosas,
del referéndum y hasta de las Cortes. Yo le dije que nosotros no
queríamos entender de política desde que en la guerra me mataron a
mi padre los rojos.
Me quedé asombrado de lo que sabía. Mi mujer la escuchaba con
timidez sin atreverse a hablar. Ella se dio cuenta y con mucha
dulzura comenzó a hablar de la cocina española y de que le
entristecía mucho saber que las mujeres españolas leen poco y que no
se las forma intelectualmente como a los hombres y que ella estaba
segura que la feminidad no se perdía jamás con una educación mayor.
Luego miró sonriendo a la otra y ésta abrió la bolsa de viaje y
entregó a mi mujer una enciclopedia del hogar maravillosa, con
láminas en color y en español.
Cenamos allí. Mi mujer se quedó asombrada pues la forzaron a dejarse
ayudar por ellas. Lo que nos asombró más es que comiesen con
nosotros; se negaron a tomar vino. Ya nos habían dicho que querían
una cena sobria y mi mujer había preparado de antemano patatas
cocidas, huevos pasados por agua y para ellos frutas (naranjas y
plátanos). Otra cosa violenta que pasó fue que suplicó tanto que al
final de la cena se empeñó en lavar ella misma (la superiora) los
cacharros y su secretaria se quedó de pie sin ayudar, según me dijo
luego mi mujer, que por cierto le pasó la timidez y mientras secaban
los platos charlaron mucho.
Yo quedé hablando en la sobremesa con DEI 98. Otra cosa que nos
chocó es que antes de ponerse a cenar nos pidieron permiso para
descalzarse. La señorita mayor se arrodilló y con naturalidad le
quitó los zapatos a su jefa y luego se descalzaron ellos. Durante la
cena se sentaron pero no hablaron mientras mi mujer no les hacía
preguntas.
Lo más violento fue luego, pues muy discretamente nos pidieron
permiso para retirarse. Volvimos a suplicar que se acostasen en
nuestra cama o al menos en un sillón que es sofá-cama, pero fue
inútil.
DEI 98 se marchó a la calle. Me enteré que iba a un hotel cercano
donde había instalado una especie de centro oficial de ellos
provisionalmente. Creo que con la sola misión de proteger a la
señorita YU 1. Además creo que estuvieron varios dando vueltas por
los alrededores toda la noche.
Digo que fue muy violento pues ni siquiera admitió que mi señora le
diese una manta. Nos dijo sonriendo que iba a dormir simplemente en
el suelo, en el mismo comedor. Nosotros estábamos sin saber qué
hacer ni qué decir. La señorita mayor, que hablaba mucho mejor el
español que su superiora, nos pidió permiso para «echar una cosa en
el suelo» diciéndonos que no nos preocupásemos porque al día
siguiente no se notaría nada ni estropearía las baldosas.
Sacó un
cilindro como niquelado y salió una cantidad increíble de espuma
amarilla que dejó una mancha grande en el suelo como si fuese
barniz. No nos atrevimos ni a preguntar. La señora YU se quedó
dentro y salimos nosotros tres. La otra dijo que no se acostaría;
que se quedaría toda la noche de pie en el pasillo. Cuando entramos
en el dormitorio estábamos tan nerviosos y preocupados que no nos
atrevíamos ni a desvestirnos. No sé por qué a mi mujer se le ocurrió
ponerme más nervioso diciendo que a lo mejor venía la Policía, como
si estuviésemos haciendo un crimen o algo malo.
Sentados en la cama y sin hablar, a los veinte minutos va y dice que
quería llamar por si necesitaban algo. Luego me lo contó. La chica
mayor paseaba a oscuras por el pasillo con los brazos cruzados. En
voz baja le preguntó que si era prudente despedirse de ella y
preguntarle si quería algo. Le dijo que en efecto era una cortesía y
que entrase sin llamar; mi mujer quería llamar con los nudillos pero
la otra amablemente le dijo que no, que entrase pues seguro que no
dormía todavía. Entraron las dos; el comedor nuestro tiene una mesa
larga y hay otra mesita de camilla en un rincón cerca del balcón.
Estaba el balcón entreabierto y la luz apagada, pero mi mujer dice
que en el suelo, al lado de ella y de la mesa de camilla, había como
un disco algo mayor que una moneda de 50 pesetas que fosforescía
mucho y se le veía bastante bien. Ella se incorporó y mi mujer le
preguntó que si quería algo pues estaba nerviosa pensando si estaría
incómoda. Dice mi mujer que llevaba una especie de bañador. Como la
luz era tenue no distinguió de qué. Estaba en el santo suelo sobre
la mancha amarilla. Hablaron unas palabras y salieron de nuevo.
En el pasillo habló con la otra. Estuvieron largo rato hablando
bajo. Esta «señorita» resultó que estaba casada y que su marido
estaba en Ummo y ella vino seleccionada a nuestro planeta. Allí en
Ummo era como si dijéramos profesora de una especialidad de
matemáticas y su misión en la Tierra no me la supo explicar bien mi
mujer, pero parece que estaba relacionada con el estudio de la
historia de los físicos que ha habido aquí antiguamente. Estando en
México cometió una desobediencia y parece que estaba algo así como
castigada a servir de doncella a su jefe. En fin, una historia
larga.
Nos levantamos temprano.
Ellas estaban charlando ya en el comedor.
Nos pidieron permiso para entrar en el cuarto de baño. Primero se
bañó la mayor y YU quedó fuera hablando con nosotros. Luego entraron
las dos. Lo más curioso es que mi mujer observó que no habían usado
las toallas ni el jabón pese a que el baño había sido utilizado. La
mancha amarilla del suelo ya no estaba. ¡Ni con lupa quedaba nada!
No quisieron desayunar aunque insistieron en que lo hiciésemos
nosotros.
Ocurrió otra cosa. Estando hablando YU 1 con nosotros, ia otra que
estaba de pie se puso a mirar y curiosear, volviendo la cabeza, los
muebles del comedor. La jovencita se dio cuenta y esta vez en su
idioma le dijo algo en un tono que a nosotros nos pareció dulce,
pero la mayor, UUOO, se puso colorada, le temblaron los labios y se
le humedecieron los ojos. Nosotros aparentamos no darnos cuenta y
seguimos hablando.
Se marcharon temprano y regresaron por la noche. No olvidaremos
nunca las conversaciones que tuvimos con aquella joven. Mi mujer
estaba tan impresionada que me confesó que ahora creía de verdad que
fuese de Ummo. Además, el mismo día 27, DEI 98 vino a dictarme
varias cosas, entre ellas unas cartas que usted recibiría. Una en la
que daba la noticia de la llegada al Brasil, Bolivia y España de
unas naves interplanetarias de ellos.
Me dictó más informes y dijo que seguiría haciéndolo el domingo y el
martes, pues no sabía si su superiora les daría a todos la orden de
marcharse y él sospechaba que sí, pues le constaba que nadie más
descendería de la nave y que todos sus hermanos habían recibido
órdenes de concentrarse (abandonando los demás países en que
estaban) en Brasil, Bolivia y España.
Le pregunté si volverían y me
dijo que ni siquiera sabía seguro si partían. Le pregunté si ella lo
sabría o esperaban órdenes al llegar las naves y me dijo que no era
preciso esperar las naves para conocer las órdenes (ellos llaman a
las naves Oauelea ueba oemm). Y que ella lo sabía pero que no
acostumbraba a dar explicaciones a los que estaban sumisos a ella.
Pero que por si acaso, me dictaría él mismo algunos informes más
para que en él caso de marcha los enviase a ciertas personas en
determinadas fechas (por cierto, me entregó a máquina otros tres
informes para tres personas que residen en París y Lyon, escritos en
francés).
Al día siguiente, domingo por la tarde, regresó YU sin su hermana
pero acompañada de ASOO 3 y de otro que no conocía, muy joven y que
tampoco hablaba español (o no quería hablarlo). Me dieron unos
paquetitos para enviarlos v un sobre para mí pidiendo que no lo
abriera aún. ASOO 3 me pidió que pasase lo que pasase guardase
reserva sobre mi identidad, puesto que si regresaban a la Tierra, yo
y otro señor éramos los únicos enlaces en España. YU 1 se despidió
de nosotros el martes por la mañana, diciendo que no dormiría más en
nuestra casa y que pasaría la noche en los alrededores de Madrid.
Vino DEI 98 a recogerla y subieron a un taxi cuya matrícula he
apuntado. Estábamos impresionados al despedirlos. Ya no he vuelto a
verlos.
Por los periódicos me he enterado de que llegó la nave. En uno de
ellos vienen hasta las fotografías. Toda la noche del miércoles
estuvimos mi mujer y yo paseando por la Casa de Campo y Arguelles,
pues nos dijeron que era más probable la llegada el mismo miércoles
que el jueves. El jueves estuvimos hasta las once de la noche por la
Ciudad Universitaria y viendo que no veíamos nada, muertos de sueño
nos retiramos. A la tarde siguiente nos enteramos en el diario
Pueblo y compramos todos los periódicos de la tarde para saber las
noticias.
Yo ya no dudaba hace tiempo pero esto, por si quedaba alguna duda,
acabó por convencerme y lo mismo a mi esposa. Yo ya no sé si estoy
soñando; si no fuese porque están ustedes, los que reciben mis
cartas, y mi mujer que los ha conocido y mi cuñado y las noticias de
los periódicos, creería que estoy loco. Esto es lo más grande que he
conocido en mi vida y si no fuese porque ellos me han suplicado
discreción, no me importaría ya que me tomasen por loco y decirlo a
los cuatro vientos.
Lo único que me preocupa ahora es una cosa; ¿por qué se han ido así
tan de repente y además todos?
El domingo 28 por la noche tuvimos mi
mujer y yo con ella otra larga charla. Ella nos dio consejos
maravillosos sobre las comidas, sobre cómo educar a los hijos;
hablamos de los viajes espaciales de los norteamericanos a la Luna y
nos contó cosas de astronomía que nos dejó con la boca abierta,
hasta el punto que yo al principio me sentía acomplejado porque ella
era casi una chavala; me sentí dominado por ella y no sé cómo salió
a relucir todo el lío de Egipto y los judíos.
Yo le pregunté qué
opinaba y nos dijo que nos tranquilizásemos, que no habría guerra
mundial, pero luego se quedó como pensativa y se miraron ellas dos
muy significativamente. Luego, como si se diesen cuenta que habíamos
cogido esa mirada, repitió con voz segura que nos tranquilizásemos;
que no habría tal guerra.
Pero yo le he dado vueltas a este asunto. ¿Por qué se marcharon
todos así tan de repente?
Dicen que las ratas abandonan los barcos
que luego acaban por naufragar... Ellos han estado haciendo sus
estudios, me estaban dictando informes científicos y otras cosas y
de repente. ¿Nos dirían eso de que no habrá guerra por
tranquilizarnos, como a los niños se les mentía en tiempo de guerra,
antes de un bombardeo? Ellos están muy enterados de política y de
armamento. A mí, antes de la explosión de la bomba atómica china, me
lo anunció DEI 98 con la hora exacta que luego dijeron los
periódicos.
En fin, me he desahogado con usted, pues lo necesitaba.
Pienso escribir esta noche otra carta más a otro señor de los que
reciben informes.
Deseo expresarle mi amistad pues usted y yo hemos sido testigos de
esto.
Perdóneme si no firmo.
Hasta aquí la carta del secretario de los ummitas en Madrid.
Este «documento», como dije, es puramente anecdótico y dista mucho
de otros en los que nuestros misteriosos visitantes descienden a
profundidades técnicas o filosóficas que rebasan los pensamientos de
nuestros científicos y pensadores.
Como segundo ejemplo reproduciré un dibujo enviado por ellos (y
publicado por el P. López Guerrero en su libro Mirando a la lejanía
del Universo (Plaza & Janes) en el que detallan cuáles son sus
sistemas para almacenar información, comparándolos con los nuestros.
LA ESTRUCTURA BÁSICA DE LAS MEMORIAS DE TITANIO (XANWAABUASII DIIO)
«Los computadores digitales de TIERRA utilizan
generalmente una memoria central de núcleos magnéticos de
ferrita y diversas unidades memoria periféricas de cinta
magnética, discos, tambores o varitas con banda helicoidal.
«Todas ellas son capaces de acumular, codificados
magnéticamente, un número muy limitado de "bits" (aunque
las cifras sean de varios millones). Los tiempos de acceso son
en cambio muy aceptables.
»Veamos ahora de un modo elemental la base técnica de nuestros
XANWAABUASII (acumuladores de datos en titanio).
»El problema se planteó cuando las antiguas memorias de tipo
fotoeléctrico (grandes superficies de selenio donde las cifras eran
memorizadas en forma de impulsos luminosos que proyectados sobre
esas láminas quedaban registrados en forma de puntos cargados
electrostáticamente) fueron insuficientes, por el gran volumen
exigido para su ubicación, para acumular los miles de trillones de
cifras, que requerían los millones de OB-XANWAII (puede traducirse
por "rutinas") y datos numéricos de un programa de cálculo.
(Nosotros no hemos utilizado nunca memorización magnetostática.)
»DAOO 6, hijo de DAOO 4, proyecta por primera vez codificar
microfísicamente (ni ópticos ni magnéticos) los datos numéricos o
«caracteres» con una base IBOAAYANOA (podría traducirse por
"cuántica").
«Sabernos que la corteza electrónica de un átomo puede excitarse
alcanzando los electrones diversos niveles energéticos, que TIERRA
denomina cuánticos. El paso de un estado a otro lo realiza liberando
o absorbiendo energía cuantificada que lleva asociada una frecuencia
característica. Así, un electrón de átomo de titanio puede cambiar
de estado en la corteza liberando un IBOAAYA ODU (fotón), pero en el
átomo de DIIO (titanio), como en otros elementos químicos, los
electrones pueden pasar a varios estados emitiendo diversos tipos de
IBOAAYA ODU (fotones o "cuantos") de diversas frecuencias. A este
fenómeno lo denominan ustedes "espectro de emisión característico de
este elemento químico" y que permite identificarlo por valoración
espectroscópica.
»Pues bien, si logramos alterar a voluntad el estado cuántico de la
corteza electrónica del titanio, podemos convertirlo en portador,
almacenador o acumulador de un mensaje elemental, un "número".
»Si el átomo es susceptible, por ejemplo, de alcanzar 12 o más
estados, cada uno de esos niveles simbolizará o "codificará" un
guarismo del 0 al 12. Y como una simple pastilla de titanio consta
de billones de átomos, podemos imaginar la información codificada
que será capaz de acumular. Ninguna otra base macrofísica de memoria
puede comparársele.
»Los bloques de titanio que utilizamos han de tener una estructura
perfecta y un grado de pureza química de rendimiento 100%. Bastaría
la inclusión de unos átomos de impureza (hierro, molibdeno, silicio,
etc.), para hacer inutilizable el bloque de titanio.
»Ustedes pueden preguntarse, ¿cómo es posible el acceso a uno por
uno de esos átomos del bloque para codificarlos excitándolos, o
extraer la información (decodificación) acumulada?
»Un esquema o dibujo elemental aclarará las ideas. (Ver ilustración
n.° 7.)
»Sobre un bloque de titanio inciden tres haces [simbolizados en el
dibujo original con los colores carmín, azul y verde] de sección
infinitesimal y frecuencia elevadísima, capaces por tanto de
atravesar el bloque sin afectar los núcleos de sus átomos, pero sí
las cortezas electrónicas respectivas; se utilizan por ejemplo
frecuencias del orden de 8,35.1021 ciclos por segundo y distintas
para cada haz. A, B y C son los generadores de frecuencia.
»Estas elevadas frecuencias caen fuera del espectro característico
del titanio, por lo que estos haces independientemente considerados
no son capaces de excitar uno a uno sus electrones corticales.
»Mas no ocurre así cuando los tres rayos inciden simultáneamente
sobre un átomo específico (la H del dibujo). Entonces la
superposición o mezcla de las tres frecuencias provoca un efecto de
antiguo conocido por ustedes como "batido" o "heterodinaje" que da
como resultado una frecuencia mucho más baja y que coincide con
cualquiera de las rayas espectrales del titanio.
»El átomo es así excitado, y como los tres haces ortogonales pueden
desplazarse en el espacio con gran precisión, localizan uno a uno
todos los átomos del bloque.
»El proceso decodificador, obligando a la corteza electrónica a
regresar a su estado cuántico inicial, se realiza a la inversa.
»Hemos de hacer las aclaraciones complementarias siguientes puesto
que en un afán sintetizador hemos esquematizado infantilmente el
sistema.
»1.° En la práctica se utilizan para cada átomo de titanio sólo diez
estados cuánticos que corresponden a las rayas espectrales
siguientes:
»Esto significa que para cada cifra codificada cuánticamente (base
12) necesitamos excitar no uno sino dos átomos (10 + 2).
»2.° Como una vez codificado el átomo queda reducido a su estado
inicial, al contrario que un núcleo toroi-dal de ferrita que brinda
su información, sin perder su excitación magnética, un número
indefinido de veces, cada cifra codificada se repite unos cientos de
miles de veces para poseer acumulada suficiente información.
»3.° Es muy importante que los átomos posean una gran estabilidad
espacial en el cristal de titanio, pues cualquier oscilación térmica
haría impracticable su lo-calización por los tres haces de alta
frecuencia. El cristal de titanio trabaja a temperatura
prácticamente igualada al cero absoluto.»
Como el lector puede ver, no se trata sólo de «mensajes» místicos
exhortándonos a la paz y al amor, sino de escritos de alta
tecnología.
El que he reproducido es uno entre docenas, siendo algunos de ellos
bastante más complejos e ininteligibles para alguien que no haya
estudiado a fondo la física moderna. Y en muchas ocasiones, como por
ejemplo cuando describen la construcción y funcionamiento de sus
naves y cómo logran vencer las enormes distancias siderales, los
conocedores más profundos de la física universitaria no son capaces
de seguir sus fórmulas y explicaciones.
Es una gran lástima que sólo un muy reducido grupo de científicos en
el mundo entero se hayan preocupado por investigar algunas de las
técnicas que los ummitas nos han comunicado
(1). Los prejuicios y la
soberbia son males muy enraizados en el psiquismo humano.
Pero a algunos que lo han hecho, les han servido muy bien para
fabricar instrumentos con los que no sólo se han adelantado
enormemente a su época sino que se han beneficiado económicamente.
Los últimos mensajes que se han recibido versan sobre cosas tan
actuales y tan discutidas como el «machismo», algunos aspectos del
dogma católico (con consideraciones que resultan demoledoras para
éste), sobre el aborto, etc.
Sobre este último tema, por ejemplo, acusan a los humanos de
tratarlo de una manera totalmente superficial y apasionada y en su
análisis descienden a profundidades ético-filosóficas que se hacen
difíciles de comprender para una mente humana que no esté muy
evolucionada.
Nos dicen que en temas así hay que adoptar un punto de vista
cósmico, mucho más abarcador, que no sólo tenga en cuenta las
circunstancias humanas actuales de este planeta sino las de toda la
creación, y por eso introducen frecuentemente en la discusión del
tema términos como «involución» y «neguentropía» que para la mayor
parte de los ardientes defensores o acusadores del aborto apenas si
tienen significado.
Con gusto reproduciríamos alguno de estos documentos, pero en las
últimas comunicaciones los ummitas nos han dejado saber que
prefieren que estos mensajes se hagan circular únicamente y con
discreción entre los grupos de personas más preparadas, y que no
verían con agrado que se publicasen en los grandes medios de
comunicación. Respetaremos sus deseos; y a los que estén más
interesados no les sería difícil ponerse en contacto con alguna de
las muchas personas que desde hace tiempo están más o menos
relacionadas con el asunto UMMO.
Para beneficio del lector narraré otro caso que tiene cierta
analogía con el de UMMO. Nos lo cuenta Carl van Vlierden en su libro
UFO contact from planet Roldas. A cosmic dialogue (P. O. Box 1395, Pinetown 3600. Rep. de Sudáfrica, 1986).
Un sudafricano llamado F. Edwin W., del pueblo de Pinetown, cerca de
la ciudad de Durban, convivió durante dos años como compañero de
trabajo, en una empresa dedicada a la fabricación de aparatos de
radio, con un individuo llamado George que provenía del planeta
Koldas, uno de los 12 que componen una federación de planetas
situada en un universo paralelo.
Aunque el caso suena en muchos detalles a pura ciencia ficción y nos
recuerda a otros que hemos escuchado a diversos contactados, la
verdad es que la persona física del tal George ha sido perfectamente
comprobada no sólo por el autor del libro sino por otros
investigadores sudafricanos y sobre todo por sus ex compañeros de
trabajo.
George, aparte de medir casi dos metros de estatura, de poseer una
inteligencia fuera de lo común y una fuerza descomunal, era en todo
como un ser humano corriente y en nada se podía ver en él a un ser
de otro mundo.
Pescando con Edwin, una noche de 1960, le preguntó si él creía que
la Tierra era el único planeta habitado donde había seres
inteligentes. Edwin le contestó que era lógico que hubiese más
planetas habitados, pero que en aquel momento él no estaba muy
interesado en aquel tema sino en conseguir que los peces picasen.
Unos días más tarde George volvió a insistir en el tema y le dijo:
—¿Te convencerías de que hay más planetas habitados si yo te
enseñase una de sus naves?
—Si la veo claramente y compruebo que no es de este mundo, claro que
me convencería.
—Muy bien. Esta noche vamos a pescar otra vez. Me vienes a buscar.
Llegados al solitario lugar en que solían pescar durante toda la
noche, George sacó de su mochila un pequeño aparato de radio de los
que se fabricaban en la empresa en que ambos trabajaban. Estiró unas
extrañas antenas que él había modificado y en seguida comenzó a
oírse una voz hablando en una lengua que Edwin no entendía.
George,
que escuchaba con gran atención, le dijo entonces a Edwin:
—Dentro de unos 15 minutos tendremos un OVNI encima de nuestra
cabeza.
Apenas habían pasado diez minutos cuando apareció en el horizonte
una luz que avanzó hacia ellos rápidamente haciéndose cada vez
mayor. En pocos instantes estaba sobre sus cabezas, aunque no a muy
baja altura. El aparato de radio seguía transmitiendo aunque ahora
de una manera mucho más potente. En cuando el OVNI se detuvo encima
de ellos comenzó a transmitir en inglés.
Unos segundos antes, George
le había dicho a Edwin que escuchase con atención.
—Edwin, te habla Wy-Ora, el comandante de esta nave. El que está a
tu lado, a quien tú llamas George, no se llama así, sino que su
verdadero nombre es Valdar y es uno de nosotros que está en vuestro
planeta cumpliendo una labor de investigación.
Wy-Ora siguió hablando durante un buen rato sobre diversos temas
relacionados con la venida de ellos y la estancia de Valdar en la
Tierra y terminó diciéndole si quería dirigir un centro de apoyo a
sus actividades, similar a otros 300 que ya tenían por todo el
mundo.
Edwin dijo que sí y desde entonces hasta hoy ha dirigido lo que
ellos llaman una «Base Q», cuyas actividades han sido ampliamente
estudiadas por muchos investigadores del fenómeno OVNI. En el libro
a que hice referencia con anterioridad se narra solamente una
pequeña parte de ellas y se transcribe una mínima selección de los
miles de horas de conversaciones con los seres de Koldas que tienen
grabadas.
Estas conversaciones con las naves se hacían primeramente en un
pequeño aparato de radio —que se encendía él solo en el momento
oportuno— que Valdar le dejó a Edwin, cuando cierto día un OVNI lo
recogió en una playa para devolverlo a su planeta. Posteriormente,
cuando las autoridades —o ciertos «hombres de negro»— se llevaron el
aparato, la comunicación se hacía y se sigue haciendo mediante
telepatía, estando Edwin en un estado de trance que Valdar le había
enseñado a practicar. (Ver
ilustraciones 8 y 9.)
Como dije, las instrucciones y mensajes grabados en cintas que la
«Base Q» tiene de los Koldasianos son abundantísimas y versan sobre
muchos temas, aunque no descienden a tantos detalles técnicos y
científicos como los informes de UMMO.
Según ellas, los Koldasianos están viniendo a la Tierra des-de los
tiempos de la Atlántida. Además de las «Bases Q», dirigidas por
humanos, tuvieron hasta no hace mucho tiempo alrededor de una docena
de «Bases A», repartidas por todo el planeta y dirigidas por
Koldasianos. Estas bases eran subterráneas, y en ellas había
individuos como Valdar, al cuidado de las pequeñas naves que allí
tenían para sus desplazamientos y misiones en la Tierra. Una de
estas bases, situada en el Estado de Nevada (USA), fue atacada por
el ejército de esta nación en la década de los sesenta, viéndose los
koldasianos obligados a repeler el ataque. Desde entonces
abandonaron todas sus «Bases A» y se limitan a patrullar con sus
ingentes naves a gran altura por encima de nuestra atmósfera.
Una de las cosas más interesantes que Valdar le contó a Edwin fue
que cierto día una de sus naves había interceptado a otra de un
planeta que no es de su Confederación y que siempre les había
mostrado gran hostilidad. Entre los documentos que en ella
descubrieron había ciertos planes muy siniestros para los habitantes
de la Tierra. Su objetivo era, desde hacía mucho tiempo, crear un
clima de violencia entre los habitantes de nuestro planeta, destruir
los principios morales y lograr un estado de pesimismo y caos en el
que ellos podrían lograr mejor sus últimos fines.
Valdar añadió que según los mismos documentos, sus enemigos se
mostraban muy satisfechos porque en los últimos años habían avanzado
mucho en su trabajo.
La idea fundamental que se trasluce de todas las grabaciones es que
los líderes de la Confederación de planetas quieren convencer a las
autoridades de la Tierra para que entren a formar parte de su
Confederación, porque esto a la larga traería muchas ventajas para
ambas partes, ya que, en lo que a nosotros se refiere, ellos
compartirían desinteresada y gradualmente todos sus muchos
conocimientos y adelantos.
Sin embargo las autoridades de nuestro planeta, cuando en secreto
han sido consultadas, o no han dado crédito a la proposición
o la han rechazado. La última de estas tentativas tuvo lugar en
setiembre de 1974.
Los líderes de Koldas reconocen que el hecho de haber tantas
naciones y tantas discordias en el planeta, dificulta mucho su plan.
Valdar se quejaba a Edwin:
«¿Por qué los dirigentes de la Tierra son
tan diferentes de otros? En otros planetas nos han recibido con los
brazos abiertos... Nosotros estamos dispuestos a darles toda nuestra
tecnología y a comunicarles los secretos del Universo... Sí; los
grandes líderes de la Tierra saben de nuestra existencia..., pero no
se ponen de acuerdo...»
Como dije, todo el asunto parece una novela de ciencia ficción, pero
sin embargo está respaldado por hechos innegables que una vez más
nos dejan llenos de dudas.
El gran paralelo con el asunto UMMO es que estos seres se presentan
con una apariencia física muy parecida a la nuestra. Según dicen,
tienen la capacidad de variar algo de modo que no infundan
sospechas, pero fundamentalmente son como nosotros. De hecho alguno
de ellos, que al igual que Valdar estuvo destinado en Australia, se
casó con una australiana y se la llevó con él cuando le llegó el
momento de volverse a Koldas.
Un caso totalmente similar lo veremos en uno de los últimos
capítulos de este libro, pero en él yo tuve la ocasión de conocer a
la mujer casada con el «extraterrestre».
Y digo «totalmente similar» porque en ambos casos sus físicos,
incluida su exagerada estatura, eran muy parecidos. No se trataba de
los típicos personajes adamskianos de largas melenas rubias y de
piel muy blanca, sino de individuos con facciones ligeramente
aindiadas y de piel no demasiado clara.
Todavía podría poner varios ejemplos más de contactos
extraterrestres; pero por más que los datos que tenemos de
planetas
como Iarga, Itibi-Ra, etc., y de abducciones y experiencias
biogenéticas como las de Mirassol (Brasil) sean impresionantes y en
cierta manera convincentes no podemos menos de confesar que tenemos
serias dudas sobre ellos. No de la realidad de los contactos en sí
ni de la veracidad de los contactados, sino de la credibilidad de
los contactantes, por muy avanzados que sean. (Ver ilustración n.°
10.)
Nos da la impresión de que todas sus comunicaciones, explicaciones y
mensajes son sólo pantallas detrás de las cuales se esconden los
verdaderos motivos de nuestros visitantes. La explicación de estas
dudas nuestras la irá descubriendo el lector en los capítulos
siguientes.
(1)
Una excepción la constituye entre nosotros el Ingeniero Juan
Domínguez Montes que en su libro El Pluricosmos (Librería Agora) se
ha adentrado sin prejuicios en el estudio de las fórmulas ummitas y
de su profunda filosofía, llegando a conclusiones que tanto en el
orden tecnológico como en el filosófico son capaces de enriquecer
grandemente los conocimientos y el espíritu humano.
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