PRIMERA PARTE
EL HEREDERO DE LOS UŠUMGAL
 

 


1 - La creación de Sa’am

traducción de Luna Azul

Noviembre 16, 2008

del Sitio Web TrinityATierra

«Yo quiero instruirles ahora sobre las criaturas de las tinieblas, y sobre aquél que es su dueño. Son criaturas repugnantes y terribles; criaturas con formas desgraciadas y malditas. Viven fuera de las criaturas de luz, lejos del universo, en un estado digno de piedad… (Ellas) se rastrean casi sobre su vientre; se deslizan en el agua como serpientes, se contraen, se mueven como reptiles…»
El Libro de Adam

parte 1, extraído del capítulo 27

«Cuando allá arriba el cielo no había sido todavía nombrado, y que aquí abajo la Tierra no llevaba ningún nombre, solos Abzu el primero, su progenitor, y madre Tiamat, la generatriz de todos ellos, mezclaban juntos sus aguas…Cuando ninguno de los dioses había sido todavía creado, que sus nombres no habían sido todavía pronunciados, y ningún destino determinado, así en sus dominios fueron producidos… Anshar creó a su hijo Anu a su imagen. Anu, igual a su parecido, procreó a Nudimmud…»
Enûma Eliš

la Epopeya babilónica de la Creación, tableta 1, extraído de las líneas 1 a 16

 

Ğírkù-Tila Nudimmud / Dili-ME-Dili


Yo recuerdo bien esta primera impresión, conservo la memoria de esta dolorosa sensación de aplastamiento y sufocación. Mi espíritu estaba vacío e invadido de incertidumbres. ¿Cómo había llegado yo aquí? ¿Qué misión me había yo adjudicado encarnándome en este cuerpo en desamparo, al borde de la asfixia?

 

Totalmente entumecido, abrí los ojos y observé la Siensišár 1 (matriz artificial) en la cual yo estaba sumergido.

 

1. La descomposición del término sumerio SI-EN-SI-ŠAR quiere decir litt. «que ensambla en orden a los numerosos dignatarios». Las Siensišar son matrices artificiales de las cuales se servían las «divinidades» de la mitología sumeria para crear (o ensamblar) de cabo a rabo los clones. Encontramos este término, entre otros, en el mito «Enki y Ninmah», dónde el «dios» Enki se ve en la obligación de confeccionar una Siensišar con el fin de estudiar y crear después a la humanidad. En una versión bilingüe (sumero-acadia) de este mismo mito, el término Siensišar es reemplazado por la palabra acadia Sassuru cuyo sentido es «matriz».


Con toda evidencia, el acabado de mi cuerpo había llegado a término. Vivos remolinos viniendo de la parte de debajo de mi prisión de cristal así como sordas sonoridades exteriores me tranquilizaron unos instantes. ¡Alguien tendría que acabar sacándome de aquí! Sin embargo pasaron largos momentos y terminé por rendirme a la evidencia.

 

Desesperado yo tendí mis brazos para golpear la pared de vidrio, pero mis esfuerzos me fatigaron terriblemente. Me pareció que ningún sonido se oyó de tan grueso era el tabique.

Cuando todo parecía perdido, la cabeza a punto de explotar, el cuerpo rígido y los brazos cortados por el esfuerzo, en el exterior una forma pasó furtivamente cerca de mí y accionó algo que vació bruscamente la Siensišár (matriz artificial). En el mismo instante, el receptáculo de vidrio basculó en horizontal y se abrió en su mitad. La luz ambiente de la sala de creación me dañó los ojos y mi cabeza giró durante unos instantes.

 

A pesar de todo, mi vista monocroma distinguió a un ser que se acercaba hacia mí.

- ¡Bienvenido a ti, hijo de los Gina’abul!

Yo reconocí enseguida al individuo que me salvó en el último momento de una muerte segura, se trataba de mi padre creador. Observándolo atentamente, yo supe al momento a que me parecía, pues mi creador me hizo a su imagen, sabía que yo era su criatura, su mismo Alagní 2 (clon).

 

Él me examinó atentamente con sus ojos rojos y pupilas ligeramente verticales. Su porte era tranquilo y su mirada parecía escudriñar en lo más profundo de mi ser. Después de haberle devuelto la misma mirada provocadora yo desvié mis ojos de su mono de color claro e inspeccioné mi cuerpo desnudo. Era magnífico con numerosas y pequeñas escamas.


Los Gina’abul 3 , en nuestro idioma «los verdaderos ancestros de la magnificencia», fueron durante mucho tiempo Creadores, una raza maravillosa y respetada por el conjunto de este universo.

 
2. Alagni es un término utilizado antaño para designar a un clon. Su descomposición sumeria nos dá ALAG-NÍ «la potente imagen» o «la imagen de sí mismo». En los tiempos antiguos, crear un clon venía a ser lo mismo que crear una entidad, a menudo a su propia imagen, pero sobretodo concibiéndola aportándole elementos inéditos de manera a elaborar una imagen famosa y algunas veces superior al original. Existen otras expresiones sumerias par designar a un clon como por ejemplo NIĞ-ZI-ĞAL cuyo sentido es “criatura” y que se traduce fonéticamente por “una cosa (o una propiedad) dónde la vida ha sido colocada”.

 

3. GI-NA-BUL es el nombre de la raza de la cual les es contada la historia. Su descomposición sumeria nos ofrece GI-NA (verdadero, verídico) AB (contracción de AB-BA “ancestro, padre”) UL (magnificencia, abundancia. Esplendor), o sea: “los verdaderos ancestros de la magnificencia (o del esplendor)”. Mucho más tarde, este término fue sinónimo de lagarto en los sumerios..

 

¿Quería mi genitor fundar mundos como nuestros ancestros? Yo estuve muy sorprendido de no poder responder a esta cuestión.

 

Para cortar toda interrogación inútil, pues él sabía al igual que yo leer los pensamientos, mi padre creador me dijo con la ayuda de su espíritu, con la ayuda del Kinsag (la telepatía):

-¿Cual es tu nombre amigo mío?

Yo le respondí utilizando la misma técnica.

-Me llamo An, séptimo de los Ušumgal 4 («séptimo de los grandes dragones»).

4. El vocablo Ušumgal (Gran Dragón, monarca) se vuelve a encontrar en la literatura sumeria. Este atributo estaba esencialmente asignado a los “dioses” sumerios, y más adelante, a los reyes y señores de KALAM (Sumer). Sus múltiples definiciones como “gran dragón”, “monarca”, “soberano”, y “gran señor” confirman el origen reptiliano de los “dioses” de la Tierra y de sus descendientes reales, (ver igualmente nota siguiente). Sumemos a este descubrimiento que el término sumerio MUŠ (reptil, serpiente) refuerza la conexión humanoide-reptiliana y la realeza gracias a su homófono MÚŠ o (MUŠ2 / MUŠ3) cuyos significados evocan a la vez una apariencia, un aspecto, una cara y… una diadema real, diadema reptiliana que reencontramos desde luego en la frente de los faraones.

 

MUŠ2 es también el primer elemento de numerosos nombres de divinidades. Asimismo, esta partícula colocada como verbo quiere decir rutilar y brillar. Sabemos que en la antigüedad, los reyes, verdaderas encarnaciones de las divinidades celestes en la Tierra, y las divinidades mismas, brillaban a los ojos de los simples mortales y encarnaban bajo el astro solar.

Señalemos que el término egipcio Djet quiere decir a la vez eternidad y cuerpo. Esta palabra está compuesta del hieroglifo principal DJ representando una serpiente levantada. Este mismo DJ es utilizado como partícula dominante para nombrar al “dios” Djehuty (Thot, el maestro del saber) y para el verbo hablar. Esto nos confirma la estrecha relación entre el conocimiento oculto del jardín del Edén y su guardián, la serpiente, que posee una palabra particular que le permitirá comunicarse con la humanidad.

 

Mientras me retiraba los electrodos todavía colocados sobre mi cuerpo, mi creador me miró a la vez extrañado y decepcionado.

-Bien, contestó, esto ya es mejor, pero por desgracia no es exactamente eso, porque ¡YO soy An, el séptimo de los Ušumgal!

El tomó súbitamente un aire apenado.

-Voy a tener que suprimirte a ti también…

An desvió la cabeza. Detrás de él, al fondo del laboratorio, me aparecieron tres Siensišar entreabiertas, en las cuales se encontraban cuerpos clonados, inanimados, enteramente envueltos de una substancia pegajosa y verdosa.

 

Nuestra vista monocroma no nos permitía discernir los verdaderos colores, pero el verde era nuestro color sagrado y podíamos reconocerlo sin dificultad. Además, igual a las Gina’abul hembras, las sacerdotisas que detentaban los grandes secretos, yo tenía una ventaja en cuanto a hijo de un Ušumgal. Poseía la suerte extraordinaria de poder hacerme una idea extremamente precisa de las diferentes tonalidades de colores.

 

An se volvió hacia mí molesto.

-Esta vez no entiendo nada. Los precedentes especímenes no eran más que Alagní (clones) sin gran importancia, pero tú… Vamos acércate, ¡no sentirás casi nada!

An me miró con aire insistente.

¡Vamos! ¿Me oyes? ¡Acércate!

Yo seguía sentado en la matriz y mi padre creador deseaba que yo me acercara a él con el fin de desactivarme. Llevaba en sus manos dos Zirzi, dos destructores de vida. Mientras yo le observaba sin moverme, An, que se había finalmente decidido a acercarse hacia mí, accionó las armas mortales. Un ruido sordo y frío llenó la sala.

 

Mi padre creador me fijó su mirada furtivamente como para ver mi última reacción frente a la muerte. El colocó los Zirzi a la altura de mi cuello, pero al momento de administrarme la descarga mortal, él divisó mi amplia sonrisa.

-Decididamente no eres como los otros… No veo en ti ningún temor, sólo el deseo de jugarme una pasada.

An comprendió el juego al cual yo me atreví y mi audacia le gustó mucho. Se echó a reír a carcajadas y cloqueaba de gusto mientras desactivaba las armas mortales. Yo le miré unos instantes intentando reírme a mi vez, pero ningún sonido consiguió salir de mi garganta. Enseguida, mi padre creador me tranquilizó informándome sobre lo que yo ya sabía.

 

Esta vez, él utilizo su verdadera voz:

-No te preocupes, encontrarás la voz dentro de unos Danna (horas). En cuanto a tus ojos, se acostumbrarán pronto a la luz.

An retomó de repente un aire serio.

-Me gustas mucho y he cambiado de parecer con respecto a ti. Como sabes, había decidido nombrarte Maš (gemelo o primero), pero te llamarás más bien Sa’am, «el buen señor, el bien formado».

Decididamente, ¡tenía mucho humor! An se rió una última vez y me dejó en la sala.

 

Viéndolo abandonar el lugar, un estremecimiento me recorrió por la espalda. Yo distinguí con pavor que mi padre creador poseía una cola. Este detalle me dejó estupefacto, porque sabía que yo no la tenía. Además había notado que An era mucho más grande que yo.

 

¿Porqué había creado esas diferencias entre nosotros? ¿Y ese súbito cambio de nombre? ¿Porqué haberme programado como Maš y haber cambiado mi identidad en el último momento?

 

¡Tenía la sensación de ya no saber quién era yo!

El hecho de no poder encontrar respuestas a todas estas cuestiones me turbó profundamente. Para tranquilizarme , pensé en errores tácticos y en disfunciones genéticas. Si este hubiera sido el caso, lo tendría entonces que disimular delante del conjunto de los Ušumgal, pues habría sido para An un gran deshonor haber conservado un Alagni (clon) defectuoso.

 

El, que siempre ha sido reconocido como el genético más grande de toda la historia Gina’abul.


¡Decididamente esta historia me pareció totalmente incoherente! Yo me dije finalmente que, aparte de las diferencias físicas, sin duda voluntariamente implantadas, yo podría hacer por mí mismo las correcciones genéticas necesarias si notaba alguna anomalía en mi persona. Salí con dificultad de la Siensišar y me puse de pié.

 

Dí unos pasos. Tuve vértigos, conseguí agarrarme a una de las paredes de cristal de uno de los especímenes fallidos. Mi mirada se posó sobre uno de ellos. Incontestablemente, éramos totalmente similares. Su expresión rígida y deformada por el shock de los Zirzi, me recordó, amargamente que yo no tenía el derecho de cometer errores, porque un Alagni (clon) creado por un Ušumgal ¡no puede errar en su tarea!

El tiempo llegó de mostrarme digno de mi misión. Yo sabía exactamente lo que esperaba de mí An. Debía desde ahora dejar este lugar para presentarme a los otros seis Ušumgal 5 .

 

Dejé la sala de creación para dirigirme hacia el complejo de los grandes laboratorios de mi creador. Como nuevo ser creado, tuve dificultades para desplazarme, mis piernas me tiraban un poco, pero la obligación de no decepcionar a An era más grande que todo lo demás.

 

No fue sino recorriendo ése dédalo de salas y pasillos dónde todavía no había puesto los pies y que, sin embargo me era tan familiar y estaba tan impregnado de «mi presencia», que no me dí cuenta verdaderamente de que no era más que un Alagni.

 

Cruda realidad al servicio de una ciencia en busca de reconocimiento y de poder, pues conocía bien el motivo de mi creación, pero no hasta el punto de adivinar que ésta no tenía más fin que el de satisfacer los designios ambiciosos de un ser cuyos proyectos iban a derribar al conjunto de nuestra raza, una parte de nuestras colonias, así como a los Namlú’u de Uraš 6 (la especie humana del planeta Tierra).

 

5. El término UŠUM-GAL (Gran Dragón, monarca) posee además otras definiciones sumerias como: “monstruo de poderes combinados” o “gran criatura compuesta”. Los UŠUM-GAL poseían grandes poderes, conocían el arte de la clonación y eran ellos mismos seres enteramente fabricados, es decir, clones.

 
6. El origen del término Uraš es un misterio para los expertos de las tabletas sumerias, porque su origen se pierde en la noche de los tiempos. Sobre las tabletas de arcilla, Uraš no representa únicamente a la Tierra, sino que se confunde también con una Diosa-Madre primordial. Reencontramos la estructura principal de este término en varias palabras evocando justamente a la Tierra: EARTH en inglés, ERDE en alemán, ERA en griego, ARZ en árabe, ERETZ en hebreo… por sólo nombrar algunos.

 

Uraš se encuentra, entre otros, en la expresión sumeria AN-URAŠ “el Cielo y la Tierra” que fue utilizado algunas veces para evocar al universo. No es hasta más tarde que, en la época babilónica, bajo la influencia de un patriarcado creciente, que Uraš se volvió súbitamente un dios. Este último pasó así mismo por ser el ancestro del dios Anu (An en sumerio), el rey de los “dioses” de Mâtu o KALAM (Sumer).

2 - Motivo gnóstico representando al gran arconte con claro símil al dios de la Biblia Yahvé (IAW).

Sabemos hoy que múltiples aspectos de la cultura hebraica traen sus orígenes del Egipto antiguo y de Mesopotamia.

No es extraño entonces encontrar la raíz del término Yahvé en el egipcio Iaw (adoración, rezo)…

Esta apariencia serpentina se encuentra también en Grecia,

sobre las estatuas de los Titanes, cuyas piernas terminan muy a menudo con un aspecto anguiliforme con el fin de subrayar,

de forma desviada, la filiación reptiliana de los superhombres de la antigüedad.

Este fenómeno aparece igualmente sobre ciertos sellos cilíndricos dónde figuran los «dioses» mesopotámicos.


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