por Jeff Grabmeier
17 Junio
2019
del Sitio Web
PHYS
traducción de
Guillermo Caso de los Cobos
30 Junio
2019
del Sitio Web
TerraeAntiqvae
Versión original en ingles
Versión en italiano
Yacimiento de Çatalhöyük
(Turquía)
Hace unos 9.000 años, los residentes de una de las primeras grandes
comunidades agrícolas del mundo también estuvieron entre los
primeros humanos que experimentaron algunos de los riesgos de la
vida urbana moderna.
Los científicos que estudian las antiguas
ruinas de Çatalhöyük, en el
centro-sur de la Turquía moderna, han descubierto que sus habitantes
(de 3.500 a 8.000 personas en su apogeo) padecieron hacinamiento,
enfermedades infecciosas, violencia y problemas ambientales.
En un documento (Bioarchaeology
of Neolithic Çatalhöyük reveals fundamental transitions in Health,
Mobility, and Lifestyle in Early Farmers) publicado el
pasado 17 de junio en Proceedings of the National Academy of
Sciences (PNAS), un equipo internacional de bio-arqueólogos
informa de estos nuevos hallazgos basados en 25 años de estudios
de restos humanos desenterrados en Çatalhöyük.
Los resultados muestran una imagen de cómo los humanos pasaron de un
estilo de vida nómada de caza y recolección a una vida más
sedentaria basada en la agricultura, dice Clark Spencer Larsen,
autor principal del estudio y profesor de antropología en la
Universidad Estatal de Ohio.
"Çatalhöyük fue una
de las primeras comunidades protourbanas del mundo y sus
residentes experimentaron lo que sucede cuando se junta a muchas
personas en un área pequeña durante un tiempo prolongado", dice
Larsen.
"Tal circunstancia histórica estableció el escenario donde
estamos hoy en día, así como los desafíos a los que nos
enfrentamos derivados de la vida urbana".
Çatalhöyük estuvo
habitada entre, aproximadamente, los años 7.100 a 5.950 a.C.
Primeramente excavada en
1958, el yacimiento mide unas 13 hectáreas, con casi 21 metros de
depósitos que abarcan 1.150 años de ocupación continuada.
Una vista del paisaje en el que está situado
el
yacimiento de Çatalhöyük.
Larsen, quien comenzó el trabajo de campo en el lugar en 2004, fue
uno de los líderes del equipo que estudió los restos humanos
hallados como parte del Çatalhöyük Research Project, dirigido por
Ian Hodder, de la Universidad de Stanford.
El coautor del artículo
de PNAS, Christopher Knüsel, de la Universidad de Bordeaux,
en Francia, fue co-líder del equipo de bio-arqueología con Larsen.
El trabajo de campo en
Çatalhöyük finalizó en 2017 y el documento de PNAS representa la
culminación del trabajo de bio-arqueología realizado en el
yacimiento.
Çatalhöyük comenzó como un pequeño asentamiento alrededor del año
7100 a.C., probablemente con unas pocas casas de adobe y que lo que
los investigadores llaman el Período Temprano.
Posteriormente, creció
hasta su punto máximo en el Período Medio, entre 6.700 y
6.500 a.C., antes de que la población disminuyera rápidamente en el
Período Tardío, cuando Çatalhöyük fue abandonado alrededor
del 5.950 a.C.
Imagen artística de Çatalhöyük.
Crédito: Dan Lewandowski.
La agricultura siempre fue una parte importante de la vida en la
comunidad.
Los investigadores
analizaron una firma química de los huesos llamada relación de
isótopos de carbono estables, a fin de determinar lo que los
residentes ingerían:
una dieta abundante
en trigo, cebada y centeno, junto con una variedad de plantas no
domesticadas.
Se utilizaron, así mismo,
las relaciones estables de isótopos de nitrógeno para documentar las
proteínas en sus dietas, las cuales provenían de ovejas, cabras y
animales no domesticados.
El ganado domesticado se
introdujo en el Período Tardío, pero las ovejas fueron
siempre el animal domesticado más importante en sus dietas.
"Practicaban la
agricultura y mantuvieron animales tan pronto como crearon la
comunidad, pero intensificaron sus esfuerzos a medida que la
población se expandía", informa Larsen.
La dieta rica en granos
significó que algunos residentes pronto desarrollaron caries en los
dientes, una de las llamadas "enfermedades de la civilización".
Los resultados mostraron
que alrededor del 10 al 13 por ciento de los dientes de los adultos
encontrados en el yacimiento mostraban evidencia de caries dental.
Arqueólogos trabajando en Çatalhöyük.
Los cambios a lo largo del tiempo en la forma de las secciones
transversales de los huesos de las piernas mostraron que los
miembros de la comunidad, en el último período de Çatalhöyük,
caminaban significativamente bastante más que los primeros
residentes.
Esto sugiere que tuvieron
que alejar la agricultura y el pastoreo de la comunidad a medida que
pasaba el tiempo.
"Creemos que la
degradación ambiental y el cambio climático obligaron a los
miembros de la comunidad a alejarse del asentamiento para poder
cultivar y encontrar suministros, tal como leña", dice Larsen.
"Ello contribuyó a la
desaparición definitiva de Çatalhöyük".
Otra investigación
sugiere que el clima en Oriente Próximo se volvió más seco durante
el curso de la historia de Çatalhöyük, lo que hizo más difícil la
actividad agrícola.
Los hallazgos del nuevo estudio sugieren que los residentes
sufrieron una alta tasa de infecciones, probablemente debido al
hacinamiento y la falta de higiene.
Hasta un tercio de los
restos del Período Temprano muestran evidencias de infecciones en
sus huesos.
Durante su apogeo poblacional, las casas se construyeron como
apartamentos sin espacio entre ellos:
los residentes
entraban y salían, mediante escaleras, por el techo de sus
casas.
Recreación
del
poblado de Çatalhöyük.
Las excavaciones mostraron que las paredes y los pisos interiores se
habían enlucido muchas veces con arcilla, y, si bien los residentes
mantenían sus habitaciones, en su mayoría, libres de basura, el
análisis de las paredes y pisos de las casas mostró rastros de
materia fecal humana y animal.
"Vivían en
condiciones muy apretadas y atestadas, con depósitos de basura y
corrales para animales justo al lado de algunos de sus hogares.
Por lo tanto, había
una gran cantidad de problemas de saneamiento que podían
contribuir a la propagación de enfermedades infecciosas", afirma
Larsen.
Las condiciones de
hacinamiento en Çatalhöyük también pudieron haber contribuido a
altos niveles de violencia entre los residentes, según los
investigadores.
En una muestra de 93 cráneos de Çatalhöyük, más de una cuarta parte
(25 individuos) mostraban evidencia de fracturas curadas.
Y 12 de ellos habían sido
victimas de violencia más de una vez, con hasta dos y cinco
lesiones, cuya forma sugiere haber recibido golpes con objetos
redondos y duros.
Cráneos hallados en Çatalhöyük
en la
década de 1960.
Uno de
ellos pintado con cinabrio.
Más de la mitad de estas víctimas fueron mujeres (13 mujeres, 10
hombres).
La mayoría de las
lesiones se encontraban en la parte superior o posterior de sus
cabezas, lo que indica que las víctimas no se estaban enfrentando a
sus agresores cuando fueron golpeadas.
"Hemos comprobado que
el aumento de las lesiones craneales ocurrió durante el
Período Medio, cuando la población era más grande y más
densa", detalla Larsen.
"Se podría argumentar
que el hacinamiento llevó a la existencia de un estrés y
conflicto elevados dentro de la comunidad".
La mayoría de las
personas fueron enterradas en fosas que se habían excavado en los
pisos de las casas en las que vivían.
Sin embargo, el análisis
de sus restos llevó a un hallazgo inesperado:
la mayoría de los
miembros de un hogar no estaban relacionados biológicamente.
Los investigadores
descubrieron que los dientes de los individuos enterrados bajo la
misma casa no eran tan similares como se esperaría si fueran
parientes.
Un entierro en Çatalhöyük
está
representado por
una
hembra adulta joven sin cabeza
con el
esqueleto en posición fetal.
La
separación de los cráneos
era una
costumbre de enterramiento
practicada en varios casos
en este
enclave neolítico.
Crédito: el Proyecto de Investigación Çatalhöyük
Jason
Quinlan.
"La morfología de los dientes está altamente controlada por la
genética", dice Larsen.
"Las personas que
están relacionadas muestran variaciones similares en las coronas
de sus dientes, pero no hemos encontrado eso en los individuos
enterrados en las mismas casas".
"No obstante, se necesita más investigación para determinar las
relaciones de las personas que vivían juntas en Çatalhöyük.
Todavía es una especie de misterio", agrega.
En general, Larsen dijo
que la importancia de Çatalhöyük es que fue uno de los primeros
"grandes enclaves" del
Neolítico construidos en el mundo
alrededor de la agricultura.
"Podemos aprender
sobre los orígenes inmediatos de nuestras vidas hoy en día,
sobre cómo nos organizamos en comunidades.
Muchos de los
desafíos que tenemos en la actualidad son los mismos que
tuvieron en Çatalhöyük, solo que magnificados", concluye Larsen.
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