11 Marzo 2016
del Sitio Web
GazzettaDelApocalipsis
Definitivamente, estamos todos locos.
Las señales de la locura colectiva en la que estamos inmersos las
podemos ver por todas partes, a nuestra alrededor.
No se trata de señales puntuales de enajenación que se manifiestan
de repente, como una anomalía en medio de la cordura generalizada:
lo cierto es que la demencia forma
parte integral de nuestra existencia cotidiana.
Es nuestro modus vivendi.
En realidad no hay ninguna diferencia entre las ficciones que
pueblan la mente de "un loco" y que configuran su "demencial"
concepción de la realidad y las ficciones que hay en la mente de "un
cuerdo" y que configuran su "sensata" visión de las cosas.
La sensatez y la demencia se diferencian por una mera definición;
porque en realidad, ambos, tanto los cuerdos como los locos, vivimos
en una ficción que solo existe dentro de nuestras cabezas.
La gente loca
no sabe que está loca.
Yo se que estoy loco,
por tanto no estoy loco.
¿No es una locura?
Hace unos días pudimos ver un ejemplo de ello; una pequeña noticia
del mundo del deporte que es un auténtico compendio de la locura
colectiva en la que estamos ahogándonos todos como individuos.
Se trata de una carta que un joven aficionado argentino ha enviado a
un periódico y en la que expresa cuál es su "gran sueño":
conocer a la estrella del fútbol
mundial, Lionel Messi.
Primero vamos a leer la carta, publicada
en el diario argentino Clarín y después vamos a tratar de analizar,
no solo lo que dice superficialmente, sino cuál es su significado
secundario y las implicaciones que tiene.
Esto es lo que dice el aficionado…
"Ojala que Messi lea mi carta"
Tengo el sueño de conocer personalmente a Lionel Messi y nadie
me ayuda a cumplirlo. Algo es seguro: nadie es capaz de ponerse
en mi lugar.
¿Qué saben de las veces que me
encerré en mi habitación y lloré al enterarme que alguna vez se
puso en duda la continuidad de Lio en la Selección, por ejemplo?
¿O cuando lo culparon por no coronarse en el Mundial ni en la
Copa América? ¿O acaso la guerra la gana un sólo soldado?
En este momento, no me importa tener
lo que un joven de mi edad generalmente anhela. Un auto, dinero
para salir el sábado con amigos, el amor de una chica.
La verdad es que a mí me alcanza con
esperar los fines de semana para verlo jugar a Lio: eso me hace
la persona más feliz de este planeta. Por eso sufrí como propia
aquella lesión que lo alejó un tiempo de las canchas y me alegró
tanto su quinto Balón de Oro. Y esté presente por el que
atraviesa.
He escuchado que a los sueños se los
debe perseguir, pero a veces dudo. De tanto pensar en que pueda
conocerlo, no logro aportar un granito de arena para llevar a
cabo esa ilusión tan grande de estar cara a cara con él.
Por todo eso, por lo que él me
inspira es que me decidí a escribir estas palabras.
Podría hablar de muchas cosas más,
pero hay algo que me preocupa como ser humano y son las
personas. A veces me siento rodeado de gente conformista. Parece
ser que las personas se olvidaron de soñar, les alcanza con
llegar a fin de mes y tener su montoncito de dinero para comprar
sus "cositas"…
¿Por qué será que tenemos esa mala
costumbre de ponernos límites y conformarnos con poco? ¿Qué
sería de este mundo si las personas se atrevieran a soñar en
gigante?
Imagínese si los demás tuvieran el
poder de superación que tuvo Lio de niño, que su falta de
crecimiento no le impidió convertirse en el mejor… Muchas veces
nos ponemos excusas, pero él no las tuvo ni las buscó jamás.
¡Simplemente, decidió ser quien es!
Llevo en mi piel lo que me hace ser la persona más feliz y
soñadora del mundo. Es un tatuaje con la imagen del más grande
futbolista de la historia.
Para que me lo graben en mi piel
insumí cinco horas corridas, el dolor fue lo de menos:
me ponía contento el hecho de
que llevaría marcado en mi cuerpo a quien quiero tanto en mi
vida.
También quiero decirles que estoy embarcado en un proyecto
solidario dedicado a Lio, ya que fue la persona que me inspiró a
realizarlo.
Mi proyecto lleva como nombre "Arte
solidaria" y tiene como objetivo no sólo el hecho de llevar un
dibujo a las personas, sino también compartir momentos, escuchar
sus historias y, por sobre todo, motivarlas a que luchen por sus
sueños.
Nada de esto hubiera sido posible si
no fuera por Lio, ya que él fue quien me motivó a llevar a cabo
la idea de procurar cambiar el mundo con pequeñas y a la vez
grandes acciones.
Necesito que alguien me diga cuál es el precio para que este
sueño se vuelva realidad. Estoy dispuesto a lo que sea, a ir
donde sea, todo por cumplir esto que tanto anhelo en mi vida.
Quiero formar parte de aquellas
personas que tuvieron la oportunidad y privilegio de tenerlo
cara a cara y agradecerle todo lo que hizo por mí, sin ni
siquiera saberlo.
Desde ya, muchísimas gracias a Clarín y a todos por tomarse el
tiempo de leer mis palabras. Ojala le lleguen a Lío.
¡Lo agradezco de todo corazón!
Bruno Paisio
Y este es el comentario que añade el
periodista Osvaldo Pepe ante la misiva recibida…
Sueño de potrero siglo XXI
El encantamiento adolescente de Bruno nos traslada en el tiempo
y nos instala en otra dimensión.
A su modo quiere cumplir con "El
sueño del pibe", pero del otro lado del mostrador. Aquel sueño
mostraba, en tono de aspiración tanguera, el país de los años
40.
Las ilusiones futboleras se acunaban
con una "pelota de trapo", esa hija de la pobreza hecha con
medias viejas. Y que se pateaba como se podía en los potreros de
las barriadas humildes, con pibes que aspiraban a crack.
Setenta años después, Bruno no
quiere ser un astro mundial, sólo conocer al más grande de
todos.
La verdad es que podríamos estar horas
destripando esta carta, párrafo por párrafo.
Habla de gran cantidad de cosas que están mal, no en la mente de
este chico en concreto, sino en la sociedad en general.
Lo primero que nos llama poderosamente la atención en este asunto,
es lo que este joven argentino concibe como "sueño de su vida"…
NUEVOS Y VIEJOS
SUEÑOS
Hasta ahora, cuando alguien tenía "un sueño vital", fantaseaba con
hacer "grandes cosas":
ser astronauta y viajar a la luna,
ser explorador y dar la vuelta al mundo, ser un gran científico,
un gran escritor, una estrella del futbol, un actor o un
cantante famoso, o ser rico y acumular un gran poder.
Sí, es cierto:
-
todos esos "sueños vitales" que
hemos mencionado son sueños inculcados por el propio Sistema
-
metas esencialmente vacías,
creadas por la sociedad y a las que mucha gente se ha
entregado ciegamente, sin pararse a mirar lo que realmente
llevan en su interior y sin llegar a comprender lo que tiene
auténtico valor en la vida
Pero la gran diferencia entre esos
viejos sueños inculcados por la sociedad y el "nuevo" sueño que nos
presenta este joven argentino de la actualidad, es que en los viejos
sueños, el protagonista activo era siempre el propio soñador.
En todos ellos, implícitamente, hay un
desempeño, un esfuerzo o un talento que el soñador debe desarrollar
para alcanzar el éxito que tanto cree anhelar.
En esos viejos sueños, el soñador no solo es el protagonista, sino
que además es el que atesora las capacidades que le convierten en
alguien "superior" a los que le rodean, lo que le permite "triunfar"
según los cánones inculcados por el Sistema.
Sin embargo, en este caso, el joven no sueña con ser él un gran
jugador de futbol, utilizando a Messi como referente o como meta a
superar.
Este joven no anhela "SER" nada por sí mismo, sino que tan solo
anhela acercarse a alguien que ya "ES", para tratar de darle sentido
a su propia existencia. Y esta vuelta de tuerca nos dice muchas
cosas del mundo actual y sobretodo del mundo futuro.
La primera cosa que nos dice es que el joven se concibe a sí mismo,
a nivel individual, como un ser insignificante que "debe adquirir
valor" acercándose a aquél a quien él ve brillar con luz propia.
Prácticamente podríamos decir que se ve a sí mismo como una polilla
que sueña con acercarse revoloteando a la luz cegadora de una
farola.
-
¿Cuánta gente en nuestra
sociedad hace lo mismo?
-
¿Cuánta gente es capaz de hacer
horas y horas de cola, solo por estar cerca de algún
personaje célebre y conseguir, en el mejor de los casos, el
"trofeo" de un autógrafo o de una foto con él, como si fuera
un gran logro?
Lo que este tipo de actitudes nos
muestran es la sublimación de la miseria individual y de la asunción
de la propia insignificancia; algo parecido a creerse inferior a
nivel existencial respecto a otros individuos.
Es por culpa de mecanismos psíquicos demenciales como éste, que los
seres humanos hemos aceptado durante siglos la existencia de reyes,
nobles y "estirpes superiores", y los hemos tratado como si
estuvieran por encima del resto de los mortales por el simple hecho
de que han llegado al mundo saliendo de una determinada vagina.
En el caso concreto del adolescente argentino que sueña con conocer
a Messi, lo que tenemos es que el viejo sueño vital de "llegar a ser
tal cosa", se ha convertido en el sueño de "acercarse a tal
persona".
Lo que antes era una meta construida alrededor del propio ego, ahora
pasa a ser una meta construida alrededor de un elemento externo, que
en este caso concreto incluso puede posicionarse en el espacio y en
el tiempo y determinarse con unas coordenadas concretas (el lugar y
la hora de reunión con Lionel Messi) y en la que el propio ego es
insignificante y prácticamente despreciable.
Es como si la polilla que aletea cerca de la farola, un buen día
decidiera que el valor de su existencia ya no depende de las
heroicas acrobacias aéreas que ejerce como insecto volador y a las
que tanta importancia había otorgado hasta ese momento, sino que a
partir de un determinado momento, su valor como polilla dependerá de
si está más o menos cerca de la bombilla.
Puede parecer una tontería, pero lo que esto nos muestra es la
culminación de un largo proceso ejercido por el Sistema y centrado
en la destrucción, dentro de la propia mente, del concepto de
individualidad y de su incalculable valor intrínseco.
Hasta ahora, cuando el Sistema nos inculcaba sueños vitales
ficticios (ser rico, ser famoso, etc...), lo que en realidad hacía
era desviar el foco de atención fuera de nosotros mismos y de
nuestro valor intrínseco e incalculable como individuos, creando la
ficción en nuestra mente, de que el valor que tenemos como
individuos está en función de los logros obtenidos a nivel social.
Ahora, lo que nos muestra este nuevo mecanismo evolucionado, es que
empieza a haber cada vez más individuos que han dado un paso más
allá y que ya no se ven a sí mismos como posibles generadores de
valor individual a través de sus propios logros sociales, sino como
elementos inertes cuyo valor está íntegramente en función de la
posición que ocupen respecto a puntos de referencia externos, con
independencia de lo que ellos generen a lo largo de su vida.
Sólo así se explica que alguien pueda concebir la idea de que su
"sueño vital" sea coincidir con una persona determinada en una
habitación.
A uno le puede "hacer mucha ilusión" conocer a tal o cual persona,
pero concebirlo como "el sueño de mi vida", tiene implicaciones
nuevas y bastante profundas.
Al principio, el Sistema manipulaba con programación social
nuestro propio ego para alejarnos
de nosotros mismos.
Ahora, ya ha dado un paso más y ya trabaja directamente en la
demolición de nuestro ego, como paso previo a que dejemos de ser
individuos diferenciados y pasemos a ser componentes integrales de
una futura mente de colmena, en la que, como componentes
suyos, tendremos más o menos valor en función de si estamos más o
menos próximos a determinados puntos de referencia en un momento
determinado, sean personas, lugares o eventos concretos determinados
por el propio Sistema.
Otro aspecto que nos ha llamado la atención de esta carta, es la
naturalidad con la que el periodista, Osvaldo Pepe, acepta y asume
de forma inadvertida todo lo que hemos expresado hasta ahora,
situándolo en el contexto de la sociedad argentina.
"…El adolescente (…) quiere cumplir
con "El sueño del pibe", pero del otro lado del mostrador. Aquel
sueño mostraba, (…) pibes que aspiraban a crack.
Setenta años después, Bruno no quiere ser un astro mundial, sólo
conocer al más grande de todos"
Resulta impresionante y altamente inquietante ver como el periodista
asume, de forma inconsciente y con plena naturalidad, que en
70 años, los jóvenes argentinos hayan pasado de soñar con
convertirse ellos mismos en estrellas del futbol, a solo aspirar a
conocer a su ídolo futbolístico.
Viendo que se produce un proceso de este tipo en una sociedad,
quizás deberíamos preguntarnos:
¿Qué triste futuro le espera a una
nación en la que los jóvenes ya no sueñan con SER, sino que se
conforman con ESTAR CERCA DE…?
¿Cómo puede ser que un periodista, que se supone que tiene una
cierta capacidad de análisis de la realidad, no se percate del
sentido profundo que tienen sus propios razonamientos y los pase
completamente por alto, obviando además las consecuencias que
implican a nivel social?
Lo cierto es que no es un problema
específico de este periodista en particular, sino de toda la
sociedad, cegada por la superficialidad más absoluta e incapaz de
decodificar el auténtico sentido de sus propios razonamientos y su
significado profundo.
Y que quede claro que no estamos hablando específicamente de la
sociedad argentina.
Tan solo utilizamos el ejemplo de la carta del joven admirador
enviada a Clarín, para poner sobre la mesa un problema que, poco a
poco, empieza a manifestarse en todo el mundo a nivel psíquico y que
forma parte de un largo proceso colectivo a nivel inconsciente.
LA LOCURA
COLECTIVA
Al principio del artículo hablábamos de la locura colectiva y de los
mecanismos demenciales que forman parte de nuestra vida cotidiana.
Para profundizar en ello, nos gustaría analizar por un momento los
mecanismos mentales que han llevado a este joven adolescente a crear
en su mente toda esa ficción vacía de contenido, que le lleva a
convertir en sueño vital el simple hecho de conocer personalmente a
un tipo que chuta un balón.
Esta persona, como a todos nosotros nos sucede bajo la programación
mental del Sistema, ni tan solo es consciente de los procesos que su
psique ha seguido para generar todo ese entramado ficticio.
-
Lo primero que le ha sucedido a
este joven y que podríamos calificar como PRIMER nivel
de ficción, es que ha dejado de observar la realidad
tangible de los hechos y ha empezado a creer en una realidad
paralela que solo existe dentro de su mente.
La realidad tangible es que
Lionel Messi es un tipo que juega maravillosamente bien
al futbol, es decir, chutando un balón con los pies sobre el
césped… y nada más que eso.
Sin embargo, la sociedad ha inducido al adolescente a
re-programar su psique para que interprete ese divertido
juego consistente en golpear un balón con los pies, como una
actividad épica que merece ser admirada y aplaudida
casi como una heroicidad.
Es decir, ha construido una
realidad aumentada que solo existe dentro de su cabeza, que
le lleva a distorsionar la valoración que debería tener
sobre el propio juego del fútbol.
Y no le pasa solo a él,
evidentemente:
es algo que sucede a los
millones de aficionados al fútbol o al deporte en todo
el mundo.
-
Una vez creada esa épica
ficticia alrededor de unos tipos que golpean balones con
los pies y que se alimenta de otros mecanismos de
programación basados en la identificación de grupo con un
equipo (sea un club de fútbol o una nación), dentro de la
mente se genera un SEGUNDO nivel de ficción
sustentado en dicha base.
En este Segundo nivel de ficción mental, el joven
adolescente ha creado una aureola mítica alrededor de una
figura concreta, en este caso Lionel Messi, basada en la
supuesta épica especial de sus acciones.
Inadvertidamente, el adolescente le ha otorgado una especie
de poder abstracto a Messi que le convierte en algo
parecido a una entidad superior que merece ser adorada por
encima del resto de seres humanos, siguiendo un proceso
parecido al de la mitificación de un gran líder o de un ser
semidivino.
-
Y una vez fabricado en su mente
ese segundo nivel de ficción, genera aún un TERCER nivel
de ficción sentado sobre esa base, mediante el cual genera
la fantasía inconsciente de que coincidir físicamente con
Lionel Messi en un lugar concreto del espacio y el tiempo,
intercambiar palabras con él o incluso tocarlo, representará
un acontecimiento cuasi mágico.
De hecho, sin darse cuenta, el joven ejerce de parásito que
trata de absorber parte de esa aureola mágica que él mismo
ha creado alrededor de la figura de Messi en su propia
mente.
Sin saberlo, el adolescente actúa como si acercándose a la
figura que tanto idolatra, pudiera absorber parte de esa
aureola ficticia para llenarse con ella como si fuera un
jarrón vacío (ya hablamos de estos mecanismos en el artículo
Un Mundo Demencial).
-
Por último y ya como CUARTO
nivel, el joven sublima esa coincidencia con el ídolo y
genera una última ficción, esta vez basada en la nula
percepción de su valor como individuo, mediante la cual,
convierte el hecho de conocer a Lionel Messi en un sueño
vital que dará sentido a su existencia.
Este conjunto de mecanismos ficticios que el joven argentino ha
generado en su cabeza y que programan sus anhelos y sus sueños como
individuo, son solo un ejemplo más del nivel de locura al que todos
estamos sometidos.
El joven ha creado un mundo paralelo dentro de su psique que orienta
todos sus deseos y anhelos en una determinada dirección y que por
tanto, domina su propia existencia.
Sumergido en esa realidad ficticia paralela, el adolescente olvida
cuál es la auténtica realidad tangible sobre Messi: y es que Messi
es un joven que simplemente sabe golpear el balón con los pies con
una gran habilidad… y nada más...!
Toda esa adoración cuasi religiosa hacia Messi se sustenta en
la nada; es pura ficción sin base alguna.
Si no hubiera programado su mente con todas esas capas de mecanismos
ilusorios de los que ni tan solo es consciente, para este chico la
posibilidad de coincidir con Messi en una habitación tendría el
mismo significado y valor que reunirse con el barrendero de la
esquina o con el "gato que se rinde" y cuyas fotos han inundado las
redes últimamente.
De hecho, no hay ni un solo aspecto lógico y razonable que
justifique el anhelo de estar cerca de un personaje famoso, sea el
que sea.
La única forma de "justificar" esa ansia de estar cerca de alguien
célebre, es creando un nuevo nivel de ficción en nuestra mente (que
en este caso sería el QUINTO nivel) y auto-programarnos para creer
que esa "ficción de justificación", tiene una base real.
Por ejemplo, si yo ahora les dijera que cada vez que Messi lanza un
caño, se salva un gatito de ser atropellado, cada vez que hace un
regate, crece un árbol en el Amazonas y cada vez que mete un gol, se
cura un enfermo, y que por todo ello debe ser venerado por ser un
ser superior, todos ustedes me tildarían de loco.
Me dirían:
"has generado una fantasía absurda
en tu mente: ninguna de esas tonterías en las que crees sucede
en realidad".
Incluso algunos me pedirían pruebas,
burlándose de mi y considerándome un lunático.
Sin embargo, millones de personas en todo el mundo creen que,
-
orar ante la escultura de un
hombre torturado y crucificado en una Iglesia
-
rezar ante el muro de un antiguo
edificio en Jerusalén
-
dar vueltas alrededor de una
piedra negra en La Meca,
...tiene un significado mágico
ineludible que marca el sentido de toda una existencia.
Y hasta ahora, nadie les ha pedido pruebas… de
hecho, se ha demostrado históricamente que hacerlo puede poner en
peligro la integridad física del solicitante.
Así pues,
Lo cierto es que lo único que
diferenciaría realmente la presunta adoración sagrada a Messi y la
adoración religiosa que encontramos en cualquiera de
las religiones actuales, son las
circunstancias sociales que acompañan a cada una de dichas
creencias, traducidas en número de seguidores, localización,
relación con el poder establecido y número de generaciones cuya
mente ha sido infectada con dichos mecanismos psicológicos.
Si alguien consiguiera convencer (programar) al suficiente número de
personas para que creyeran que Messi salva vidas con sus acciones
futbolísticas y consiguiéramos extender el mito durante varias
generaciones, habríamos sentado las bases para establecer una
'nueva religión'.
Pero si abandonamos la idea humorística de la religión basada en
Messi y volvemos a los argumentos que exponíamos antes, veremos que
en realidad la adoración vacía hacia un famoso y la adoración
religiosa hacia un ser divino imaginario, solo se diferencian
por la existencia de un nivel más de programación, que de forma
manipuladora es calificado como "tener fe en…" y que nos es
inculcado por la fuerza a través de las diferentes doctrinas
religiosas.
Todo son ficciones que solo existen dentro de nuestras cabezas y que
programan nuestras existencias y nuestros sueños:
ideas y fabulaciones mentales que se
han apoderado de nosotros y que hablan a través de nuestras
bocas, utilizan nuestras manos para que las plasmemos en papel,
usan la fuerza de nuestros brazos para que les construyamos
símbolos visuales en forma de templos, palacios, banderas o
uniformes y hacen uso de nuestros puños para golpear a los que
no han sido debidamente infectados con ellas.
¿De verdad somos esos seres racionales y
superiores que creemos ser?
Por favor, que venga alguien y nos confirme que definitivamente no
estamos todos locos…
Y sobretodo, que lo demuestre…
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