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			12 Noviembre 2014 
			del Sitio Web
			
			GazzettaDelApocalipsis 
			
			
			Versión en italiano
 
 
 
 
  
 
			  
			La mayoría de nosotros no nos damos ni cuenta.
 
 Pero vivimos inmersos en dos realidades distintas a la vez.
 
				
					
					
					Nuestro cuerpo vive en el mundo 
					real y tangible, sometido a las leyes de la naturaleza
					
					Nuestra mente permanece inmersa 
					en las ficciones abstractas con la que ha sido programada, 
					hasta el punto de crear una realidad paralela dominada por 
					un conjunto de leyes y lógicas imaginarias 
			Un ejemplo paradigmático de ello y que 
			ya hemos mencionado varias veces por resultar un ejemplo visual y 
			didáctico, es el del propio dinero.
 Un billete solo es un trozo de papel.
 
 Si ese papel adquiere un determinado valor monetario y es 
			considerado "dinero" es porque nosotros, por convención 
			social, lo hemos decidido así dentro de nuestras mentes.
 
 Al realizar esa maniobra de abstracción, creamos, de la nada, 
			una realidad aumentada que superponemos sobre la realidad física.
 
				
			 
			
  
 
			Más allá del típico ejemplo del billete, lo cierto es que la 
			economía en su totalidad, se ha convertido en el ejemplo más 
			evidente de cómo nuestras creaciones abstractas, vacías de valor 
			real, se han apoderado de nuestra mente y han sometido por completo 
			nuestras vidas.
 
 En la economía actual, los grandes negocios no están basados en la 
			producción o la fabricación de productos reales y tangibles, sino en 
			la especulación, dominada por el mundo financiero, el sector de la 
			economía que precisamente no produce nada tangible ni útil.
 
 El entorno financiero es un mundo de fantasía donde se crean 
			productos imaginarios derivados de otros productos imaginarios y 
			gobernados por complejas leyes abstractas, que permiten ganar 
			indecentes cantidades de "dinero", otro ente imaginario cuyo valor 
			solo reside en nuestra mente.
 
 Como vemos, la economía actual representa el máximo exponente del 
			onanismo abstracto en el que vivimos sumergidos los seres humanos.
 
 
			
  
 
			Imaginemos a un granjero que tiene vacas productoras de leche.
 
			Esa leche tiene un valor real y un valor abstracto asociados.
 
				
					
					
					Su valor real reside en su valor 
					nutritivo, en el alimento que representa y en los beneficios 
					físicos que nos aporta. 
					
					Su valor abstracto reside en el 
					valor monetario que damos a cada litro de leche, algo que 
					solo existe dentro de nuestra psique. 
			Pues bien, en el mundo actual, el mayor 
			volumen de ganancias económicas relativo a esa leche se encuentra en 
			los valores abstractos derivados del valor monetario de esa leche.
 
			
  
 
			Una vaca produce un litro de leche que es vendido a una empresa de 
			productos lácteos, que a su vez forma parte de un conglomerado 
			económico del campo de la alimentación.
 
			  
			Esa gran compañía cotiza en bolsa y el 
			valor de sus acciones fluctúa diariamente; una vez en bolsa, las 
			grandes entidades financieras realizan apuestas sobre el valor 
			futuro de las acciones de esa empresa, comprando y vendiendo esas 
			estimaciones de valor futuro, que a su vez están sometidas a las 
			fluctuaciones de los tipos de interés sobre cuyo valor futuro se 
			producen nuevas apuestas y estimaciones que son compradas y 
			vendidas, etc., etc., etc...
 Así funciona básicamente el mundo de los derivados financieros.
 
 Eso significa que un granjero gana unos míseros céntimos de euro por 
			un litro de alimenticia y nutritiva leche, pero derivados de ese 
			producto real y tangible, se generan miles de euros basados en 
			abstracciones sin valor que solo existen en la mente de los 
			especuladores.
 
			Una realidad virtual que acaba afectando gravemente el 
			funcionamiento del mundo real, pues puede terminar arruinando al 
			granjero con un simple clic de ratón o con un mero baile de dígitos 
			en una pantalla.
 
 Un mundo ficticio donde algunas personas ganan ingentes cantidades 
			de dinero sin hacer nada útil ni productivo y a las que sin embargo, 
			la sociedad considera unas triunfadoras.
 
			Personas y entidades estériles, que acumulan ganancias literalmente 
			comprándose y vendiéndose dígitos en una pantalla, ceros y unos que 
			solo existen en el frío vientre de una computadora.
 
 
			
  
 
			Esto es la economía actual:
 
				
				una enorme orgía de valores 
				abstractos y convenciones imaginarias que solo existen en 
				nuestras mentes; el fruto lógico de la esclavitud a la que nos 
				han sometido nuestras propias creaciones psíquicas. 
			Algo que no debería ser así y que por 
			más vueltas que le demos, no tiene ningún sentido, por más 
			bibliotecas que podamos llenar explicando cómo funciona todo este 
			complejo sistema y por más que nos empeñemos en llamarlo "ciencia 
			económica".
 
			
  
 
			Porque al fin y al cabo, un granjero produce leche, que es algo real 
			y tangible.
 
			La leche y sus derivados alimentan a las personas, que son seres 
			reales y tangibles. Incluso el estiércol de las vacas sirve para 
			producir abono, que es algo útil, real y tangible. Y el abono sirve 
			para hacer crecer vegetales, cosas reales y tangibles, que sirven de 
			alimento tanto a personas como a las propias vacas, productoras de 
			carne, leche y estiércol.
 
 Y llegados aquí, debemos preguntarnos:
 
				
				¿Cómo puede ser que en nuestro mundo 
				tenga menos valor el estiércol de una vaca que una "opción de 
				compra de futuros", cuando el estiércol tiene hondas 
				implicaciones en nuestra supervivencia, mientras que la "opción 
				de compra de futuros" es un simple invento abstracto que no nos 
				aporta nada tangible? 
			Quizás ha llegado la hora de llamar a 
			las cosas por su nombre:  
				
				la caca de vaca tiene más valor y 
				utilidad que todo el mundo financiero en su conjunto. 
			Porque sin estiércol no hay nitratos, ni 
			abono, las plantas no crecen y apenas habría vida vegetal ni animal 
			en el planeta.
 
			
  
 
			Ni tan solo habría vida para esos pseudo-robots humanos que colman 
			las bolsas y que pululan por las bulliciosas oficinas de las 
			entidades financieras.
 
 Sin,
 
				
			 
			...el mundo continuaría existiendo 
			igual, las plantas seguirían creciendo y proliferarían los animales 
			y la vida bajo la luz del sol y el azul del cielo.
 Porque todos esos instrumentos financieros no son nada, solo son 
			invenciones, ficciones abstractas que solo sirven para que miles de 
			millones de personas alrededor del mundo sufran una vida de 
			esclavitud, mientras algunas otras, sentadas frente ante la pantalla 
			de un ordenador sin hacer nada productivo ni beneficioso para los 
			demás, acumulen ingentes cantidades de dígitos imaginarios en sus 
			cuentas corrientes.
 
 Esos son los amargos frutos que nos brinda la "economía abstracta".
 
			  
			La llamamos así porque es un sistema 
			económico que ha crecido al servicio, no de los valores tangibles y 
			reales, sino de las propias herramientas abstractas que en su 
			momento creó el hombre para que fueran un instrumento de intercambio 
			útil.
 
			
  
 
			Llegados a este punto, no tardarán en aparecer economistas 
			indignados que argumenten que estos son razonamientos simplistas.
 
			Que sin el desarrollo de la ciencia económica, aquella que estudia 
			el funcionamiento de la "economía abstracta", no habríamos alcanzado 
			las altas cotas de progreso actuales, que nos han permitido el 
			aumento de población y los avances tecnológicos de los que 
			disfrutamos.
 
			Nos dirán que sin los complejos instrumentos financieros actuales, 
			no fluiría el dinero, ni el crédito, aquello que pomposamente 
			califican como "la savia de la economía"…
 
 Y tendrán razón, toda la razón.
 
 Aunque en realidad lo que quieren decirnos es que sin la ciencia 
			económica, todos nosotros no seriamos unos esclavos desde que 
			nacemos hasta que morimos, condenados a luchar toda la vida por 
			acumular trozos de papel con los que adquirir miles de objetos y 
			productos que no necesitamos.
 
 
				
				Sin la "economía abstracta", basada 
				en entidades puramente ficticias, el auténtico valor de las 
				cosas seria su valor intrínseco y no el valor abstracto 
				monetario que ha hecho que todas las cosas en el mundo tengan un 
				precio, incluidas las personas, hasta el punto de llegar a ser 
				compradas, vendidas y tratadas como simples trozos de papel.
 Sin el desarrollo de la ciencia económica y de la "economía 
				abstracta", quizás nunca habríamos llegado a Marte, un auténtico 
				hito para nuestra especie, pero tampoco deberíamos afrontar la 
				profunda vergüenza que implica el hecho de enviar artefactos a 
				otros planetas mientras somos incapaces de solucionar los graves 
				problemas que generamos en el nuestro.
 
 
				
  
 
				Sin la "economía abstracta" no tiraríamos cada año miles de 
				toneladas de comida a la basura para que no baje su precio, 
				mientras millones de personas en todo el mundo pasan hambre.
 
 
				
  
 
				Sin la "economía abstracta" no habría miles de familias sin 
				techo ni hogar, mientras las viviendas vacías se caen a pedazos 
				porque nadie las habita.
 
 Sin la "economía abstracta", fabricar armas para matar a 
				millones de personas no seria el negocio mas lucrativo del 
				mundo.
 
 
				
  
 
				Sin la "economía abstracta" no necesitaríamos banqueros, 
				economistas, analistas, asesores financieros, brokers, agentes 
				de bolsa, ministros de finanzas y de hacienda, inspectores, 
				agencias de calificación, ni agencias de rating y evidentemente, 
				como todos sabemos ya, sin todos ellos este planeta seria un 
				lugar inhabitable y triste, un espantoso páramo, pues todos 
				ellos nos aportan tanta felicidad, tanto bienestar, 
				tantos avances y tanto progreso, y resultan tan 
				útiles y productivos para la humanidad, que no podemos ni tan 
				sólo concebir como acabaría el planeta sin su presencia…
 
 
				
  
 
				Incluso, en su infinita soberbia e incapacidad para imaginar 
				mundos alternativos, estos personajes llegan a afirmar que sin 
				la "economía abstracta" el ser humano no habría alcanzado tan 
				altas cotas de civilización y progreso y que "el 
				mundo no avanzaría".
 
			Porque claro, sin estructuras económicas y financieras…
 
				
					
					
					¿Habría creatividad en el mundo?
					
					
					¿Existiría la iniciativa? 
					
					
					¿La inventiva? 
					
					¿El Talento? 
					
					¿El Arte? 
					
					¿El Espíritu de exploración y 
					aventura? 
					
					¿La competitividad y la 
					capacidad de superación? 
			Incluso podríamos llegar a preguntarnos 
			por aspectos humanos más negativos. 
			Sin estructuras económicas y financieras…
 
				
			 
			No dejemos que nos engañen más.
 La economía y todas las estructuras económicas solo son instrumentos 
			abstractos, que deberían estar al servicio de las personas como lo 
			están las matemáticas o cualquier estructura lingüística que 
			creamos, y no al revés, como sucede ahora.
 
 Porque digan lo que digan estos ejércitos de encorbatados y 
			engominados hombrecillos, aunque nos inunden con los datos que ellos 
			mismos inventan continuamente, la única verdad, la auténtica 
			realidad tangible, es que la caca de vaca sigue teniendo más valor 
			real que todo el mundo financiero junto.
 
 
 
 
				
				Comentario Adicional:
 Mucha gente puede caer en el error de pensar que los grandes 
				financieros, aquellas personas que de hecho están controlando el 
				mundo, están obsesionados con acumular dinero y que por lo 
				tanto, son las primeras víctimas de esas estructuras imaginarias 
				que nos dominan.
 
 Ciertamente, es posible que en los estratos intermedios y bajos 
				del escalafón del poder económico sea así.
 
 Pero los grandes financieros, los que ocupan las posiciones más 
				altas de la pirámide del poder, no luchan por acumular dinero.
 
 
				
  
				
				
				Rockefeller                                                                  
				
				Rothschild
 
				Que nadie se engañe más al respecto.
 
 La mayoría de esas personas no son unos idiotas inconscientes: 
				saben distinguir muy bien lo que tiene un valor real y lo que 
				tiene un valor ficticio.
 
 Para ellos, el dinero y el mundo de las finanzas en general, es 
				el instrumento que usan para apoderarse de los recursos 
				naturales tangibles, es decir, de aquello que tiene un valor 
				real en la tierra.
 
 Por lo tanto, si queremos luchar contra ellos, no debemos 
				centrarnos exclusivamente en arrebatarles los bancos y el 
				control del dinero, sino centrar nuestros esfuerzos en 
				arrebatarles las minas, las tierras, las plantaciones, los 
				recursos hídricos y los yacimientos gasísticos y petrolíferos.
 
 La partida por el control del futuro se juega ahí:
 
					
					de nada servirá acumular 
					bitcoines si ellos siguen poseyendo los recursos físicos 
					reales; de nada servirá construir nuestros propios 
					artefactos con impresoras 3d en casa si ellos son los que 
					nos suministran el plástico, el grafeno y la electricidad… 
			   
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