25 Febrero 2015
del Sitio Web
GazzettaDelApocalipsis
El mejor esclavo es aquel que no sabe que lo es y que además ama su
esclavitud.
Parece que esta máxima estará marcada a fuego en nuestro futuro, si
no actuamos de inmediatamente para remediarlo. Y es que los
mecanismos de la esclavitud se perfeccionan cada vez más.
Una persona encadenada de pies y manos puede ver aquello que la
esclaviza con sus propios ojos; toma conciencia de cuál es su
situación y sabe perfectamente contra qué y contra quién luchar.
Pero los mecanismos que nos esclavizan actualmente, son cada vez
menos explícitos.
Las cadenas ya no están alrededor de nuestros
tobillos y muñecas, sino en el interior de nuestros cerebros.
La mayoría de gente cree que la esclavitud ha sido erradicada,
cuando simplemente, ha cambiado de forma, se ha perfeccionado, se ha
vuelto mucho más sutil… y mucho más efectiva.
Y pronto lo será aún más.
Porque hay muchas formas de convertir a una persona en esclava.
Se puede esclavizar mediante la opresión directa, negándole el
acceso a los recursos y sometiéndola al agotamiento; se le pueden
inculcar ideas y programarla mentalmente para que se someta a
creencias, costumbres o doctrinas que condicionen su pensamiento y
sus acciones hasta anular su voluntad…
Pero si hay un método realmente eficiente para esclavizar a un
individuo, ese es convertirle en un adicto.
La adicción es un tipo de esclavitud indirecta, en la que el
individuo está completamente subyugado a nivel psicológico y físico
a un elemento externo.
Controlando el acceso a ese elemento externo, se puede obtener un
pleno control del adicto sin que éste ni tan solo llegue a
percibirlo.
Es pues un modelo de esclavitud altamente efectivo, que además
permite al esclavista salvaguardarse de las posibles iras del
esclavizado, cegado por la adicción e incapaz de identificar el
origen de sus desgracias.
Es la esclavitud perfecta.
Y ese parece ser el modelo de sociedad que se está proyectando para
nuestro futuro: una sociedad de adictos.
Concretamente, de adictos al placer fácil e inmediato.
Un revelador artículo titulado
PLACER vs. DOLOR EN LA SOCIEDAD PROGRAMADA,
del escritor y periodista Jon Rappoport, sirve para ponernos
sobre la pista…
Los investigadores del cerebro creen que tienen
el futuro del mundo en sus manos.
Por ejemplo, asumen que un día, serán capaces de activar o
desactivar los circuitos que inducen placer y dolor en los seres
humanos. De forma Fácil, fiable y precisa.
"En experimentos con ratones, los científicos
reconfiguraron los circuitos del cerebro y cambiaron los
malos recuerdos de los animales por recuerdos buenos…
Los investigadores afirman que también fueron
capaces de seguir el proceso contrario, es decir, cambiar
una memoria placentera en los ratones por una asociada con
el miedo."
(Kevin Drum, Mother Jones, 27/08/14)
Su razonamiento es simple.
Si los seres humanos tratan de encontrar el
placer y evitar el dolor, o si persiguen objetivos que
ofrecen el placer como un efecto secundario… ¿para qué
esperar?
¿Por qué pasar por el arduo proceso de
esforzarse para conseguir esa recompensa? ¿Por qué no
recortar el camino de inmediato y experimentar placer
directamente?
Vivimos en una época en la que la búsqueda de la
recompensa instantánea, la distracción de la atención y el
entretenimiento son de suma importancia, entonces ¿por qué no
estimular directamente el cerebro y darle a la gente aquello que
tanto anhela?
La lógica es:
"si el intervalo entre el deseo y la
satisfacción es largo, borrémoslo".
Ese es el futuro que por lo visto están construyendo
para todos nosotros.
Un futuro donde recibiremos dosis de placer instantáneo, como
terrones de azúcar inyectados directamente en nuestros cerebros.
Y como viene siendo habitual, el campo de la neurociencia es la
punta de lanza de aquellos que están moldeando la sociedad del
mañana…
Kent Berridge
Kent Berridge, Doctor del laboratorio de Biopsicología de
la Universidad de Michigan, escribe, en un artículo titulado
"puntos hedónicos del 'Gusto' - el brillo del placer en el
cerebro":
"El placer surge en el cerebro. El sabor
dulce u otros placeres naturales son meras sensaciones
externas que entran en el cerebro y son los sistemas
cerebrales los que se activan para generar una reacción de
'gusto’ y placer.
Nuestro laboratorio ha descubierto los generadores
cerebrales del placer sensorial, en forma de puntos
anatómicos hedónicos, que utilizan señales neuroquímicas
para crear la intensa sensación de placer.
Es importante identificar estos puntos
cerebrales hedónicos generadores de placer, sus señales
neuroquímicas y los circuitos del placer que provocan, con
el fin de identificar a fondo los verdaderos mecanismos del
placer.
La necesidad de encontrar generadores de placer verdadero es
especialmente acuciante debido a que las disfunciones de los
circuitos hedónicos pueden ser la base de los trastornos del
estado de ánimo y de otros trastornos clínicos relacionados,
y porque otros candidatos del cerebro que se creía que
mediaban en la generación de placer, se ha descubierto que
quizás no generan tanto placer como creíamos (por ejemplo,
la dopamina y la estimulación eléctrica cerebral).
Por lo tanto nuestro objetivo es descubrir las verdaderas
causas y los mecanismos generadores de placer en el
cerebro".
En estos momentos, en el mundo de la ciencia hay
auténtica obsesión por llegar a conocer como funciona nuestro
cerebro, tal y como indicamos en el artículo,
LA INMORTALIDAD DIGITAL.
A eso debemos añadir el imparable desarrollo de técnicas y
tecnologías que permiten acceder directamente a nuestros cerebros y
a nuestros pensamientos, con el objetivo final de conquistar el
último bastión de la libertad individual: la mente del individuo.
Las técnicas que pueden desarrollarse al respecto parecen propias de
la ciencia ficción, algo que exponíamos en el artículo,
EL MÓDEM CORTICAL: LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA
QUE CAMBIARÁ LA HUMANIDAD PARA SIEMPRE.
En el dominio de nuestras psiques está la clave para obtener el
control total de la sociedad, el sueño eterno de todas las élites y
personas poderosas a lo largo de la historia; la última barrera que
deben superar para alcanzar el poder absoluto.
Y uno de los aspectos clave para alcanzar esos niveles de poder,
radicará en el control del suministro del placer…
Huxley - Orwell
Una vez, Aldous Huxley le escribió una carta a George
Orwell en la que le revelaba lo siguiente:
"La ambición de poder de los gobernantes del
mundo puede llegar a quedar completamente satisfecha si
consiguen que la gente ame su servidumbre, por vías
diferentes a como lo conseguirían a través del castigo y la
imposición.
Me parece que
la pesadilla de '1984'
está destinada a convertirse en la pesadilla de un mundo más
parecido a lo que yo me imaginaba en
Un Mundo Feliz".
Conseguir el monopolio del suministro de placer,
pues, no es una cuestión menor o anecdótica como podría parecer a
primera vista: será un factor determinante en la conformación del
mundo venidero.
A ello debemos añadir lo que algunos expertos y economistas ya están
advirtiendo sobre las condiciones socioeconómicas globales que se
dibujan en el horizonte cercano.
En
una reciente entrevista, el
economista Santiago Niño-Becerra citaba a otro economista,
Jeremy Rifkin, que afirmaba:
"En este siglo, menos del 5% de la población
producirá todos los bienes y servicios que consuman el resto de
la población".
Jeremy Rifkin
A lo que él mismo añadía:
"Cada vez hace falta menos el factor trabajo para
producir lo mismo. La tecnología crea, por ejemplo, 10 mil
puestos de trabajo cualificados, pero con ello destruye 100 mil
puestos de trabajo de personas no cualificadas"
Esa es una previsión compartida por muchos otros
muchos analistas, que se basan en la creciente automatización de la
producción en todos los ámbitos y en el desarrollo de nuevas
tecnologías que cambiarán la faz de la tierra, como la impresión 3D.
Todo ello nos lleva a hacernos una pregunta obvia y preocupante: si
tan sólo una pequeña fracción de la población será productiva, ¿qué
harán el resto de personas que no tengan trabajo?
Parece ser que tendremos una gran porción de población sin una
ocupación fija, posiblemente instalada en un estado crónico de
precariedad, quizás subsidiada en los países occidentales con una
paga de ciudadanía con la que poder subsistir mínimamente y sin
posibilidades de cumplir sus sueños o de realizarse a nivel
profesional.
Una importante masa de personas de segunda categoría, sometidas a un
estado permanente de frustración existencial, que como una olla a
presión puede acabar provocando un estallido descontrolado que haga
temblar los cimientos de todo el sistema.
Todo parece apuntar, al menos ahora mismo, hacia ese escenario
futuro.
Y si nos ponemos por un momento en la piel de las élites
gobernantes, la pregunta que debemos hacernos es:
-
¿Cuál será la forma más fácil y barata de
controlar a esa gran masa de gente con un potencial tan
enorme para reventarlo todo de arriba a abajo?
-
¿Reprimiéndola duramente a través de un
estado policial y provocando con ello la posibilidad de una
creciente respuesta violenta?
-
¿O será más fácil, simple y llanamente,
drogarla de alguna manera?
-
¿Convertirla en adicta y utilizar la propia
adicción como válvula de control y dependencia hacia
aquellos que les suministren la sustancia adictiva?
La respuesta es obvia:
El placer es mucho más eficiente como arma represiva que el
dolor.
El dolor o el sufrimiento conllevan una respuesta
agresiva, muchas veces ligada a los instintos de supervivencia
más básicos. Una fuerza que en determinadas circunstancias puede
llegar a ser incontrolable.
Sin embargo, una persona con sus necesidades de
placer bien cubiertas, es una persona potencialmente sumisa. Un
individuo con el cerebro inundado por
las endorfinas, es alguien
narcotizado y dócil.
Tal y como afirma Rappoport en su artículo:
La lógica argumental que seguirán, para construir
la sociedad del placer instantáneo del futuro, es la siguiente:
"Si mil robots que trabajan en una fábrica
pueden fabricar más coches por día que sus homólogos humanos
y lo hacen con el fin de aliviar el estrés del trabajo,
entonces, por analogía, la entrega directa de placer a la
población a través de drogas o de estimulación
electromagnética, evitando la necesidad de seguir un proceso
trabajoso para conseguir ese placer, también podrá ser
considerado un objetivo digno".
Una vez instalado este argumento lógico en el
imaginario común, que podríamos definir con la frase "el acceso al
placer es un derecho humano", todo dependerá de las vías de
suministro de ese placer y más concretamente, de las facilidades que
tengamos para acceder a él.
EL MONOPOLIO DEL PLACER
Si alguien pretendiera utilizar el acceso al placer como herramienta
de control y sometimiento social, lo primero que debería hacer es
apoderarse del suministro de ese placer, arrebatándoselo por
completo a los individuos.
Eso es prácticamente imposible.
Los seres humanos tenemos muchas y variadas formas de
suministrarnos dosis de placer a nosotros mismos, desde la actividad
sexual hasta placeres refinados de carácter cultural como el acceso
a la música o la gastronomía.
Sin embargo, una forma de controlar el suministro de placer, es
convertir esas fuentes de placer en obsoletas y embarazosas,
ofreciendo en su lugar fuentes de placer más rápidas y cómodas.
Pongamos un ejemplo:
¿Alguien se imagina qué efectos tendría sobre la
sociedad si una persona pudiera alcanzar un orgasmo instantáneo
simplemente recibiendo un impulso electromagnético en su
cerebro?
Ahora puede parecernos una locura, pero el sexo tal y como lo
conocemos, se convertiría rápidamente en una actividad poco
práctica, incómoda y prácticamente obsoleta.
Muchas personas ya no saldrían de sus casas con el objetivo de
someterse a los largos e impredecibles rituales del cortejo y
preferirían quedarse en sus domicilios, cómodamente sentados en el
sofá suministrándose orgasmos fáciles, evitando así la posibilidad
de sufrir desengaños, desencuentros, experiencias fallidas o verse
sometidos a "engorrosos" compromisos sentimentales.
Puede parecernos demencial, pero en algunos países, como Japón, ya
empiezan a sufrir los primeros síntomas de esta sociedad atomizada y
"des-sexualizada"…
Preocupación en Japón - La falta de relaciones sexuales amenaza
el futuro del país
Fuente
Japón sufre una crisis de libido.
La tasa de natalidad ha caído rápidamente y para 2060 se espera
que la población de Japón habrá disminuido en un tercio. Esto es
consecuencia del hecho de que los jóvenes japoneses cada vez
mantienen menos relaciones sexuales.
Un estudio demuestra que más del 20% de los hombres japoneses
jóvenes muestran desinterés por el sexo y prefieren el sexo
virtual, así como un 45% de las mujeres japonesas de entre 16 y
24 años de edad.
Por lo tanto, conseguir el monopolio del placer es
relativamente fácil; prácticamente es una maniobra empresarial.
Se trata de ofrecer un producto que ofrezca más
comodidades y un acceso más rápido al placer que los métodos
actuales.
Que a nadie le quepa ninguna duda:
si alguien pudiera crear una fuente de placer
instantáneo, las relaciones sociales se alterarían
dramáticamente, el sexo se convertiría en algo arcaico y otras
vías de obtención de placer, como la buena gastronomía,
practicar deporte o realizar actividades creativas, se verían
condenadas a la extinción.
Ello conllevaría asimismo varias consecuencias
graves:
1 - Adicción
El acceso a fuentes de placer instantáneo, acabaría derivando
irremisiblemente en una adicción por parte de todos los
ciudadanos hacia aquellos productos que pudieran ofrecerles las
dosis de placer narcotizante.
Se sentarían pues las bases para una Sociedad
Adicta.
2 - Externalización del placer y Dependencia absoluta
Una vez convertidas en obsoletas las fuentes de placer que
nosotros mismos o que las demás personas pudieran ofrecernos, se
abriría la puerta a productos comerciales de suministro de
placer.
Por tanto, lo que las empresas y grandes
corporaciones que nos vendieran esos productos, obtendrían un
completo control sobre la fuente de nuestra adicción y
por lo tanto, sobre nosotros mismos.
Seríamos dependientes totales de nuestros suministradores, de
forma similar pero mucho más subyugante que la que pueda tener
un yonki con su camello, pues nuestra adicción estaría
controlada por organismos con los que no podríamos negociar ni
contactar a nivel personal.
Esas organizaciones podrían dictaminar todo tipo de condiciones
de obligado cumplimiento a los ciudadanos adictos, con el fin de
que éstos se vieran obligados a obedecer para poder seguir
disfrutando de las dosis necesarias de placer que alimentan su
adicción.
Con ello, pues, se sentarían las bases para una completa tiranía
y esclavitud y para un control absoluto de todos y cada uno de
los ciudadanos adictos, aunque sin lugar a dudas se nos
presentaría bajo el ya habitual sello de "la libertad de
elección".
Dicho de otra manera: se nos permitiría elegir ser
adictos a "Pepsi" o a "Coca Cola"…
pero seríamos adictos y dependientes al fin y al cabo.
3 - Muerte de la creatividad humana
Muchas actividades humanas, relacionadas indirectamente con la
obtención o la falta de placer, se verían gravemente afectadas.
Una de ellas, la más importante quizás, sería la
creatividad en todos los campos, desde el artístico
hasta el intelectual o científico.
Muchos de los grandes creadores de la historia (obviamente no
todos) han sido personas con carencias en sus vidas cotidianas,
cuya principal y a veces única fuente de placer o realización
personal era la que les suministraba su propia capacidad para
crear o concebir ideas.
-
¿Qué habría sucedido si esas personas
hubieran tenido un acceso rápido y fácil al placer y sus
cerebros se hubieran visto inundados de endorfinas de
forma continuada?
-
¿Habrían sentido con la misma intensidad
la necesidad de crear o pensar?
-
¿Qué habría perdido la humanidad
entonces?
-
¿Cuántos genios y grandes creadores
habrían cesado sus actividades, al no sentir la
necesidad imperiosa de buscar en su interior una forma
de expresarse y realizarse?
Aunque parezca mentira, este es uno de los
mayores peligros que puede conllevar la construcción de una
sociedad adicta.
4 - Pérdida de la capacidad para valorar las cosas
El acceso fácil al placer inmediato conllevaría daños
irreversibles a nivel psicológico, en todos los miembros de la
sociedad.
Primero, porque aquello que se obtiene con facilidad, no se
valora lo suficiente.
Pero aún peor, porque una vez la gente dispusiera de un fácil
acceso al placer, todas aquellas cosas que no ofrecieran una
descarga instantánea y narcotizante de endorfinas en el cerebro,
no serían valoradas en absoluto por las masas adictas.
Así sería como las otras personas, los pequeños detalles
cotidianos, la belleza de la naturaleza, la creatividad, el
esfuerzo, el sacrificio o cualquier actividad que no implicara
una recompensa inmediata, se convertirían en algo pesado,
aburrido y casi insoportable para los adictos al placer fácil.
Habría un desprecio absoluto hacia todo aquello que no ofreciera
la dosis de placer correspondiente, tal y como le puede suceder
a cualquier drogodependiente, cegado por su adicción e incapaz
de valorar la vida y las necesidades de los demás.
La sociedad pasaría a estar formada íntegramente por individuos
desconectados entre sí y profundamente egoístas, que solo
pensarían:
"solo me interesa mi dosis de placer, aquí y ahora
mismo y no me importa nada más".
Se disolverían las muestras de amor, de empatía, de generosidad,
de solidaridad… y tendríamos entre las manos la receta para el
infierno en la tierra.
5 - Condicionamiento por asociación
Una vez sentadas estas bases, todos los individuos seríamos
fácilmente controlables.
Podrían hacer con nosotros prácticamente lo que quisieran.
Por ejemplo,
-
¿Qué sucedería si esas dosis de placer
inmediato estuvieran asociadas a determinados elementos?
-
¿Qué sucedería si, por ejemplo, cada vez
que viéramos un determinado anuncio publicitario, un
escalofrío de placer recorriera nuestra espina dorsal?
Asociaríamos ese producto con esa sensación de
placer concreta y en nuestro cerebro serían indisociables entre
sí.
-
¿Alguien es capaz de imaginar hasta qué
punto podrían manipularnos con este tipo de
asociaciones?
-
¿Y qué sucedería si asociáramos la
descarga de placer con matar a alguien?
-
¿No sería la forma más efectiva de
programar a los soldados para que ignoraran todo tipo de
planteamientos éticos o morales?
-
¿Y si alguien asociara la visión de la
autoridad o el cumplimiento de la ley con el placer?
-
Si alguien fuera capaz de suministrar, ni
que fuera una ligera sensación de placer al ver la cara
de nuestros líderes…¿en qué tipo de bestias obedientes y
serviles nos convertiríamos?
Sabemos que todo esto que estamos diciendo en este artículo parece
una locura, propia de alguien que tiene un exceso de fantasía o que
ha perdido definitivamente el juicio.
Pero debemos empezar a pensar en este tipo de escenarios, por
fantasiosos que parezcan, porque aunque no los vayamos a vivir
inmediatamente, ya hay gente trabajando afanosamente en ello.
Dentro de poco, daremos el primer paso hacia este mundo futuro
aparentemente inconcebible.
En pocos años la realidad virtual formará parte de nuestro
entorno más cotidiano.
Y una vez se haya mapeado adecuadamente
nuestro cerebro y se haya
terminado de desarrollar la tecnología correspondiente, Internet, la
realidad virtual y las sensaciones de diseño nos podrán ser
suministradas directamente al cerebro.
Nuestra visión del universo se transformará ante nuestros propios
ojos, con la facilidad de un clic de ratón y todos aquellos chismes,
aparatos y redes informáticas que ahora concebimos como algo externo
a nosotros, pasarán a formar parte integral de nuestras mentes y de
nuestras experiencias sensoriales.
Habrá programadores de sensaciones de diseño, descargables
directamente en nuestro cerebro; serán la versión futurista de los
creadores de tendencias actuales, mezcla de programador informático,
perfumista y diseñador de moda.
De la misma forma que hoy en día existen los olores corporativos que
podemos percibir al entrar en determinadas tiendas o negocios, el
día de mañana dispondremos de complejas sensaciones compuestas que
inundarán nuestro encéfalo cuando accedamos a determinados espacios,
reales o virtuales.
Sensaciones Premium de alta calidad para los
que las puedan pagar y sensaciones gratuitas de calidad inferior con
publicidad incorporada, al más puro estilo "comida basura", para los
ciudadanos de segunda categoría.
Pero sea como sea, estaremos sometidos a una inundación continuada e
incesante de placer prefabricado, con el que convertirnos en adictos
y en obedientes esclavos del Sistema.
Para que estas locuras sucedan, solo hace falta que nuestro cerebro
esté conectado a la red… algo que
por lo visto veremos mucho antes de finalizar este siglo si no
conseguimos reconducir antes la evolución de nuestra especie.
Muchos, quizás cegados por su propia fantasía, considerarán este
futuro como algo altamente deseable, fascinante y maravilloso. Pero
que nadie se deje engañar por su entusiasmo, asociado a la más
absoluta superficialidad.
Ese mundo futurista no será más que una enorme cárcel
con brillantes luces de neón donde nuestra conciencia individual
estará agonizando…
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