por Tony Phillips del Sitio Web EspacioProfundo
Gracias a los datos de una ya envejecida nave de la NASA, un equipo de investigadores ha hallado indicios de una fuente de energía escondida en el viento solar que ha llamado la atención de aquellos que investigan la fusión del átomo.
Ahora, la NASA, podría poner a prueba la
teoría a finales de esta década, cuando lance al espacio una nueva
sonda cuya misión será estudiar nuestro sol en profundidad.
Estos vientos solares son en realidad un
rápido flujo caliente de gas magnetizado que se escapa de la
atmosfera superior del sol. Básicamente está compuesto por hidrógeno
e iones de helio, junto algunas trazas de elementos más pesados.
Cuando el vapor se eleva, este se enfría
y reduce su velocidad, sin embargo cuando el viento solar abandona
la superficie de nuestra estrella, se acelera, triplicando su
velocidad a medida que atraviesa la corona. También parece que
‘algo’ aumenta su temperatura incluso cuando atraviesa el frío
espacio.
Reducir las posibilidades era todo un
reto, pero resulta que la respuesta se encontraba escondida en un
conjunto de datos que proceden de una de las más antiguas naves
espaciales de la NASA aún activa, una
sonda solar llamada Wind (Viento).
Esta nave ha capturado récords de
temperatura, campos magnéticos, lecturas de energía… por lo que
Kasper señala que creen haber encontrado la fuente de energía que
calienta el viento solar, un ciclotrón de ondas de iones.
De acuerdo a la teoría desarrollada por Phil Isenberg (University of New Hampshire), y ajustada por Vitaly Galinsky y Valentin Shevchenko (UC San Diego), los ciclotrones de ondas iónicas surgen desde el Sol, y al transportarse sobre el viento solar calientan los gases hasta alcanzar millones de grados, acelerando su velocidad a miles de kilómetros por hora.
Los hallazgos de Kasper confirman que
los ciclotrones de ondas iónicas están activos, al menos en las
cercanías de la Tierra, desde donde trabaja la sonda Wind.
El viento solar no se parece en nada a los vientos atmosféricos que azotan la superficie de la tierra, es algo mucho más extraño.
A diferencia con nuestros vendavales, donde los diferentes compuestos de la atmosfera se mueven a la misma velocidad y tienen la misma temperatura, los diferentes elementos que se encuentran en el viento solar poseen diferentes temperaturas.
Pero lo más extraño es que la temperatura de estos elementos varia a medida que cambian de orientación.
Según esta teoría, los iones pesados
sintonizan mejor con los ciclotrones de ondas iónicas. En
comparación con sus homólogos más ligeros, obtienen más energía y
calor a medida que navegan por el espacio.
El ciclotrón de ondas iónicas, del tipo identificado por Kasper en el viento solar podría brindar un camino para revertir ese proceso.
Teóricamente, podrían ser utilizados para calentar o remover los iones pesados, restableciendo el balance térmico para fusionar el plasma.
El siguiente paso, de acuerdo Kasper y Szabo, es averiguar si los ciclotrones de ondas iónicas se comportan de la misma forma en el interior la atmósfera del Sol, donde el viento solar comienza su viaje.
Para averiguarlo, la NASA está planeando enviar una nave espacial que bucee en la misma atmosfera del sol.
El Solar Probe Plus, programado para su lanzamiento en 2018, se sumergirá de tal manera en la atmósfera solar que el Sol parecerá 23 veces más ancho de lo que podemos apreciarlo en los cielos terrestres.
En su mayor acercamiento, la sonda solar
Plus deberá resistir temperaturas superiores a los 1.400ºC y
sobrevivir a ráfagas de radiación a niveles no experimentados
previamente por nave espacial alguna.
La investigación detallada en Science at NASA fue publicada en Physical Review Letters el 28 de Febrero 2013: "Sensitive Test for Ion-Cyclotron Resonant Heating in the Solar Wind", por Justin Kasper et al.
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