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  por Massimo Zucchetti
 
	traducción por la Red Voltaire a partir de la traducción al 
	francés de Marie-Ange Patrizio30 Marzo 2011
 
	del Sitio Web
	
	VoltaireNet 
	  
	  
	  
		
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			El apoyo militar a los golpistas de 
			Benghazi contra el dictador de Trípoli se está desarrollando en 
			detrimento de la población civil. 
			 
			De cada 10 misiles disparados más 
			o menos uno se sale de control y se estrella en cualquier punto de 
			la zona a la que se apunta. 
			 
			Pero todos los misiles, tanto los 
			dotados de una cabeza revestida de uranio empobrecido como los que 
			sólo tienen uranio empobrecido en los estabilizadores, contaminan la 
			zona. 
			 
			O sea, este bombardeo supuestamente «humanitario» matará a 
			miles de civiles en los años venideros, indica el profesor Massimo Zucchetti. |        
	
 Las problemas vinculados al 
	uranio empobrecido y su toxicidad han desbordado 
	varias veces el campo de la ciencia en los últimos años.
 
	  
	El autor de este 
	trabajo se ocupa de la protección radiológica desde hace dos décadas y del 
	uranio empobrecido desde el año 1999.  
	  
	Después de una experiencia de 
	publicación de trabajos científicos en revistas, de presentaciones en 
	coloquios internacionales y conferencias en Italia sobre el uranio 
	empobrecido, este artículo trata de hacer una estimación del impacto que el 
	uso de uranio empobrecido en la guerra contra Libia (2011) está teniendo 
	sobre el medio ambiente y la salud.  
	  
	Informes sobre su uso han aparecido en 
	los órganos informativos desde el principio del conflicto.[1]
 
	  
	 
	  
	  
	Dadas sus características físicas específicas, en particular por su densidad 
	que lo hace extremadamente penetrante, así como por su bajo costo - la 
	producción de uranio empobrecido cuesta alrededor de 2 dólares el kilogramo 
	- y la dificultad que presenta su tratamiento como desecho radioactivo, el 
	uranio empobrecido ha encontrado excelentes modalidades de utilización en el 
	sector militar.
 Si recibe el tratamiento adecuado, la aleación U-Ti (Uranio-Titanio) 
	constituye un material muy eficaz para la construcción de elementos 
	penetrantes impulsados por energía cinética, de barras metálicas densas 
	capaces de perforar un blindaje si se usan como proyectiles de alta 
	velocidad.
 
 El proceso de penetración pulveriza la mayor parte del uranio, que estalla 
	entonces en fragmentos incandescentes - se produce una violenta combustión de 
	casi 5 000° C - cuando sale al aire del otro lado del blindaje perforado, 
	aumentando así el efecto destructivo.
 
	Esta propiedad se llama piroforicidad y es, por ejemplo, una característica 
	que se encuentra en el azufre de las cerillas o fósforos domésticos.
 
	  
	O sea, 
	además de su elevada densidad, la piroforicidad aumenta el interés que 
	presenta el uranio empobrecido para diversas aplicaciones, en particular 
	como arma incendiaria (API: Armour Piercing Incendiary, o sea como elemento 
	penetrante incendiario contra el blindaje). 
	Finalmente, en la fase de impacto contra el objetivo, la relativa dureza del 
	uranio empobrecido (en una aleación con titanio) proporciona al proyectil la 
	capacidad de afilarse a sí mismo. En otras palabras, el proyectil «no se 
	aplasta» contra el blindaje convirtiéndose en una «cabeza plana» - como 
	sucede, por ejemplo, con un proyectil de plomo - sino que mantiene su forma 
	puntiaguda hasta su total fragmentación, sin perder por lo tanto sus 
	propiedades de penetración.
 
 El uranio empobrecido ha sido 
	
	empleado en los campos de batalla:
 
		
			
			
			de la guerra 
	del Golfo de 1991
			
			durante los bombardeos OTAN/ONU contra la República 
	serbia de Bosnia, en septiembre de 1995
			
			contra Yugoslavia, durante la 
	primavera de 1999
			
			ya en este siglo, en el ataque contra 
			Afganistán y nuevamente contra Irak en 2003 
	El uso de dispositivos de uranio empobrecido en las guerras de Somalia y de 
	Bosnia central y centro-oriental - sobre todo en amplias zonas alrededor de 
	Sarajevo - en los años 1990, en Palestina y en los polígonos de tiro 
	sometidos a la autoridad de las fuerzas militares de la OTAN, sólo ha sido 
	documentado de forma incompleta. [2]
 Entre los armamentos que utilizan el uranio empobrecido hay que citar 
	también el misil crucero tipo Tomahawk, cuyo uso en la guerra de los 
	Balcanes de la primavera de 1999 - aunque no ha sido reconocido por la OTAN 
	- ha sido confirmado gracias a lo que se ha encontrado en el lugar así como 
	por fuentes de la Unión Europea. [3]
 
 Por otro lado, el manual de los oficiales, entregado a todos los uniformados 
	enviados a Kosovo, incluía recomendaciones a seguir al pie de la letra sobre 
	la presencia de uranio empobrecido en aquel territorio y, en particular, en 
	los misiles Tomahawk.
 
	  
	La introducción del manual indica lo siguiente:  
		
		«Los 
	vehículos y equipamiento del ejército serbio en Kosovo pueden constituir una 
	amenaza para la salud de los militares y civiles en contacto con ellos. 
		   
		Los 
	vehículos y el equipamiento que se encuentren destruidos, averiados o 
	abandonados deben ser inspeccionados y manipulados solamente por personal 
	calificado. Los peligros pueden provenir del uranio empobrecido como 
	consecuencia de los daños provocados por la campaña de bombardeos de la OTAN, 
	en el caso de los artefactos alcanzados directa o indirectamente. 
		   
		Además, 
	los colimadores contienen tritio [Un isótopo radioactivo. Nota del Traductor 
	al español.] y los instrumentos e indicadores pueden haber sido tratados con 
	un barniz radioactivo, peligroso para quienes se pongan en contacto con los 
	artefactos para inspeccionarlos».  
	Aparece después una serie de consejos 
	sobre cómo evitar la explosión del uranio empobrecido.  
	  
	El manual dice 
	textualmente:  
		
		«Evítese todo artefacto o material que usted sospeche que 
	pueda haber sido alcanzado por municiones que contengan uranio empobrecido o 
	por misiles crucero Tomahawk. No recoja o coleccione municiones de uranio 
	empobrecido encontradas en el terreno. 
		 
		  
		Informe inmediatamente a su puesto de 
	mando sobre el área que usted estima que pueda estar contaminada. 
		   
		Donde 
	quiera que usted se encuentre, delimite la zona contaminada con cualquier 
	material encontrado en el lugar. Si se encuentra usted en una zona 
	contaminada póngase, como mínimo, la máscara y los guantes protectores. 
	Aplique la mejor higiene personal. Lave frecuentemente su cuerpo y su ropa». 
	Las evaluaciones sobre la cantidad de uranio empobrecido utilizado en los 
	misiles son divergentes.  
	  
	Varían, en particular, según la diversas fuentes, 
	entre valores de alrededor de 3 kilogramos hasta unos 400 kilogramos. Véase 
	la nota que contiene la compilación de las distintas fuentes que se pueden 
	encontrar sobre el tema, lo suficiente importante como para permitir la 
	elaboración de un estimado del impacto medio ambiental. [4]
 Los desmentidos previsibles sobre la presencia de uranio en estos misiles 
	pueden ser comparados con la compilación que aparece al final de este 
	trabajo así como con las fuentes de origen militar. [5]
 
 Esta gran variabilidad en los datos se explica fácilmente. Algunos misiles 
	crucero son de cabeza reforzada con uranio empobrecido y otros no. Pero 
	estos últimos también contienen uranio empobrecido, no en la cabeza sino en 
	las alas, como elemento estabilizador del vuelo.
 
	  
	Podemos entonces definir 
	dos casos: 
		
			
			
			Hipótesis alta: misil crucero con uranio 
			en la cabeza del misil. Consideramos 400 kilogramos de uranio 
			empobrecido
			
			Hipótesis baja: misil crucero SIN presencia de uranio en la cabeza. 
	Consideramos 3 kilogramos de uranio empobrecido en las alas 
	  
	  
	  
	Cálculo del impacto sobre el medio ambiente y la salud
 En la amplia literatura que el autor ha dedicado al problema del uranio 
	empobrecido [6] ya se había abordado anteriormente el cálculo de la 
	contaminación radioactiva con uranio imputable a los misiles crucero, en 
	particular a los que se dispararon contra Bosnia en 1995.
 
	  
	
	Ese estudio 
	también puede consultarse a través de Internet, al igual que en la revista 
	científica Tribuna biologica e Medica. [7] [8] 
	
	Si se toman los modelos utilizados en el citado artículo, es posible deducir 
	cuál es la situación en el terreno, en los lugares de inhalación, mediante 
	un cálculo destinado sólo a precisar si, al menos en un caso realista, el 
	volumen de las dosis en el terreno permite restar importancia al problema.
 
 Consideremos el impacto de un misil crucero del tipo Tomahawk portador de 3 
	kilogramos (en el mejor de los casos) o de 400 kilogramos (en el peor de los 
	casos) de uranio empobrecido.
 
	
	El impacto produce una nube de residuos cuya dimensión es variable, después 
	de una violenta combustión de unos 5 000° C.
 
	  
	
	Como ya dijimos, los granos de 
	polvo se componen de partículas cuyas dimensiones son del orden de la micra 
	[0,5 - 5]. A 500 o 1,000 metros del punto de impacto se pueden respirar 
	nubes con densidad suficiente como para causar dosis significativas, 
	compuestas de partículas cuya masa es de cerca de 0,6 hasta unos 5 nanogramos (6-50 x 10-10
	gr.).
 Se hizo una estimación siguiendo el código de cálculo de dosis GEN II [9], 
	despreciando los efectos provenientes del incendio y considerando solamente 
	la exposición debida a la inhalación durante una hora por dispersión simple 
	del material, sin entrar a considerar ciertos factores que pudieran 
	traducirse en un incremento ulterior de la exposición. En el espacio de una 
	hora es posible inhalar granos de polvo radioactivo provenientes de la nube 
	en cantidades que ya resultan notables.
 
 Es necesario tener en cuenta el hecho que numerosos fluidos y dinámicas del 
	cuerpo atmosférico (dirección del viento, gradiente vertical de la 
	temperatura, etc.) pueden causar, en ángulos sólidos relativamente pequeños, 
	concentraciones de contaminante de varios órdenes de importancia superiores 
	incluso a los que se obtendrían con un cálculo de dispersión uniforme, no 
	compatible con ese escenario.
 
	
	El grupo crítico, en ese caso, resulta ser precisamente el de las personas «afectadas» 
	por la nube de granos de polvo.
 
 Según la estimación de probabilidades que se expondrá en este trabajo, un 
	misil que alcanza su objetivo puede quemarse y esparcir partículas oxidadas 
	de polvo en el medio ambiente.
 
 Alrededor del 70% del uranio empobrecido que contienen los misiles, de los 
	que se supone que por ser «inteligentes» siempre dan en el blanco, se quema. 
	Alrededor de la mitad son óxidos solubles.
 
 La granulometría de las partículas que conforman el polvo de óxido de uranio 
	empobrecido pertenece totalmente al tipo de polvo que puede respirarse y así 
	se crea polvo ultrafino. En particular, el diámetro de las partículas es en 
	ese caso más fino que el polvo de uranio empobrecido de origen industrial, 
	que resulta común en el medio de la industria nuclear. Se habla aquí de la 
	gran mayoría del polvo contenido en el rango [1-10] micra, del cual una 
	parte significativa es de un diámetro inferior a una micra.
 
 En cuanto al destino del polvo de uranio empobrecido en el cuerpo humano, la 
	principal vía de absorción es –como se sabe– la inhalación. Como se ha dicho, 
	una parte del polvo es soluble y otra parte no se disuelve en los fluidos 
	corporales.
 
 Debido a las características de los óxidos de uranio empobrecido de origen 
	militar, es necesario subrayar cómo difiere el comportamiento de estos en 
	relación con el de los polvos industriales de uranio. En todo caso es 
	posible suponer, según la 
	
	ICRP [Siglas en inglés de la Comisión 
	Internacional de Protección Radiológica - N.d.T.] [10], que 
	alrededor del 60% de lo que se inhala se deposita en el aparato respiratorio 
	y que el resto es expulsado a través de la expiración.
 
 Se debe tener en cuenta que alrededor del 25% de las partículas que 
	presentan un diámetro cercano a 1 micra se mantienen durante largo tiempo en 
	los pulmones, mientras que el resto se deposita en las vías aéreas 
	superiores, pasa al aparato digestivo y es eliminado de allí en su mayor 
	parte a través de las vías urinarias, mientras que pequeñas partes se 
	acumulan en los huesos.
 
 Alrededor del 25% de las micropartículas que se mantuvieron en los pulmones 
	se comporta como un material de clase M, según la ICRP, o sea que se 
	disuelve lentamente en los fluidos corporales, mientras que el resto es 
	insoluble.
 
 Ese tipo de comportamiento y de exposición no se ha estudiado en ninguna 
	situación anterior de exposición a emisores alfa en los pulmones, que se 
	haya detectado en el medio civil. La modalidad de exposición es por lo tanto 
	muy diferente de las que han servido como base a la hora de recoger las 
	equivalencias entre dosis y daños en materia de protección radiológica.
 
 Es por lo tanto totalmente incorrecto - aunque constituya un punto de 
	referencia - extrapolar evaluaciones de riesgo por exposición a ese tipo de micropolvos radioactivos a partir de datos recogidos en los casos de los 
	mineros que trabajan con uranio, y también - resulta evidente - en los casos 
	de las personas gravemente contaminadas por la radiación en Hiroshima y 
	Nagasaki.
 
	  
	
	Los estándares de protección radiológica de la ICRP se basan 
	solamente en esas experiencias y, por consiguiente, pueden resultar en 
	subestimaciones del riesgo. 
	
	Al pasar posteriormente a otros tipos de toxicidad diferentes a la 
	radiológica, resulta entonces plausible que:
 
		
	 
	
	La contaminación ambiental debida a los óxidos de uranio empobrecido de 
	origen militar presente toxicidad tanto química como radiológica. Es 
	necesario evaluar el efecto sinérgico de ambos componentes. 
	
	En otras palabras, la radioactividad y la toxicidad química del uranio 
	empobrecido podrían actuar juntas creando un efecto de «cóctel» que aumenta 
	el peligro posteriormente.
 
 Hay que resaltar además el hecho que el clima árido de Libia favorece la 
	dispersión de las partículas de uranio empobrecido en el aire, partículas 
	que los civiles seguirán respirando durante años. El principal mecanismo de 
	exposición a mediano y largo plazo tiene que ver con la resuspensión de 
	polvos y con la subsiguiente inhalación de los mismos.
 
 La metodología y los resultados vinculados a ese modela ya se han publicado 
	en otros trabajos del autor [11], a los que remitimos aquí.
 
	  
	
	Sólo resaltamos 
	aquí las aplicaciones y variaciones del modelo aplicado y ya publicado, y en 
	particular que: 
		
			
			
			el cálculo de compromiso (semi vida, NdT del texto original en italiano al 
	francés) de dosis es de 70 años, no de 50 años, según lo recomendado por el 
	ICRP
			
			se utilizaron datos actualmente 
			aproximados sobre la distribución de la población alrededor de los 
			puntos de impacto, que también toman en cuenta la utilización 
			principal de los proyectiles de uranio empobrecido en zonas pobladas 
	
	Los resultados del modelo pueden resumirse de la siguiente manera: 
		
			
			
			CEDE (Committed effective dose equivalent) (Dosis colectiva): 370 mSvp 
			in 70 y, por 1 kilogramo de uranio empobrecido oxidado y esparcido 
			en el medio ambiente
			
			CEDE anual máxima durante el primer año (76 mSvp), durante el segundo año 
	(47 mSvp) y durante el tercer año (33mSvp)
			
			La vía de exposición es enteramente la 
			inhalación del polvo. Son los pulmones el órgano que se convierte en 
			blanco (97,5% de la contribución a la CEDE)
			
			Entre los nucleidos responsables, el U238 representa el 83% de la CEDE y 
	el U234 representa el 14% 
	
	En cuanto a la cantidad total de uranio empobrecido oxidado disperso en el 
	medio ambiente, esta evaluación se basa en los datos que reporta la prensa 
	internacional: durante el primer día de la guerra, el Pentágono declara 
	haber disparado - junto con los británicos - 112 misiles crucero hacia el 
	territorio libio. [12]  
	  
	
	¿Cuántos misiles van disparar antes de que termine la 
	guerra?  
	  
	
	Como no podemos saberlo, basaremos nuestra hipótesis en la cantidad 
	de 1 000 misiles para que el lector pueda estimar fácilmente el impacto 
	sobre el medio ambiente y sobre la salud mediante la aplicación de una 
	simple regla de tres que incluiría la cantidad exacta de misiles que se 
	contabilicen al final del conflicto.
 Si las cabezas de todos los misiles estuvieran «desprovistas» de uranio 
	empobrecido, tendríamos de todas maneras una cantidad de: 1000 x 3 = 3000 kg 
	= 3 toneladas de uranio empobrecido (en el mejor de los casos).
 
 Si todos los misiles tuvieran cabezas de uranio empobrecido, tendríamos una 
	cantidad de hasta 400 000 kilogramos, o sea 400 toneladas de uranio 
	empobrecido.
 
 Para evaluar la gravedad basta con comparar ese dato con las 10 o 15 
	toneladas de uranio empobrecido que se lanzaron en Kosovo en 1999. 
	Supongamos que alrededor del 70% del uranio se quema y se esparce en el 
	medio ambiente. Llegamos así a un estimado de la cantidad de óxidos de 
	uranio empobrecido igual a alrededor de 2,1 toneladas (en el mejor de los 
	casos) y 280 toneladas (en el peor de los casos).
 
	  
	
	Lo anterior permite por 
	consiguiente estimar una CEDE (dosis colectiva) para toda la población 
	equivalente a: 
		
	 
	
	Tenemos que recordar que no es correcto - aunque constituya un punto de 
	referencia - extrapolar evaluaciones por exposición a este tipo de micropolvos radioactivos a partir de los estándares de protección 
	radiológica de la ICRP, que son los adoptados para el código GEN II.  
	  
	
	Si de 
	todas formas aplicamos también aquí el coeficiente de 6% Sv-1 para el riesgo 
	de aparición de tumores, obtenemos aproximadamente: 
		
	 
	  
	  
	  
	Conclusiones
 Los riesgos de exposición al uranio empobrecido que corre la población Libia 
	como consecuencia del uso esa sustancia en la guerra de 2011 han sido 
	evaluados con el enfoque más amplio posible, tratando de tener en cuenta 
	algunos resultados recientes de estudios en la materia.
 
 Este tipo de exposición no ha sido estudiado en ninguna situación anterior 
	de exposición a receptores alfa en los pulmones que se hayan encontrado en 
	el entorno civil.
 
 Sin embargo, la evaluación que se ha hecho de las dosis y del consiguiente 
	riesgo en las dos situaciones (según se trate de misiles «sin uranio» o «con 
	uranio») permite llagar a ciertas conclusiones.
 
 En el primer caso (el mejor caso), el número de tumores esperados es muy 
	exiguo y absolutamente no significativo desde el punto de vista estadístico. 
	Esta dificultad estadística - es casi inútil señalarlo - no tiene nada que ver 
	con una absolución de ese tipo de práctica, con su aceptación y menos aún 
	con una afirmación de que tenga poca importancia, o incluso de que pueda ser 
	inocua.
 
	  
	Por el contrario, en el segundo caso (que es el peor caso), nos 
	encontramos ante un número de aparición de tumores que se sitúa en varios 
	miles. Dichos tumores alcanzarían evidentemente un nivel epidemiológico y 
	constituyen, sin duda alguna, una fuerte preocupación.
 Es necesario, por lo tanto, que los ejércitos que están bombardeando Libia 
	aclaren con pruebas reales, no con cómodas afirmaciones, la presencia o no, 
	y en qué cantidades, de uranio empobrecido en sus misiles. En el pasado se 
	produjeron «desmentidos oficiales» sobre la presencia de uranio en los 
	misiles crucero.
 
	  
	Sin embargo, al ser estos desmentidos provenientes de 
	medios militares, el autor estima estar en su derecho al considerarlos, como 
	mínimo, con cierta prudencia.
 Basadas en los datos que se encuentran a nuestra disposición, las 
	estimaciones sobre la evolución de los casos de tumores para los próximos 
	años en Libia resultan, debido a esta práctica totalmente injustificada, 
	absolutamente preocupantes.
 
	  
	La discusión sobre la incidencia relativa de 
	cada uno de los agentes teratógenos utilizados en una guerra (químicos, 
	radioactivos, etc.) nos parece poco importante e incluso, permítannos 
	señalarlo como conclusión, poco respetuosa de un dato que constituye un 
	hecho: los muertos en Libia por causa de este ataque sobrepasan y 
	sobrepasarán de lejos cualquier cifra que pueda definirse algún día como «el 
	precio necesario».
 Es importante, finalmente, recoger datos y estudios - existen muchos - sobre 
	los efectos que las «nuevas guerras» tienen en el hombre y en el medio 
	ambiente. Hay que mostrar la manera como nuestras armas modernas, que nada 
	tienen de “quirúrgicas”, producen daños inaceptables.
 
	  
	Hay que estudiar el 
	impacto que han tenido, en los hombres y en el medio ambiente que las han 
	sufrido, las guerras «humanitarias» registradas desde 1991.compartir esta
 
 
 
	  
	  
	
	Notas 
		
			
			[1] «Uranio 
		impoverito nei Tomahawk sulla Libia», Contropiano, 20 de marzo de 
		2011. 
			[2] Zajic V.S., 1999. Review of 
		radioactivity, «Military 
		use and health effects of DU; Liolos Th. E. (1999), «Assessing the 
		risk from the Depleted Uranium Weapons used in Operation Allied Forces»,
			Science and Global Security, Volume 8:2, pp.162 (1999); Bukowski, 
		G., Lopez, D.A. and McGehee, F.M., (1993) «Uranium Battlefields Home and 
		Abroad: Depleted Uranium Use by the U.S. Department of Defense» March 
		1993, pp.166, published by Citizen Alert and Rural Alliance for 
		Military Accountability. 
			[3] Satu Hassi, ministro de Medio Ambiente 
		de Finlandia, indica en una carta enviada a sus colegas de la Unión 
		Europea que la mayor parte de los 1 500 misiles disparados contra 
		Serbia, incluyendo a Kosovo, contenían aproximadamente 3 kilogramos de 
		uranio empobrecido cada uno. En otras cosas, el ministro llama en dicha 
		carta a la Comisión Europea y a sus colegas ministros del Medio Ambiente 
		a adoptar iniciativas a favor de la prohibición del uranio empobrecido. 
			[4] Fuentes diversas sobre la presencia y la 
		cantidad de uranio empobrecido en los misiles crucero Tomahawk:
			 
				
				
				 «Known 
			& suspected DU weapon systems» in «Depleted Uranium weapons 
			2001-2002», (Vínculo 
			para bajar el documento). 
  «The 
			use of depleted uranium bullets and bombs by NATO forces in 
			Yugoslavia». Nadir.org, diciembre de 1996. 
  «Alcune 
			testi e fatti sull’uranio impoverito, sul suo uso nei balcani, sulle 
			conseguenze sulla laute di militari e popolazione», Comitato 
			Scienziate e Scienziati contro la guerra, 9 de enerod de 2001. 
  «Depleted 
			Uranium Weapons & the New World Order», International Coalition 
			to Ban Uranium Weapons. 
  «About 
			100 cruise missiles fired at targets in Afghanistan (Interfax), 
			«NATO using depleted uranium weapons» (Sunday Herald). 
  «Pentagon 
			Dirty Bombers: Depleted Uranium in the USA», por Dave Lindorff, 
			Atlantic Free Press, 28 de octubre de 2009. 
  «Review 
			of Radioactivity, Military Use, and Health Effects of Depleted 
			Uranium», por Vladimir S. Zajic, 1999. 
  «Depleted 
			uranium: Recycling death», Uranium medical research center, 
			Progressive Review. 
  «Radiation 
			in Iraq Equals 250,000 Nagasaki Bombs», por Bob Nichols, Online 
			Journal, 3 de agosto de 2004. 
  «Depleted 
			uranium: ethics of the silver bullet», por Iliya Pesic, Santa 
			Clara University. 
			[5] «While the US Navy claims that they have 
		replaced the MK149-2 Phalanx round with a DU penetrator by the MK149-4 
		Phalanx round with a tungsten penetrator (with the DU round remaining in 
		the inventory), new types of DU ammunition are being developed for other 
		weapons systems, such as the M919 rounds for Bradley fighting vehicles. 
		Depleted uranium is also placed into the tips of the Tomahawk land-attack 
		cruise missiles (TLAM) during test flights to provide weight and 
		stability. The TLAM missile has a range of 680 nautical miles (1,260 km) 
		and is able to carry a conventional warhead of 1000 lb. (454 kg). Older 
		warheads were steel encased. In order to increase the missile range to 
		1,000 nautical miles (1,850 km), the latest Tomahawk cruise missiles 
		carry a lighter 700 lb. (318 kg) warhead WDU-36 developed in 1993, which 
		is encased in titanium with a depleted uranium tip.» 
			[6] - M. Zucchetti, ’Measurements of 
		Radioactive Contamination in Kosovo Battlefields due to the use of 
		Depleted Uranium Weapons By Nato Forces’’, Proc. 20th Conf. of the 
		Nuclear Societies in Israel, Dead Sea (Israel), diciembre de 1999, 
		p.282.  
				
				
				 M. 
			Cristaldi, A. Di Fazio, C. Pona, A. Tarozzi, M. Zucchetti “Uranio 
			impoverito (DU). Il suo uso nei Balcani, le sue conseguenze sul 
			territorio e la popolazione”, Giano, n.36 (septiembre-diciembre de 
			2000), pp. 11-31. 
  M. 
			Zucchetti, “Caratterizzazione dell’Uranio impoverito e pericolosità 
			per inalazione”, Giano, n.36 (septiembre-diciembre de 2000), pp. 
			33-44. 
  M. 
			Cristaldi P. Angeloni, F. Degrassi, F. Iannuzzelli, A. Martocchia, 
			L. Nencini, C. Pona, S. Salerno, M. Zucchetti. “Conseguenze 
			ambientali ed effetti patogeni dell’uso di Uranio Impoverito nei 
			dispositivi bellici”. Tribuna Biologica e Medica, 9 (1-2), Gennaio-Giugno 
			2001: 29-41. 
  M. 
			Zucchetti, “Military Use of Depleted Uranium: a Model for Assessment 
			of Atmospheric Pollution and Health Effects in the Balkans”, 11th 
			International Symposium on "Environmental Pollution And Its Impact 
			On Life In The Mediterranean Region", MESAEP, Lymassol, Cyprus, 
			octubre de 2001, p.25. 
  M. 
			Zucchetti “Some Facts On Depleted Uranium (DU), Its Use In The 
			Balkans And Its Effects On The Health Of Soldiers And Civilian 
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			Chiarelli, M. Zucchetti, ‘Effetti sanitari dell’uranio impoverito in 
			Iraq’, Convegno ‘La Prevenzione Primaria dei Tumori di Origine 
			Professionale ed Ambientale’, Génova, noviembre de 2004. 
  R. 
			Chiarelli, M. Zucchetti, ‘Applicazione di modelli e codici di dose 
			alla popolazione alla dispersione ambientale di Uranio impoverito’, 
			Convegno ‘La Prevenzione Primaria dei Tumori di Origine 
			Professionale ed Ambientale’, Génova, noviembre de 2004. 
  M. 
			Zucchetti, "Environmental Pollution and Population Health Effects in 
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			Zucchetti, “Scenari di esposizione futura In Iraq: convivere con 
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			Zucchetti, “Uranio impoverito. Con elementi di radioprotezione ed 
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			ISBN 88-7992-225-4. 
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			Zucchetti “Depleted Uranium”, European Parliament, GiethoornTen 
			Brink bv, Meppel (Holanda), 2009. ISBN 978-90-9024147-0. 
			[7] «Alcune 
		testi e fatti sull’uranio impoverito, sul suo uso nei balcani, sulle 
		conseguenze sulla laute di militari e popolazione», Comitato 
		Scienziate e Scienziati contro la guerra, 9 de enero de 2001. op. cit. 
			[8] Cristaldi M. et al., Conseguenze 
		ambientali ed effetti patogeni dell’uso di Uranio Impoverito nei 
		dispositivi bellici. Tribuna Biologica e Medica, 9 (1-2), enero-junio de 
		2001 : 29-41. 
			[9] Se trata de un código elaborado en un 
		laboratorio estadounidense, reconocido y utilizado a nivel 
		internacional. Ver: B.A.Napier et al. (1990), GENII - The Hanford 
		Environmental Radiation Dosimetry Software System, PNL-6584, Pacific 
		Northwest Laboratories (USA). Sólo puede utilizarse en este caso para 
		estimar las dosis de inhalacion, dada la particularidad del escenario 
		analizado. 
			[10] ICRP, 1995. «Age-dependent Doses to 
		Members of the Public from Intake of Radionuclides: Part 3 - Ingestion 
		Dose Coefficients». Publication 69 Annals of the ICRP. 25 (no 1). 
			[11] M. Zucchetti, ‘Caratterizzazione 
		dell’Uranio impoverito e pericolosità per inalazione’, Giano, n.36 (sett-dic. 
		2000), pp. 33-44 ; R. Chiarelli, M. Zucchetti, ‘Applicazione di modelli 
		e codici di dose alla popolazione alla dispersione ambientale di Uranio 
		impoverito’, Convegno ‘La Prevenzione Primaria dei Tumori di Origine 
		Professionale ed Ambientale’, Génova, noviembre de 2004. 
			[12] «U.S. 
		Tomahawk Cruise Missiles Hit Targets in Libya», por Devin Dwyer y 
		Luis Martinez, ABC News, 19 de marzo de 2011.   |