16 Diciembre 2009
EVOLUCIÓN, IGUAL A DARWINISMO Va para siglo y medio que Charles Darwin postulara el origen de todas las especies actuales a partir de otro elenco menor, surgido a su vez de otro mas exiguo y así hasta el amanecer de la vida.
Es decir, uno de los hechos fundamentales de la evolución de la vida (el origen de nuestros componentes) se produjo POR “INTEGRACIÓN”, por asociación de elementos que ya manifestaban una gran complejidad biológica, y que se han conservado hasta la actualidad.
William Ford Doolittle finaliza su magnífico artículo rebatiendo la idea darwinista de un “árbol de la vida” con un único antecesor, y concluye:
Esta frase rotunda pertenece a un editorial publicado en Nature y firmado por Henry Gee, uno de sus comentaristas sobre evolución.
Porque el problema real no es que el darwinismo sea “una visión vacía de la vida”, sino una VISIÓN DEFORMADA que convierte hechos ocasionales, incluso intrascendentes en fundamentales.
- Henry Gee - Y una típica narración “objetiva” del origen de la base teórica de la Biología es la cita que encabeza este apartado y que se ha convertido en un hecho “histórico” comúnmente admitido, no sólo en las facultades de Biología, sino en la sociedad en general:
NADA ES MENOS CIERTO.
El hecho de la evolución biológica estaba firmemente establecido y ampliamente debatido en el ámbito científico desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, con un importante núcleo en la Academia de las Ciencias de París. Desde,
...se estaban planteando y debatiendo hipótesis científicas, muchas de las cuales (naturalmente, limitadas por los conocimientos y la capacidad experimental de la época) se están viendo apoyadas por los datos mas recientes.
Posiblemente, se haya echado de menos al científico mas denigrado e incluso ridiculizado de la Historia, pero su ausencia de esta relación es debida a que merece, a modo de “rehabilitación”, una mención especial.
La innecesaria ferocidad con que Lamarck es atacado en los tratados darwinistas parece esconder algo mas que una crítica científica.
En definitiva, el saludable (y, en ocasiones , fructífero) ejercicio que para un profesional de la Biología constituye el abandonar por un tiempo la rutina (o en su caso la competencia) habitual, y bucear en las fuentes originales, puede conducir a tomar conciencia del cúmulo de ocultamientos, deformaciones y falsedades que se ha fraguado en torno al fundador de nuestra disciplina, y nuestro ilustre colega, sólo comparable en cantidad y calidad a las medias verdades, evidentes falsedades y componendas con las que se ha adornado en los textos científicos didácticos y divulgativos a la gran figura histórica de la Biología:
- Charles Darwin - La figura y la trascendencia histórica de Darwin se ha igualado a las de Newton, Shakespeare y Einstein.
“El origen de las especies” ha sido propuesto como “el libro del milenio”.
Lo cierto es que su publicación constituyó lo que se podría considerar el origen de los “Best Seller” de los libros científicos. El día de su publicación, el 24 de Noviembre de 1859, se vendió la primera edición de 1250 ejemplares y una segunda, de 3000 ejemplares, se agotó en una semana.
Su éxito social, sin precedentes en obras de éste tipo, no fue acompañado, sin embargo, de una acogida elogiosa por parte de personajes de reconocido prestigio con conocimientos o interés por la evolución. El motivo es comprensible.
El libro de Darwin resultaba (y resulta), para cualquiera que tuviese una mínima formación científica, filosófica o, incluso literaria, una obra de gran debilidad argumental, con unas bases conceptuales acientíficas (se podrían calificar de “populares”), y una estructuración errática e inconsistente. Los “descubrimientos” de Darwin quedan resumidos en los dos conceptos (más bien axiomas) que hoy constituyen el dogma central de la Biología:
Concretemos, pues, sus bases “científicas”:
Es decir, la variación “al azar”, (dogma y pilar fundamental de la Biología actual) era, en realidad, desconocimiento.
Pero el otro pilar no tiene una base mucho mas sólida.
El intento de explicar los grandes cambios de organización morfológica y funcional que se han producido a lo largo de la evolución, el “mecanismo” propuesto e incluso el término “selección” eran una simplista extrapolación de las actividades de los ganaderos y criadores de palomas de su país.
Esta fragilidad conceptual (por calificarla de un modo benévolo) fue rápidamente denunciada por científicos e intelectuales de la época.
El zoólogo evolucionista S. G. Mivart puso de manifiesto (entre muchas otras cosas), lo absurdo de la idea de que un proceso así fuera el responsable de la aparición gradual y al azar de nuevas estructuras:
El ingeniero
(y, al igual que Darwin, naturalista aficionado)
Fleeming Jenkin
puso de manifiesto lo poco creíble que resultaba la idea de que en
la Naturaleza una desviación ocasional de la estructura se
extendiese, en animales normales, hasta hacerse común a toda la
población.
Durante los años finales del siglo XVIII y primeros del XIX, la situación social en las islas británicas estuvo agitada hasta llegar, en ocasiones, al borde de la revolución, que fue evitada mediante una dura represión.
- Arthur Young -
Para Arthur Young cualquiera, excepto un imbécil, sabe que las clases inferiores deben mantenerse pobres o nunca serán laboriosos.
Mandeville sostenía la máxima
calvinista de que el Hombre está lleno de vicio, no obstante, era de
la opinión de que los vicios individuales hacen la prosperidad
pública. Estos antecedentes constituyen el sustrato sobre el que se construyó la “teoría científica” de Adam Smith, el “padre de la economía moderna”.
- Adam Smith -
Su libro que, al parecer, fue su única aportación sustancial, tuvo una gran influencia en el “Acta de Enmienda de la Ley de Pobres” de 1834.
- Malthus - Según Malthus, las “Leyes de Pobres” estimulaban la existencia de grandes familias con sus limosnas, y afirmaba que no deberían de existir, porque además limitaban la movilidad de los trabajadores.
Estaba en contra de la ayudas a los pobres y afirmaba que las “casas de trabajo” donde se hacinaban los desempleados no deberían ser confortables asilos, sino sitios donde la estancia debería ser dura. Las víctimas de la “Revolución Industrial” (en la que jornadas de 16 horas de trabajo llegaron a ser comunes para los niños de seis, cinco y, a veces, de cuatro años, que alcanzaban a duras penas la adolescencia con deformaciones que permitían deducir en qué máquinas habían trabajado) y de la expansión colonial británica, necesitaban, probablemente, de alguna justificación “científica” y “objetiva” de las terribles situaciones creadas dentro y fuera del país.
- Hebert Spencer - Y una de las más “autorizadas” fue la que ofreció Herbert Spencer.
Economista y filósofo, en su primer y exitoso libro “La Estática Social” (1850), trata de dar algunas directrices, basadas en sus ideas sobre la evolución biológica, para llevarlas a la política social.
Según Spencer:
Fue él quien aplicó la famosa noción de la “supervivencia del más apto” (más exactamente, del más “adecuado”) como el motor de las relaciones sociales. Estos son los cimientos “científicos” y “objetivos” (y, especialmente, metodológicos) sobre los que se edificaron las bases conceptuales de “la” teoría de la evolución (del darwinismo, para ser exactos).
Porque ésta no se elaboró a partir del estudio de la Naturaleza (lo que parecería, al menos, razonable) es decir, no se basó en observaciones de animales salvajes, ni en estudios anatómicos o embriológicos o, al menos, en lecturas de textos científicos.
Tampoco fue el resultado directo (como se nos cuenta) de la famosa expedición del Beagle, de la que Darwin volvió sin ninguna idea concreta (más bien con dudas) sobre la evolución, a pesar de que había leído a Lamarck, como nos narra él mismo en su autobiografía.
En “La riqueza de las Naciones” encontró Darwin las ideas de la importancia de las diferencias individuales y del resultado beneficioso de actividades “no guiadas”.
Spencer le aportaría, posteriormente, la idea de que SÓLO LOS MÁS “ADECUADOS ” SOBREVIVEN EN UN MUNDO DE FEROZ COMPETENCIA.
LA “TRANSFORMACIÓN MENTAL” DE DARWIN, O CÓMO SE FABRICA UN GENIO
De hecho, los debates (y la aceptación) que suscitó la obra de Darwin se produjeron, fundamentalmente, en torno a la idea de la evolución.
Por eso, las narraciones darwinistas se pueden permitir, “sin faltar exactamente a la verdad”, hablar del debate sobre “la” Teoría de la evolución tanto dentro como fuera de las aulas universitarias (Gomis y Josa, 2002), como un debate sobre el darwinismo.
La publicación en 1859 de On The Origin of Species… (Acerca del origen de las especies), y la posterior aparición en 1871 de The Descent of Man (El origen del hombre), supuso una ruptura con la interpretación creacionista del Génesis…
Y así, se adornan las ideas de Darwin con un tinte progresista, e incluso revolucionario, al narrar las confrontaciones que se produjeron entre sectores de tendencias liberales y, del otro, los sectores mas conservadores de la sociedad española, con un fuerte apoyo de la Iglesia Católica.
Incluso han conseguido que las personas de ideología progresista asocien a Darwin con sus ideas, porque dio una visión “materialista” de la vida, cuando no hay nada más alejado de una ideología progresista que el darwinismo.
Los darwinistas cuentan que Marx envió su obra a Darwin (“el cual no la leyó”), pero no cuentan lo que escribió Marx a Engels un poco después:
- Karl Marx - Pero, tal vez, una de las deformaciones mas descaradas (porque su falsedad se puede revelar en libros existentes) es la de atribuir a la supuesta “revolución” darwinista un carácter de progreso científico porque fue el primero en dar una explicación materialista, no teísta de los fenómenos naturales (Rose, 1999, Ayala, 1985, etc.), como si las explicaciones de Saint Hilaire, Lamarck, Gèrárd (entre otros muchos), basadas en experimentos con embriones, estudios anatómicos, taxonómicos o paleontológicos, fueran interpretaciones “supersticiosas”.
El viaje alrededor del Mundo en el Beagle
Parece que, desgraciadamente, no hay mas remedio que suscribir la opinión de Gould:
Efectivamente, Darwin se embarcó acompañado de un criado, con una abundante suma de dinero, y con cuentas abiertas en las principales ciudades en las que se hizo escala.
Darwin comprendió el eufemismo y le escribió a su hermana, refiriéndose a McKormick, dado de baja por “invalidez”, es decir, por resultarle desagradable al capitán… “no constituye una pérdida” .
Las ocultaciones y manipulaciones de la historia “oficial” son demasiadas como para pensar en descuidos.
Concretamente, alrededor del 11 de Enero de 1844, aunque fuera un descubrimiento vacilante:
En suma, de los datos históricos se desprende que la sorprendente “conversión” de Darwin en el hombre genial que descubrió la selección natural, el “verdadero mecanismo de la evolución” fue más una creación externa que propia. Pero, la sensación de desconfianza que produce el constatar cómo se ha fabricado un mito mediante la “creación” de una sólida teoría y una impecable y coherente biografía no sólo inexactas, sino contrarias a las que manifiesta el propio personaje, llega al extremo cuando nos enfrentamos con la falacia, (absolutamente manifiesta, porque se puede comprobar en libros que se encuentran actualmente en las librerías), de negarle a Darwin la responsabilidad del “darwinismo social”, ya que fue Herbert Spencer su verdadero creador, antes de la publicación de “El Origen de las Especies”.
Videos
“La Evolución a 150 Años (luz) de Darwin”
El Proyecto Matriz #121 del Sitio Web YouTube
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