texto de autor desconocido
Mayo 2011
del Sitio Web
CaminosAlSer
Según los ancestros de diferentes partes de nuestro planeta Tierra,
nuestro cuerpo es sintiente y pensante.
Por ejemplo, en el caso de los ancestros de las tribus australianas,
cuando una persona enferma o ha sido herida, la tribu entera se
reúne alrededor del enfermo y le canta pidiéndole perdón a la herida
o la parte afectada, la cual automáticamente entra en remisión y se
dan curaciones 'milagrosas'...
Lo mismo ocurre en las asombrosas curaciones de
los Kahuna o médicos-magos
hawaianos.
Éstos entran en comunicación directa con
la parte afectada pidiéndole perdón. En un acto de oración donde se
involucran ellos, el paciente y todas las vidas durante las cuales
ellos se han encontrado e involucrado con esa persona.
Y se dan curaciones consideradas
'milagrosas'...
En el conocimiento ancestral Inca, todo es reciprocidad. Uno enferma
cuando se llena de energía pesada o "hucha", por tener actitudes
egoístas y no dejar fluir el "sami" o energía ligera.
Por ello, en las curaciones se pide a la parte del cuerpo que se
armonice con la Pachamama (la Madre Tierra) y permita que el bloqueo
se equilibre. Y la persona sana...
En el caso de los
indios Lakota, en el norte del
continente americano, se le habla al cuerpo para informarle que una
medicina va a curarlo.
A la medicina también se le informa del
propósito para el que será utilizada. Y, lógicamente, las personas
sanan.
Tomando algunos casos de medicina tradicional de los antiguos, se
llega a una interesante conclusión: los ancestros aceptaban las
partes de nuestro cuerpo como un ser completamente inteligente y
autónomo del cerebro.
Esto se llegó a tomar como franca superchería, especialmente
en los tiempos recientes.
Pero hoy en día los descubrimientos de la ciencia, muy ajena a toda
superstición y especulación, nos dejan estupefactos. La sabiduría
del cuerpo es un buen punto de acceso a las dimensiones ocultas de
la vida: es totalmente invisible, pero innegable.
Los investigadores médicos empezaron a aceptar este hecho a mediados
de los años ochenta.
Anteriormente se consideraba que la capacidad de la inteligencia
era 'exclusiva' del cerebro, pero entonces se descubrieron
indicios de inteligencia en el sistema inmune y luego en el
digestivo.
La
Inteligencia del Sistema Inmune
La Dra. Bert descubrió (y luego lo confirmaron otros
científicos), que existen tipos receptores inteligentes no sólo en
las células cerebrales, sino en todas las células de todas las
partes del cuerpo (les llamaron en un principio neuropéptidos).
Cuando comenzaron a observar las células del sistema inmunológico,
por ejemplo las que protegen contra el cáncer, las infecciones,
etc., encontraron receptores de los mismos tipos que en el cerebro.
En otras palabras, las células inmunológicas del ser humano, las que
nos protegen del cáncer y de las infecciones, están literalmente
vigilando,
Cada pequeña
célula T y
célula B del sistema inmunológico,
produce las mismas sustancias químicas que produce el cerebro cuando
piensa.
Esto lo hace todo muy interesante, porque ahora podemos decir que
las células inmunológicas son pensantes. No son tan elaboradas como
lo es la célula cerebral, que puede hacerlo en inglés o castellano o
en función de un cierto idioma, pero sí piensa, siente, se emociona,
desea, se alegra, se entristece, etc.
Esto es la causa de
enfermedades, del stress, del cáncer, etc.
Cuando la persona se deprime, entran en huelga y dejan pasar los
virus que se instala en su cuerpo.
La
Inteligencia del Sistema Digestivo
Hace diez años parecía absurdo hablar de
inteligencia en los intestinos.
Se sabía que el revestimiento del tracto
digestivo posee miles de terminaciones nerviosas, pero se les
consideraba simples extensiones del sistema nervioso, un medio para
mantener la insulsa tarea de extraer sustancias nutritivas del
alimento.
Hoy sabemos que, después de todo, los intestinos no son tan
insulsos. Estas células nerviosas que se extienden por el tracto
digestivo forman un fino sistema que reacciona a sucesos externos:
Las reacciones del estómago son tan
confiables como los pensamientos del cerebro, e igualmente
complicadas.
La
Inteligencia del Hígado
Las células del colon, del hígado y del estómago también piensan,
sólo que no con el lenguaje verbal del cerebro.
Lo que llamamos "reacción visceral" es apenas un indicio de la
compleja inteligencia de estos miles de millones de células.
En una revolución médica radical, los científicos han accedido a una
dimensión oculta que nadie sospechaba:
las células nos han superado en
Inteligencia durante millones de años.
La
Inteligencia del Corazón
Muchos creen que la conciencia se origina únicamente en el
cerebro.
Recientes investigaciones científicas sugieren, de hecho, que la
conciencia emerge del cerebro y del cuerpo actuando juntos.
Una creciente evidencia sugiere que
el corazón juega un papel particularmente
significante en este proceso. Mucho más que una simple
bomba, como alguna vez se creyó, el corazón es reconocido
actualmente por los científicos como un sistema altamente complejo,
con su propio y funcional "cerebro".
Es decir, el corazón tiene un "cerebro" o inteligencia propia.
Según nuevas investigaciones en el campo de la Neuro-cardiología, el
corazón es un órgano sensorial y un sofisticado centro para recibir
y procesar información.
El sistema nervioso dentro del corazón (o el "cerebro del corazón")
lo habilita para aprender, recordar, y para realizar decisiones
funcionales independientemente de la corteza cerebral.
Aparte de la extensa red de
comunicaciones nerviosas que conectan al corazón con el cerebro y
con el resto de cuerpo, el corazón transmite información al cerebro
y al cuerpo interactuando a través de un campo eléctrico.
El corazón genera el más poderoso y más extenso campo eléctrico del
cuerpo.
Comparado con el producido por el
cerebro, el componente eléctrico del campo del corazón es algo así
como 60 veces más grande en amplitud, y penetra a cada célula del
cuerpo.
El componente magnético es aproximadamente 5000 veces más fuerte que
el campo magnético del cerebro y puede ser detectado a varios pies
de distancia del cuerpo con magnetómetros sensibles.
Recomendaciones
Las investigaciones
del Instituto HeartMath sugieren
que "Respirar con Actitud" es una herramienta que ayuda a
sincronizar el corazón, la mente y el cuerpo para darle una
coherencia psico-fisiológica más poderosa.
Al usar esta técnica regularmente - unas 5 veces al día - se
desarrolla la habilidad para realizar un cambio de actitud durable.
Al "Respirar con Actitud", uno se enfoca en su corazón y en el plexo
solar mientras respira con una actitud positiva.
Automáticamente, el corazón armonizará
la energía entre el corazón, mente y cuerpo, incrementando la
conciencia y la claridad.
La técnica de
Respirar con Actitud
-
Primer paso
Inhalar - enfocando la atención en el corazón.
Exhalar - enfocando la atención en el plexo solar. (unos 10
cm hacia abajo del corazón, justo debajo del esternón, donde
se unen los lados derecho e izquierdo de la caja toráxica).
Practica inhalar a través del corazón y exhalar a través de
la caja toráxica durante 30 segundos o más para ayudar a
anclar tu atención y tu energía en ese lugar.
-
Segundo paso
Una vez que tu atención está centrada en la caja toráxica,
después de por lo menos 30 segundos, escoge alguna actitud o
pensamiento positivo para inhalar o exhalar durante los
siguientes 30 segundos o más.
Por ejemplo, puedes inhalar una actitud de aprecio y exhalar
una de atención
-
Tercer paso
Selecciona actitudes para respirar que te ayuden a compensar
las emociones negativas y de desequilibrio de las
situaciones por las que estás atravesando.
Respira profundamente con la intención de dirigirte hacia el
sentimiento verdadero de esa actitud positiva.
Por ejemplo, puedes inhalar una actitud de misericordia y
exhalar una actitud de equilibrio, o puedes inhalar una
actitud de amor y exhalar una actitud de compasión.
Practica diferentes combinaciones de actitudes que tú
quieras desarrollar. Puedes decir en voz alta Respiro
Sinceridad, Respiro Fortaleza, Respiro
Tranquilidad, Respiro Gratitud o cualquier otra
actitud o sentimiento que tú desees o necesites.
Aún si al principio no sientes un cambio en tu actitud, ten
paciencia.
Haciendo un esfuerzo genuino
para cambiar, te ayudará a alcanzar al menos a un
estado neutral, en el cual tendrás más objetividad y
ahorrarás mucha energía.
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