por Rubén Torres
11 Noviembre 2016
del Sitio Web
LaCosechaDeAlmas
Siempre que he visto desorden y caos
entre personas de un mismo núcleo familiar, me he preguntado... ¿a
quien beneficia eso?
Me niego a creer que el mal es inherente
al Ser humano, y es sin duda algo mas que una simple provocación de
un hermano hacia otro. Hay varias sumas de factores las cuales nos
llevan a este resultado tan infructuoso.
Pero todos esos factores hoy, no son mas
que la prueba, de un largo periodo de incubación, en fases de prueba
y error.
Para demostrar esto habría que remontarse a nuestra historia, pero
los renglones que la reflejan solo son fruto del egoísmo de aquellos
que quisieron inculcar sus ideas o sus razones sobre el resto, una
sarta de mentiras y dobles intenciones.
Nuestra memoria tampoco es un referente.
Apenas calan en nosotros las experiencias de nuestros mas recientes
antecesores, como para tratar de buscar ahí referencias.
Por lo tanto, parecemos condenados a
tropezar una y otra vez con la misma piedra, aquella que alguien
coloco, y nos hizo recorrer un camino circular, para tropezar
siempre en el mismo lugar.
La Biblia dice que dios expulsó a Adán y Eva por comer del
árbol del conocimiento, pero lo que yo veo e interpreto hoy, es
que ese "dios" puso una última prueba a sus
portales orgánicos, y al haberla
superado,
ese mago negro con ínfulas de deidad,
se percató que sus creaciones podrían no solo pasar desapercibidas,
mezclados entre seres humanos sin ser detectados, sino que
cumplirían al dedillo su misión...
Distorsionar,
Confundir, Dividir e Intoxicar
Una vez sueltos e intercalados, siguieron en observación, siendo sus
descendientes puestos a prueba, la cual fue superada con creces
cuando Caín saco su vena psicópata y mató a su hermano.
El resto es la historia de la humanidad, guerras y más guerras
fratricidas, la mayoría en nombre de ese dios...
Familias Tóxicas en el que los
descendientes de ese bíblico Caín, como exponente de psicópata de
andar por casa, que pasa desapercibido y que hace la vida imposible
a quienes más cerca tiene. Personas huecas sin el más mínimo
sentimiento, simulando emociones y una vida de apariencia.
Hijos, amigos, parejas, padres y abuelos, van cumpliendo estos
ciclos, y a su paso no crece la hierba, dejando un reguero de
traumas allá por donde interfieren.
Aún así nuestra natural inocencia nos empuja a seguir amándolos,
preocupándonos por su bienestar, por su seguridad y estabilidad.
El dolor que imprimen en nuestro Ser, que trauma y rompe nuestra
esencia, no está tipificado como delito. Estos comportamientos en el
que se inflige dolor por sistema incluso a pesar de haber sido
criados en el respeto y el cariño, se podría decir que son ley de
dios.
Un dios psicópata y egoísta al cual se
le adora y se le llama "padre"...
Desde luego, y sobra decir, que no lo considero un dios y mucho
menos un padre. En todo caso es el dios y el padre de toda una
progenie diseñada y creada para la guerra, una guerra silenciosa, de
la cual no habla nadie y sus heridos y muertos no son honrados, ni
recordados, no hay salvas, ni banderas en su honor, no hay película
y no hay hemeroteca que los haga justicia.
Se acabó el seguir tratando como familia a alguien que solo
desea nuestro mal, que no tiene el más mínimo sentimiento, que no
alberga nada en su interior.
¿Por qué seguir sufriendo por alguien que ni entiende, ni tiene la
capacidad de entender el dolor?
Sólo hay que asumir que esas "personas" no necesitan nada de
nosotros, cuando es nada lo que recibimos de ellos. Así que llegado
el momento es mejor no luchar por ellos, soltar y dejarlos ir.
Vinieron de la nada, vivieron en la nada y tras su paso, nada
dejan...
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