| 
			  
			
			
 
  
			
			por Traci Watson 
			18 Julio 2016 
			del Sitio Web
			
			NationalGeographic 
			traducción de Los Andes23 Octubre 2016
 
			del Sitio Web
			
			LosAndes 
			
			
			Versión original en ingles 
			  
			  
			  
			  
			
			 
			
 
 Científicos afirman
 
			que han sido vistas aferrándose 
			al cuerpo 
			de un compatriota muerto.
			 
			Mantienen un duelo  
			como el del ser humano.
 
 
			Inteligentes y a menudo sociables, las ballenas forjan fuertes lazos 
			entre ellas. Ahora está claro que esos vínculos pueden ser más 
			fuertes que la propia muerte.
 
 Más de seis especies de estos mamíferos marinos han sido vistas 
			aferrándose al cuerpo de un compatriota muerto, probablemente un 
			viejo conocido o un familiar, afirman científicos en un nuevo 
			estudio.
 
 La explicación más probable para la negativa de estos animales a 
			abandonar los cuerpos: el duelo.
 
				
				"Están de luto", dice 
				
				Melissa 
				Reggente, coautora del estudio y bióloga de la Universidad de 
				Milán-Bicocca en Italia. "Están sufriendo y están estresadas. 
				Saben que algo está mal". 
			Los científicos han encontrado un número 
			creciente de especies, desde jirafas hasta chimpancés, que se 
			comportan como si estuvieran asoladas por la pena.  
			  
			Los elefantes, por ejemplo, 
			
			vuelven una 
			y otra vez al cuerpo de un compañero muerto.
 Estos descubrimientos se suman al debate sobre si los animales 
			sienten emociones; y, de ser así, sobre cómo es que dichas emociones 
			deberían influir en el trato que los humanos dan a otras criaturas.
 
 El duelo animal puede definirse como angustia emocional aunada a una 
			alteración en el comportamiento habitual, según 
			
			Barbara King, 
			profesora emérita de antropología en William & Mary, en 
			Williamsburg, Virginia, y autora del libro "How 
			Animals Grieve".
 
			  
			
 
 Haciendo 
			vigilia
 
 Para el estudio, Melissa Reggente y sus colegas reunieron 
			informes, la mayoría no publicados, de comportamiento de duelo en 
			siete especies de ballenas:
 
				
				desde el enorme cachalote hasta el 
				relativamente pequeño delfín girador. 
			Descubrieron que las siete especies 
			habían sido vistas acompañando a sus muertos en océanos de todo el 
			mundo, según el estudio (Nurturant 
			Behavior Toward Dead Conspecifics in Free-Ranging Mammals), publicado recientemente en la revista 
			especializada Journal of Mammalogy. 
				
				"Encontramos que es muy común, y 
				(que hay) una distribución mundial de este comportamiento", dice Reggente. 
			Científicos a bordo de una embarcación 
			en el Mar Rojo, por ejemplo, vieron que un delfín nariz de botella 
			del Indo-Pacífico empujaba en el agua el cuerpo sumamente 
			descompuesto de otro delfín más pequeño.
 Luego de que los investigadores lazaran al animal muerto y lo 
			empezaran a jalar a tierra para sepultarlo, el adulto nadó junto al 
			cuerpo, tocándolo ocasionalmente, hasta que el agua se volvió 
			traicioneramente somera.
 
			  
			Mucho después de que el cuerpo había 
			sido sacado del agua, el delfín adulto permaneció frente a la costa. 
				
				No está claro qué parentesco tenían 
				los dos delfines, pero es probable que hayan sido madre e hijo o 
				familiares cercanos, dice Reggente. 
			  
			  
			  
			  
			  
			Dicho comportamiento, después de todo, 
			tiene un costo enorme:  
				
				una ballena que hace vigilia a un compañero 
			muerto es una ballena que no está comiendo ni reforzando sus 
			alianzas con otras ballenas. 
			  
			
 Llorando a los 
			seres queridos
 
 Ocasionalmente, los científicos sí tienen pistas sobre la relación 
			entre el doliente y el fallecido.
 
 Una orca asesina hembra - conocida como L72 - fue vista frente a la 
			isla de San Juan, en Washington, con un recién nacido muerto nacido 
			en la boca.
 
 La L72 mostraba señales de haber parido recientemente, y los 
			investigadores que la vieron sabían que había pasado suficiente 
			tiempo desde su última cría como para que pudiera haber tenido otra.
 
				
				"Todo el tiempo intentaba mantener 
				en la superficie a la cría (muerta), equilibrándola sobre su 
				cabeza", dice Robin Baird, coautor del estudio e integrante de 
				la 
				Cascadia Research Collective, 
				en Olympia, Washington, quien presenció los esfuerzos de la 
				ballena. 
			  
			
			 
			  
			  
			Una ballena asesina hembra podría pasar 
			toda su vida junto a su descendencia, señala.  
			  
			Robin Baird cree que cuando una 
			muere,  
				
				"los animales pasan por un período 
				en que experimentan el mismo tipo de emociones que tendríamos 
				usted o yo cuando muere un ser querido". 
			El estudio también encontró informes de 
			ballenas que sostenían crías muertas en la boca, empujándolas por el 
			agua y tocándolas con sus aletas. 
			En un caso ocurrido en el norte del océano Atlántico, ballenas 
			piloto de aleta corta hicieron un círculo protector alrededor de una 
			adulta y su cría muerta. En otro caso, un delfín girador del Mar 
			Muerto empujó el cuerpo de un animal joven hacia una embarcación.
 
			  
			Cuando los ocupantes del navío subieron 
			el cadáver a bordo, todo el grupo de delfines rodeó la embarcación 
			antes de alejarse nadando. 
				
				"No podemos explicar por qué lo 
				hicieron", dice subraya. 
			
 
 Duelo 
			verdadero
 
 King coincide en que dichos incidentes demuestran que las ballenas 
			están de luto.
 
				
				"Cierto, algunas veces podríamos 
				estar viendo comportamiento de curiosidad o de exploración o de 
				crianza que simplemente no puede 'desactivarse'," señala vía 
				correo electrónico. 
			Pero, 
				
				"es innegable que también podemos 
				interpretar algo del dolor de los animales en la energía que 
				gastan en cargar o por lo demás mantener a flote el cuerpo de 
				infantes muertos, en tocar su cuerpo repetidamente, en nadar en 
				una falange social rodeando al individuo afectado". 
			    |