Lo comúnmente aceptado o lo 'políticamente correcto', está hoy día saliéndose de lo sensato y prudente, nos condicionan a aceptar cualquier modelo absurdo de conducta basando todo su argumento en la palabra tolerancia.
Ser intolerante supone una
etiqueta que es muy complicado soportar, el propio sistema rechaza a
todo intolerante y la gran mayoría, que es donde se apoya la razón,
dice que un intolerante es poco menos que un terrorista.
El sistema va haciéndonos aceptar de forma sibilina todas esas ingenierías sociales que suponen prácticamente un cisma en nuestro sistema social.
He vivido el rechazo,
Ahora y gracias a la tolerancia no solo hemos aceptado, todo eso que pedía a gritos ser integrado, sino que el sistema lo llevo al extremo y ahora hemos abierto la puerta a que cualquier cosa sea aceptada sin provocar un cisma en nuestras escalas de valores.
Poco a poco se asienta lo inmoral, lo
insensato y lo imprudente, pero curiosamente quienes viven en el
sistema no son los locos, sino aquellos que aún conservan algo de
cordura y ven en estas derivas, un riesgo potencial difícil de
esquivar.
Si apelamos a los textos sagrados dios
se deshizo de Sodoma y Gomorra, por causas aún más leves de las que
estamos viviendo ahora, en las que ya da igual que los sodomitas
sean un modelo de éxito, sino que se nos está metiendo con vaselina,
pedófilos, zoófilos y necrófilos, está bien visto y se vota al
corrupto y al ladrón, matar sale gratuito, y se sacrifica a aquellos
que no tienen todos sus sentidos o tienen alguna "tara física",
simplemente se les aparta por obsolescentes e improductivos.
Podemos seguir tildando de loco a todo aquel que no quiera seguir este bizarro e inmoral guión. ¿Globalizar los pueblos es meterlos en un saco y esperar a que se pudran, se corrompan y se destruyan entre ellos?
Lo curioso de todo esto es que de entre los que el sistema y lo políticamente correcto, etiquetan como locos tampoco hay visos de cordura, ya que,
Al final entre unos y otros la casa sin
barrer, desnortados y en un sindiós.
Es tal el absurdo que incluso en lo alternativo se acaban aceptando argumentos que fundados o infundados que aun nos mantienen en stand by, cuando cualquier excusa es válida con tal de no afrontar nuestra responsabilidad.
¿Qué necesitamos saber para arrancar de
una vez? Es ahora mi mayor duda.
Esperamos la segunda venida de Jesús
cuando no tenemos claro si hubo una primera, esperamos una ola de
energía cósmica, esperamos a Nibiru, esperamos a los pleyadianos,
andromedanos, arcturianos y ahora a los aviares azules, esperamos a
los intraterrenos, a la desclasificación, al reseteo económico…
esperamos, esperamos y esperamos.
Apoyamos la cabeza en su regazo y nos
dejamos ir sin luchar, nos abandonamos a esa melodía cuan canto de
sirena. Calmamos nuestra sed amamantándonos del pecho frío y estéril
que nos insufla ese sopor eterno, que da la esperanza.
Su pretendido conocimiento de lo divino y lo humano, lo excluyen y también esperan que todos lleguen a su nivel tarde o temprano, como si esto fuera Súper Mario Bros.
Los que se agarran a las tendencias gnósticas acuñando su propia biblia en lo que los textos del Nag Hammadi dicen, no toman en cuenta que a pesar de que esos gnósticos ascetas de cueva y hoguera, se acercaran peligrosamente a una gran certeza, al final todos y cada uno de ellos fueron reciclados, como todos los demás, lo fuimos más de una vez.
Por lo tanto tomar esos textos como una
verdad, es volver al eterno y perpetuo error, apoyarse en el pasado
solo induce al error, ya que todos ellos somos nosotros.
A cada avance un nuevo velo, a cada
descubrimiento otra capa más, sigo pelando la cebolla, pero poco a
poco me voy dando cuenta que debo soltarla y olvidarme de ella, ya
que mientras deslío la madeja, olvido que hay cosas por hacer,
pequeñas cosas sí, pero importantes para mí, pequeños actos que mis
pequeños recursos y mis escasas fuerzas me permiten, pero esas
pequeñas e insignificantes cosas, son las que hacen que me
reoriente, y pueda ver más allá de lo que me permite el sistema, la
sociedad, las teorías, las razones y los argumentos.
Afrontémoslo, aún queda mucho
viaje, y nos queda la lección más difícil, dejar de ser tan
previsibles, empezar a pensar de forma que ni el propio sistema sepa
ponernos una capa de contención, pero para esto hay aun mucho que
soltar, para que nuestra mente no siga siendo trastornada
por "ellos",
dejar de engañarnos y ser conscientes de que aún no somos
conscientes de nada.
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