por Ernesto J. Navarro
21 Septiembre 2016
del Sitio Web
RT
La modificación genética
es un negocio que sólo procura
ganancias,
explica un investigador.
Como todo producto de mercado
los transgénicos son
susceptibles
a las fluctuaciones del
mercado.
"A partir del desarrollo de la genética, las empresas (…) han
buscado nuevas variedades mediante el cruzamiento entre aquellas
que destacaban más en las características que querían mejorar.
Así, los rendimientos en cantidad y
calidad mejoraron; [también] las resistencias al clima", explica
un análisis del sitio Web Liberalismo.
Sin embargo, la idea, tan ampliamente
difundida, acerca de que los alimentos genéticamente modificados
sirven para 'acabar' con el hambre en el mundo, no es más que
una manipulación del discurso para tratar de vender un
producto.
Eliseo
Fernandez
Reuters
La opinión corresponde al doctor Saúl Flores, investigador
del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (IVIC).
Entrevistado por RT, el doctor explica que ese discurso fue
simplemente,
"una forma de introducirse en el
mercado".
"En el fondo había la intención de
ir más allá. Desde el principio el objetivo de las biofactorías
ha sido apoderarse de la agricultura", asevera.
Por ese motivo, agrega el científico
venezolano, se presentó a los alimentos genéticamente modificados o
transgénicos como,
"una solución al problema del
hambre en el mundo".
Entre tantas otras mentiras, las
empresas involucradas en el negocio de
los OMG (Organismos Modificados
Genéticamente),
"anunciaron que con los transgénicos
habría cosechas más rendidoras, más seguras (es decir, tendrían
la garantía de cosechar lo que se sembraba) y que habría
alimentos más grandes", asegura Flores.
Supuestos
Un organismo transgénico, afirma el texto de Liberalismo, es
uno al que mediante una serie de,
"técnicas de ingeniería genética se
altera su carga cromosómica añadiendo, generalmente, uno o más
genes de origen externo (transgenes)".
Este gen (o genes) le transmite
propiedades,
"que suponen una ventaja frente a la
especie original", agrega el texto.
Flores reitera que los OMG nunca
pretendieron el bien común y sí ser negocio:
"Entre los años 1999-2000 llevamos
al laboratorio todas las variedades de arroz modificadas
genéticamente por las empresas,
Simplemente lo hicimos crecer y
resultó que la toxina que ese arroz tenía incorporada era
liberaba al medio ambiente y ellos (las empresas) no habían
reportado ese fenómeno".
Emmanuel Foudrot
Reuters
La manera más sencilla de explicar el transfondo económico que hay
tras los transgénicos, afirma el investigador, es que,
"cuando el estudio sobre el arroz
fue publicado, todas las acciones en biotecnología se fueron al
suelo. Los mercados internacionales son muy susceptibles a esos
informes.
Venden cualquier producto, pero
cuando se descubre algo negativo, se desploman".
Las cajas
negras
A juicio de Flores, mantener la practica ancestral de
preservar las semillas originarias es un escudo contra las
practicas de trasnacionales
como Monsanto, que obligan a los
productores a firmar un contrato,
"de exclusividad para que solo usen
sus semillas, que además son estériles".
En esas investigaciones genéticas,
estima el investigador,
"las manipulaciones realizadas van
generando 'cajas negras'."
Uno de esos pozos sin fondo aparente es
el llamado flujo lateral de información genética.
Un ejemplo de ello es que las hierbas
que crecen alrededor de esos cultivos se van haciendo resistentes al
mismo veneno que ellos fabrican.
"Ya en Paraguay prolifera la llamada
supermaleza, una variación
capaz de resistir
el propio veneno glifosato",
finaliza.
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