En un pasado no muy lejano, la clase de filosofía en una prestigiosa universidad, durante una noche lluviosa y fría donde la humedad se mezclaba con el olor a tabaco rancio de pipas nudosas que lanzaban anillos de humo cansados.
Un ambiente parecido al Poney Pisador, en donde un profesor no muy diferente al alopécico Cebadilla Mantecona pregunta:
¿cuántas paredes son necesarias para una cárcel?
Se escuchan respuestas que decrementan secuencial y ordenadamente el número mínimo posible; el profesor escucha con ojos cerrados hasta que una voz solemne resuena con aire de filósofo gnóstico y plantea:
las peores cárceles no tienen paredes.
Cabría agregar que aun más horrendas y peligrosas son aquellas en las que el prisionero no se sabe preso.
En las palabras del doctor Samuel Sagan:
Los maestros hindúes, a menudo enfatizan el carácter dramático de la situación.
Pasamos nuestro tiempo trastornados por los dramas de nuestra vida, pero todos esos dramas no son sino pequeñeces comparadas con la tragedia de estar permanentemente aislado por una nube de ilusión generada por los samskaras, una jaula.
Nunca vemos el mundo real, sólo podemos ver nuestro mundo, el cual está lleno de fantasmas de nuestro pasado. Estamos desconectados viviendo en una nube, y ni tan siquiera lo sospechamos.
Desde el principio debería estar muy claro que el propósito de un genuino trabajo de regresión es gradualmente disipar esta nube de ilusión, no ser indulgente en las historias de nuestro pasado.
El 'cerco hiperdimensional', también conocido como Matrix Control System (por la película Matrix de los hermanos Wachowski pero también por la trilogía de libros Matrix de Valdemar Valerian).
En la literatura esotérica se lo conoce como el Cerco del Mago Astuto de Gurdjieff o el Fuego de los Alquimistas, es una herramienta utilizada por entidades parasitarias de consciencia superior pero de servicio egótico, con el objeto de controlar de manera subliminal a los seres humanos.
En la colección de libros de The Universal Seduction (Vol. I, cap. Counterfeit Reality) Thomas Minderle explica:
Mientras que el hinduismo conoce esta gran ilusión como Maya, la cultura moderna la llama La Matrix [...] que coordina, regula y mantiene en funcionamiento una arena o escenario común por medio del cual nosotros, como seres conscientes individualizados y poseedores de la condición del libre albedrío, batallamos contra la voluntad de otros seres y enfrentamos las consecuencias de nuestras propias acciones.
En las densidades superiores, tales como las que experimentamos durante el sueño, la muerte o la proyección astral, cada quien puede crear su propia realidad subjetiva dentro de la que no se viola el libre albedrío de otros individuos; si bien esto puede parecer divertido, escasamente sirve para que ganemos conocimiento o experiencia alguna.
Con la finalidad de acelerar el ritmo de nuestro progreso espiritual, la Matrix conecta nuestras realidades en una sola realidad consensual y objetiva.
Es la Matrix la que suministra un sustrato físico a través del cual podemos aprender, tanto de nuestra inercia como de la solidez e individuación de los otros, el verdadero valor de sobreponernos por encima de las tribulaciones.
Sin esta Matrix, la naturaleza física objetiva y la solidez de las libres voluntades de los otros seres serían inexistentes; en tal escenario, no acumularíamos experiencia alguna, puesto que no hay nada que experimentar.
Aquellos que sientan este mundo como una prisión quizá estén justificados, ya que todos formamos parte de la misma egrégora de individuos encadenados unos a otros.
Diferentes autores e investigadores de hechos anómalos han identificado el cerco hiperdimensional en otros términos:
uno de las últimas conclusiones de Charles Fort, autor de El libro de los hechos condenados (The Book of the Damned), arribaba a que la humanidad era propiedad (o ganado).
John Keel, quien seguiría los
pasos de Charles Fort en la búsqueda de hechos marginales, comentaba que
luego de la explosión de avistamientos de Ovnis en la década de
1960, tuvo lugar una ola de extraño interés por el ocultismo, en
especial la propagación de ideas que tenían como propósito
lograr que el practicante alcanzara el ilusorio dominio o
control sobre las fuerzas sobrenaturales para el servicio a sus
propios intereses.
Jacques Vallée, famoso astrofísico francés, con un
doctorado en Ciencias de la Computación e investigador metódico
y autor prolífico sobre ufología, sostiene que el trasfondo de
los objetos extraños en el cielo coincide con los fenómenos de
apariciones religiosas, seres mitológicos y los mitos de las
deidades teócratas, y concluye en la compleja idea de un
sistema de control de impronta religiosa, que deja de lado
cualquier racionalización humana posible.
Citando su libro Pasaporte a Magonia, el doctor Vallée se pregunta:
¿Cuál puede ser el propósito para tan elaborado engaño a escala mundial? ¿Quién puede darse el lujo de inventar un esquema tan complejo, para tan aparentemente pequeño resultado? ¿La imaginación humana es capaz por sí sola de producir estos trucos?
¿O deberíamos establecer una hipótesis que una raza avanzada en algún sitio del universo o quizá en algún momento del futuro ha estado elaborando representaciones teatrales tridimensionales por los últimos dos mil años, en un esfuerzo de guiar a nuestra civilización?
¡Si así fuera, seguramente no se merece nuestro agradecimiento!
Como se puede apreciar en el vídeo que mostramos más abajo sobre nanorobótica, donde los científicos manipulan la conducta de las bacterias para que formen pirámides.
El cerco hiperdimensional es un sistema de manipulación invisible que nos rodea e interfiere de manera cotidiana en nuestras mentes, emociones y acciones sin que seamos conscientes de ello, creando lo que el psicólogo Carl Gustav Jung denominaba sincronicidades:
coincidencias significativas, o eventos que parecen accidentales pero que poseen un propósito oculto.
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Gurdjieff, Ouspensky y Mouravieff,
prestigiosos escritores que denunciaban la narcolepsia de la
condición humana, coincidían en que sin esfuerzos conscientes,
el hombre era un títere mecánico:
un robot obediente de factores exógenos, de la misma forma que las bacterias.
Este sistema de control opera de manera etérica en un nivel semi-consciente o de inteligencia artificial, recibiendo como entrada elementos que nos identifican:
patrones de conducta, hábitos y características de nuestras emociones, generando como resultado eventos negativos que inyectan como sincronismos en las vidas humanas con el fin de manipular, controlar y extraer energía emocional.
Para realizar algunas de sus tareas, frecuentemente utiliza agentes humanos (los portales orgánicos, es decir, prácticamente cualquier ser humano que se encuentre dormido en la ilusión); si esto es difícil de asimilar, sería prudente reflexionar sobre aquel dicho que reza sobre si millones de moscas no pueden estar equivocadas...
En su libro Amazing Grace (Gracia Asombrosa), Laura Knight-Jadczyk sostiene:
La diferencia entre el punto de vista [de la película Matrix] y el nuestro es que estamos proponiendo un reino teórico para-físico como una capa adicional en la estructura del espacio-tiempo, a partir del cual se proyecta nuestra propia realidad, en un sinfín de variaciones.
Esta realidad para-física está habitada por seres de polaridad positiva y negativa que se han "graduado" de nuestra realidad. No necesariamente en el sentido de "morir" y alcanzar un ámbito estrictamente etéreo, como muchos buscadores de verdades metafísicas lo han racionalizado.
Estos seres existen, efectivamente, en un mundo del futuro que crea nuestro presente al proyectarse hacia el pasado.
Pero si pensamos en el futuro en términos de futuros probables, o universos ramificados, entonces lo que hacemos ahora - si nos despertamos de la Matrix o no - determina qué tipo de futuro vamos a experimentar, individual y colectivamente.
Asimismo, el cerco hiperdimensional posee una función adicional para contrarrestar los intentos de escape o la denuncia activa de los fenómenos negativos de la realidad por parte de seres humanos que intentan despertar a otros:
casos notorios como la muerte de la doctora Karla Turner, el intento de suicidio posterior al divorcio de James E. McDonald, las extrañas muertes de Frank Edwards y Morris Jessup o el suicidio de Don Elkins y Joe Fisher.
En el caso particular de McDonald,
se deja en evidencia un proceder estándar del sistema de control
denominado targeting que consiste en aislar al sujeto,
orquestando
problemas conyugales y dificultades económicas, con el fin
de generar
turbulencia emocional que puede derivar, si no se tiene
suficiente conocimiento, en un intento de suicidio.
Quizá para aquellos que superen los obstáculos últimos, y logren
trascender el Sistema de Control, podrán apreciar, desde un
punto de vista objetivo, que se trata meramente de un
instrumento de entrenamiento para aquellos espíritus que busquen
refinar, descubrir y superar sus vulnerabilidades: el objetivo
último es el fortalecimiento del alma y el crecimiento
espiritual.
En las palabras de Fulcanelli:
Pero un rasgo singular del carácter humano lleva al hombre a encariñarse con aquello por lo que más ha sufrido, y esta razón nos permitiría, sin duda, explicar el triple empleo de la salamandra, jeroglífico del fuego secreto de los sabios.
En efecto, entre los productos anexos que intervienen en el trabajo en calidad de ayudantes o de servidores, ninguno resulta de búsqueda más ingrata ni de identificación más laboriosa que éste.
Se puede todavía, en las preparaciones accesorias, emplear en lugar de los coadyuvantes requeridos ciertos sucedáneos capaces de dar un resultado análogo.
Sin embargo, en la elaboración del mercurio, nada sería capaz de sustituir el fuego secreto, ese espíritu susceptible de animarlo, de exaltarlo y de formar cuerpo con él después de haberlo extraído de la materia inmunda.
El profesor Tolkien en su notable obra póstuma El Silmarillion lo resumió con asombrosa exquisitez:
Porque si alegre es la fuente que se alza al Sol,
el agua nace en pozos de dolor insondable
en los cimientos de la Tierra.