del Sitio Web SerYActuar
del sistema médico-sanitario.
Sólo queremos ayudarte a
reflexionar sobre tu capacidad de decidir y gestionar tu salud y la
de los tuyos.
Esto significa que desde
el mismo momento en que acudimos a la consulta del pediatra o que
ingresamos a nuestros queridos hijos en un hospital, estamos
cediendo a un tercero el poder sobre su salud.
Pero… ¿es esto realmente así?
Ejemplos como el caso de
Andrés, el bebé de Teresa Bonnín, en el que esta mamá puso en
marcha una recogida de firmas en change.org (CARTA
DE AUXILIO DE UNOS PADRES PARA SU HIJO ANDRÉS), y tantos
otros que no han tenido difusión alguna más allá del círculo de la
propia familia, dan respuesta por sí solos a la pregunta.
Las quejas vienen después, cuando las decisiones que toman ellos no son de nuestro agrado, cuando quisiéramos que hubieran actuado de otra manera.
Pero…
Hay que tocar de pies al suelo.
El "sistema" sanitario,
de la mano del "sistema" judicial, no han sido diseñados para
proteger tu salud ni la de tus hijos, sino para complacer
a una industria farmacéutica y a una mafia
médica.
Habrá de todo, como en todas las profesiones.
Estamos señalando la perversión del sistema sanitario como parte integrante del aparato del estado, en nuestro caso del estado español.
Sistemas sanitarios a su
vez integrados y dependientes de estructuras supra-estatales
como la
Organización Mundial de la Salud (OMS), o los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades -
The Centers for Disease Control and Prevention
(CDC) - de Atlanta.
La respuesta a esta pregunta depende enteramente de la respuesta a la pregunta anterior:
El miedo es lo que nos mantiene atados de pies y manos a un sistema que, aunque no nos conviene, nos mantiene exentos de responsabilidad en relación a nuestra propia salud.
Miedo… ¿a que?
Por ejemplo:
La respuesta a esta
pregunta nos puede revelar algunos miedos.
Habrá que analizarlos uno por uno respondiendo a la pregunta:
Si cedemos el poder sobre nuestra salud y nuestra vida a un tercero, entraremos en la dinámica de tener que pedir permiso para modificar o cambiar un tratamiento.
Y, si no nos gusta, podremos buscar a otro profesional de la medicina para ver si tenemos mas suerte esta vez, pero vamos a ir perdiendo la autonomía para decidir sobre nuestra salud o la de nuestros hijos.
Porque el sistema jurídico-sanitario del aparato estatal, en ocasiones podría llegar a perseguirte si intentas abandonarlo y escapar de su tutela.
En estas condiciones…
¿podemos afirmar que vivimos en libertad?
Para ello,
En este caso, lógicamente
no podremos reclamar nada a nadie más que a nosotros mismos.
En cualquier caso... ¡TÚ
DECIDES!
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