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para escapar de la Matrix y conseguir el estado de un 'Cristo' o un 'Buda', según Philip K. Dick
Sus ideas prefiguran indudablemente la noción desarrollada en la trilogía The Matrix.
Una serie que, como ha notado el profesor Robert Thurman, tiene notables influencias budistas (la Matrix del budismo se llama samsara) y que ha producido la gran metáfora de nuestro tiempo para referirse a una sensación milenaria: la sospecha de que el mundo que experimentamos convencionalmente es una ilusión.
En su laberíntica y obsesiva reflexión en torno a una serie de visiones místicas que ocurrieron el 2/3/1974, plasmadas en The Exegesis, curiosamente Dick, un gnóstico cristiano, da como posible escapatoria a este dédalo ilusorio que hoy llamamos La Matrix el camino del bodhisattva.
Dick cuenta sobre el protagonista de un texto que pensaba titular 'The Owl':
Dick refuerza esta misma idea:
En otras palabras, el héroe de la Matrix, el bodhisattva, el hacker, es aquel que descubre que la realidad más allá de la ilusión del programa o simulacro es una completa interdependencia entre todos los seres, lo cual es la semilla indestructible de la compasión.
La motivación de la compasión, de la renuncia y la entrega en favor de los demás es la sabiduría de que los otros son parte de mí; si el universo entero es la experiencia de un sólo cuerpo o mandala, entonces la compasión surge de manera tan espontánea como cuando uno quita los dedos del fuego (ese fuego es el samsara, es la Matrix).
En el budismo tántrico,
la compasión constituye el insuperable método (upaya) para alcanzar
la iluminación y despertar del sueño del samsara.
También en The Exegesis, Dick escribe:
El acto crístico es un acto de compasión pura:
Siguiendo con esta incursión gnóstica en el budismo mahayana, Dick escribe que,
Aquí hay un claro eco bíblico, sólo quien es capaz de dar su vida (esta vida mundana, este polvo) podrá obtener la vida eterna, pero no será ya alguien, un individuo, sino será la divinidad misma...
La muerte de nuestra personalidad separada, de nuestro ego, es la semilla de la vida del espíritu. Pero esa vida del espíritu más que una fase nueva es la condición original que siempre ha existido, innata y por lo tanto inmortal.
Con esto llegamos también a otro de los conceptos esenciales de la teología de Philip K. Dick, el escritor de ciencia ficción que era en realidad uno de los grandes místicos del siglo XX.
Tomando de Platón pero en comunión también con del camino tántrico del budismo vajrayana, Dick mantiene que el remedio para sanar esta condición de estar perdidos en el laberinto (en el samsara) es la anamnesis, la pérdida de la amnesia que nos caracteriza.
En el budismo tántrico se asume la condición original, la noción de la pureza primordial, la naturaleza búdica inherente (o tathagatagarbha), como la realidad presente, así la base del sendero se vuelve indivisible del fruto (el proyecto de volverse budas se nutre de la visión de que ya somos budas).
En otras palabras, se trae a mente, se recuerda (mindfulness, sati) la propia naturaleza búdica, la luz del origen (allende las estrellas y allende lo humano).
Asimismo, el hecho de que la salida del laberinto constituya precisamente permanecer en él desde la perspectiva de la compasión intuye ya una noción que no está del todo desarrollada en la visión de Dick (y que quizás entre en conflicto con el dualismo del gnosticismo cristiano), esto es, la no-dualidad.
En el sentido más
profundo, cuando se ha realizado el cambio de perspectiva de la
compasión y la integración de la totalidad en uno, el laberinto ya
no es un laberinto (es un espacio sin límites), no hay separación
entre afuera y adentro, el samsara es nirvana, pero, nos dicen las
tradiciones místicas, es sólo entendido y experimentado por alguien
que ha alcanzado un estado como el de un cristo, un bodhisattva, un
tzadikim, etc.
Neo logra conquistar el último obstáculo, así reconociendo completamente su propia naturaleza búdica como "The One", convirtiéndose antes en su enemigo, absorbiéndolo en él mismo a Smith.
Al lograr esto, la Matrix estalla en la vacuidad que siempre fue, sólo vacío radiante.
Para el budismo mahayana la vacuidad necesariamente implica la compasión y viceversa (este extenderse de Neo en Smith es un reconocer la vacuidad de la identidad y una compasión, un sentir-con).
Las cosas están vacías ya que no tienen existencia inherente, no existen desde su propio lado sino solamente en interdependencia con todas las otras cosas.
La compasión surge espontáneamente de reconocer esta interdependencia, incluso podríamos decir que la compasión es esa misma interdependencia:
Dice Dick:
Es la ignorancia de que este mundo es generado por nuestra propia mente la que perpetúa el estado de sufrimiento, la que sigue reproduciendo un sueño.
Sufrimos y sentimos dolor porque creemos que el sueño es real y que estamos separados de los otros, pero ese mismo sufrimiento es lo que nos motiva a actuar, descubrir la verdad y despertar.
Este es exactamente el
entendimiento de la primera noble verdad del Buda...
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