23 Enero
2017
del
Sitio Web
Tendencias21
El investigador Rotem Sorek,
artífice del descubrimiento.
Foto: Weizmann Institute of Science
El descubrimiento podría
aplicarse
a los virus que atacan a los
seres humanos.
Científicos
israelíes han descubierto por primera vez que los
virus bacteriófagos se comunican entre sí.
Cuando atacan
una bacteria, dejan pequeñas moléculas que otros
virus pueden leer y decidir si continúan atacando o
quedan en estado latente.
El
descubrimiento permite suponer que tal vez los virus
que atacan a los humanos también se comunican.
En tal caso,
tal vez podríamos interceptar sus mensajes e impedir
que sigan destruyendo células.
Por primera vez,
los científicos han encontrado virus que se comunican entre sí.
Son como unos post
breves que dejan en el ambiente para que otros virus puedan leerlos
y decidir cómo proceder en un proceso infeccioso, según informa el
Weizmann Institute of Science en un
comunicado.
Más concretamente, los investigadores han descubierto que los virus
secretan pequeñas moléculas que otros virus pueden recoger y leer.
De esta manera, pueden coordinar su ataque, convirtiendo mensajes
simples en una estrategia muy sofisticada.
Los virus utilizan para comunicarse una proteína que los
investigadores han llamado arbitrium, que se desprende de la
bacteria una vez que ha muerto.
Cuando los niveles
de arbitrium aumentan, lo que significa que muchas células de
la bacteria han muerto, entonces los virus dejan de matar a las
bacterias que quedan y quedan en estado latente en el genoma de la
bacteria.
El descubrimiento se produjo por accidente, ya que los científicos
estaban observando la comunicación entre bacterias infestadas por
bacteriófagos, que son virus que
infectan exclusivamente a las bacterias.
Así fue como se
dieron cuenta de que las moléculas pequeñas que encontraron habían
sido enviadas por los propios bacteriófagos, y no por las bacterias.
Para comprobar esta comunicación, los investigadores cultivaron las
bacterias y luego las infestaron con bacteriófagos.
A continuación,
separaron las bacterias y los bacteriófagos del cultivo, dejando
únicamente las moléculas más pequeñas que habían sido liberadas en
el medio.
Siguiente paso
El siguiente paso fue introducir el mismo tipo de bacterias en el
cultivo residual de bacteriófagos, al que añadió nuevos virus.
Descubrieron
entonces que los nuevos virus bacteriófagos cambiaban de
comportamiento. En vez de matar a las bacterias, únicamente
deslizaron en ellas una parte de su genoma en las bacterias, y
quedaron en estado de latencia.
La mayoría de las veces, los virus que atacan bacterias, la invaden
y se multiplican hasta que la célula explota y muere.
Sin embargo, en
ocasiones estos virus bacteriófagos, en vez de terminar con la
bacteria, le insertan su propio genoma y quedan en estado latente
hasta que un desencadenante los reactiva y reanudan el ataque.
Algo que había en el cultivo había inducido a los virus a cambiar de
estrategia de ataque y descubrieron entonces que los nuevos virus
habían percibido las señales químicas dejadas por sus
predecesores bacteriófagos en el cultivo, destinadas a permitirles
decidir si mataban a las células o sencillamente optaban por
permanecer en estado de latencia.
Profundizando en su investigación, los científicos aislaron una de
las moléculas que sirven de mensaje a los virus y descubrieron que
se trataba de
un péptido, un tipo de molécula
formada por la unión de varios aminoácidos mediante enlaces
peptídicos.
Asimismo identificaron el gen que codifica a este péptido y
descubrieron que en presencia de altas concentraciones de este
péptido, los bacteriófagos optan por no matar a la bacteria,
expresando así una capacidad de decisión.
Posibles aplicaciones en la salud humana
Una vez identificada esta molécula de la comunicación en
un bacteriófago, los investigadores encontraron
moléculas similares en docenas de bacteriófagos,
descubriendo que cada virus codifica una molécula de
comunicación ligeramente diferente.
"Desciframos un código de comunicación específico de
cada bacteriófago”, explican los científicos.
Es como
si cada especie de virus difunde una,
"frecuencia" molecular específica que pueda ser
"leída" por los "virus de su propia especie, pero no
por otros bacteriófagos", añaden.
Los
científicos consideran que la latencia basada en la
comunicación que se ha descubierto en bacteriófagos
puede tener implicaciones más amplias con positivas
repercusiones en la salud humana.
Es posible que los virus que infestan a las personas
también se comuniquen entre sí y que tengan una
estrategia similar a la descubierta en los
bacteriófagos. Si esto es así, se podría aprender a
interceptar estos mensajes y conseguir que los virus
queden en estado de latencia, en vez de atacar al
organismo humano.
Es la primera vez que se detecta la comunicación entre
virus.
Hasta
ahora se sabía que las bacterias se comunican entre sí,
mediante un mecanismo conocido como la
percepción de quórum o
autoinducción.
Se trata de un mecanismo de regulación de la expresión
genética en respuesta a la densidad de población
celular.
Las
células involucradas producen y excretan sustancias,
llamadas autoinductores, que sirven de señal
química para inducir la expresión genética colectiva.
Es una
forma de comunicación celular...
Referencia
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