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por Gonzalo López Sánchez
30 Junio
2017
del Sitio Web
ABC

Hace unos 65 millones de años un asteroide de 10 o 15 kilómetros de
longitud impactó contra la Tierra, a una velocidad de entre 57.000 a
115.000 kilómetros por hora.
El impacto creó en
cuestión de minutos un
cráter de
180 kilómetros de diámetro, licuó la superficie y levantó
enormes cordilleras.
La explosión produjo un devastador mega-tsunami,
y los fragmentos del choque provocaron una lluvia de fuego y rocas.
El polvo cubrió la atmósfera y extendió la oscuridad por el planeta
durante semanas o meses.
El impacto dio lugar a la
extinción masiva del Cretácico-Terciario, en la que
desaparecieron el 75 por ciento de las especies de animales y
plantas de la Tierra, incluyendo a los dinosaurios.
Las evidencias astronómicas y geológicas demuestran que es cuestión
de tiempo que algo así vuelva a ocurrir. No será mañana ni
probablemente en los próximos 200 años, pero acabará pasando.
Por
eso, algunos astrónomos temen que el ser humano no esté haciendo lo suficiente para
evitar un futuro cataclismo.
Es la idea que está
detrás de una campaña internacional de sensibilización, conocida
como el Día del Asteroide ("Asteroid
Day"), que este 30 de junio (2017), avisa del peligro que se cierne
sobre el planeta.
La conmemoración, que el año pasado recibió el
respaldo de Naciones Unidas al declararla como día
internacional, será celebrada con 700 eventos en 190 países y un
debate entre expertos que podrá
seguirse en directo.
Además,
Discovery Channel emitirá varios documentales sobre el tema y
estrenará "Cómo
sobrevivir a un asteroide", que ha sido rodado con miembros de
la campaña.
"Anoche, la Tierra fue golpeada miles de veces", ha explicado Rusty
Schweickart, ex-astronauta del programa Apolo de la NASA y miembro
del 'Asteroid Day' que fue invitado a un debate telefónico
organizado por Discovery Channel.
"Cada día, a la Tierra llegan unas
100 toneladas de asteroides. La mayoría son pequeños granos o
guijarros, y quizás dos o tres de ellos tienen el tamaño de una
pelota de fútbol.
Pero lo más preocupante es que es cuestión de
tiempo que seamos golpeados por uno mucho mayor capaz de causar
graves daños en la superficie".
Más allá de la amenaza de enormes asteroides capaces de acabar con
la humanidad, los precursores de la campaña han alertado del riesgo
real que suponen objetos mucho más pequeños, de decenas o centenares
de metros, pero también mucho más abundantes en las órbitas próximas
a la Tierra.
Un choque con ellos podría destruir ciudades o regiones
enteras.

Cráter Barringer,
en Arizona, Estados Unidos,
con casi 1.200 metros de diámetro y
provocado por
un meteorito de unos 30 metros.
Hay un ejemplo muy reciente.
El 15 de febrero de 2013 un asteroide
de 17 metros de diámetro provocó una explosión 35 veces más potente
que la bomba atómica de Hiroshima en la región de
Chelyabinsk, Rusia.
La roca no fue detectada hasta que entró en
la atmósfera y se convirtió en una auténtica bola de fuego.
La
suerte quiso que la composición del objeto no fuera demasiado
sólida, lo que favoreció que el bólido estallara en el aire y no
provocara mayores daños en la superficie.
Aún así, la explosión dañó
7.200 edificios de seis ciudades y dejó 1.500 heridos a causa, sobre
todo, de la rotura de los cristales de las ventanas cuando la gente
trataba de ver qué ocurría fuera.
Hace poco más de un siglo, un objeto aún mayor provocó una mayor
devastación.
Se trata del
asteroide de Tunguska, un objeto de 30 o 50 metros que el 30 de
junio de 1908, fecha conmemorada por el Día del Asteroide, devastó
más de 80 millones de árboles en Siberia (Rusia) y 2.000 kilómetros
cuadrados de bosque.
Aquel objeto estalló sobre una zona despoblada,
pero,
¿qué habría pasado si hubiera desplegado su potencia
explosiva, equivalente a 1.000 bombas atómicas de Hiroshima, en una
zona con presencia humana?
Es posible prepararse
Por suerte, las agencias espaciales pueden diseñar estrategias para
desviar cuerpos de ese tamaño, y los astrónomos tienen herramientas
para detectarlos antes de que sea tarde.
Pero para ello es necesario
que reciban el respaldo y el apoyo económico adecuados.
"A diferencia de los terremotos, los tsunamis o los huracanes, sí
que podemos evitar el impacto de un asteroide", ha dicho Hakeem
Oluseyi, astrofísico y divulgador implicado en el Día del Asteroide.
"Puedes anunciar un futuro impacto con la preparación adecuada".

Posición de algunos
cráteres de impacto en el planeta.
La flecha roja señala el cráter
provocado por el asteroide
que causó la extinción
de los dinosaurios.
ASTEROID DAY
Sin embargo, los datos muestran que la preparación ante el impacto
de asteroides no está entre las prioridades de todos los organismos.
En diciembre de 2016, la
Agencia Espacial Europea (ESA)
no recibió la luz verde de sus miembros para financiar la misión
"Asteroid Impact and Deflection Assessment" (AIDA), un programa compartido con la NASA
y destinado a poner a prueba la
tecnología necesaria para desviar asteroides, porque entonces se
decidió dar prioridad a la exploración de Marte con la misión
ExoMars.
Por otro lado, aunque diariamente los astrónomos detectan
nuevas rocas espaciales cercanas a la Tierra, el ritmo de
descubrimiento es muy bajo, en comparación con la cantidad que hay
aún por encontrar.
¿Por qué no se toma en serio el problema de los asteroides aunque
haya huellas de daños provocados por ellos y la tecnología sea, en
teoría, capaz de evitarlo?
Según Debbie Lewis, asesora y experta en
gestión de desastres y riesgos que forma parte de la campaña del Día
del Asteroide, el principal motivo es que,
"son eventos que nunca se
han presenciado".
Mientras que,
"todo el mundo sabe que hay tornados,
inundaciones, huracanes y terremotos, porque ocurren varias veces a
lo largo de la vida de una personas", ha apostillado Schweickart.
"Normalmente no se produce el impacto de un asteroide grande durante
la vida".
Por eso, lo que no se ve sencillamente deja de existir...

Bólido de
Chelyabinsk,
provocado por un asteroide mayor
que un autobús (con
unos 17 metros de largo)
ARCHIVO -
Ver para creer
Pero los telescopios evidencian que eso no es cierto.
A simple vista, la
superficie de la cercana Luna refleja un pasado de 4.000 millones de
años de impactos de asteroides, ocultos en la Tierra por la dinámica
de las placas tectónicas.
En 2009, los
astrónomos pudieron presenciar un gran choque en el planeta Júpiter
provocado por el cometa "Shoemaker-Levy
9", que dejó una huella, durante semanas, sobre su turbulenta
superficie mayor al diámetro de la Tierra.
Mucho más cerca, solo
entre 1994 y 2013, se detectaron 556 bólidos en la atmósfera
terrestre, unos estallidos y bolas de fuego provocados por
asteroides de uno a 20 metros de longitud.
Pero, ¿qué hay ahí fuera?
En la actualidad se considera que solo se
conocen el 1 por ciento de todos los asteroides del Sistema Solar,
aunque por suerte ya se ha descubierto el 90 por ciento de los
cuerpos más masivos.
Además, la gran mayoría está en las afueras (en
el
cinturón de Kuiper o aún más allá) o en el
cinturón de
asteroides, una gran franja de escombros situados entre Marte y el
gigantesco planeta Júpiter, y no suponen un riesgo para el planeta.

Modelo de la
población de asteroides.
La gran mayoría (en verde)
no se aproxima a la
Tierra, en el centro.
ASTEROID DAY
Pero la situación cambia cuando algunos de estos asteroides y
cometas son empujados por la gravedad del Sol y se acercan a menos
de 1,3 Unidades Astronómicas (UAs)
de la Tierra (una UA es la distancia que hay entre el Sol y nuestro
planeta).
Entonces entran en
la categoría de "Near Earth
Object" (NEO), u objetos próximos a la Tierra.
Los que miden más
de 150 metros de largo y se acercan a 7,5 millones de kilómetros de
la Tierra (en comparación, la distancia mínima a la que se
encuentran la Tierra y Marte es de 53 millones de kilómetros), se
convierten además en asteroides potencialmente peligrosos (PHAs, en
inglés).
Por término medio, solo el cuatro por ciento de los NEOs
son además objetos potencialmente peligrosos.
Vigilando el cielo
Por si acaso, los astrónomos están en todo momento rastreando el
cielo en busca de objetos brillantes que pudieran ser asteroides o
cometas con rumbo a la Tierra.
Gracias a este trabajo, realizado por
múltiples observatorios terrestres y espaciales, como,
...solo en 2015 se
descubrieron 1.500 NEOs.
Pero podría no ser suficiente.
"Los astrónomos hacen miles de observaciones cada noche", ha dicho
Schweickart.
"Pero necesitaríamos tener un inventario completo de
todos los que hay para ser capaces de predecir cuándo podría haber
un impacto peligroso, lo que quiere decir que necesitamos conocer la
localización de cerca de 10 millones de objetos".
¿Cuánto falta para
lograrlo?
En la actualidad se conocen poco más de 16.300 NEOs.

Imágenes de radar
del asteroide
2014 JO25
NASA/JPL
Por ese motivo, los organizadores del Día del Asteroide han
propuesto la "declaración 100X", según la cual han asegurado que es
necesario incrementar la tasa de descubrimientos en un factor de
100.
Según el astrofísico
Hakeem Oluseyi, en al actualidad hay tres
modos de lograrlo, a través de,
Por su parte, la Casa Blanca se puso en 2016 el objetivo de
descubrir el 90 por ciento de los asteroides de 140 metros o más.
De
acuerdo con su informe para la
estrategia de preparación nacional ante NEOs, en
la actualidad se conocen alrededor del 28 por ciento de estos
cuerpos.
"Dichos objetos golpearían la Tierra con una potencia
explosiva equivalente a 60 megatones, lo que es más energía que la
liberada por la bomba atómica más potente probada alguna vez (la
"bomba del Zar", de 50 megatones)".
Esto les permitiría provocar
daños regionales.
300.000 objetos de 40 metros o más
Según datos del Laboratorio de Propulsión a Reacción ("Jet Propulsion
Laboratory" o
JPL), además de estos objetos de varios centenares de
metros, en la actualidad se calcula que existen,
Ambos podrían dañar ciudades enteras.
Los condicionales (podrían impactar, podrían dañar, podrían
destruir) son obligatorios para hablar de los asteroides.
Normalmente, cuando se descubre un nuevo NEO apenas se conoce su
órbita aproximada y su brillo, y no es hasta pasados varios meses o
años de observación cuando se puede comenzar a caracterizarlo:
solo
así se puede conocer su tamaño, la forma, la masa, la composición
química, la órbita exacta y el posible ángulo de impacto, todos
ellos factores fundamentales para poder predecir la trayectoria y
los daños causados.
"Con los asteroides solo hay
tres cosas importantes:
encontrarlos
pronto,
encontrarlos pronto,
encontrarlos pronto".
Por eso, tal como
ha explicado Rusty Schweickart, y recordando las palabras del
experto Don Yeomans,
"con los asteroides solo hay tres cosas
importantes, a la hora de proteger el planeta de un impacto:
encontrarlos pronto, encontrarlos pronto, encontrarlos pronto".
Según explicó Michael Küppers, responsable científico del
proyecto
AIM (AIDA) de la Agencia Espacial Europea (ESA),
"hacen falta entre 10 a 15
años de antelación para poder desviar un asteroide, aunque depende
de muchos factores".
Por eso resulta fundamental, antes de enviar en
el futuro posibles misiones destinadas a desviarlos, encontrarlos
con tiempo.
Sin embargo, tal como ha reconocido Küppers, también
puede ocurrir que un objeto del exterior del Sistema Solar se
adentre en las proximidades del Sol y pase desapercibido.
Podría
llegar a la Tierra en cuestión de meses, dificultando mucho la
respuesta de acción a tomar.
Naves y bombas atómicas para desviar asteroides
En la actualidad hay varias técnicas, sobre el papel, para desviar
asteroides:
-
el atractor
gravitatorio, en el que una gran nave usa
los propulsores y la propia gravedad para desviar suavemente el
curso de un asteroide
-
el "impactador" cinético, en el que se hace
colisionar un grupo de naves a alta velocidad para desviar la roca
-
la ablación láser, en la que se usan varios haces de luz para
vaporizar la superficie y crear chorros de vapor y partículas capaces
de modificar la órbita del cuerpo
Aparta de eso, el último recurso
es usar un dispositivo nuclear.
Esta sería la única forma de tratar
de destruir o desviar un objeto grande, pero provocaría una lluvia
de fragmentos pequeños y además no bastaría para frenar los objetos
mayores.

La misión
AIDA
contempla hacer impactar una nave
contra un pequeño asteroide
para
probar la tecnología
para desviar estos objetos.
ESA
Para el indeseable caso de que ocurra lo peor, solo quedan las
medidas de mitigación, destinadas a restaurar las infraestructuras,
salvar vidas y reaccionar al desastre.
Cada año, un asteroide del tamaño de un automóvil arde en la
atmósfera y se convierte en una bola de fuego.
En el orden de cien o
mil años, cae un objeto del tamaño de un campo de fútbol, capaz de
devastar una ciudad entera.
Con una frecuencia de miles de años,
llega un asteroide capaz de dañar una región comparable al tamaño de
un país intermedio, tal como ocurrió en el sureste de Asia hace
700.000 años.
Con una frecuencia menor a los 10 millones de años, se
produce el impacto de un objeto de varios kilómetros de largo, que
en la actualidad sería capaz de arrasar la civilización humana o
bien provocar miles de millones de muertos.
La larga frecuencia con la que ocurren estos fenómenos hacen que hoy
en día no haya registrada ninguna muerte humana a causa de los
meteoritos.
La polución, los rayos o el tráfico son más peligrosos,
a corto plazo, que estas rocas espaciales.
Sin embargo, el riesgo es
muy real, según los promotores del "Día del Asteroide".
"Creo que es absolutamente crítico que la gente entienda que esto es
importante para todos nosotros, no solo para políticos, científicos,
ingenieros o la gente que trabaja en este proyecto", ha dicho Greg
Richter, director de cine e integrante de la iniciativa del Día del
Asteroide.
"Es algo que debemos hacer en representación de nuestro
planeta y de nuestra especie".
Por eso, en su opinión, es clave que
haya una respuesta global, que no requiere tanto dinero, en
comparación con otros proyectos científicos, según él.
"Necesitamos un
seguro para descubrir y desviar estas cosas (...) y poder salvar
vidas en el futuro".
"Para mí, es como tener un seguro de
un coche. Mucha gente conduce y asume que hay una posibilidad de que
más tarde o más temprano tendrá un accidente de coche", ha concluido
Schweickart.
"Lo que hacemos es no preocuparnos por ello, sino pagar
por un seguro.
Y eso es lo que necesitamos ahora, necesitamos
un seguro para descubrir y desviar estas cosas para que, cuando
llegue el momento en el futuro, podamos salvar la vida de personas.
Eso es todo.
Podemos hacerlo como planeta, si la gente presta
atención, y espero que gracias al Día del Asteroide, la gente pueda
estar informada y ayude a sus líderes políticos a tomar buenas
decisiones".
Al igual que ocurre con otros grandes retos,
como
el cambio
climático o la pobreza, el impacto de un gran asteroide es
probablemente otra oportunidad para demostrar si la Humanidad es
capaz de trabajar unida pensando en el bienestar de las próximas
generaciones.
La alternativa sería cruzar los dedos y
'rezar' para que
esta catástrofe no ocurra durante el tiempo en el que sobreviva la
civilización...
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