por Ruben Torres del Sitio Web LaCosechaDeAlmas
Nos prometemos pulir y
dar brillo a esos matices, que generaciones anteriores no supieron o
no pudieron matizar, hasta que llega el momento y caemos en la
cuenta que la historia se repite y los mismos errores entran en el
bucle familiar, como si de un engranaje invisible se tratara, una
maquinaria suiza perfectamente sincronizada y engrasada, que acaba
provocando que volvamos a tropezar en la misma piedra generación
tras generación.
Sabemos que en todas las casas cuecen habas, no existe la familia modelo, la familia utópicamente ideal, es solo posible en un serial de la tele.
No existe la familia que no guarde algún rencor, que no albergue oscuridad, que no tenga uno o más elementos tóxicos, perturbadores sin sentimientos, ni remordimientos.
Somos capaces de identificar el cáncer en la familia del vecino, pero jamás veremos la metástasis en la nuestra, siempre veremos nuestra familia bajo el prisma engañoso de la normalidad, esa normalidad que por desgracia, se identifica en lo contrario de lo correcto.
Conocerse, comprenderse y perdonarse, es un ejercicio que solo una persona con conciencia puede realizar, una persona que alberga sentimientos, que siente el amor y la empatía a flor de piel, que tiene alma.
Es necesario ingresar elementos psicópatas en los núcleos familiares para que aquellos que manan amor sean drenados y se desconecten casi definitivamente de esa energía que llega a ellos.
Un padre, una madre, un
hermano o hermana, siempre hay un elemento discordante, un
elemento sin conciencia, que influirá negativamente e intoxicará
constantemente, para que el resto de los seres que conviven en esa
constelación, se apaguen y se disocien.
Alguien con conciencia jamás conspirará para que otro ser consciente sufra.
Los seres con conciencia, con alma, estamos conectados unos a otros y percibimos el dolor ajeno instantáneamente, somos incapaces de ejercer dolor y sufrimiento deliberadamente, sin que finalmente un remordimiento pese en nosotros tanto que nos sea prácticamente imposible volver a nuestra vida cotidiana en perfectas condiciones.
Sin embargo un elemento
psicopático dentro de la familia, creará situaciones dolosas
prácticamente sin descanso, creará discordia, intoxicara, conspirará
y envenenará las mentes, para alimentar su necesidad de centrar la
atención y hacer que todo gire al son que toquen sus palmas.
Nacemos sin memoria y sin la capacidad de reconocer las almas que nos acompañaron cuando llegamos aquí, estos elementos discordantes son infiltrados en esos grupos de almas, para disociar la armonía que mana de forma natural entre esos seres.
La afinidad es la capacidad para identificar en la energía amor que emite el alma, a aquellos que vibran en una frecuencia similar.
Al ingresar de forma
estratégica, humanos huecos en esos núcleos álmicos, se crea
una ofuscación y se baja la frecuencia vibracional, desafinando por
completo a esos seres y esa identidad frecuencial de afinidad en la
que sentirse identificado y reconocido, y que por lo tanto, esa
fuerza de afinidad logre poner en serio peligro el proceso de
borrado de memoria y el posible control mental que se pretenda
ejercer sobre ese grupo.
Tu familia es tu refugio, allí donde encuentras el remanso y la comprensión. La familia aporta equilibrio y estabilidad en tus emociones y felicidad en tus obras.
Ese es su principal cometido, crear un entorno de paz y armonía entre seres afines, más allá del vínculo sanguíneo.
No debemos caer en la paranoia, al tratar de identificar al elemento discordante dentro de tu núcleo, tampoco se trata de etiquetarlo como psicópata a pesar de que quizá su perfil lo indique.
Debemos superar esa
barrera y tratar de no caer en las trampas que nos pongan, demostrar
que tenemos conciencia y capacidad de mostrar sentimientos y no caer
en el prejuicio y la condena prematura.
Por lo general,
Pero su falta de conciencia les delata y es fácil ver que les importa poco lo que sientas y desconocen totalmente que es la empatía o el amor.
Solo conocen la posesión material, tener y poseer es su vara de medida, catalogan a las personas por sus posesiones y su rango de percepción es netamente físico.
No guardan ningún tipo de espiritualidad, duda existencial o filosófica, son autómatas de carne y hueso, materialistas e impostores.
En cada familia
generalmente existe como mínimo uno, pero es muy probable que haya
más de dos, incluso parejas que ambos miembros son psicópatas;
pueden llegar a tener hijos con conciencia, esto es realmente
paradójico, pero existe.
Incluyen psicópatas en el escenario, un elemento mas dentro de un gran abanico de herramientas para controlar la mente de aquellos que no deben ni quieren que sean despertados, no pueden consentir que la nube que nubla los recuerdos de esas conciencias se disipen.
Con el tiempo y a pesar de lo mal que nos lo hagan pasar estos entes tóxicos, acabamos amando y perdonando su irracionalidad, y cuando estos psicópatas mueren, esperamos y deseamos lo mejor para ellos.
Nuestra capacidad de amar indiscriminadamente, nos hace llorar la perdida de quien peor nos lo hizo pasar, pero es ciertamente en vano, puesto que estos cuerpos huecos, al morir, no trasciende nada de ellos, son meros trozos de carne esperando pudrirse, sin esencia, sin alma.
Así que en el otro lado,
no los encontraremos, no estarán, porque nunca pertenecieron a
nuestro grupo, solo son muñecos con vida, cáscaras vacías, materia.
Son adictos al caos, gracias a ese caos, salen ellos beneficiados. Están racionalmente programados para encontrar la lógica a la muerte y la destrucción, se alimentan del dolor y encuentran en él, el sustituto perfecto a su insensibilidad.
Insertados en todos los estratos sociales, forman parte de la disonancia vibracional en la jerarquía piramidal, con la que forzosamente tenemos que lidiar.
No podremos aspirar al progreso hasta que estos elementos no dejen de ser mimetizados en el orden social y familiar, no podemos aspirar a un progreso netamente humano mientras estos robots biológicos sigan operando, formando parte de una humanidad a la que jamás pertenecieron.
No podremos despertar la conciencia de alguien que no la tiene, es imposible hacer entender el proceso conciencial que es necesario para ir abriendo el paradigma encorsetado de la realidad a un ente biológico no sintiente.
Despertar a que, nunca podrá despertar alguien que justifica y apoya las leyes inhumanas que permiten que un ser humano sufra, enferme o muera democráticamente.
La dictadura de la inconsciencia, la depravación como deporte de masas, servida a la hora de la cena, psicópatas dirigiendo los designios de nuestros destinos, psicópatas en casa, en el trabajo, en el estado, un mundo psicópata creado por psicópatas, que se camuflan y operan desde la sombra, psicópatas infiltrados gobernando nuestra conciencia, solo queda preguntarse...
Es lógico, cuando desde ese mismo sistema cultural psicopático, te venden una figura extrema, desviando la atención de la verdadera psicopatía que vive mezclada entre nosotros.
Debemos partir de la base que un psicópata no es un enfermo, no es una persona que haya caído en una espiral de incorrecciones o es la consecuencia de una desestructuración social y familiar, ya que esto seria justificar una tendencia inhumana en la acción de estos individuos.
Un psicópata es un ser sin alma y la consecuencia de esto, es su total incapacidad de sentir y mostrar cualquier tipo de sentimiento o emoción.
Estas personas están
vacías, son vehículos huecos, cuerpos físicos y cuerpos mentales,
son seres racionales y lógicos, pero totalmente carentes de
sentimientos.
Son metódicos y su día está completamente ritualizado, son esquemáticos y rara vez cometen dos veces el mismo error, su psicopatía les ayuda a estar constantemente escrutando su propia conducta para no ser detectado; con el tiempo mejoran tanto esta técnica, que podrían pasar completamente desapercibidos, de hecho lo hacen.
El psicópata es el claro triunfador, es el que escala y logra los mejores puestos sociales, es el que manda, el que dirige, el que ostenta el poder.
Sus cargos se pueden identificar claramente; son los que ejercen puestos donde la falta de escrúpulos son tomados como una cualidad:
En realidad copan la mayor parte de los estratos sociales, se infiltran perfectamente, y siempre están mejor posicionados que el resto.
Los psicópatas son elegidos ex profeso, gracias a su carencias emocionales, los hace los candidatos perfectos para encarnar los puestos, donde puedan sacrificar vidas sin albergar remordimientos.
con un perfil psicópata
para
puestos ejecutivos y de dirección.
Saben que no dudará a la hora de tomar decisiones que comprometan el destino de cientos de familias, saben que tras una decisión critica, dormirán a pierna suelta sin albergar una sola pizca de arrepentimiento.
Hay que desterrar la idea que asocia la psicopatía únicamente al crimen, aunque las mayores atrocidades la provoque los psicópatas, los asesinos son una gran minoría, en comparación con el gran numero de psicópatas infiltrados en la sociedad y en el mundo laboral en especial.
Los psicópatas son
metódicos y disciplinados y pueden camuflarse perfectamente entre la
gente, serán amigos ideales, hijos modelos, parejas amorosas y
padres ejemplares, pero todo será impostado, solo será una burda
imitación de lo que socialmente se entiende que debe ser un amigo,
una pareja o un padre; dirán lo que quieres escuchar y se
comportarán como esperas que se comporte, pero nada será autentico.
Estamos hartos de ver situaciones a diario en el que nos cuesta creer que en el interior de esas personas existan sentimientos humanos, y en realidad es lo que sucede, esa persona carece de esa capacidad porque carece de alma.
Son seres vivos, puramente mentales y racionales, pero completamente huecos de la energía llamada amor, en su interior no se asienta ningún alma.
Por eso son,
...porque no mezclan sus sentimientos en su trabajo.
Experimentarán con
animales, crearan leyes ilegales, ejecutaran sentencias injustas y
manipularan la salud sin ningún cargo en sus conciencias, porque
sencillamente carecen de ella.
Desde el poder que han ejercido siempre han castigado y desvirtuado todo aquello que les delataba, han pervertido el amor, convirtiendo la relación carnal en algo sucio y pervertido, han impuesto la competitividad como cualidad primordial, han transformado las leyes naturales en códigos de destrucción moral, han desestructurado la familia y deconstruido el genero.
Todo aquello que nos hace humanos ha sido perseguido y transformado en una tara:
Nos venden desde sus
herramientas de difusión la conducta inhumana, la tendencia corrupta
y los conceptos confusos como medio hacia el éxito.
nos vende al psicópata como un héroe incomprendido.
Abrimos una ventana en nuestras casas donde durante generaciones adoctrinaron la conducta, encastrando la emoción y el sentimiento, por métodos calculados y fríos de mostrar la falta de ellos.
Debemos aprender a detectar las conductas psicopáticas, las que desde los medios nos imponen, las que desde el mundo laboral nos someten y desde el entorno social nos contamina.
Esta minoría psicopática esta modelando la sociedad a su antojo, como si fuera un trozo de arcilla fresca; nos dejamos llevar por lo que la mayoría dicta y no nos damos cuenta que en realidad es una minoría la que guía el rebaño, esa minoría psicópata que permite que sufra el mas débil, que exista la desigualdad, que existan las clases, que existan vencedores y vencidos.
No existe la ley del mas
fuerte, es solo una tendencia psicopática producida por la
incapacidad de sentir y amar.
La religión son una de las primeras muestras que tenemos de ingeniería psicopática, que con su pecado, su sentimiento de culpa, su dios voyeur, que espía y castiga lo que hacemos, ha creado una cantidad de represión incalculable.
Generaciones enteras de personas reprimidas, incapaces de identificar y mostrar de manera correcta sus sentimientos afectivos hacia sus congéneres.
Padres que reprimen a hijos y estos a su vez, a sus propios hijos, enseñándoles las partes malas que habitan en su cuerpo, señalándole las conductas pecaminosas, castrando la naturalidad instintiva e intuitiva en la que un Ser se reencuentra con su propia naturaleza física.
Desde niños, censurados
cuando las manos iban a zonas prohibidas de su cuerpo, subrayando en
sus mentes de forma perenne, que eso, es una zona que no existe y no
se ha de tener presente nunca.
Esos traumas infantiles una vez llegados a la edad adulta tomaban vías de escape de lo mas variopinta, por lo general aquella persona que fue reprimido en su infancia, que no se le enseño a mostrar sus sentimientos de forma correcta o que percibió el amor, como algo sucio y prohibido, acabo sustituyendo algo tan natural y tan hermoso, por filias de lo mas aberrante.
Los psicópatas,
...porque sencillamente nunca hubo amor en ellos.
El psicoanálisis no es mas que una herramienta psicopática, una fragmentación de la mente en la que abrir limpiamente con un escalpelo y extirpar el amor natural y sustituirlo con filias y traumas infantiles, complejo de Electra o complejo de Edipo, que no son mas que modos de añadir mas confusión y crear un inadaptado emocional.
El psicópata al carecer de alma es el vehículo perfecto para ser ocupado de forma ocasional por esos entes que diseñaron escrupulosamente este sistema.
Los psicópatas al carecer de alma, son simples trajes biológicos, sin voluntad, ni intención, trajes que ponerse ocasionalmente cuando son estos psicópatas, los que ejercen el poder político, por ejemplo.
Actúan como meras marionetas inertes, las cuales es fácil tomar y de forma ocasional canalizar a través de ellos, esos discursos que adoctrinan y mueven a las masas que atentamente los escuchan.
Esto es lo que se ha dado
por llamar como
un walk-in, estas entidades conocen
muy bien estos instrumentos y los toman a su antojo cuando necesitan
dar un giro concreto a los planes que albergan en su agenda.
El día que esos entes decidan que ha llegado el momento de huir, cuando esas ratas abandonen nuestro barco, tomara sus vehículos físicos walk-ins psicópatas y se marcharan para siempre.
Los vehículos
biológicos huecos o
portales orgánicos como también se
les conoce, operan en nuestra realidad creando discordia, caos y
disociación, hasta que sus amos les recluten, les tomen y los
utilicen para huir de la prisión que ellos mismos diseñaron para
nosotros.
...y permitirnos el relajo de emocionarnos públicamente sin sentir ridículo o vergüenza.
Aquellos que se mofan de tus sentimientos y se burlan de tus emociones son solo psicópatas incapaces de entender esa forma de expresar amor o simples borregos imitadores de la psicopatía que les mostraron como vehículo de éxito...
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