por Javier del Arco
21 Junio 2018
del Sitio Web
Tendencias21
Geralt.
Las
neurociencias podrían moderar
estos
comportamientos perniciosos.
La condición humana está marcada hoy
por la avaricia
y la codicia, convertidas en
valores por el
pensamiento liberal dominante.
Su implantación
ha dado lugar a la corrupción política,
consagrada por
las mayorías parlamentarias.
Este
comportamiento tiene una arquitectura cerebral
que las
neurociencias podrían explicar y atemperar.
Decía en un
anterior artículo que hay signos claros de finitud, de
agotamiento en el planeta. Y de ese agotamiento hay un solo
responsable:
el Homo Sapiens.
Quiero recordar aquí
nuevamente la reflexión de Kant sobre el ser humano,
"con un leño tan
torcido como aquél del cual ha sido hecho el ser humano no puede
forjarse nada que sea del todo recto".
¿Pesimismo antropológico?
Quizá, pero sobre todo realismo antropológico.
Basta echar un ojeada
breve a la acción del hombre durante el siglo XX para comprender
hasta qué punto han quedado manifestados y realizados los "vicios
capitales" enunciados por Tomás de Aquino. Hablábamos de
exceso.
Pues bien, quiero tratar
en este breve escrito la primera consecuencia de esa terrible
propiedad humana. Y esa es la codicia y su hermana gemela, la
avaricia.
La avaricia es el afán o deseo desordenado de poseer riquezas,
bienes, posesiones u objetos de valor abstracto y concreto con la
intención de atesorarlos para uno mismo, mucho más allá de las
cantidades requeridas para la supervivencia básica y la comodidad
personal.
Se le aplica el término a
un deseo excesivo por la búsqueda de riquezas, placer, estatus y
poder. La codicia, por su parte, es el afán excesivo de riquezas o
de personas, para su utilización ilícita, inmoderada y/o
criminalmente lucrativa.
También es aplicable en
situaciones donde la persona experimenta la necesidad de sentirse
por encima de los demás desde un punto de vista relacionado con,
...permitiéndose incluso, en un obsceno alarde de cinismo, dar
lecciones de supuesta probidad moral.
La codicia y la avaricia generan deslealtad, traición deliberada - especialmente para el beneficio personal - como es el caso de
dejarse sobornar o exigir la recompensa ilícita antes de que los
hechos se produzcan.
Es también la búsqueda y
acumulación de dinero, objetos y posesiones de todo tipo (incluidas
personas) mediante,
Todo ello valiéndose de,
-
el
engaño
-
el poder económico y político
-
los variados mecanismos de
presión
-
la manipulación
-
la tergiversación o descalificación de las
leyes que estorban,
...pasando por encima o engañando a las autoridades
íntegras y de todo lo que puede quedar de limpio del entramado
social y económico de la sociedad.
Si algo se interpone en
la codicia humana, sencillamente hay que cambiarlo o destruirlo.
En todas las
épocas
Ciertamente, siempre ha existido la codicia como elemento
consustancial del Homo Sapiens.
Si estudiamos esta
desgraciada propiedad de nuestra estirpe cainita desde las primeras
civilizaciones hasta el siglo XX, detectamos su presencia e
influencia en la acción humana a nivel personal o colectivo en todas
las épocas.
Ciertamente, los avances tecnológicos han supuesto unas herramientas
fundamentales para que la codicia alcanzase metas más amplias.
Simultáneamente han refinado y extendido sus métodos de actuación.
No soy tecnófobo en
absoluto como se verá en los diversos artículos que tengo ya
planeados.
Antes bien, creo que en
una buena y amplia utilización de la tecnociencia reside la
configuración moral del hombre nuevo y la salvación de nuestro
hogar, la Tierra.
Sin embargo, cuando la tecnociencia se sustrae al ámbito del
progreso para el bien y se utiliza con fines desaprensivos, esto es,
egocéntricos, codiciosos o de poder, inevitablemente aquella se
convierte en un elemento auxiliar pero decisivo para hacer el mal
conscientemente.
Schopenhauer, un filósofo fundamental, y por cierto
hispanófilo declarado, con quien me identifico en algunos aspectos
importantes, introdujo un razonamiento que parte de la división de
Epicuro respecto de las necesidades humanas (o los placeres):
las posesiones y el lujo han de contarse entre las que no son "ni
naturales, ni necesarias".
En efecto, el límite de
la riqueza que se desea depende del horizonte de necesidades de cada
cual y siempre es relativo.
Las aspiraciones dependen
del horizonte de lo que se considera posible alcanzar, y además
Schopenhauer añade la frase que quiero resaltar:
"la riqueza se
asemeja al agua salada: cuanto más se bebe, más sediento está
uno. Lo mismo vale para la fama". (1)
Una reflexión para
enmarcar que hace años, alguien muy codicioso, quiso que simpatizase
con ella, bien que dicho mucho más toscamente. Me produjo tristeza y
asco.
Y Schopenhauer razonaba que la razón por la que los hombres desean
siempre más dinero, incluso el poder, se desea, según Schopenhauer,
por la riqueza a la que conduce.
Corrupción del
espíritu
En un interesante y acertado artículo publicado en el diario El País
el 6 de junio de 2010, titulado "Anatomía de la codicia" el filósofo
y ensayista Borja Vilaseca (2) se pregunta,
"¿Qué motiva a un
hombre que lo tiene todo a querer más? ¿Por qué tantas personas
se vuelven corruptas, mezquinas y perversas al alcanzar el
poder?"
Vilaseca establece que,
según la opinión de muchos psicólogos, los casos más conocidos de
corrupción por codicia representan la punta del iceberg de uno de
los dramas contemporáneos más extendidos en la sociedad:
la corrupción del
espíritu […] "Y es que, para cometer actos corruptos, primero
tenemos que habernos corrompido por dentro. Esto implica
marginar nuestros valores éticos esenciales - como la integridad,
la honestidad, la generosidad y el altruismo en beneficio de
nuestro propio interés"
Esta posición de Vilaseca
coincide, a mi modo de ver, con la moral tradicional occidental de
raíz judeocristiana, que seguía guiándose en esta cuestión, al menos
formalmente, por el décimo mandamiento de las llamadas Tablas de la
Ley,
"No codiciaras los
bienes ajenos".
Sin embargo, el paso de
los siglos y las adaptaciones culturales han desactualizado su
vigencia formal y efectiva.
Hoy, paradójicamente, la
codicia no es algo que, en el fondo, esté mal visto. Con
frecuencia, es todo lo contrario: muchos apelan a ella como remedio
de la pobreza.
Pues según dicen: ¿quien no busca su propio
beneficio?
Y es que la codicia, al igual que la avaricia - que como ya hemos
dicho vienen a ser lo mismo, pero con el deseo de atesorar - son
términos que no se oyen, no están de moda.
Y sé que cuando una
palabra sale del circuito natural de la comunicación humana, se
desvirtúa también el concepto que la acompaña.
Y en caso de
mantenerse su original acepción, se buscan caminos para desvirtuar
los significados. De ahí que se hagan esfuerzos por cambiar los
términos con el objetivo de modificar lo que significan. Con las
palabras se van los conceptos. Con ello, unos tranquilizan sus
conciencias y otros tratan de adaptar la realidad a sus intereses.
La corrupción política se refiere al mal uso del poder público para
conseguir una ventaja ilegítima generalmente de forma secreta y
privada.
El término opuesto a corrupción política es transparencia.
Según Hernández Gómez,
(3)
la corrupción se define como,
"toda
violación y/o acto desviado, de cualquier naturaleza, con fines
económicos o no, ocasionada por la acción u omisión de los deberes
institucionales, de quien debía procurar la realización de los fines
de la administración pública y que en su lugar los impide, retarda o
dificulta".
Por esta razón se puede hablar del nivel de corrupción o
de transparencia de un Estado legítimo.
Geralt.
Cuestión de mayorías
Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son,
-
el uso
ilegítimo de información privilegiada
-
los sobornos
-
el tráfico de
influencias
-
las extorsiones
-
los fraudes la malversación
-
la
prevaricación
-
el caciquismo
-
el compadreo
-
la cooptación
-
el
nepotismo
-
la impunidad
-
el despotismo
La corrupción facilita a
menudo otro tipo de hechos criminales como,
Ahora bien, la corrupción no se
restringe a estos crímenes organizados, y no siempre apoya o protege
otros crímenes.
Por ello, en la practica, en las llamadas democracias avanzadas,
con los comportamientos corruptos próximos al poder, casi nunca pasa
nada. Quedan exonerados con lo que se entiende como castigo
político.
Un castigo que se reduce, normalmente, a "perder el
poder", para volver a alcanzarlo cuando las aguas se hayan calmado.
Y si se mantienen los cargos
después de unas elecciones, la
consecuencia es que lo que se hizo, aunque fuera una fechoría, se
considerara positivo, ya que el pueblo así lo dictamina.
De manera
que la moral publica se asimila a la opinión de la mayoría.
Así,
lo que esta bien o mal acaba reducido a la relatividad democrática.
Hecho que explica, de alguna manera, los por que de la sociedad
relativista actual. Son las mayorías - por lo general mayorías
minoritarias - las que dictaminan lo que es bueno y lo que no lo es.
Pero en el mundo actual la pérdida de valores resulta demasiado
general. Lo que se trata es de concretar.
Para conocer las causas y proponer soluciones, no bastan las ideas
generalistas. Apelar a la perdida de valores sin mas, me parece
demasiado general. Cualquiera se perdería tratando de definir
cuales son los valores perdidos.
Como señala Eduardo Olier (4) en su acertada obra "Codicia
financiera", (5) he procurado investigar las causas próximas de los
gravísimos problemas socioeconómicos y por ende políticos de hoy.
Mamífero dominante
Para comenzar, identifico la primera y principal causa en la
propagación, promoción e imposición sistemática de un
neoliberalismo sin control basado en un peligrosísimo "laissez
faire" como fundamento de la creación de riqueza.
¡Como si al mamífero
dominante se le pudiese dejar campar por sus respetos sin control
alguno! (6)
Estas ideas tienen su origen el siglo XVIII, cuando
Adam Smith
aseguraba que la búsqueda del interés propio acabaría trayendo el
bienestar a todos. Según él, una mano invisible acabaría
ajustando los desajustes, pensamiento que se ha convertido en la
regla de oro de los últimos cuarenta años.
Este pensamiento ha
tenido el aplauso y el apoyo de reconocidos economistas que han
defendido la codicia, sin mencionarla en absoluto, en total
connivencia con la clase política.
Identificada la causa, surge el problema principal actual:
una
jauría de renombrados financieros pusieron en practica toda su
creatividad con las bendiciones de los economistas, la protección de
los responsables políticos y de los grandes organismos económicos
internacionales, que han permitido practicas absolutamente
inmorales cuando no criminales.
Efectivamente, la
economía financiera sin control y las
inestabilidad que ha producido en la economía real, han sido la
primera consecuencia de la crisis que hemos padecido y que hoy
continúa.
Asimismo, la economía financiera es la principal
responsable de las
desigualdades gigantescas que se ven entre pobres
y ricos y del mayor ataque global a las clases medias que estas han
sufrido.
En España, sin ir más lejos, uno de cada cinco ciudadanos, el 21 %
de la población, se encontrara en 2012 por debajo del umbral de la
pobreza.
Creo que ha quedado claro que las viles prácticas de la economía
financiera no serian posibles sin el concurso y apoyo de los
reguladores, es decir, de los responsables políticos.
Hoy es la política la que condiciona los mercados.
Y son las clases
políticas dominantes las que facilitan que los mercados financieros
ahoguen a la economía real.
Complicidad política
En efecto, el destrozo económico del que hemos sido testigos, y que
aun sufrimos, no habría sido posible si los reguladores no
hubieran permitido la expansión de productos financieros tóxicos,
ni hubieran facilitado unas condiciones en los mercados que fueron
el inicio de otros abusos.
Tampoco habrían sido posible los
problemas habidos en numerosas entidades financieras sin la
cohabitación de políticos y gestores empresariales.
Entidades que
han tenido que ser rescatadas a base de impuestos a los ciudadanos,
mientras los responsables se otorgaron, en muchos casos, enormes
sumas por su gestión al frente de empresas quebradas.
Mayor
inmoralidad no cabe...
Los que aún tienen 'fe en el hombre actual', proponen un cambio de
rumbo manifestando que este no debiera contemplar como única
solución el llevar a cabo políticas económicas restrictivas y
ajustes excesivos que, al final, sufren los que menos tienen.
Esto
solo llevara a un retroceso de muchos de los derechos hasta ahora
adquiridos.
Con ello, el Estado de bienestar ira poco a poco
desapareciendo.
¿Y cual es ese nuevo rumbo? Pues los teóricos bien
pensantes creen que, simplemente, sería suficiente la creación de
estructuras políticas mas democráticas, clases políticas mas
honradas, mas separación de poderes y una justicia efectiva e
independiente.
Y todo ello encaminado a trasladar a
los mercados
globalizados los mismos mecanismos.
Mayor ingenuidad no cabe...
¿No recuerdan la historia? La democracia y
la separación de poderes se trajeron con sangre; el Estado de
bienestar también. De manera que de pronto emerja una clase política
honrada y justa es algo inconcebible.
Creo que ha quedado perfectamente demostrado que la codicia es un
problema profundo vinculado a la naturaleza biológica del hombre. En
un contexto social líquido, (7) sostenido por un pensamiento
postmoderno ya crepuscular, no veo la posibilidad de subsistencia de
este Homo tardío, tal como está, a medio plazo.
Habrá que buscar la senda de la biología porque la ética, en el
fondo, siempre ha capitulado frente a la codicia.
Lo que dice el cerebro: neuropéptidos clave
La labor del
epistemólogo, a mi juicio, es encontrar respuestas en
la ciencia allí donde otras disciplinas tradicionales no las
encuentran. Y eso es lo que trato de hacer tras describir la codicia
quizá demasiado extensamente.
Y, efectivamente, en la ciencia parece
estar la clave:
en los mecanismos evolutivos de la cognición humana.
Algunos experimentos de
la neurociencia han mostrado que cuanto más
codiciosa es una persona, la
corteza prefrontal de su cerebro tiene
menos capacidad para disminuir el placer de ganar más dinero,
inhibiendo la actividad de las neuronas del estriado ventral,
implicado en ese placer.
El cerebro del codicioso podría funcionar
entonces de manera diferente al de las personas que no lo son.
Otros
estudios han sugerido que, como los codiciosos tienden además a
apostar fuerte para maximizar sus ganancias, podrían padecer una
perturbación mental que anula su capacidad para percibir el riesgo o
para ver las necesidades de los demás.
Las personas con una corteza prefrontal ventromedial diferente o
dañada, carecen de la capacidad empática para llegar a respuestas
morales, y cuando se enfrentan con dilemas morales, estos sujetos
entienden y defienden con toda frialdad que "el fin justifica los
medios"
Además, estos sujetos parecen tomar decisiones sin la
angustia que aqueja a quienes tienen un cerebro que funciona
normalmente.
Estos son algunos datos empíricos que ayudan a entender el mecanismo
cerebral implicado en la codicia:
-
Los
neuropéptidos oxitocina (OXT)
(8) y arginina vasopresina (AVP) han desempeñado
papeles clave en la evolución de los mamíferos en cuanto a
la regulación de la cognición y comportamientos sociales
complejos como el apego, la socialización, el altruismo, la
codicia, el reconocimiento y la agresión, así como la
ansiedad, el miedo y la extinción del miedo.
-
Mi propósito no es entrar a describir como los sistemas OXT y AVP
actúan bioquímicamente en cerebro humano. Solamente trataré de
mostrar que son determinantes con respecto al comportamiento social.
Y todo ello a través de estudios genéticos, de neuroimagen,
neuroendocrinología y de estudios clínicos.
-
Para evaluar lo que estos neuropéptidos representan,
experimentalmente pueden administrarse de forma no invasiva en el
cerebro humano mediante administración intranasal, con claras
consecuencias a nivel conductual y neural.
-
Después de la administración intranasal, OXT mejora el
reconocimiento de emociones, mejora la mirada hacia la región
ocular, promueve la confianza y el comportamiento pro-social, y
reduce las respuestas de comportamiento y endocrinas al estrés
social.
-
En estudios iniciales, la administración intranasal de AVP parece
influir en la comunicación social y frenar el estrés - Las variantes
de riesgo en los genes que codifican para estos receptores
cerebrales específicos para OXT y AVP se han asociado a determinadas
patologías y también comportamientos humanos como parece ser la
tendencia a la codicia.
-
Los estudios de imágenes genéticas muestran que las variantes de
riesgo genético en los receptores cerebrales para OXT y AVP afectan
la estructura y función de las regiones clave para el comportamiento
social, incluida la amígdala, la corteza cingulada anterior y el
hipotálamo.
-
Los estudios de neuroimagen funcional que utilizan la aplicación intranasal de neuropéptidos, respaldan la opinión de que los efectos
de OXT y AVP en la conducta social están mediados por circuitos
límbicos con la amígdala como estructura central.
-
Estudios recientes han comenzado a proporcionar evidencias del
deterioro del funcionamiento de OXT y AVP en trastornos mentales
caracterizados por una alteración precoz del vínculo o una patología
de interacción social.
-
Resulta fundamental establecer que las variantes comunes de riesgo
genético en los genes que codifican los receptores cerebrales para OXT y AVP se han asociado con el autismo y los fenotipos de
comportamiento social en humanos. Los receptores parecen ser el
factor clave, en especial el avpr1a que es el acrónimo de arginine
vasporesin receptor 1a. (9)
Pienso que bien podría estar este fenómeno relacionado con
el
proceso evolutivo del Homo Sapiens.
En efecto, la inercia a acumular
recursos contrarresta el sentimiento de incertidumbre sobre lo que
le puede pasar a uno en el futuro, por lo que la codicia pudo haber
evolucionado en nuestros antepasados ancestrales como una forma de
adaptación cuando el entorno es pobre en recursos...
Notas
(1) Schopenhauer A.,
Parerga y paralipómena". Madrid, Trotta, 2 vols., 2006 y 2009.
Tomo I, 2006 (2ª edición 2009).
(2) Borja Vilaseca es escritor, filósofo, conferenciante,
profesor y emprendedor de proyectos orientados a la
transformación y el despertar de la consciencia de la sociedad.
Su gran pasión es democratizar la sabiduría para inspirar un
cambio de actitud y de mentalidad, de manera que las personas
aprendan a ser verdaderamente felices y sepan cómo desplegar
todo su talento y potencial al servicio de una función
profesional útil, creativa y con sentido.
(3) Hernández Gómez, José Ricardo. "La anticorrupción en
Colombia - El agente encubierto y la función de inteligencia"
Prolegómenos 21 (41): 99-114.
(4) Eduardo Olier, nacido en Madrid en 1949, es doctor ingeniero
de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid.
Fue profesor titular en la Cátedra de Matemática Fundamental y
Programación de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicación de
Madrid y realizó programas de postgrado en Crandfield School of
Management y Harvard Business School. En la actualidad, dirige
la Cátedra de Geoeconomía y Estrategia Internacional del
Instituto de Postgrado CEU.
Ha sido director de programas tecnológicos en la Agencia
Espacial Europea (Holanda) y ha ocupado puestos directivos en
Repsol y el Grupo Industrial BBV-Iberdrola. Fue socio director
de la firma de consultoría estadounidense Deloitte Consulting y
presidente para Iberia, así como vicepresidente ejecutivo de la
empresa japonesa NEC, donde fue responsable del sur de Europa y
Latinoamérica.
Asimismo, ha ocupado la presidencia del Consejo Asesor de la
consultora Bearing Point en el sur de Europa; y de la firma de
recursos humanos Korn Ferry en la misma región. En el ámbito de
los medios, fue presidente del Grupo Negocios, así como editor
de la Gaceta de los Negocios y vicepresidente de Intereconomia
Corporación. Casado y con 5 hijos, actualmente preside en España
el Institut Choiseul, think tank de origen francés, y dirige la
edición de las dos revistas Choiseul que se publican en español:
Geoeconomía y Seguridad Global. Es, igualmente, miembro del
Consejo de l'Union Culturel pour la Méditerranée (París) y
presidente para España y Portugal, de la sociedad de gestión de
inversiones BN Capital Assets con sede en Milán.
Recientemente, ha sido nombrado nuevo presidente del Instituto
Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra. Sustituye en
el cargo a Enrique Sendagorta, recientemente homenajeado en el
acto del 25 aniversario de este centro.
(5) Olier, E., "Codicia Financiera". Pearson, Madrid.
(6) Macfarlane Burnet. "El mamífero dominante. La biología del
destino humano". Alianza Editorial. Madrid, 1973
(7) Bauman Z., "Modernidad líquida", FCE. Madrid, 2016
(8) Carsten K.W. De Dreu, H. Steven Scholte, Frans A.A.M. van
Winden y K. Richard Ridderinkhof. "Oxytocin tempers calculated
greed but not impulsive defense in predator-prey contests".Social
Cognitive and Affective Neuroscience, Volume 10, Issue 5, 1 May
2015, Pages 721–728,
(9) Uzefovsky, F., Shaley, I., Israel. S., Edelman, S., Raz, Y.,
Makuta, D., Kanofo Noara, A., Ebstein, R.B."Oxytocin receptor
and vasopressin receptor 1a genes are respectively associated
with emotional and cognitive empathy" Hormones and Behavior,
Vol. 67. Enero 2015. Pag. 60-65
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