20 Abril 2020
del
Sitio Web
RT
La
pandemia del covid-19
ha obligado a
más de la mitad
de la población
mundial
a vivir en un
régimen de
auto-aislamiento...
Desde 2006, la
aldea alpina de Sostila, en el norte de Italia, cuenta
con un único habitante:
Fausto Mottalini,
de 69 años.
En plena pandemia del
covid-19, que ha obligado a más de la mitad de la población mundial
a vivir confinado en un régimen de cuarentena, Fausto ha explicado
al
South China Morning Post cómo
sacarle provecho al auto-aislamiento.
Pese a que su pueblo se encuentra en
Lombardía - la región italiana
más azotada por el nuevo coronavirus - Mottalini dice sentirse
seguro y protegido en la pequeña granja que habita, pues no tiene
vecinos y los turistas rara vez se dejan ver.
Mottalini asegura que nunca se siente solo.
"La felicidad pura
solo puede venir de nuestro interior si estamos listos para
explorar nuestras vidas interiores, no de acumulación de objetos
o de riqueza", opina Mottalini, recalcando que cuando morimos no
nos llevamos consigo nada de lo que tenemos.
¿Qué consejos
nos da?
Por esta razón, considera que la gente debe utilizar su tiempo de
aislamiento durante la cuarentena para meditar sobre lo que, en su
opinión, realmente importa en la vida:
nuestras acciones y
cómo podemos mejorar nuestra existencia.
"Todos deberíamos
aprender a estar solos para descubrir realmente quiénes
somos, amarnos a nosotros mismos y nuestra propia compañía",
agrega, indicando que la alegría es algo individual.
Tras divorciarse y poner
fin a su carrera como tecnólogo en medicina nuclear, Mottalini fue
un día a Sostila a arreglar el techo de su casa familiar y se
enamoró de la paz del pueblo.
A partir de ese momento,
decidió quedarse a vivir en este lugar, deshabitado desde la década
de los 60.
"Ahora estoy feliz y
satisfecho", confiesa.
Este amante de la soledad
dice entender que a muchos les resulte difícil permanecer estos días
en sus casas.
"Si vives en un
pequeño piso de 50 metros cuadrados las 24 horas junto con tu
esposa e hijos puede ser difícil y puedes volverte loco, como
[en] una prisión", asegura.
En este sentido, reconoce
que tiene mucha suerte porque él mismo eligió este estilo de vida...
En su día a día, cultiva un huerto, que le da fruta y verdura, y lee
textos espirituales asiáticos sobre el sentido de la vida. En otras
ocasiones, el ermitaño utiliza su automóvil para ir a visitar a su
familia o hacer algunas compras.
"Nadie me
molesta"
"Las cosas no han
cambiado para mí", explica Mottalini.
"Sigo haciendo lo
mismo todos los días: me levanto temprano, corto leña para el
fuego, cuido el huerto y el invernadero, y luego salgo de
excursión y hago escaladas, tomo fotos de la naturaleza, las
flores y el hermoso paisaje", explica.
Al atardecer regresa a
casa y se prepara la cena.
"Soy libre de salir
cuando quiera", añade.
No obstante, el hombre
reconoce que lamenta no poder ir a visitar a sus hijas, que viven un
poco más abajo en el valle, debido a las restricciones de
circulación impuestas por el Gobierno italiano, aunque entiende que
estas medidas son necesarias.
Asimismo, opina que
deberían pasar más comedias por televisión para que la gente pueda
relajarse un poco.
"El zumbido social no
es lo mío", continúa Mottalini.
Puesto que en su aldea no
hay ningún comercio, allí apenas se ha notado el estado de alarma en
que vive el resto del país.
"En Sostila nadie me
molesta", añade este solitario empedernido, que - asegura - no
piensa abandonar por nada del mundo este lugar mientras la salud
se lo permita.
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