por Kingsley L. Dennis 09 Septiembre 2019 del Sitio Web KingsleyDennis
Información extraída de
- Hiperrealidad, alta velocidad, simulación,
automatización, mutación, ¿Un Fraude?"
Cuando una nación se queda sin anclaje a la realidad,
se retira a un
mundo mágico...
Asumimos que nuestras percepciones - lo que vemos, oímos y tocamos - son descripciones exactas del mundo que nos rodea.
Pero no lo son; más bien, son representaciones filtradas que se han procesado a través nuestro. Nunca podemos percibir el mundo de un modo directo, de la misma manera que no podemos mirarnos la cara directamente.
El mundo que percibimos "ahí fuera" es una proyección de los inputs que hemos recibido; es la mejor estimación que puede hacer nuestro cerebro a partir de los datos disponibles.
Y puesto que el cerebro de la mayoría de la gente funciona de una manera similar, la proyección final sobre la pantalla de la película de la vida es más o menos semejante.
Digo más o menos, porque si alguien ha,
...la realidad que se experimenta es un tanto diferente.
La percepción directa de lo Real, dicen los místicos, deja a la persona sin duda alguna de la veracidad de la realidad: la certeza es absoluta.
La alternativa - nuestro estado habitual de percepción - se basa en una simulación interna que nuestro aparato físico (nuestro cuerpo) ha interpretado para nosotros. Eso significa que técnicamente la vida tal como la conocemos es una simulación o un simulacro: una imagen o representación de alguien o algo.
Y no soy el único que lo dice:
Donald D. Hoffman, un profesor de ciencia cognitiva de la Universidad de California, en Irvine, ha dedicado las tres últimas décadas a estudiar,
¿Y su conclusión...?
Él dice que el mundo que se nos presenta mediante nuestras percepciones no tiene parecido alguno con la realidad.
Según el Profesor Hoffman, lo que llamamos realidad objetiva es simplemente una colección de puntos de vista. Nadie, afirma, puede evaluar el mismo objeto en idéntica situación y obtener los mismos resultados.
Pero esto no debería sorprendernos puesto que durante la mayor parte de los últimos cien años ya hemos dispuesto de las teorías de la mecánica quántica merodeando a nuestro alrededor.
Hemos tenido tiempo suficiente para acostumbrarnos a la idea de que las partículas que constituyen nuestra realidad física carecen de existencia independiente del observador.
Vivimos en una realidad condicionada por el observador.
Como expresó notoriamente el físico John Wheeler,
El cerebro filtra la
mayoría de los inputs con la finalidad de mantenernos cuerdos; lo
que finalmente nos transmite son nada más y nada menos que "crudas
representaciones" que permiten nuestra supervivencia general.
Necesitamos vivir en un "mundo decodificado"...
Pero mientras que antaño esta decodificación no se cuestionaba, ahora nos damos cuenta de que las cosas no son tan simples. Y esto es lo que yo llamo el "problema del palimpsesto".
La palabra palimpsesto hace referencia a un pergamino, o a un manuscrito, que se usa varias veces, borrando en cada ocasión la información previa.
En lugar de tirar pergaminos valiosos nuestros ancestros solían reutilizarlos borrando lo escrito anteriormente, de manera muy similar a lo que hacíamos cuando éramos niños con nuestros cuadernos.
No obstante, a menudo asoman restos de los escritos previos u originales.
¿Recordáis esas situaciones de las películas de espías en las que el agente secreto encuentra un trozo de papel que contiene cierta información que se había estregado exhaustivamente?
Por lo general el astuto detective saca un lápiz, lo frota sobre las letras incrustadas y borradas y el mensaje aparece.
Esto es el palimpsesto,
en el cual tenemos información que se coloca capa sobre capa de
rondas precedentes de información. Y eso es, exactamente, lo que veo
que está sucediendo actualmente.
En ocasiones, las nuevas capas se simplifican en exceso - hipernormalizan - con el fin de representar un mundo básico de "nosotros contra ellos".
Pero el resultado es el mismo:
Lo que antaño era solo parcialmente real (nuestra realidad influida por el observador) ahora se convierte en algo cada vez más alejado de la realidad debido a que nuestras culturas se saturan de contenidos superficiales creados por los principales medios de comunicación, la política, y demás canales similares de propaganda.
Y todo esto forma parte del simulacro, de la sustitución insatisfactoria:
De una u otra manera, se mire como se mire, la vida es una simulación de algo, que a su vez es una simulación de alguna otra cosa.
Otra manera de llamarlo es la "sopa de la sopa"...
He aquí una historia de las hazañas del famoso Nasrudín que lo explica:
La principal función de la simulación es hacer que lo real desaparezca al mismo tiempo que esconde el hecho de su desaparición.
El evento no ocurrió
nunca. Este es el verdadero arte de
los principales medios de
comunicación, por ejemplo, y es un truco de magia sumamente
estructurado.
Cierto, pero algunas cosas nos parecen muy reales:
Pero pese a ello se nos dice que es una ilusión porque solo es una copia de una verdad más grande.
Como diría Platón,
Puede que Shakespeare lo expresase mejor cuando en Como gustéis decía:
Y ahora esa representación ilusoria se lleva hasta el extremo; a su ilógico "final lógico".
Ya se ha hablado mucho acerca de si estamos viviendo en una simulación por ordenador.
Este debate fue provocado en gran medida por el ensayo original del filósofo Nick Bostrom "Are You Living in a Computer Simulation?" (2003). [4]
Bostrom argumentaba que la evolución de la humanidad inevitablemente conducirá a un estado post-humano en el cual nuestros descendientes tendrán un inmenso poder tecnológico, a menos que antes de eso se destruyan a sí mismos.
Y si alcanzan este estadio avanzado tendrán capacidad tecnológica para crear simulaciones complejas de sus ancestros (¡es decir de nosotros!) en las cuales todo parezca real; incluso la consciencia de los "personajes" de la simulación se percibirá como real. Estos descendientes post-humanos serán capaces de crear tantas simulaciones como deseen, lo que nos lleva a la teoría científica de las dimensiones múltiples.
Y si pueden crear tantos universos simulados como deseen, en tal caso, por supuesto, crearán muchísimos más "personajes simulados" que el número real de antepasados.
Por lo tanto, según
Bostrom, dado que la probabilidad de que cualquiera de nosotros sea
un personaje simulado es mucho mayor que la de que sea un ancestro
real, puede concluirse que, casi con absoluta certeza, vivimos en
una simulación....
El asunto al que nos enfrentamos, la representación social de la vida que parece más irreal que real, es un fenómeno cultural que nos afecta mucho más, personal e íntimamente.
En otras palabras, es la fascinación cultural de un estilo de vida que con cada nueva versión, como el palimpsesto, parece cada vez más alejado de lo "real" original. Y, mientras recorremos estos tiempos del bardo, esa sensación de "incertidumbre de lo real" se nos presenta cada vez más directamente ante los ojos.
En pocas palabras, lo que se ofrece es de lejos mucho más seductor y atractivo que nunca:
De hecho es un engaño más
insidioso que el modelo de "simulación por ordenador" porque al
menos dicho modelo aspiraría a cierta consistencia interna; y en lo
que a eso se refiere, lo que tenemos es un sucedáneo, una imitación
insatisfactoria.
Pero estas ilusiones son como pantomimas que satisfacen a quienes se sienten atraídos por la apariencia.
Pero puesto que es un simulacro, una copia, por naturaleza debe ser de peor calidad, como lo son todos los remedos.
No obstante, no vemos o percibimos esa inferioridad porque no se espera que lo hagamos. Esta "realidad maravillosa", que es un simulacro, se expande por todo el globo con la esperanza de que todos y cada uno queramos participar.
Una analogía de ello es la brillante escena de Huckleberry Finn de Mark Twain, en la que se cuenta,
Y aquí, el peligro reside
no solo en permitir que esto ocurra sino en que lo naturalicemos
participando en ello.
Y este substituto simulado intenta incluir todas las anomalías.
Un reflejo de ello se puede ver al final de la segunda parte de Matrix - Matrix Reloaded - en la que el arquitecto (un sosias de Freud) dice que la Matrix ha sido reprogramada para incorporar a su nuevo programa todas sus irregularidades.
Es decir, para mantener el programa en marcha se necesitan incluso las anomalías porque estas forman parte del propio programa.
Es una Matrix de realidad absolutamente incluyente que no tiene nada fuera de ella. En las películas de Matrix es posible desenchufarse de la matrix.
En nuestro caso, todavía
no se ha descubierto una ruta de escape sencilla. No obstante,
siempre ha habido métodos y técnicas para trascender más allá del
simulacro que nos rodea.
Y aún así solo tenemos la prerrogativa de "trabajar en nosotros mismos" una vez que hayamos conseguido cubrir otras necesidades más primarias que incluyen,
Solo cuando se cubren dichas necesidades estamos en la posición privilegiada para poder ocuparnos del logro de nuestro verdadero potencial: la autorrealización.
Y sin embargo el simulacro de sociedad y cultura realiza un trabajo excelente haciendo que nos ocupemos a lo largo de nuestras vidas de las necesidades inferiores, de manera que prácticamente nunca tengamos la oportunidad de lograr alguna forma de autorrealización.
El simulacro es muy bueno manteniéndonos ocupados, distraídos, y comprometidos con otras cosas. Nuestros sistemas sociales promueven, incluso con desvergüenza, aquellos aspectos que pueden parecer anomalías.
Por ejemplo,
Tales irregularidades no solo se toleran o se aceptan sino que además se fomentan activamente.
Aceptándolo sucumbimos a una existencia que se vive indirectamente como si se alimentase con el menú en lugar de con la comida.
Nuestro hambre genuino, real y profundo se ignora. Por supuesto, hay sufrimiento, conflicto, odio y todo lo demás, que nos resulta muy real. Pero lo que rara vez nos paramos a considerar es que somos nosotros quienes hemos hecho real todo eso gracias a nuestras propias historias, a esas narrativas con las que la sociedad nos alimenta.
Nuestros palimpsestos culturales son historias edificadas sobre historias.
Cuando la gente está dispuesta,
...ratifica sus historias.
Y los relatos solo tienen valor si hay un consenso común.
Pasa exactamente lo mismo con el dinero, ya sea moneda fiduciaria o de metal; tiene un valor determinado porque existe una historia consensuada acerca de él.
Pero ¿de qué vale una
barra de oro si te estás muriendo de sed en un desierto y el único
camellero con agua no acepta tu oro?
Cada relato que nos contamos se refuerza mutuamente dentro de nuestra propia red, confirmando su validez, hasta que terminamos por creer lo que todos los demás a nuestro alrededor creen. Y el gran engaño es que cada simulacro usa lenguajes, imágenes, rituales sociales y reforzamientos específicos para crear realidades completamente nuevas.
Si queremos entender nuestro futuro lo mejor que podemos hacer es decodificar nuestras propias narrativas culturales. Vivimos literalmente dentro de un mundo de ficción; y en un mundo de ficciones e historias la realidad siempre perderá.
La realidad, o lo real, siempre se ha visto forzada a encajar en nuestros relatos del mundo, y siempre lo hará:
El simulacro de historias
siempre empujará a la realidad fuera de foco. Vivimos dentro de un
mar de relatos, y esos son los programas de simulación.
De lo contrario el sistema se convierte en una máquina de programación continua. Y el engaño sabe cómo venderse a sí mismo hasta la saciedad, utilizando diferentes consignas para diferentes generaciones.
En términos de cultura popular su banalidad a menudo se disfraza y se vende como fascinante, embriagadora, entretenida, seductora, juego, diversión, y todo lo demás.
Pero la banalidad, se vista como se vista, por debajo de su brillo continúa siendo insustancial. Y especialmente entre quienes en las culturas modernas nos sentimos atraídos a aceptar lo trivial al igual que el emperador desnudo viste sus inexistentes ropajes.
Es la comida rápida del sentido...
Tomamos nuestra ración, nos sentimos alimentados y renovados, y a continuación nos vamos aparentemente saciados, solo para volver a sentir al poco tiempo las punzadas del hambre. En verdad no nos llena de nada sustancioso.
Y esta es la banalidad del engaño:
Pero muchos de nosotros nos engañamos.
Preguntémonos, realmente,
Podemos preguntarnos por qué en las culturas altamente desarrolladas hay mucha gente tan deprimida.
Según un informe recientemente publicado por el Journal of the American Medical Association (JAMA), en el año 2013, el 16,7 por ciento de los 242 millones de adultos de Estados Unidos decían que tomaban una o más medicaciones antidepresivas. [5]
Esto es una de cada seis personas y supone un incremento respecto al 13 por ciento del año 2012. A pesar del simulacro de felicidad, hay una ingente cantidad de personas con ansiedad y depresión.
Y este síndrome no solo se observa en la población general sino que también es endémico entre las "estrellas" del espectáculo.
Muchos de nuestros personajes famosos están, o han estado, en terapia o la necesitan imperiosamente para dolencias que van desde el abuso de alcohol y drogas, a las relaciones fallidas, el estrés y otros factores.
Solo las historias que más impulsan el chismorreo aparecen a la hora del espectáculo de las noticias; pero en lo profundo, por debajo de las apariencias, muchas celebridades sufren en silencio y ya son adictas a atiborrarse de pastillas.
Solo en los últimos años hemos visto caer como moscas drogadas a "estrellas famosas" como Michael Jackson, Heath Ledger, Philip Seymour Hoffman, y Prince...
Simplemente introduzca en su herramienta de búsqueda online "estrellas famosas muertas por drogas", tal como acabo de hacer yo y vea lo que sale. De hecho, puede que incluso tenga que restringir la búsqueda porque haya demasiada información.
Por qué no escribir:
Se diría que el mayor
espectáculo del mundo está respaldado por una dieta medicinal de
terapia y medicamentos. No hay parodia de huida: la propia fuga
sería solo una caricatura.
Entornos simulados intentan erradicar cualquier idea o ideología opuesta que pueda impugnarlos; o bien tratan de integrarla. Blanquean cualquier oposición, "repixelan" la pantalla de manera que todo aparente concordar.
Pero lo hacen no solo erradicando la oposición sino además creando una falsa sensación de contrarios, dualismos y oponentes.
Todo, desde nuestro sentido de elección, nuestra política o nuestra economía, se manufactura y se empaqueta como si fuesen medicamentos recetados.
A lo que nos enfrentamos
cada vez tiene menos que ver con lo real y más con su sustitución:
su replicante.
Pero estas estructuras caseras superficiales se usan en exceso como sustitutos.
Son como signos replicantes que nos distraen de lo que puede estar pasando por debajo. Se nos presenta una realidad "engañosa" empaquetada que falsea sus oposiciones y sus opciones.
Se nos pide que elijamos una u otra cosa sin que tengamos opción alguna en lo que respecta a la selección que se nos ofrece.
Está ocurriendo una prestidigitación increíble:
Que se nos ofrezcan opciones no es lo mismo que tener libre elección, y aún así la diferencia se difumina.
Cuando se nos da a elegir entre A y B, el juego de manos es distraernos de la pregunta:
Nuestras perspectivas se dirigen hacia un foco específico y controlado de manera que perdamos el panorama más amplio.
Desbarramos sobre nuestras historias de la "izquierda" y la "derecha" e incluso trasladamos nuestras narrativas a pancartas y vamos a manifestarnos.
Decimos que "nosotros" somos laboristas o conservadores; demócratas o republicanos, cuando de hecho lo que estamos diciendo realmente es que "me disteis la opción de A o B y escogí la A, y ahora voy a defender mi elección".
Estos son los dualismos externos, las falsas paradojas que crean la ilusión de un campo de juego con matices.
Cualquier observador perspicaz puede verlas tal y como son: superficiales, siluetas finísimas desfilando como una pantomima.
La ilusión de elegir nos distrae de darnos cuenta de la ausencia y falta de opciones que existe realmente.
Es el truco de prestidigitación del mago que distrae nuestra atención del objeto de verdadero valor:
Es un simulacro de libertad que reemplaza el antiguo modelo de represión (ya sea feudalismo, dictadura o autoritarismo). Los efectos especiales son más sutiles, más suaves y causan menos oposición.
O, en palabras de Herbert Marcuse:
Marcuse también señaló que,
La simulación juega con la noción de sustitución, replicación y reemplazo. La mayoría de las cosas son copia de alguna otra. Lo real, lo original, está fuera de la vista, invisible para el ojo inexperto.
Cualquier apariencia de lo real ha experimentado sustitución:
Y podemos preguntar:
Incluso nuestras personalidades (nuestras personas) son una máscara:
Al simulacro socio-cultural nada le gusta más que desarrollar un gran espectáculo a partir de los así llamados "originales".
No obstante, hasta las pinturas "originales" son copias puesto que son una reproducción de alguna otra cosa que fue imaginada o copiada de la vida y transferida al lienzo.
No se puede decir que cualquier pintura sea "original"; es una palabra falsa utilizada para encubrir la simulación.
Lo que llamamos pintura "original" es meramente la "primera copia" previa a que lleguen las demás; y después aparecen las falsas, que no son sino otra capa a añadir al falaz simulacro general.
Y aún así las "primeras copias" alcanzan precios increíbles (siendo que el dinero es otro objeto de simulación basado en un valor percibido o consensuado).
Un ejemplo de esta ridícula carrera de gastos son los 300 millones de dólares pagados en septiembre del 2015 por la pintura Intercambio de Willem de Kooning (como los 210 millones pagados por el cuadro de Paul Gauguin ¿Cuando te casas? en febrero del mismo año).
Este pomposo comportamiento termina por parecer una parodia, más que otra cosa. Se supone que en nuestras vidas estos eventos confieren sentido, nos proporcionan satisfacción y éxito; y sin embargo son gobernados por lo artificial, lo superficial, y el espectáculo.
Son acontecimientos que
siempre van a la deriva hacia su propio punto de fuga. Los
replicantes custodian los portales del vacío.
Se repiten sin límite alguno para la copia, el pegado y la transmisión, a través de los medios sociales mediante correos, blogs, bandejas de entrada, etcétera, hasta que se han reproducido millones de veces.
Están tan lejos del original que ya no son sus espectros sino su fantasmagoría: visibles maderos a la deriva que contribuyen al aumento cada vez mayor de los restos flotantes de golosinas lunáticas.
Actualmente las películas se han combinado con imágenes sintéticas generadas por computador que crean una simulación cinemática alejada de los objetos, las personas y los escenarios reales (ver capítulo 7).
Estamos en el
proceso de aniquilar las huellas de nuestra existencia a medida que
nos deslizamos cada vez más cerca del vacío.
A cada cual le
corresponde ser responsable de su propia vigilancia.
A diario nuestras vidas son impactadas, afectadas e influidas por fuerzas externas.
Estamos inundados dentro del entorno simulado que es el engaño. Y como el agua a los peces, la naturaleza de nuestro medio ambiente, estando a plena vista, a menudo se nos oculta.
Las instituciones culturales y los sistemas sociales extienden sobre nosotros sus fuerzas condicionantes, nos atiborran de propaganda, y nos venden imágenes lúdicas y actividades que atraen a la colectividad.
Es una representación de la realidad que prefiere que los participantes sean mecánicos, que no tengan pensamiento creativo.
Lo que actualmente necesitamos es una atención vigilante:
Es hora de adoptar un papel más
activo en nuestra propia observación.
Siempre hay momentos, oportunidades en las cuales se deben tomar determinadas decisiones. A la simulación (engaño) le gusta jugar un papel en las decisiones que tomamos, así que cada quien debería ser consciente de sus elecciones y resoluciones.
Puesto que hay pocas posibilidades de alejarse, tenemos que prestar gran atención a la naturaleza del engaño.
Podemos fingir que no está sucediendo o ignorar sus encantos, pero para vivir en nuestros entornos sociales y culturales tenemos que participar "en el juego".
La mejor estrategia sería entrar totalmente despiertos en el juego.
Como afirmaba al principio, todo está dentro de nuestras cabezas...
No hay nada "ahí afuera" que no esté también dentro de nosotros. Si se nos engaña es porque algo en nuestro interior lo permite. Si vamos a atravesar estos tiempos del bardo, necesitamos conocer el engaño por lo que es:
Como dijo Albert Einstein en una ocasión:
Bienvenidos al arte del
manejo de la percepción.
Referencias
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