Foto: Arek Socha.
de Transición Ecológica, Nicolas Hulot, termina con la esperanza de resolver la crisis global desde dentro del sistema político.
Tal como está constituido, no está a la altura de los desafíos planetarios.
La movilización social, la desconexión o la refundación del mundo emergen como posibles alternativas para trascender la crisis de nuestra civilización.
Urge un cambio de mundo.
La dimisión de Hulot
señala que no es posible el cambio global desde dentro del sistema
El presidente Macron
lo había convencido para formar parte de su gobierno tras los
intentos fallidos de sus predecesores, Jacques Chirac y François
Hollande.
La política
medioambiental del Gobierno de Francia va demasiado lenta ante
los desafíos climáticos, y sobre
todo considera que la influencia de los lobbies en el gobierno
representa una degradación inaceptable de la democracia.
La transición ecológica
es inviable en este contexto, viene a decir.
Desde que Estados Unidos abandonó el Acuerdo de París sobre Cambio Climático en junio de 2017, el presidente francés ha pretendido liderar la lucha contra el cambio climático.
Este propósito se
debilita con la retirada de Hulot, la así llamada "conciencia verde"
de Francia.
Con Hulot desaparece también una esperanza:
Tal como está constituido
y funciona en la actualidad, no está a la altura de los desafíos
planetarios.
Y es el reto que debemos
asumir...
Sólo nos queda por
resolver la ecuación energética, que está en el origen de la crisis
climática: los desarrollos tecnológicos no nos permiten todavía
atender los requisitos energéticos sin comprometer el medio
ambiente.
Los políticos están atrapados en la mecánica electoral (también está detrás de la crisis suscitada por Hulot) y las empresas y los ciudadanos vivimos como si no pasara nada.
Pensamos que vamos a
superar la crisis global y que saldremos de esta crisis, puede que
tocados, pero sin daños graves. Otra civilización es posible. Imagen: John Hain.
En noviembre pasado, más de 15.000 científicos hicieron un nuevo llamamiento a la humanidad para detener la carrera hacia el abismo.
Plantean que son imprescindibles cambios drásticos, tanto políticos como en los comportamientos individuales, y llaman a la movilización social para que los políticos y ciudadanos reaccionen, respeten la naturaleza y cambien el modelo energético.
Hace más de 30 años, el economista egipcio Samir Amin planteó para los países en desarrollo una idea que no tuvo mayor trascendencia:
Proponía que esta
comunidad de naciones creara un mundo aparte del de las grandes
potencias para escapar de lo que consideraba una amenaza para el
desarrollo global.
Entiende que refundar el mundo no es restaurarlo, ni tampoco repatriar tradiciones sin reinventarlas.
Y plantea que ha llegado el momento del encuentro entre los que saben (nosotros entendemos los científicos y los humanistas, en sentido amplio) y los que no saben, pilar fundamental para cualquier refundación.
Y evocando a Hegel
propone que los que saben comuniquen sus conocimientos de forma
atractiva e incluso poética, para que puedan ser comprendidos.
De hecho, algo de todo
esto está ocurriendo a pequeña escala de la mano de la sociedad
civil.
En el marco del diálogo ciencia-sociedad, nos hemos propuesto varios objetivos:
Buscamos las herramientas
de gestión que nos ayuden a trascender el momento actual.
La cuestión es generar y sumar un gran esfuerzo colectivo para conseguir lo que ya es una prioridad planetaria:
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